Turista: Un joven de la época actual que visita las instalaciones. De aspecto pasota y chulesco, hará preguntas durante la visita y se mostrará irrespetuoso con la guía y el resto del grupo de turistas.
Guía turística: Mujer arreglada, muy técnica y paciente que dirige la visita por las instalaciones.
Condesa: Mujer falsa, egoísta y traicionera , muy pasional que engaña a su marido al que teme pero que ya no le atrae nada.
Soldado triste y pesimista: Pasota y siempre cansado
Monja: Mujer muy devota y solidaria, a efectos prácticos funciona como el aya de la condesa. Es una zampona.
Conde: Hombre de fé, serio y austero que piensa en la corte y tiene muy mal genio, devoto y que no habla sino que maldice siempre entre dientes
Verdugo: algo lento pero bonachón. Simple de pensamiento, bueno y nada avaricioso ni malicioso, a lo único que aspira es a las atenciones de cualquier mujer más como una madre que como una mujer.
Bruja: conocedora de todo lo que acontece intentará ayudar al turista a cambio de algún objeto del futuro. (un móvil)
1ª parte: El encuentro furtivo
Escena vacía, entra el verdugo, cansado, se descubre la cabeza y deja su hacha y un saco a un lado, se sienta en el suelo, parece algo bobo (se rasca la cabeza y se come sus piojos) Espera a alguien.
Entra en escena la monja, se santigua continuamente. Se mueve con miedo mirando hacia todos lados (se siente culpable por lo indecoroso de lo que está haciendo) sorprende al bobo verdugo por la espalda, le cuchichea algo y sal de escena por donde ha entrado. El verdugo se levanta y se adereza.
Entran la noble y la monja detrás (esta última lleva una cesta con pan y alimentos y sufre los maltratos de su noble) La noble está deseosa por ver al verdugo, está en un estado lascivo. Se encuentran en el centro de la escena. La monja temerosa detrás de su señora mira para todos lados y se santigua pidiendo perdón por sus pecados. El encuentro de los amantes se realiza en dos tiempos: Primero ella se hace la sofisticada y el la sonríe de manera bobalicona sin aproximarse. La segunda parte se inicia cuando ella se abalanza sobre él y se lo come a besos.
Se oye una corneta y las dos mujeres dan un brinco. La noble intenta colocarse con rapidez bien el peinado, disimulando con temor a que su marido la descubra, mientras la monja muy asustada se pone de rodillas a rezar. La noble ordena al verdugo esconderse puesto que este parece no reaccionar y sigue como besándose a sí mismo, sin haberse percatado que la noble está ya de pie. El verdugo se apresura a esconderse, mientras la noble se coloca bien el vestido.
Entran el noble seguido por sus guardias y un poco más atrás una bruja encorvada que usa un cayado para moverse. El noble va maldiciendo entre dientes muy enojado. Los soldados portan un cofre sobre una estructura de madera, parecen cansados y desganados.
El noble ve a su esposa y sorprendido se acerca a ella, al principio complacido por su presencia , pero pronto trona a sospecha.
(Diálogo)
Se cuenta cómo no llegó a ir nunca a las Indias y que sólo encontró un pecio con un cofre vacío y que además, asegura una bruja local, está maldito. Poco después comienzan las dudas sobre la fidelidad de doña Beatriz hasta el punto de convertirse en una acalorada discusión que se corta con la intervención del verdugo.
El noble empieza a preguntar a la noble qué hace allí mientras ella pone excusas baladís, Él duda de su fidelidad y se va enfurecido hasta que hace llamara al verdugo de manera indirecta exhortando: “Si estuviese aquí mi verdugo” a lo que el bobo responde saliendo de su escondite y levantando el brazo para indicar su presencia. Este hecho enfurece aún más al noble que rojo de cólera empieza a atar cabos señalando a los dos amantes. Ella se queda sin palabras tartamudeando hasta que el verdugo va a saludar a la bruja al grito de : “Mamá, mami” con los brazos abiertos y alzando el gran hacha. El noble se coloca al lado de su mujer y la amenaza con una daga a lo que ella emite pequeños gorgoritos de sorpresa y pone muecas de miedo. Los guardias están esperando con sus alabardas y la monja reza por su alma.
Suena un estruendo
Buenas a tardes y bienvenidos al museo histórico pinzoniano de la palófila, y a su primera sala dedicada a uno de nuestros nobles terratenientes don Íñigo de Bezolla quien en su tercer viaje a América trajo consigo enormes riquezas. Todos conocen el oro azteca de Cortés y Moctezuma, o cómo Pizarro explotó el oro de Atahualpa, pero recientemente los historiadores han descubierto la traza de otro gran aventurero que navegó hasta las américas en busca de aventura y fortuna.
