CUENTOS DESTACADOS |
|
Estimados compañeros, abro este hilo con la intención de tener un espacio donde podamos colgar todos aquellos cuentos que, por su calidad literaria, consideremos que constituyen un ejemplo de lo que debe ser un buen relato.
Esta propuesta se podría asemejar a la que continué en GB, cuyo título era: "Comentemos un cuento de...". Pero a diferencia de aquélla, aquí no habrá plazos para hacer los comentarios, ni me voy a disgustar porque no participéis (uno va aprendiendo de sus errores pasados). La única y mínima condición que os pondré es que la persona que introduzca un texto nos dé sus razones por las que considera especial el cuento que ha colgado. Por supuesto, todos los comentarios que hagáis a los textos que se propongan serán bienvenidos. Los relatos podrán ser tanto de autores conocidos como inéditos. |
|
|
|
|
|
Estela |
|
|
jaja! Miguel... es bastante lógico lo que dices... Si vieras mi "organización" ja. Los que somos ratones de biblioteca, "vivimos" una situación similar a la tuya (papeles por todas partes, el orden lejos....pero es que todos CONOCEMOS perfectamente el Orden de nuestro Desorden... A mí en realidad, la Biblioteca me ha permitido ordenarme bastante, eso sí, me llevó bastante tiempo hacerlo.
Pero lo que hago de tanto en tanto es agregar los "últimos" de VAmos a contar historias al final... Claro que para tí seguramente es mas complicado, porque intervienes en mas hilos que yo. BEsos.... |
|
|
|
|
Rodrigodeacevedo |
|
|
|
|
Estela |
|
|
Rodrigo, tu cuento me ha remitido a la infancia de Blas Pascal, ya que leí un relato de su hermana donde decía que su padre le había prohibido aprender matemáticas y sobre todo geometría(no había un libro en la casa de este tema al cual el pequeño pudiera acceder) ; pero... un día lo sorprendió en la habitación, dibujando con precisión exacta una figura geométrica. A partir de ese momento, no hubo límites ni prohibición para las lecturas para Blas. Y yo he leído hace tiempo una poesía tuya que también hablaba de figuras geométricas y me pareció magnífica, pero...¿cómo encontrarla nuevamente? Por eso a mí me gusta la Biblioteca, Rodrigo, Rodrigo...Miguel... por qué no pones tus escritos en la biblioteca? A mí me parece una forma interesante de poder leer cosas que Uds. hayan escrito con anterioridad. Pah....estoy demasiado "parrafosa" jaja! Un abrazo |
|
|
|
|
Rodrigodeacevedo |
|
|
Repasando, repasando, encuentro este olvidado hilo (uno más) en el que además, creo que exgeradamente, se alabó un cuento que publiqué, el último que aquí vio la luz. Como empiezo a tener algo más de tiempo y alguna preocupación menos, voy a dejaros un nuevo relato, cuento o broma, que espero que (caso de ser leído) provoque alguna sonrisa. Se agradece dejen constancia de su paso, como en los velatorios. GEOMETRIAS Siempre me sedujo la geometría, al igual que me seducen las mujeres obesas y las orquídeas: todo curvas y rollizo glamour. Empecé, claro está, por aquella geometría sencillita, rectilínea, euclidiana, incluyendo las curvas elementales. Aquello era de una ingenuidad conmovedora. Después llegaron las cónicas, las apabullantes curvas de nombres igualmente asombrosos: catenaria, cardioide, cisoide, cicloide, epicicloide, las cuádricas, la infinita lemniscata y la todopoderosa espiral, que me trasladaba a los últimos rincones del espacio cuatridimensional. Cuando la dibujaba, mi imaginación salía con ella a través de la ventana hacia aquellos espacios puros, azules e incontaminados, expulsándome del mundo real en su centrípeta circunvolución.
Mi adicción a la geometría era casi patológica. Empezó de niño, cuando descubrí que una taza de café, cuyo límite superior visto frontalmente era una simple línea recta, se transformaba, con el solo gesto de girarla noventa grados hacia mí, primero en una maravillosa y cambiante elipse, de diámetros variables; después en una perfecta circunferencia. Claro que en la maniobra el café se derramaba sobre la mesa. Entonces mi madre me propinaba un par de collejas, diciéndome: “Eres un perfecto cataplasma, hijo mío. No he visto nunca a un crío más tonto que tú”. Pero eso estimulaba mis investigaciones sobre las propiedades geométricas de las cosas. Y de las personas. Primero los pechos de las esculturas de escayola que representaban las venus, más o menos de Milo, que estaban en los parques; después aquellos otros núbiles de mis primas. Me gustaba seccionarlos (con la mera imaginación, claro), dibujar sobre ellos sus líneas topológicas y analizarlas en función de sus correspondientes canónicas. Así establecía el grado de perfección de aquellos cuerpos femeninos. Posteriormente, ya con algunos conocimientos de la geometría de Riemann y de topología simpléctica, hacía mis prácticas estudiando las deformaciones que un seno femenino, perfectamente estudiado en sus curvas definitorias, sufría bajo la presión de mis manos. Era una especie de aproximación a lo que podría llamarse topología dinámica, ciencia que está todavía por inventarse.
