Les dejo la transcripción de un artículo que extraje de la revista Argentina "Mágnum", en el que se hace referencia a la caza del jabalí. Me pareció muy ameno a la lectura y bastante enriquecedor. Para los que tengan experiencia, se aceptan comentarios. Estoy muy interesado en practicar la caza del jabalí y me gustaría conocer algunos detalles al respecto. Espero les agrade.
LA CAZA DEL JABALÍ
Si hay un animal por el cual siento un especial respeto, es por el jabalí.
Mucha tinta se gastó ya haciendo su historia, y si quisiera seguir en la misma tesitura, no haría más que reiterarme con una erudición libresca que por ser honesto, cuando estoy tras una huella en el campo, ya ni me acuerdo ni me sirve. Inclusive, he leído hasta el cansancio extrapolaciones y descripciones que, al ser oriundas de otras geografías y otros países, nada tienen que ver con nuestra pampa, ni con los jabalíes que en ella habitan.
También hay bibliografía completa y muy buena. Basta con leer “Caza mayor en Argentina” del siempre recordado Lalo Mandojana o -creo que con el mismo título- el de autoría de Carlos Rebella. A ellos me remito cuando de encarar un conocimiento cierto y útil se trata.
En cuanto a mi modesta opinión, es, como bien dije, modesta, y válida para mí, en cuanto refleja la experiencia vivida en muchos años de trajinar monte.
En base a eso, y figurándome mi querido lector que usted nunca fue a cazar, es que le digo: el jabalí es un bicho extremadamente arisco, con un excepcional olfato y oído. Nunca pude comprobar si su vista es aguda, pero me da la impresión que no. Cuando de investigar algo se trata, se maneja con esos dos sentidos preponderantes, y es capaz de olfatear las emanaciones de un ser humano –si, usted o yo- desde muy lejos, mucho más de cien metros, y de precisar con bastante exactitud el lugar de origen. Y eso significa, si usted está apostado con el viento no favorable, que, dependiendo de la anterior experiencia que el chancho haya tenido con humanos, huya silenciosamente sin que se entere jamás de que estuvo, o lo haga estrepitosamente y rompiendo monte –si son cachorros por lo general- o, en el mejor de los casos, si le gusta la aventura como a usted, vendrá casi hasta su lado, en el momento que menos lo espera, a investigarlo. Y en el instante que oiga nítidamente el –huff!!- ya puede dar por sentado que ese jabalí lo conoce hasta el punto de saber que número de camisa usa. Y que se está yendo muy enojado porque le interrumpió su ida al agua o a la comida, si se trata de una “pasada”.
En realidad, y para ser más catedrático, digamos que aquí se utilizan dos maneras para cazar jabalí.
Una, la caza a la espera, y otra el acecho, o la caza buscando al bicho en el monte.
CAZA A LA ESPERA
Con ligeras variantes, siempre se trata de lo mismo: usted deberá estar convenientemente oculto en un lugar apropiado, con el viento en dirección correcta y en absoluto silencio, y esperar que el animal venga a usted, que puede ser a beber (en una aguada, tajamar o bebida de hacienda) o que pase por su camino habitual para ir a sus comederos. Se practica de noche con buena luna, es decir con luz natural ambiente. Deberá vencer los sentidos del jabalí. Deberá pasar desapercibido. No estornudará, no se moverá, no hablará, no tendrá hipo, no se le ocurrirá bajo ningún concepto cambiar de lugar, no orinará, no defecará, es decir, suspenderá todo hábito de vida que no sea escuchar y mirar. Aparte, no se congelará, no tomará bebidas alcohólicas, no matará de un cachetazo a ese mosquito aprovechador que le pica la nariz, no se rascará y estará bien despierto. Porque confundir un ternero con un jabalí sale caro al orgullo y al bolsillo.
Esto que le termino de decir en los párrafos anteriores suena a cargada. Un poco sí, digamos que es un estilo algo hilarante de escribir grandes verdades. Porque si realmente quiere cazar, deberá hacer casi todo eso. Hacer bien el apostadero. Verificar la dirección del viento con respecto a la probable llegada del animal y a su posición. No modificará el medio ambiente. Agregar maleza para ocultarse, lo mínimo posible. Tiene que pensar que cualquier cambio en el entorno será detectado inmediatamente. Que ese es el lugar del bicho, no el suyo. Por lo tanto, él lo conoce bien, conoce cada árbol, cada montón de tierra, cada subida, cada bulto, cada bajada. Eso que para usted no significa nada, tal como arrancar un montón de vegetación y trasladarla de lugar para ocultarse, a él le dirá una alarma cierta.