Este señor de la nobleza adquirió gran fama gracias a su carácter serio y distinguido, su calma y aplomo que le valieron en la corte el sobrenombre del sosegado. Fácil de palabra y de agudo pensamiento, don Íñigo tuvo varias controversias con la Iglesia por no acatar las directrices de los obispos. En este diaporama se muestra cómo volvía triunfante con un cofre lleno de plata y oro tras su largo viaje. Don Íñigo le regala a su mujer una daga en símbolo de su castidad.
Aquí junto a nuestro aventurero tenemos a su mujer doña Beatriz Blanca de Bezolla, una mujer dulce, muy bella y sensible muy religiosa y devota. Las nobles de la época dedicaban muchas horas del día a la oración. Las hermanas de los conventos vecinos, confeccionaban ya en esta época una gastronomía única, con dulces exquisitos; y entre sus labores, cabe destacar,la noble función de cuidar de los enfermos, y por supuesto rezar.
La hechicería mística pagana de la época la representaban las brujas, las cuales eran ajusticiadas y ejecutadas normalmente por la Inquisición española fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica. El verdugo era la figura medieval del ejecutor, un ser sin conciencia, vil y despiadado.
Entre otros muchos personajes están aquí representados, la guardia que portaba y protegía el tesoro. Hombres valerosos capaces de dar sus vidas por sus señores. Si me permiten vamos a continuar la visita por la sala siguiente dedicada a los marineros célebres de Palos que contribuyeron al descubrimiento de Ámérica, por aquí.
Un joven se queda en escena y se pone a interactuar con los personajes de cera, hasta que interesado por el cofre lo abre.
Gran estruendo.
Doña Beatriz: “Amor mío tu tesoro, al ladrón”.
Toda la atención de los personajes se centra en el intruso. Los soldados comienzan una trifulca con el joven en la que tiene que intervenir tanto el verdugo y el noble. Cada vez que el noblele da la espalda a doña Beatriz esta le lanza besos al joven coqueteando. Al final le atrapan y lo dejan con el guardia pasota encadenado en el centro de la plaza.
Parte 3 las visitas.
Los personajes se retiran cada uno a un lado, el guardia se marcha con el verdugo, la monja se marcha a rezar junto con el noble y la bruja se queda merodeando cerca del público.
La primera visita la realiza doña Beatriz
(diálogo)
Doña Beatriz se insinua y tras ser rechazada le propone al ladrón un pacto por el cual le concederá la libertad a cambio de la muerte de su marido.
La siguiente visita la realiza el noble para pegarle, después se apiada de él y envía a la monja para que lo cure y lo alimente. La monjita con su cesta le da de comer”.
Por último se acerca la bruja
(diálogo)
La bruja se compadece del muchacho y le asegura que la noble no cumplirá su palabra pues ha estado durante mucho tiempo engañando a don Íñigo con su hijo, el bobo verdugo. Conocedora de la maldición de l cofre, le propone su ayuda a cambio de algún objeto del futuro, un móvil.
La bruja roba las llaves a su hijo el bobo con una distracción simple tras pedírselas y su hijo no aceptar.
Momento de ajusticiamiento. La bruja noquea al oble de un sartenazo y atado de manos, el joven lucha contra los guardias. La lucha termina con el verdugo corriendo hacia su madre llorando por estar herido. Los guardias fatigados apoyados en las alabardas y el noble buscando la daga que antes le había dado a su mujer para acabar con la vida del ladrón. Cuando el joven consigue cerrar el cofre suena un gran estruendo y todos los personajes vuelven a convertirse en estatuas.
A los pocos segundos entra de nuevo el grupo de turistas acompañados por la guía.
Guía: Y para terminar volvemos a la sala inicial con nuestro diaporama del noble don Íñigo y su casta y religiosa mujer doña Beatriz Blanca de Bezolla. ¿Alguna pregunta? ¿Qué hace usted aquí? No habrá estado tocando a los maniquíes? (coloca en la posición inicial la lanza de uno de los soldados) Bueno si tienen la amabilidad de acompañarme hasta la salida...
La escena queda con los personajes congelados y al poco suena el móvil. La bruja grita brujería, enseñándolo al público. Es el joven del futuro que quiere hablar con don Íñigo para decirle que su mujer lo engaña. el verdugo huye, detrás de él todos salen de escena corriendo, para volver a entrar y pasar todos a la línea, saludo y telón
