1 14…acusando; Myron, y juraron sobre las víctimas los jueces escogidos entre los notables. Y después de sentenciar que hubo sacrilegio, ellos fueron desenterrados y echados de sus tumbas y su estirpe expulsada con destierro perpetuo. Epiménides de Creta purificó con ocasión de esto la ciudad.
2 Más tarde sobrevino discordia entre los nobles y la multitud durante mucho tiempo. 2 Pues su constitución era en todo oligárquica, y además eran esclavos de los ricos los pobres, ellos mismos y sus hijos y mujeres y eran llamados clientes y «sextarios» 15, pues por esta renta de la sexta parte cultivaban las tierras de los ricos. Toda la tierra estaba repartida entre pocos. Y si no pagaban su renta, eran embargables16 ellos y sus hijos. Y los préstamos, todos los tomaban respondiendo con sus personas hasta el tiempo de Solón, pues éste se convirtió el primero en jefe del pueblo. Era ciertamente el más duro y más amargo para el pueblo, entre los muchos males del régimen, la esclavitud; es más, como consecuencia de ésta, sufrían también por los restantes, pues, podemos decir, estaban desposeídos de todo.
3 El orden de la constitución antigua, anterior a Draeón, era el siguiente: las magistraturas se designaban entre los notables y los ricos, y estos mandos duraban al principio por vida, después un decenio 17. 2 Las mayores y primeras magistraturas eran: rey, polemarco y arconte; de éstas, la primera era el rey (como la tradicional que era); en segundo lugar se estableció la polemarquía, porque hubo algunos reyes blandos para la guerra, por lo cual hubieron de llamar a Ión 18, dominados por la necesidad. 3 La última fue la de arconte, que la mayoría dice nació en tiempo de Medonte, otros que en el de Acasto, y alegan como prueba que los nueve arcontes juran que han de hacer los juramentos solemnes del tiempo de Acasto»; significaría esto que habían hecho los Códridas su renuncia al reino en tiempos de éste y a cambio de los privilegios concedidos al arconte, Mas fuere esto de cualquiera de los dos modos, poca diferencia significa en los tiempos; y que ella es la más moderna de estas magistraturas lo prueba que nada de lo tradicional es administrado por el arconte, como la hacen el rey y el polemarco, sino simplemente las cosas que han ido añadiéndose, por lo que es recientemente cuando se convirtió en magistratura mayor, al acrecerse con estas cosas sobrevenidas. 4 Los thesmothetai19 fueron creados muchos años después, cuando ya las magistraturas se elegían por años, y con el fin de que trasladasen a escrito las leyes y las guardasen para juzgar los casos dudosos. Por la razón dicha es el único de los arcontados que nunca fue más largo que anual. 5 En cuanto al tiempo tienen entre sí la precedencia dicha.
No estaban juntos todos los nueve arcontes, sino que el rey ocupaba el que ahora llaman Bucolion cerca del Pritaneon (y la prueba es que todavía ahora allí se celebra la unión solemne20 y el matrimonio con Dioniso de la mujer del rey) 21, el arconte, el Pritaneon, y el plemarco, el Epilicion (que antes se llamaba polernarcheion, y después que Epílico reconstruyó y exornó éste cuando fue polemarco, recibió el nombre de Epilicion); los thesmothetai ocupaban el thesmotheteion, En tiempo de Solón todos fueron reunidos en el thesmotheteion. Eran, además, soberanos y con atribuciones de sentenciar por sí, y no como ahora sólo de instruir el proceso. Así, pues, las magistraturas eran de la manera dicha.
6 El consejo de los Areopagitas tenía la misión de conservar las leyes y administraba la mayor y más importante parte de los asuntos de la ciudad, y castigaba con penas corporales pecuniarias y sin apelación a todos cuantos delinquían. La elección de los arcontes se hacía entre los notables y los ricos, de los cuales eran escogidos los Areopagitas: por eso es ésta la única de las magistraturas vitalicia aún ahora.
4 La primera constitución tenía la disposición dicha. Después, pasado algún tiempo, no mucho, siendo arconte Aristecmo 22, Dracón dispuso sus leyes, y esta organización fue del siguiente modo: 2 La plena ciudadanía se les daba a los que tenían su armamento de hoplitas. Escogíanse los nueve arcontes y los tesoreros entre los que poseían hacienda libre no inferior a diez minas; y para las demás magistraturas menores, entre los que tenían su armamento de hoplitas; los estrategos y jefes de la caballería habían de probar una hacienda libre no menor de cien minas y además tener de mujer legítima hijos legítimos de más de diez años; y éstos23 han de exigir fianza a los prítanos y los estrategos y los jefes de la caballería desde que salen del cargo hasta la rendición de cuentas, y recibir cuatro fiadores de la misma clase de que son los estrategos y jefes de la caballería.
3 El Consejo lo forman cuatrocientos uno de los ciudadanos de pleno derecho a quienes toca en suerte. Se sorteaban para esta y para las demás magistraturas24 los que han cumplido treinta años, y uno no puede ser magistrado dos veces mientras no les haya tocado a todos; después ya vuelve a entrar como al principio en el sorteo. Si alguno de los consejeros, cuando hay sesión del Consejo o de la Asamblea, faltase a la reunión, había de pagar tres dracmas el de quinientos medimnos 25, dos el caballero y una el labrador de un par.
4 El consejo del Areópago era el guardián de las leyes y vigilaba a los magistrados para que mandasen conforme a las leyes. Y podía el agraviado denunciar ante el Consejo del Areópago, indicando contra qué ley se le hacía injusticia.
