Lo primero que leo y, ¡zas¡...una historia de formas que cambian contradictorias"sin reloj válido de espejo alguno"..."Lámparas" que no obedecen a ningún "Sésamo"...lugares a los que acudimos buscando ese rayo de Zeus que por un instante nos haga olvidar las fortalezas en las que habitamos...dilemas , proyectos , contradicciones ...somos viajeros que cambian y se adaptan entre paisajes desolados , combatiendo en batallas ganadas, perdidas , como decía Ortega y Gasset "No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa"...
Seguiria y seguiria... ya que me rindo ante su Proteo.

La pintura de Joel Rea me encanta y creo que acompaña muy bien a este Proteo de nuestros días que nos has regalado.

Profundo ,reflexivo y filosófico , excelente.

Un pero ,(según mi opinión ) el título , no creo que acompañe a la historia y se aleja de su profundidad incluyendo un protagonista y una explicación que no es necesaria.

Dejo constancia de mi visita y la lectura de la respuesta de J.J. a mi comentario. ¡Quién sabe, querido J.J., quien o quienes nos leen! Puede que seamos -nuestros escritos- motivo de solaz y estímulo para muchos desconocidos. Hay vida fuera de otros foros frecuentados por nosotros. Y mucha. Y en Rayuela, además, vida de gran calidad: sin concursos, ni debates, ni alharacas intelectuales. Solos, en la paz de nuestro bar (lo de Adolfo, me refiero), a la luz íntima y acogedora de la iluminación que Eratalia diseñó con tanto acierto. Con nuestras lecturas y reflexiones ¿Qué más se puede desear? Nos esperamos, amigo. Alguien más estará con nosotros.

Gracias Rodrigo.

Es bueno que estés aquí, cuando lleguen finalmente los marcianos y entren a Rayuela, encontraran que no nos dimos por vencidos y alimentamos a nuestros silenciosos lectores, y buscamos las maneras de hacerlos participes de nuestras vidas.

Las referencias a la Patagonia son una invitación a que hagas algunos ahorros y visites esta parte del mundo, entre otras cosas es increíble ver, que los glaciares son realmente azules y no blancos, se diferencian de la nieve y del hielo, quizás por so los llaman glaciares.

JUGANDO CON NUBES.- J.J.

Un audaz relato-reflexión, que parecer ser el estilo en el que últimamente se ha asentado nuestro compañero y que domina magistralmente. Relato en el que el camino se hace metáfora y a partir de ese engañoso paisaje de las nubes cambiantes y de la desolación del entorno, hace nacer en el narrador pensamientos, dudas, inquisiciones sobre su ser y su estar. Un sólo pero (en mi opinión, claro.) El carácter abstracto en general de la narración choca de repente al concretar puntos del recorrido: Patagonia, Cabo de la Buena Esperanza, Estrecho de Magallanes... Quizá ampliar ese carácter abstracto a una indefinición del paisaje hubiese dado a la narración un sentido metafísico que la hubiese enriquecido. La Patagonia es un paisaje desconocido pero particularmente atractivo para mí. De lo que conozco de él a través de lecturas y documentales me parece que es uno de los pocos paisajes de la Tierra en los que el ser humano puede expandirse y "universalizarse".
(Estos días estoy leyendo cosas de Samuel Beckett y puede que eso me haya influído en esta opinión; pero es que el tono general del relato de J.J. me ha recordado alguno de los textos del escritor irlandés. Maestros ambos.)

Gracias Rodrigo, efectivamente el texto refleja tal cual lo expresas con gran acierto. Lectores cono tú siempre se agradecen.

LA CULPA.- J.J.(comentario)

Espero que mi agradecimiento, como dedicatario de este relato, a J.J., su autor , no afecte en nada a la objetividad con la que ha sido leído y pretendo comentarlo. Un relato doloroso, de amarga y profunda carga psicológica, que retrata lo que muchas personas de buena voluntad sienten frente a la situación actual de injusticia y desequilibrios en este mundo al que nos han llevado la ambición, la avaricia, la insolidaridad y la dejación de los viejos principios y valores que, sin duda, no eran todo lo sanos y honestos que requeriría una sociedad armonizada en sus estructuras sociales; pero, en mi opinión, definían un campo de juego en el que la ética y, porque no, la estética tenían un peso específico que trataba de compensar aquellos componentes negativos de la personalidad del hombre.