Por norma, cada vez que me aposto, cierro la entrada del bebedero. Por varias razones:
-Al no entrar la hacienda, cualquier bicho que baje al agua es salvaje, sea lo que sea.
-De noche y en tensión, sobre todo si usted tomó algún medicamento “antisueño” es muy fácil confundir un ternero con un chancho.
-La hacienda, cuando llega al agua es bochinchera y curiosa. Si llegan a descubrirlo será como ponerse un cartelito encima. (Si lo descubren reprobó la materia y tiene que volver a hacer el curso)
-En caso de que el tiro pueda “irse” habrá menos peligro de pegarle a una vaca que esté en línea allá lejos.
Según donde esté cazando, puede recibir tres visitas importantes:
Un jabalí, un ciervo o un puma; cualquiera de las tres, puedo asegurarle, le pondrán la piel de gallina, soltará adrenalina como loco y el corazón se le irá al galope tendido. No se asuste del susto: es normal.
Porque, querido amigo, cualquiera de los tres representa el reiterado desafío que uno mismo se impuso: el de volver atrás en el tiempo, y convertirse en predador. El de sentir el monte, lo desconocido, y con ello el miedo ancestral que, al ser vencido, nos da la victoria interior que es lo que realmente buscamos. No debe preocuparse cuando, semicongelado, con las manos agarrotadas y con un temblor reciente, mire adelante donde todo es quietud y silencio, y se mire a sí mismo y se diga entre indignado e incrédulo. ¿Qué diablos estoy haciendo yo aquí? No se preocupe. Todos nos hemos hecho ese mismo planteo. La primera vez, es posible que esa pregunta determine un nunca más. Pero los que son persistentes, que sienten y viven y respiran un mundo necesario en pleno monte, esos, los que vuelven, también se lo preguntaron y se lo siguen preguntando cada noche. Pero… la aguada es como un viejo amor. Puede que uno ya no lo vivencie igual que antes, pero igual la tiene en el corazón. Porque allí juega un elemento que se recrea a cada instante, que es el elemento sorpresa, lo inesperado. ¿Qué fue ese ruido?... ¿Será un ciervo?... No, parece un chancho… Sí, ese es el chasquido de los dientes. ¿Pero por qué no se repite?... Ah, allí está de nuevo. ¿Me habrá venteado?... Y cuantas veces nos quedamos sin respuestas…. Cuántas veces estamos durante diez o quince minutos al filo del infarto, esperando, esperando… ¿O cuántas veces nos sorprende sin aviso la visión fantasmagórica de un jabalí?
Esas no tienen precio, son siempre renovantes, siempre nuevas en su desconocida emoción. Son lo que a uno lo hace sentirse vivo, lo que lo lleva vez tras vez, escapando a cualquier placer u obligación, decía, lo que lo lleva monte adentro, siguiendo la picardía, para desvincularse integralmente de lo cotidiano, en busca de la perenne emoción que nos arroba…
Usted debe estar sospechando que soy un fanático de la caza al acecho. Algo de eso hay. Pero vamos a disimularlo un poco.
Para el final: todo este planteo de cosas necesarias para una buena apostada es cierto. Uno debe volcar todas las cosas a su favor si quiere tener razonables probabilidades de éxito. Pero eso no significa que no se dé lo ilógico. Los animales no tienen patrones de comportamiento únicos para cada individuo. No todos van a reaccionar igual. He tenido ciervos rondándome y bajando a la aguada cuando estaba hablando con mi compañero. Y, a menos que se haya tratado de un ciervo sordo, seguro que me oyó. ¿Por qué igual fue al agua?... Y bueno, m´hijo, eso solamente lo sabrá él… Pero para mi fue una lección inolvidable: uno puede prever razonablemente cualquier movimiento en un animal… Pero al final éste hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Nunca dos animales van a actuar de la misma manera. El imponderable. Por eso siempre digo: haga lo que pueda, dentro de lo lógico. El animal hace lo que se le da la gana. Ojo, que a veces coincide con nuestras previsiones. Entonces cazamos.
CAZA AL RECECHO
Si tengo que ser sincero con ustedes, es poco lo que la he practicado. Después les digo porque.
Se trata de cazar buscando al animal de día, menos frecuente de noche. Puede ser con perros o sin ellos. Pero en todos los casos requiere como condición esencial práctica constante, excelente estado físico y una sapiencia innata que no todos tienen. Para hacer caza de acecho puede ir usted o yo o Periquito. Le decimos qué tiene que hacer y cuando y listo. Pero para cazar al rececho, eso yo solo no lo puedo hacer. Le diré por qué. Porque para eso se necesita saber caminar el monte. Se necesita avanzar, sin hacer ruidos al caminar, sin quebrar ramas, sin que la campera se le enganche; se necesita ser silencioso, saber pisar, saber mirar, saber oír. Se necesita condiciones de cazador que no todos tienen, y que son muy, pero muy difíciles de aprender. Eso cuando se hace como Dios manda. Cuando uno sale a buscar el ciervo que brama, avanza cuando brama, para cuando aquel calla, y así hasta que lo ve. Y le tira. ¡Pero, por Dios, qué difícil que es!