5 Los préstamos eran sobre la persona, como se ha dicho 26, y la tierra estaba repartida entre pocos.
5 Siendo talla constitución, y como los muchos eran siervos de los pocos, se levantó el pueblo contra los nobles. 2 Y como fuera la discordia violenta y durase mucho tiempo la oposición entre unos y otros, escogieron 27, de común acuerdo, como árbitro y arconte a Solón, y le encomendaron la constitución a él, después que compuso la elegía que comienza [fr. 4 Diehl]:
Lo sé, y dentro de mi pecho el dolor pesa,
al ver la tierra primogénita de Jonia asesinada ...
Vosotros, con tranquilo corazón en vuestro pecho,
los que llegasteis a la hartura en muchos bienes,
en la medida contened vuestra arrogancia, que nosotros,
ni más obedecemos, ni os saldrá bien todo.
6 Colocado, pues, Solón al frente de los negocios, libertó al pueblo para el presente y para el futuro con la prohibición de los préstamos sobre la persona, y puso leyes e hizo una cancelación28 de las deudas privadas y públicas, que llaman «descarga», pues fue como si se hubieran quitado de encima un peso. 2 En esto intentan algunos calumniarle, pues aconteció que cuando Salón iba a realizar las descargas se lo dijo a alguno de los nobles, y después, como los populares dicen, maniobraron los amigos a costa de él, o, según los que prefieren calumniar, él mismo tomó parte. Pues tomaron aquellos a préstamo y compraron muchas tierras, y a poco, al llegar la cancelación de las deudas, se enriquecieron, de lo cual dicen que resultaron los que después fueron tenidos por «ricos antiguos». 3 Y ahora bien, más creíble es lo que dicen los populares, pues no es verosímil que habiendo sido en lo demás tan moderado y llano que pudiendo, con someter a los demás, hacerse tirano de la ciudad, se dejó tomar odio por unos y por otros y tuvo en más lo justo y la salvación de la ciudad que su codicia propia, fuese a mancharse en cosas tan pequeñas e indignas. Que tuvo ocasión de hacerse tirano lo prueban las dolorosas circunstancias, y en sus poemas él lo cita muchas veces, y los demás lo reconocen de acuerdo. Así, pues, hay que pensar que esta acusación es falsa.
7 Estableció una constitución y dispuso otras leyes; dejaron de servirse de las instituciones de Dracón, excepto las referentes al homicidio. Inscribieron las leyes en las columnas giratorias de madera, las colocaron en el Pórtico Regio y juraron todos guardarlas. Los nueve arcontes juraban tocando la piedra29 y prometían ofrecer una estatua de oro si transgredían alguna de las leyes. Por lo cual todavía ahora juran así.
2 Dio las leyes por cerradas para cien años y dispuso la constitución de esta manera: 3 por censo distinguió cuatro clases, conforme se dividían antes: los de quinientos medimnos, los caballeros, labradores de un par y thetes. Todas las magistraturas las atribuyó en su desempeño a personas de entre los de quinientos medimnos, los caballeros y los labradores de un par, o sea los nueve arcontes y los tesoreros y 198 poletai y los once30 y los colacretai 31), señalando a cada clase una magistratura en proporción a la magnitud del censo. A los que tributaban como thetes les concedió sólo el que tomaran parte en la asamblea y en los tribunales. 4 Había de tributar como de quinientos medimnos el que sacase de tierra propia quinientas medidas entre áridos y líquidos; como caballero, los que sacasen trescientas, o como algunos dicen, los que pudieran criar un caballo, y éstos dan como prueba el nombre de la clase, como deducido de este hecho, así como las estatuas dedicadas por los antiguos; pues ofrecida está en la acrópolis una imagen de Dífilo32 en la que se lee esta inscripción:
Antemión, hijo de Dífilo, ésta dedicó a los dioses,
que de la clase de los thetes pasó a la de caballero.
8 Las magistraturas las estableció por sorteo de entre los elegidos que cada una de las tribus hubiese designado. Proponía, para los nueve arcontes, cada tribu, diez, y de entre ellos se sorteaba; de lo cual aún dura en las tribus el sortear diez cada una, y después entre éstos se sorteaba con habas. Prueba de que los hizo sorteables de entre las categorías del censo, es la ley sobre los tesoreros, de la que continúan sirviéndose ahora todavía, y que manda que los tesoreros se designen a la suerte entre los de quinientos medimnos 33.
2 Así legisló Solón sobre los nueve arcontes, pues antiguamente el consejo del Areópago hacía una convocatoria y escogía por sí al más adecuado, y los señalaba y distribuía entre los cargos para el año. 3 Las tribus eran cuatro, lo mismo que antes, y había también cuatro reyes de tribu. De cada una de las tribus había señaladas tres trittyes y doce naucrariai 34. Sobre las naucrarias estaba establecida la magistratura de los náucrarai, -que cuidaba de los impuestos y gastos que ocurrían; por eso en las leyes de Solón que ya no se usan está muchas veces escrito «que los náucrarai cobren» y «gasten el dinero de las naucrarias».
4 Formó el Consejo de cuatrocientos, cien de cada tribu, y al consejo del Areópago lo colocó como guardián de las leyes, igual que ya antes existía como inspector de la constitución, y vigilaba la mayor y mejor parte de los asuntos de la ciudad, y corregía a los delincuentes como soberano de multar y castigar, y depositaba en la Acrópolis las multas, sin escribir el motivo de cada una, y juzgaba a los que se levantaban para quitar el poder al pueblo, por haber puesto contra ellos Salón la ley de eisangelía35 o acusación por conspiración.
5 Viendo que la ciudad muchas veces se dividía, y que algunos ciudadanos por indiferencia gustaban de lo que buenamente ocurría, puso una ley especial contra éstos, de que «el que cuando hubiese discordia en la ciudad no hiciera armas ni con unos ni con otros, quedaba sujeto a atimía36 y dejaba de ser ciudadano».