Generalmente este estudio local se ampliaba a toda la morfología del cuerpo poseedor de la te.ta inicialmente manoseada, pero los resultados del experimento quedaban sin reflejo documental debido al estado de obnubilación y traspueste en que me sumían aquellas prácticas. Fue ésta una época especialmente grata y abundante en experiencias enriquecedoras, tanto para mí como, aunque sea inmodesto por mi parte decirlo, para mis campos de experimentación. En poco tiempo podía, con la simple inspección ocular, definir la ecuación de grado “n” de la curva envolvente de unas caderas femeninas, aunque estuviesen en movimiento. Después, la vida me llevó por su trayectoria aleatoria e impredecible; a veces (pocas) de una linealidad apabullante: aburridísimas; otras, la mayoría, discurriendo según gráficas de ecuaciones imposibles que, siendo más divertidas, conllevaron riesgos y peligros ciertos por mis errores en el cálculo de sus focos o puntos fijos y las coordenadas de sus puntos de fuga. Pocas veces supe localizar con exactitud la puerta falsa o salida de una situación comprometida. En esos casos, las asíntotas o líneas por las que “darse el piro”, en lenguaje coloquial, me golpearon duramente; varias parejas desechas acusándome de infidelidad reiterada; ¡infiel yo, que lo único que pretendía era ampliar el campo de mis investigaciones anatómico-geométricas! En ese aspecto, como en caso de la taza de café, siempre fui incomprendido. En fin, ahora en mi edad senil, en la que pocas experiencias de aquel tipo me son posibles, me queda la frustración de no haberlas plasmado en un volumen lleno de dibujos, gráficos, con el desarrollo teórico de mis experiencias y bellas fotografías de aquellas que se llamaban "de arte", poneniendo a disposición del público en general cómo saber apreciar la inmensa belleza que hay detrás de la armonía de una curva, trascender la pura materialidad de unos glúteos macizos y ver, en cambio, en ellos la perfecta cardiode que los define. Y de esa no nata publicación éstas podrían haber sido las últimas líneas. Punto. |
|
|
|
|
Castelo |
|
|
ANGEL - RODRIGO Poco que decir que no se haya dicho ya por aquí sobre este magnífico relato de Miguel. En mi opinión es de los mejores - y la lista sería larga- de nuestro entrañable compañero. Es uno de esos relatos que se "respiran"; se respira el olor de una época; se siente cada gesto, cada emoción narrada. El interés en leerlo se logra, como dice Observador, desde las primeras líneas, y se continúa la lectura sin pestañear, más que por la historia en sí, que no necesita e intrigas ni artificios, por la humanidad, calor y decencia que desprende. Sí señor, uno de esos cuentos, o relatos, intemporales, cuyo máximo y mejor mensaje es la capacidad de observación y de expresión de quien lo narra (aunque no lo haya vivido en primera persona, hay que vivir situaciones y entornos parecidos para contar está tan bien) Me alegra la elección de este cuento y el reflotamiento de este hilo. Por mi parte, creo que no tengo que preguntar nada al autor; ya lo contó todo |
|
|
|
|
Rodrigodeacevedo |
|
|
Pues qué queréis que os diga; abrumado me habéis de nuevo. A estas alturas de mes ni invitaros puedo en lo de Adolfo, pero sabéis, y si no os lo digo yo, que en estos años de jubilado forzoso, ausente y vacío ya de las proecupaciones cotidianas y alineantes del trabajo, Rayuela y todos vosotros sois mi soporte espiritual, mis entrañables amigos. Cada semana que abrimos el saco palabreril, cada aportación al Taller de nuestro querido Grego, los poemas que casi al paso de la oca nos reclama Eratalia, todos los textos, comentarios, agradecimientos e ideas (pocas) que dejo en estas páginas, son los peldaños de la escalera que me aúpa a ... un día más, a ese incierto mañana cuyo permanente atractivo es vuestra compañía. Muchas gracias, amigos míos, por todo lo que significáis para mí. Un abrazo a todos y todas. Y que sea la última vez |
|
|
|
|
OMAR |
|
|
|
|
Estela |
|
|
Mis mas sinceras felicitaciones a Rodrigo, por este cuento. ES realmente un relato para destacar, y me parece muy bonito que sea un compañero tan talentoso de esta página su autor. Y felicito a Observador por su iniciativa de proponerlo aquí. |
|
|
|
|
Gregorio Tienda Delgado |
|
|
Ante la calidad y el acierto de los comentarios anteriores, nada más puedo aportar. Pero sí quiero decir, que los trabajos de Miguel Ángel. Ángel en el relato, han sido un punto de referencia para mí, desde que tuve la suerte de empezar a leerlos hace ya bastantes años GB. Éste, es solo una muestra más de su capacidad para crear, y captar la atención del lector. Amigo, Miguel Ángel, mi más sincera felicitación. |
|
|
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
|
|
|
|
|