En cuanto al jabalí, por lo general se le sigue el rastro fresco con los perros. Que sabrá Dios dónde se meten cuando salen y se esfuman. Siempre salimos antes de amanecer. Con muy buen frío y bien abrigados. Y siguiendo a algún baqueano, por supuesto. Cuando ladra un perro el tipo para, escucha y dice: es chancho, vamos!... Y sale en un sprint que ni Maradona en sus mejores épocas iguala… Cuando llega al lugar del hecho –si llega- se encuentra que:
-El chancho era un padrillo grande y se les fue a los perros.
- El chancho era un padrillo y el baqueano, que no puede ni quiere arriesgar a sus perros, yo lo mató con su cuchillo.
-El chancho era chico o era chancha y entonces: o los perros lo hicieron flecos o el baqueano se la desjarretó “para que no se escapara”. Sólo resta fusilarla desde 1 o 2 metros, total ya no se puede mover. Sí, evidentemente, esa caza no es para mí. Y así lo viví yo. Lo que no quiere decir que no consiga un buen guía, que tenga buenos dogos y le empaque un padrillazo y se lo sostengan hasta que llegue y lo mate por su cuenta y riesgo. Eso sería lo ideal, pero no es común, requiere además mucha resistencia para correr en el monte. Nosotros salimos una vez a las 05:30´, eran las 11:00´ cuando los perros empacaron un padrillo, y habíamos caminado sin parar desde entonces. Por supuesto, yo no llegué, además se les fue a los perros. Solamente pudimos sentir ese fuerte olor a chiquero, a padrillo. Del bicho, ni noticias. Mi amigo Enrique Arlati perdió un buen reloj que llevaba, quizás se enganchó en una rama, quizás se desprendió la malla… Yo, por supuesto, aterricé cerquita, con rifle, mira, revólver, cuchillo, gorra, qué se yo! Si tardo un poco más, los encuentro tomando mate.
Vuelvo a repetirles, esa fue la peor experiencia. Hubo otras no tan malas.
No me gusta eso para el jabalí, salvo, como dije al principio, que consiga un buen guía, buena jauría; que esté en excelente estado físico, que no se canse si tiene que caminar veinte kilómetros por el monte y de allí arrancar sin decir pío en un formidable carretón hasta donde está la pelea, que pueden ser 50 ó 500 metros… O que cace en Río Negro y en San Luis, donde hay muchos limpios y se puede correr a caballo. Por supuesto, deberá saber andar a caballo…
El problema principal por el cual no me gusta este tipo de cacería es que aquí cazan los perros. Usted con muy buena suerte, podrá despenar el animal “estaqueado”, con un 44 mágnum o un cuchillo, mucha diferencia no hay. Eso sí, ni se le ocurra pegarle un tiro a un perro en el entrevero, puede llegar a ser algo dramático de verdad. Tiene un condimento de mayor peligro seguramente. Uno nunca sabe, cuando se arrima al bicho, si éste en ese justo momento no se libera o hiere a un perro y se le viene encima… Pero para eso, como le dije, necesita un buen guía, que sepa a dónde y tras que lo lleva. Y para todo eso, también necesita más dinero disponible, porque las cosas buenas por lo general no son baratas, aunque en el fondo siempre convengan. Más le vale una cacería de éstas cada dos años, que tres por año con mala calidad de acompañantes.
Bueno, muchachos, otro día seguimos. Ahora sí, lo más interesante: Qué armas usar.
El jabalí es un bicho muy duro. Alguno le dirá que los mata con una carabina de un tiro calibre 22, otro con una bolita del rulemán en el cartucho de su Centauro 28, otro con un revólver 32. Pero eso, aunque puede ser cierto para alguna especial ocasión, no debe ser en absoluta nuestra guía. Nosotros tenemos que asegurar el tiro. Entonces, no le de más vueltas.
Se necesita: un 7,62 (308 Winchester); un 7,65; un 30-06; o un 300 Winchester Mágnum entre otros, con la punta más pesada que pueda conseguir, mínimo de 150 grains; o alguna escopeta 16 o 12 con Brenneke (Hubo apostaderos en los cuales encontré viejas y embarradas vainas de un 375 Holland & Holland).