9 De esta manera dispuso en cuanto a las magistraturas. Del gobierno de Salón parece que éstas son las tres cosas más democráticas: en primer lugar, y sobre todo, el suprimir los préstamos con garantía personal; después, que el que quisiera pudiese reclamar sobre las cosas en que hubiere sido perjudicado, y lo tercero, y con lo que dicen que la plebe alcanzó mayor fuerza, la apelación al tribunal, pues siendo el pueblo dueño del voto, se hace dueño del gobierno. 2 Además, como no fueron escritas las leyes sencilla y claramente, sino como la de las herencias y los herederos, forzosamente resultaban muchas disputas, y todo, lo mismo lo comunal que lo privado, había de juzgarlo el tribunal. Algunos creen que de propósito hizo él las leyes imprecisas, para que quedase el pueblo como soberano de juzgar. No es esto verosímil, sino que la causa debió ser que no es posible determinar absolutamente lo justo, pues no es lícito juzgar la intención de él por lo que ahora ha resultado, sino por todo el resto de su constitución.
10 En las leyes esto es lo que parece más popularmente dispuesto, y antes de las leyes el haber hecho la reducción de las deudas, y después de esto haber aumentado las medidas, pesos y monedas 37. 2 Pues fue en tiempo de él cuando las medidas se hicieron mayores que las de Fidón, y la mina, que antes tenía un peso de 70 dracmas, alcanzó hasta las 100. La acuñación antigua era de dos dracmas. Hizo también el peso en relación con la moneda, componiendo 63 minas el talento 38, y las tres minas quedaban repartidas entre el stater39 y los demás pesos.
11 Habiendo trazado la constitución del modo dicho, dado que se le acercaban para molestarle sobre las leyes, ensalzando unas cosas y consultándole otras, como quería dejar aquellas sin cambio y no hacerse odioso si seguía en la ciudad, se desterró y emprendió un viaje a la vez de comercio y de curiosidad a Egipto, después de dejar dicho que no volvería en diez años, pues no creía justo quedarse allí e interpretar las leyes, sino que cada uno cumpliese lo escrito. 2 A la vez le ocurría que muchos de los nobles le eran enemigos por la reducción de las deudas, y que ambos bandos habían cambiado de opinión al hallarse con una situación que no era la que esperaban. Pues el pueblo había creído que él lo iba a repartir todo, y los nobles, que iba a volverlo al estado anterior o a cambiarlo poco. Solón se había puesto frente a unos y a otros, y (estando en condiciones de apoyarse en unos u otros, como quisiera, y hacerse así tirano), prefirió hacerse odioso a unos y a otros, salvando a la patria y estableciendo las leyes mejores.
12 De que esto fue así, todos dan testimonio acorde, y él en sus poesías alude a ello en estos versos [fr. 5 Diehl]:
Al pueblo dí tanto honor cuanto le basta,
sin quitarle estimación y sin levantarle;
los que tenían la fuerza y eran sobresalientes en riquezas,
a éstos les protegí para que nada vergonzoso sufrieran.
Y me mantuve levantando fuerte escudo para unos y otros,
y no dejé que ni unos ni otros vencieran injustamente.
El pueblo así es como seguirá mejor a sus jefes,
ni demasiado suelto ni por la violencia.
Pues la hartura empuja hacia la arrogancia, cuando una
[gran felicidad sigue a hombres que no tienen una mente bastante.
Los que vinieron al saqueo, sobrada esperanza tenían,
y pensaba cada uno que gran fortuna iba a encontrar,
y a mí que los halagaba suavemente áspera intención me
[iban a descubrir.
¡Vanas ideas las suyas entonces! Ahora contra mí irritados,
de reojo todos me miran, como si fuese su enemigo.
y no debían. Cuanto dije, con la ayuda de los dioses, lo
[cumplí;
lo demás no lo hice en vano, ni de la tiranía me
agrada usar la fuerza, ni que de la fértil tierra
de la patria tengan los buenos iguales suertes que los malos.
Yo, para cuantas cosas reuní
al pueblo, ¿en cuál de ellas me detuve antes de lograrla?
Me podría servir de testigo en el juicio del Tiempo
la madre, la mayor de los dioses olímpicos,
la excelente, la Tierra negra, de la que yo antaño
los mojones40 quité en tantas partes afincados,
y si antes era sierva, ahora libre es.
Y a muchos en Atenas, su patria construida por los dioses,
reuní de los que habían sido vendidos, el uno sin justicia
el otro justamente, otros que por forzada
necesidad estaban huidos, de la lengua Atica
ya olvidados, como quien ha ido errante por tantos sitios,
ya los que aquí mismo en esclavitud fea
estaban, temerosos del carácter de sus dueños,
libres los hice. Esto por la fuerza
de la ley, combinando violencia y justicia,
lo hice, y obré como había prometido.
Leyes lo mismo para el malo que para el bueno
ajustando para cada uno la recta justicia
escribí. Otro, que hubiera tenido como yo el aguijón,
de mala intención y hombre codicioso,
no hubiera contenido al pueblo; y si hubiera yo querido
lo que a los contrarios les gustaba entonces,
o también lo que a éstos les tramaban los otros,
de muchos hombres estaría viuda esta ciudad.
Por esto, llevando vigor por todas partes,
como entre muchas perras era yo un lobo.
5 Y otra vez, insultando los reproches de unos y otros después [fr. 25 Diehl]:
Al pueblo, si hay que insultarle claramente,
lo que ahora tiene, ni con sus ojos
lo hubiera visto en sueños.