Un Leviatán imposible que está terminando por devorar a sus propios miembros. Hay -habemos- muchos Rómulos Quesada empeñados en esa lucha íntima por recuperarnos de esas cotidianas derrotas y que lleva a muchos a abandonar los marcos legítimos y adentrarse en la barahúnda de una jungla sin otra ley que la del más fuerte. Está en el punto crítico: “No puede esconderse, no puede aislarse, se censura con saña y no puede mirar a otro semejante a los ojos sin sentirse culpable. Llega finalmente empujado por las atrocidades a esa delgada frontera entre la desesperación y la derrota, ante la angustia de su estrepitoso fracaso.” A la vuelta de ese recodo se encuentra su derrota, la derrota de todo un sistema cultural que él, Rómulo, acepta y participa, y ve con terror como se va desmoronando por la lenidad y complicidad de sus gestores. Fácilmente se colige que es una situación patológica la de Rómulo y que su defensa y salvación debe hallarla en mantenerse fiel a los valores en los que cree y encontrar a otros que participen de ellos. Ardua tarea.

Ojalá ese viaje que pretende comenzar y en el que esa ayuda que le es ofrecida sea la metáfora de una búsqueda que posibilite esa regeneración que no encuentra. Un relato cargado de tintes negros a los que trata de iluminar un personaje en situación límite: la esperanza antropológica que, en esencia, es la más eficaz arma contra un mundo absurdo que es Creador ha dado a su Criatura. Excelente relato J.J.

EL GENUINO ACTO DE CONMOVERNOS. J.J. (Comentario)

Cuando a la condición de “okupa”, esa nueva categoría social del ciudadano urbano, objeto de caza y captura por las autoridades con ciertas tendencias autoritarias, valga el juego de palabras; cuando a estos marginados sociales se les une el desvalimiento, el abandono muchas veces a instancias propias, surgen personajes como el descrito por J.J. en un relato casi tenebrista. En mi larga vida dedicado a la construcción de edificios me tocó algunas veces hacer esa comprobación exhaustiva de algún inmueble a demoler y en alguna ocasión me encontré en situaciones parecidas. Afortunadamente hasta ahora (aunque la situación parece ser regresiva) los servicios sociales se encargan sin mayores dificultades de alojar al indigente, darles techo y comida y alguna buena ducha, que tampoco les viene mal. Pero son muchos los casos en los que el propio marginado rechaza estas ayudas y prefiere “la libertad” de la calle, de las noches bajo los cartones que son su precario y débil refugio. Son historias dramáticas las que suelen justificar estas decisiones tan drásticas. Un buen semillero para escribir relatos sobre ello. Al aquí comentado se une, para mayor dramatismo, que el protagonista resulta ser el abuelo del narrador, circunstancia que carga las tintas oscuras que impregnan todo el relato. Un relato excelente; si tuviésemos “masa crítica” de participantes merecería ser un tema de tertulia.

DESIGNIOS. J.J

Me ha encantado tu magnífico análisis de la vida y de la muerte, en la boca del derviche.

LA CÓLERA DE LOS DIoSES Rodrigo

Interesantísima pintura de caracteres. Tus relatos son tan vívidos que me introduces en ellos sin ninguna dificultad. EStuve ahí, presente en la piel de Argimirio y su frustración y también en el temor del viajero, y el ese desenlace que trató de evitar y le vino a su encuentro.

Gracias Rodrigo, ahora es más fácil escribir con la ayuda de INTERNET.

DESIGNIOS, de J.J.
Comentario.

Admirable relato-reflexión (binomio que nuestro compañero combina con singular maestría) sobre la visión de la muerte en otra cultura tan diferente a la nuestra, la occidental. Es de valorar la intención pedagógica que imprime al texto la profusión de datos sobre el sufismo, variante religiosa de esa otra doctrina, la mahometana, que está dando muestras hoy día de una barbarie excepcional, totalmente ajena a las raíces que le dieron vida. Gracias, J.J., por aproximarnos a un tema tan sugerente y ala vez tan delicado. Ya nos dijo Estela en la propuesta de palabras cuánto le alegraba este vocablo, “derviche”, por las evocaciones que le traía de sus lecturas infantiles.