Puede usarse para rececho algún Winchester 30-30, o algún 44 Mágnum. E inclusive si tiene quién le cargue los cartuchos de 44-40 con punta original o fundida de 200 grains y con 23 grains de Hércules 2400, también lo puede usar, pero en tiros cortos de monte, no en aguada.
Aparte de todo eso, yo llevo siempre un 357 o la 45. Nunca tuve oportunidad de usarla en jabalí, pero me siento mucho mejor cuando lo tengo al alcance de la mano. Por supuesto, es mejor aún un 44 Mágnum, y un 38 Spl., con buena carga sería lo mínimo aceptable. También es útil e imprescindible un buen cuchillo.
The End.
ELLUCCI
27-04-2011 17:45
Mi unica experiencia de caceria real, fue en helicoptero.
Despues todas las demas veces que sali en su busca, fueron buenos momentos de compartir un fuego y mate.
Estimado Replanto, si lleva una .50 tambien lo mata...jajaja
Lo lindo es cazarlo con un .357, y para el monte nada mejor que el "pumita" verdad JP ?
Saludos
Aldo
Tus derechos terminan donde comienzan los mios
REPLANTO
27-04-2011 22:14
Don Ellucci… que quiere que le diga… quedé de boca abierta. Nunca tuve el placer de volar en uno de esos aparatos, y quizás por este motivo, jamás se me ocurrió la posibilidad de salir a cazar en ellos. Pero debe ser muy interesante como experiencia, algo definitivamente distinto, y ni que hablar que inolvidable.
De pronto con los años tenga alguna posibilidad de darme el gusto, pero para eso, en caso de que suceda, me falta mucho, y todavía me queda la ardua labor de convencer al enano chico que tiene 2 años y medio, que vaya a la Escuela de Aeronáutica, la macaca que tiene 6 ya me dijo rotundamente que no iba.
Pero sería bueno que, mientras yo espero que pase este tiempito que me falta, usted nos deleite con algún comentario de la salida; si les fue fácil o difícil ubicar los chanchos… Que fierros llevaban… Es fácil o se complica al momento de disparar desde el aire… Pudieron darle alguno o se volvieron con las manos vacías… Saludos y disculpe la curiosidad.
JP Gaucholoco
27-04-2011 22:20
Nunca use el puma porque hace años que no voy mas. Al ultimo que me tope lo despache con un .44 mag SWC keith de 250 grains a 1300 pies/seg desde el ruger simple accion. No fue ni competitivo eso. Se desplomo. El 357 desde un caño largo como el puma es una bala muy matadora. Si algun dia voy a cazar es lo que voy a llevar para probarlo.
Y al que no le guste le aplicamos el "rifle sanitario"...
REPLANTO
27-04-2011 22:30
Don Aldo, esa es una de las puntas donde más dudas tengo, ¿Qué arma y en que calibre? Cuando uno empieza a investigar que arma comprar para cazar jabalíes, tal cual versa el texto, unos le dicen que lo cazan con un .22, y otros recomiendan rifles de igual o mayor potencia a un .30-06. En lo personal, como no tengo carné de coleccionista, sopesando ventajas y desventajas entre los calibres que podía adquirir, me resolví por un Mossberg .243, el que llevaba y lleva montada una mira Busnell de 4 a 12 x 42 (el bolsillo también hizo fuerza). El problema estriba en que hace poco compre unas balas Sellier y Bellot (por economizar) con punta de 80 grains FMJ, y no se que resultado puedo esperar de ellas en caso de que tenga la suerte de dar con algún cerdo. Saludos.
JP Gaucholoco
27-04-2011 22:47
Replanto: El .243 es mas que suficiente para matar un jabali. Pero no le recomiendo la municion FMJ. El 243 para que sea efectivo tiene que expandir y dejar su energia. El calibre es demasiado pequeño para matar con confianza si la punta no expande. Las FMJ dejelas para bichos chicos. Si quiere mantenerse dentro de la legalidad hay en plaza puntas Barnes que no tienen plomo y creo son legales y expanden. Lo mejor es conseguirse unas buenas soft point...
Y al que no le guste le aplicamos el "rifle sanitario"...
REPLANTO
27-04-2011 23:18
Era lo que me temía, voy a tener que gastar otros pesos para no hacer macanas. Muchas gracias por el dato Don JP.
JP Gaucholoco
28-04-2011 00:35
Los de you-tube me dejan aparentemente. Aprovechen a verlo antes que se aviven y lo saquen.
saludos
Y al que no le guste le aplicamos el "rifle sanitario"...
ELLUCCI
28-04-2011 08:36
Me dejo desconcertado el video.
Se ve que el tiro fue muy limpio y no toco nada vital.
A la larga se dio cuenta que algo lo atraveso y la quedo.
La proxima vez, pruebe con un tiro frontal.