Mas los mayores y los que más fuerza tienen
me alabarían y harían de mí su amigo.
Y si algún otro, dice, hubiese alcanzado esta dignidad,
no hubiera sujetado al pueblo ni se habría detenido
hasta que revolviendo hubiese la nata sacado.
Yo entre éstos, como entre un frente y otro,
me quedé haciendo de límite.
3 Continuaban con malas voluntades, unos teniendo como motivo y pretexto la abolición de las deudas (pues éstos se habían convertido en pobres), otros estaban disgustados con la constitución por el gran cambio, algunos por la mutua discordia. 4, Eran los bandos tres: uno el de los costeros, que dirigía Megacles, hijo de Alcmeón, los cuales parecía procuraban, sobre todo, una constitución moderada; otro el de los del llano, que defendían la oligarquía, y era su jefe Licurgo; la tercera facción era la de los de las alturas, a cuyo frente estaba Pisístrato, que era tenido por el más popular. 5 Formaban entre estos últimos los que habían sido privados de sus créditos, por falta de recursos, y los que no eran de estirpe pura, por miedo; y la prueba es que cuando después de la caída de los tiranos se hizo el recuento de ciudadanos, no les resultó éste favorable a muchos que disfrutaban de la ciudadanía.
Cada bando tenía su nombre por los lugares en que labraban el campo.
14 Tenido Pisístrato como el más popular, y habiéndose distinguido mucho en la guerra contra Mégara, se hizo él mismo heridas y convenció al pueblo de que como esto le había pasado por obra de sus enemigos de facción, se le concediese una guardia para su persona, siendo Aristión el que propuso el decreto. Y habiendo tomado a los que se llamaron maceros, se levantó con ellos contra el pueblo y se apoderó de la Acrópolis en el año trigésimo segundo después de la promulgación de las leyes, siendo arconte Corneas 43.
2 Se cuenta que cuando Pisfstrato pidió la guardia, se opuso Solón diciendo que él era más sabio que los unos y más valiente que los otros: más sabio que los que no veían que Pisístrato codiciaba la tiranía, más valiente que quienes lo veían y callaban. Y como con este discurso no convenció, colgó sus armas ante su puerta y dijo que él había socorrido a su patria en cuanto había podido (pues ya era muy viejo), y que pensaba que los demás debían hacer lo mismo. 3 Mas Solón nada alcanzó entonces con sus exhortaciones, sino que Pisístrato tomó el poder y administraba los asuntos comunes más bien como ciudadano que como tirano. Y cuando aún no había arraigado su poder, se pusieron de acuerdo los partidarios de Megacles y los de Licurgo y le derribaron al sexto año después de su primera toma del poder, siendo arconte Hegesias.
4 Doce años44 después de esto, vejado Megacles en las discordias, mandó un mensaje a Pisístrato sobre que se casase con su hija, y le volvió a traer a Atenas de la manera más primitiva y simple.
Hizo correr la voz de que Atena traía a Pisístrato, y habiendo hallado una mujer grande y hermosa, según dice Herodoto [I 60) del demo de Peania, o como algunos dicen, una tracia del de Kollytos que vendía coronas, llamada Phye, e imitando a la diosa en el vestido, la introdujo en la ciudad juntamente con él, y Pisístrato en carro, con la mujer caminando al lado, y los de la ciudad haciendo reverencia le recibieron con admiración.
15 Tal fue el primer regreso. Después, cayó por segunda vez hacia el año séptimo después de su vuelta (pues no resistió mucho tiempo, sino que por no querer unirse con la hija de Megacles, hubo de temer a ambas facciones y tuvo que salir), 2 y primero fundó junto al golfo Termaico un lugar que se llama Rhaikelos, y desde allí marchó a los alrededores del Pangeo 45, de donde después de hacerse rico y de tomar soldados a sueldo, vino a Eretria y al año undécimo comenzó a querer recuperar el poder por la violencia, con la colaboración de muchos, especialmente los tebanos y Lygdamis de Naxos, aparte de los caballeros que tenían el poder en Eretria.
3 Después de vencer en la batalla de Pallénide 46, tomó la ciudad, quitó las armas al pueblo, y ya retuvo con seguridad el poder tiránico. Tomó Naxos y puso por señor a Lygdamis. 4. Al pueblo le quitó las armas del siguiente modo: después de hacer una revista en el Teseon, empezó a hablar al pueblo y habló un poco de tiempo, y como dijeran que no oían, les mandó que subieran hacia la entrada de la Acrópolis, para que su voz llegase mejor. Y mientras él gastaba el tiempo con un discurso, los que él había designado para ello, recogieron las armas, las encerraron en las casas vecinas del Teseon e hicieron señas a Pisístrato después que fueron hacia él. 5 El cual, cuando terminó el resto de su discurso, dijo también lo que había pasado con las armas, y que no tenían por qué admirarse ni desanimarse sino que se marcharan y atendieran sus cosas, que de las comunes él se ocuparía de todas.
16 La tiranía de Pisístrato comenzó de tal manera y tuvo tales vicisitudes. 2 Administraba Pisístrato, como queda dicho, moderadamente las cosas de la ciudad, y más como ciudadano que como tirano; pues además de ser caritativo y suave e indulgente con los que habían faltado, a los pobres les prestaba dinero para sus trabajos, de manera que se pudieran sostener como labradores. 3 Hacía esto por dos motivos: para que no vivieran en la ciudad, sino repartidos por el campo, y para que disfrutando moderadamente y ocupados con sus cosas, no codiciaran ni tu vieran tiempo de ocuparse de las comunes. 4 También le resultó que las rentas le aumentaban con el cultivo de la tierra, pues cobraba, de lo que se recogía, el diezmo 47. 5 Por esto estableció los jueces por demos 48, y él mismo salía muchas veces al campo para vigilar y para conciliar a los que estaban en discordia, con el fin de que no por bajar a la ciudad descuidasen sus trabajos.
6 Cuando Pisístrato hizo una de estas salidas, dicen que le sucedió aquello con el que labraba el Himeto en el sitio después llamado «lugar inmune». Pues vio a uno que estaba cavando y labrando en un puro pedregal, y con admiración mandó a su esclavo a preguntar qué se criaba en el lugar; y él dijo: «Sólo males y dolores, y de estos males y dolores Pisístrato ha de cobrar el diezmo», El hombre había respondido sin saber nada; mas Pisístrato, con agrado por la libertad con que había hablado y por su diligencia, le hizo exento de todo tributo.
7 Aparte de que a la multitud no la molestaba en nada con su poder, siempre proporcionó a ésta paz y guardaba la tranquilidad; por eso había muchos dichos sobre que la tiranía de Pisístrato era la edad de Crono 49, porque sucedió luego que habiendo heredado sus hijos, se hizo el poder mucho más duro.
8 La mayor de todas las cosas que se contaban era el ser él de costumbres populares y generoso. Y quería que todo se rigiera según las leyes, sin hacer ninguna concesión a su posición privilegiada, y como una vez fuese acusado de homicidio ante el Areópago, acudió él al tribunal para contestar; mas el acusador, asustado, se retiró. 9 Por todo esto duró mucho tiempo en el poder, y cada vez que era expulsado volvía a recuperarlo con facilidad. Pues así lo querían la mayoría de los nobles y de los populares, a todos los cuales Be atraía, a unos, con su trato, a otros con sus socorros en las cosas particulares, y tenía excelente natural tanto para unos como para otros.
10 Eran además entre los atenienses suaves las leyes contra los tiranos en aquellos tiempos, pero sobre todo lo era la que especialmente se refería a la creación de la tiranía, ya que tenían la siguiente ley: «Esto es ley y tradición de Atenas: si algunos se levantan para hacerse tiranos o instaura alguno la tiranía, sea éste privado de derecho 50, él y su estirpe».
17 Pisístrato envejeció, pues, en el poder y murió de enfermedad en tiempo del arconte Filóneos 51, después de vivir treinta y tres años desde que fue por primera vez tirano, y de permanecer en el poder diecinueve, habiendo estado en el destierro los restantes. 2 Con esto queda en evidencia que hablan a la ligera quienes dicen que Pisístrato fue amado por Solón y que fue general en la guerra contra Mégara acerca de Salamina, pues no conviene a las edades, si se computa la edad de uno y de otro y en tiempo de qué arconte murió.
3 A la muerte de Pisístrato retuvieron el poder sus hijos, quienes mantuvieron las cosas en el mismo estado. Eran de su esposa legítima dos, Ripias e Hiparco, y dos de la argiva 52, Iofóny Hegesístrato, al que se le daba el sobre nombre de Théttalos. Pues se había casado Pisístrato con la hija de un hombre de Argos, cuyo nombre era Górgilo, llamada Timonasa, con la que primero había estado casado Atquino de Ambracia, de la familia de los Cipsélidas. De esto resultó la amistad con los de Argos y el que lucharan en la batalla de Pallénide como aliados mil de éstos que trajo Hegesistrato. Dicen que se casó con la argiva, unos, cuando cayó la primera vez; otros, cuando tenia el poder.
18 Eran dueños del poder, por su dignidad y por edad, Hiparco e Ripias; siendo el mayor Ripias, y de natural político y prudente, estaba él al frente del poder. Hiparco, en cambio, era irreflexivo, enamoradizo y aficionado a las artes (éste es el que invitó a Anacronte, Simónides y los demás poetas). 2 Théttalos era mucho más joven y de carácter violento y desenfrenado, de lo cual les vino el comienzo de todos sus males 53. Pues habiéndose enamorado de Harmodio y no logrando éxito en estos amores, no contuvo su ira, sino que la mostró amargamente en todo, y por fin cuando la hermana de aquél iba a llevar la canastilla en las Panateneas, se lo impidió motejando a Harmodio de cobarde, de lo cual vino que Harmodio se irritase y que junto con Aristogiton realizara su hazaña, con la ayuda de muchos 54: 3 pues aconteció que cuando en las Panateneas observaban en la Acrópolis a Ripias (pues casualmente era éste el que recibía la procesión, mientras Hiparco era el que la organizaba), viendo que uno de los partícipes en su conspiración se encontraba muy familiarmente con Hipias pensando que les estaba denunciando, quisieron hacer algo antes de ser apresados, bajaron y se sublevaron antes que los demás, dieron muerte a Hiparco que disponía la procesión junto al Leocoreon, pero estropearon todo el resto de su plan. 4 De éstos, Harmodio fue muerto en el acto por los de la guardia, y Aristogiton fue cogido más tarde y durante mucho tiempo maltratado. Acusó en el tormento a muchos de los que eran por nacimiento de los más distinguidos y amigos de los tiranos. Y así no pudieron de momento sorprender ningún vestigio de la conspiración, sino que la historia que se cuenta55 de que Ripias desarmando a los de la procesión sorprendió a los que tenían puñales, no es verdad, pues no iban en la procesión entonces con armas, sino que esto lo dispuso el pueblo más tarde. 5 Acusó a los amigos del tirano, como los populares dicen, de propósito, para que cometiesen una impiedad y a la vez se debilitaran, dando muerte a inocentes y a amigos suyos; mas según algunos dicen, no inventó, sino que denunció a los conjurados. 6 Finalmente, como no podía acabar de morir ni aun a pesar de todo, mandó aviso de que iba a denunciar a otros muchos, y persuadió a Hipias de que le diese en prueba de confianza la mano, y después que se la hubo dado, le insultó con decirle que le había dado la diestra al matador de su hermano, y así, tanto excitó a Ripias, que de ira no pudo contenerse, y sacando la espada le mató.
19 Después de esto sucedió que la tiranía se hizo mucho más áspera, y por vengar a su hermano y por haber matado y desterrado a muchos, a todos se les hizo temible y odioso. 2 Hacia el cuarto año después de la muerte de Hiparco, como iban mallas cosas de la ciudad, intentó amurallar Muniquia, como pensando en trasladarse allí; pero mientras estaba en esto fue expulsado por Cleómenes, rey de los Lacedemonios, pues continuamente les eran dados oráculos a los lacedemonios de que derribasen la tiranía por la siguiente causa.
3 Los desterrados, de los cuales estaban al frente los Alcmeónidas, no podían por sí mismos lograr su vuelta, sino que siempre fracasaban, y así les fallaron sus intentos, incluso el de en el campo amurallar Leipsydrion el del Parnes, donde se habían refugiado algunos de la ciudad, pero por sitio los vencieron los tiranos, y más tarde, por esta desgracia cantaban siempre en los skolia 56:
Ay Leipsydrion, traidor de los amigos,
a qué hombres perdiste, para luchar
buenos y nobles,
que entonces demostraron de quiénes hijos eran.
Y la Pitia encargaba siempre a los lacedemonios, cuando era consultada, que liberasen Atenas, hasta que por fin convenció a los espartanos; aunque eran de ellos huéspedes los Pisistrátidas, si bien contribuyó no en la menor parte a la decisión de los espartanos, la amistad que los Pisistrátidas tenían con los de Argos.
5 Comenzaron por enviar por mar a Anquímolo con un ejército. Como fuera éste vencido y muerto, por haber acudido en socorro Cineas de Tesalia con mil jinetes, se irritaron con este suceso y enviaron al rey Cleómenes por tierra con un ejército mayor, el cual, después de vencer a los jinetes tesalios que le impedían llegar a Atica, encerró a Ripias en el llamado muro Pelárgico y se puso a sitiarle al lado de los atenienses.
6 y estando él en el asedio, sucedió que fueron apresados los hijos de los Pisistrátidas cuando huían, y una vez cogidos, hicieron un acuerdo con el fin de salvar a los niños, y después de recoger sus bienes en cinco días, entregaron la Acrópolis a los atenienses en tiempo del arconte.
Harpáctides 58, después de haber retenido el poder tiránico unos diecisiete años después de la muerte de su padre, y, en total, contando los que mandó su padre, son cuarenta y nueve.
20 Después de derribada la tiranía, disputaron entre sí Iságoras, hijo de 'I'isandro, amigo de los tiranos, y Clístenes, que era de la estirpe de los Alcmeónidas. Vencido por las asociaciones59 Clistenes, se atrajo al pueblo con entregar el gobierno a la multitud. 2 E Iságoras, inferior en poder, llamó de nuevo a Cleómenes, que era huésped suyo, y le persuadió de que expulsase lo sacrílego 60, pues los Alcmeónidas eran tenidos como malditos.
3 Escapóse Clistenes a la llegada de Cleómenes, que, con unos pocos, expulsó setecientas casas de los atenienses; y después de hacer esto, intentó disolver el Consejo e instalar como señores de la ciudad a Iságoras y trescientos de sus amigos. Mas el Consejo se resistió, y habiéndose reunido la plebe, los de Cleómenes e Iságoras se refugiaron en la. Acrópolis, y el pueblo los tuvo sitiados allí durante dos días, y al tercero Cleómenes y todos los que estaban con él se consintió que salieran por una capitulación, y a Clístenes y a los demás huidos los mandaron llamar.
4 Hecho el pueblo dueño del poder, Clístenes era su jefe y caudillo del pueblo.
Los Alcmeónidas casi fueron los mayores causantes de la expulsión de los tiranos; y casi todo el tiempo habían estado en rebeldía. 5 Antes ya había atacado a los tiranos Kedon, otro de los Alcmeónidas 61, y por eso cantaban a éste en los skolia [23 Diehl]:
Sirve también para Kedón, copero, no se te olvide,
si es que se sirve el vino para valientes.
4 También repartió el país por demos, organizados en treinta partes 64, diez de los alrededores de la ciudad, diez de la costa y diez del interior, y dando a éstas el nombre de trittys, sacó a la suerte tres para cada tribu, con el fin de que cada una participase en todas las regiones. E hizo compañeros de demo entre sí a los que habitaban en el mismo demo, para que no quedasen en evidencia los ciudadanos nuevos con llamarse por el gentilicio, sino que llevaran el nombre de los demos, desde lo cual los atenienses se llaman a sí mismos por los demos.
5 Estableció demarcas, que tenían el mismo cuidado que los antiguos naucraroi, pues precisamente hizo los demos en vez de las naucrariai. Dio nombre a los demos, a unos por los lugares, a otros por sus fundadores, pues ya no todos los demos correspondían a los lugares.
6 Las estirpes y las fratrias y los sacerdocios dejó a cada demo guardarlos según la tradición. A las tribus las señaló como titulares, de entre cien jefes escogidos, los diez que designó la Pitia.
22 Después de hecho esto, la constitución resultó mucho más democrática que la de Salón, y como además había sucedido que la tiranía había abolido por desuso las leyes de Salón, Clístenes puso otras nuevas para atraer al pueblo, entre las cuales fue creada la ley sobre el ostracismo.
2 Por primera vez en el año quinto después de esta constitución, siendo arconte Hermocreonte 65, hicieron para el Consejo de los quinientos el juramento que aún ahora hacen. Después eligieron a los estrategos por tribus, uno de cada una, y el jefe de todo el ejército era el polemarco.
Notas
Ya hemos expuesto que se ha perdido el comienzo del libro.
Lo conservado empieza con el juicio de los Alcmeónidas por sacrilegio. Cylon, un joven noble, intentó convertirse en tirano de Atenas; fracasada su intentona, se refugió con sus partidarios en el santuario de la diosa en la Acrópolis (supra, fr. 8, cf. Herodoto, V 71, Tucíd, 1 126); él escapa, pero sus partidarios, obligados por el hambre y la sed, se rinden; el arconte Megacles hizo que fueran, contra el carácter sagrado del suplicante, condenados a muerte (hacia 632 a. C.). La expulsión de los Alomeónidas parece no sucedió hasta muchos años más tarde; en 596 fue la purificación por Epiménides.
15 No está nada clara la condición de estos labradores. Parece haber contradicción entre este pasaje y P1ut. Solón 13; quien distingue la situación de éstos frente a la de los deudores. Se discute tamo bien si percibían 1/6 de la cosecha o por el contrario pagaban como renta esa sexta parte, y ya los antiguos dudaban sobre esto y sobre la verdadera situación de estos hectemoroi. Véase sobre ellos Swoboda RE VII col. 2802 sg. y el trabajo de K. van Fritz cit. en la bibliografía.
16 Esto es, que se les podía reducir a esclavitud.
17 La fecha tradicional del fin de la monarquía de Codro es 1066 a. C., y se tenía por cierto que entonces fue instituida la magistratura del arconte. El paso del arcontado vitalicio a decenal se consideraba que sucedió en el año 752. La magistratura anual y en forma de colegio de nueve fue instituida, según la tradición, en 682 a. C.
18 Indudablemente en esta llegada de Ión a Atenas hay como un recuerdo del establecimiento de los jonios, la primera de las oleadas helénicas que procedentes del norte se instalaron en Grecia; véase mi trabajo en Emerita, 12-1944, pág. 291.
19 Los seis arcontes más modernos.
20 Traducimos según ha explicado este pasaje A. Wilhelm.
21 Es éste un rito viejísimo, con raíces en la religiosidad más primitiva y en la magia, consistente en un hieros gamos o "matrimonio sacro” en que se unen el cielo y la tierra, simbolizados en Dioniso y la basilinna, cuya unión es un encanto que por simpatía favorece la fecundidad de la naturaleza toda. Ese rito se celebraba en las fiestas Anthesteria.
22 El nombre de este arconte no es conocido por otra fuente, pero la fecha tradicional de Dracón es 621 a. C.
23 Seguimos en la trad. a Wilemowitz, Aristot. u. Athen., I, pág. 86 sg.
24 Magistraturas, se entiende, sorteables; las había que no lo eran.
25 Véase sobre estas clases de ciudadanos según el censo, más abajo, 7, 4.
26 Más arriba, 2, 2.
27 La fecha tradicional es 594 a. C.
28 Que la σεσάχθειa o «descarga” fue no una reducción, sino una cancelación total de las deudas garantizadas hipotecariamente es la opinión dominante en los intérpretes modernos; es dudoso que se extendiera a deudas de otra clase. Ya en el siglo IV a. C. era problemático en qué consistió la «descarga) de Salón, pues en la política del tiempo la reducción de deudas se consideraba como una medida anárquica, inconcebible en Solón; así se obscurece esta disposición con interpretaciones y atenuaciones, y cuando Aristóteles no es más terminante, es que la duda la hallaba en sus fuentes. Sobre la cuestión, con referencias a los textos y bibliografía, Fluss en RE II A, col. 1118 y siguientes. Crítica de las fuentes antiguas en Pearson Local historians of Attica pág. 83 n. 42.
29 Encargados de la cárcel, véase más abajo, 52, l.
31 Los colacretai eran los funcionarios del tesoro en época antigua, y su misión era cobrar los impuestos y entregar lo cobrado a los tesoreros; parece que ya no existían en tiempo de Aristóteles, pues no los vuelve a citar entre las magistraturas existentes en su tiempo. La etimología nos que trocean las víctimas': xωλa άγείρω con asimilación, o mejor xείρω) alude a un remoto origen sacerdotal, precisamente, según Ed. Meyer, como ayudantes del rey en sus funciones sagradas.
32 El pasaje es ambiguo: no se dice bien claro en los versos quién pasó a la categoría de caballero; tanto más natural es que Aristóteles, en la prosa, nos diga de quién es la estatua: sería Dífilo el que pasó a caballero, y su hijo el que ofrece la estatua; la corrección que propongo en el aparato crítico explicaría plenamente la dificultad.
33 Con el tiempo el nombre dejó de corresponder a la realidad, y no era ya la situación real en el orden económico la que determinaba pertenecer a la clase más elevada; v. más abajo, 47, 1.
34 Sobre las naucrariai v. 21, 5, donde vemos que eran divisiones territoriales. Por Herodoto, V, 71, sabemos que ya existían antes de Salón.
35 ЕІσaγγελίa significa “denuncia”, pero en sentido estricto se refiere a la acusación por determinados delitos contra la, constitución, especialmente, como en este caso, llevando consigo juicio sumario (v, Thalheim RE V, col. 2139t apart. 5).
36 La άτωίa consistía, en la privación de los derechos de ciudadano y la exclusión de la comunidad política. En el caso a que el texto se refiere, la atimía era de la llamada por los eruditos modernos máxima, es decir, que acarreaba la confiscación de bienes.
37 La reforma de Salón de la moneda, pesas y medidas constituyó el fundamento del ulterior desarrollo económico de Atenas. Antes de Salón, Atenas vivía dentro de la órbita comercial de Egina; la habilidad de Solón parece consistió en establecer un tipo monetal que era fácilmente cambiable con el de Corinto y los de Eubea y Egina (una mina ática = 70 dr, de Egina = 100 dr. euboico-áticas). En el peso de la nueva moneda, se fundó el nuevo sistema de pesas y medidas. Este pasaje es difícil de explicar en detalle, pero basta para rechazar la ingenua explicación de Androtión (en Plutarco, Solon, 15) de que estuviera en relación el cambio de moneda y medidas con la reducción de las deudas. Véase F. A. Alcock, Cambridge Ancient History, IV, págs. 39 sgs, y G. F. ibid., pág. 134.
38 Es decir, que las unidades de peso estaban en la relación de 20/21 respecto de las monedas del mismo nombre.
39 El stater es dos veces la unidad monetal en la acuñación: de Salón puede decirse, pues, que tenía el didracma de su sistema como stater.
40 Estos indicaban los lotes de tierra sujetos a responder de las deudas.
41 He aquí la cronología, según G. Mathieu: arcontado de Solón 592/1, cuatro años 591/0-588/7, sin arconte 587/6, segundo período de cuatro años a contar del fin del primero 587/6-584/3, sin arconte 583/2, Damasias 582/1-580/79, los diez arcontes 580/79.
42 Probablemente en 582 a. C.; hay dificultades cronológicas que han llevado a algunos editores a suprimir (v. aparato crítico) las palabras «al cabo del mismo tiempo».
43 Año 561/0 a. C.
44 No resulta clara la cronología de la vida de Pisístrato, según Aristóteles: hay contradicción entre los datos que va dando y el resumen que hace, 17, 1, y, por otra parte, en la. Política E 12, 1315 b. dice que de los treinta y tres años, estuvo en el poder diecisiete.
45 Región de minas de oro, en los límites de Tracia y Macedonia, en la que luego, en el siglo IV, se fundó Filipos.
46 Esta batalla ocurrió cerca del templo de Atenea Pallénide, entre Atenas y Maratón.
47 El vigésimo, según Tucíd., VI, 54, 5.
48 Véase 53, 1.
49 Expresión proverbial: la edad de oro.
50 Aristóteles interpreta la expresión άτμιος con el sentido de privación de derechos de ciudadanía, que tenía en el siglo IV; pero en el VI significaba quedar fuera de la ley.
51 527 a. C.
52 Conforme a la ley ateniense, sólo un matrimonio con mujer ateniense era legítimo; de aquí que se contraponga la mujer legítima a la extranjera.
53 Hay contradicción en muchas cosas con la narración de Tucídídes (VI, 54), y la discusión no ha resuelto quién es el que tiene razón.
54 La contradicción es flagrante con Tucídides, VI, 56, que habla de pocos conspiradores: algún editor ha querido salvarlo con una enmienda al texto de Aristóteles, v. en nuestro aparato crítico.
55 Alude Aristóteles, sin citarle, a Tucídides (VI, 58), cuya versión de todos estos acontecimientos va corrigiendo.
56 Los skolia son canciones que se cantaban en los banquetes; su nombre, que es el adjetivo σxολιός "oblicuo", parece provenir de que el orden en que correspondía cantar a cada uno de los comensales una de estas canciones no era seguido, sino saltando de uno a otro sentado lejos. El del texto presente es el 24 de Diehl (14 B.).
57 Se trata de la reconstrucción del templo de Delfos, que se había incendiado el año 548 (Heródoto, Ir, 180). Sobre la actuación de los Alemeónidas en este asunto, v. Herodoto, V, 62-65, Filócoro fr. 70 ( Fragm. hist; Graee. MULLER, I, pág. 395), Demóstenes Contra, Midias, 144.
58 O sea el año 511/0, según otras fuentes aseguran.
59 Las asociaciones (έτaιρείαι o έτaιρЈαι) tenían frecuentemente en Grecia una finalidad política; dado que eran secretas, es muy poco lo que se sabe de ellas: los que aspiraban a la tiranía solían comenzar por presidir una de estas asociaciones; así se sabe de Cilón, por ejemplo.
60 Lo sacrílego, lo que infectaba la ciudad: es la estirpe de los Alcmeónidas, sobre la que según las ideas religiosas antiguas pesaba siempre el crimen de impiedad aludido al comienzo de nuestro texto.
61 Así traduce Wilamowitz, haciendo depender el genit. τών Άλxμ. Κήδων; más natural es, a primera vista, creerlo regido por πρότερον y entonces habría que traducir: “aún antes que los Alcmeónidas Cedón había atacado ...” V. RE XI col. 110
62 508 a. C.
63 Quiere decir que en las nuevas tribus, que no tenían los viejos lazos de las antiguas sobre base aristocrática y religiosa, fue fácil incluir nuevos ciudadanos: libertos, extranjeros, bastardos, etc.
64 Los demos parece que fueron originariamente cien en esta constitución, v. Heródoto, V, 69, más tarde fueron más numerosos a causa del aumento de población.
65 Correspondería el año 504 a. C.; pero de ese año consta otro nombre de arconte, y por otra parte no se pueden contar desde ése once años hasta la batalla de Maratón, por lo que es mejor pensar en el año 501; pero entonces, o Aristóteles se equivoca o está viciado el texto. Para la dificultad del pasaje, con crítica de otros autores, W. Peremans y Sencie, Les étude classiques, 10-1941, p. 193-201 y 329-37