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Tenti Fanfani (entrevista) - Es el tema espuesto en la clase 09-05-11
Agustin Marcos
Agustin Marcos
10-05-2011 08:03
ACÁ y ALLÁ ENTREVISTA· EMILIO TENTI FANFANI· Especialista en Educación, Argentina
Autoridad y responsabilidad significa tomar conciencia de los deberes que tienen los adultos respecto a los más chicos
"En el país hay 830.000 docentes, cambiar sus mentalidades no es como cambiar una ley", aseguró el especialista en educación Emilio Tenti Fanfani, quien se mostró cauteloso con las modificaciones que provocan las leyes.
Albertina Marquestau 12.08.07 MAR DE PLATA, Argentina
Para Emilio Tenti Fanfani en la escuela de hoy hay problemas de construcción de la autoridad y de orden en las instituciones escolares, y en esto mucho tienen que ver los padres, los docentes y las autoridades. Por eso considera que la falta de políticas prolongadas en el tiempo y de controles, son algunos de los motivos que llevaron a que la educación esté hoy en un momento crítico.
El especialista en educación entiende que mucho de los cambios que establecen hoy las leyes educativas son sólo de nombres y no de fondo, por eso pensar en "soluciones mágicas es demagógico."

De paso por Mar del Plata, donde brindó una charla en el marco del ciclo de conferencias que está llevando adelante la Fundación Osde y el Colegio Idra, Tenti Fanfani hizo una lectura de la realidad educativa en dialogó con LA CAPITAL.

- El tema de la charla versa sobre el problema de construcción de la autoridad y el orden en las instituciones escolares. Esto deja de manifiesto que para usted hay un inconveniente en torno a estos temas...

- Yo creo que este problema es doble. Hay un problema de autoridad en el sentido del docente, que es un requisito necesario e imprescindible para que haya pedagogía y aprendizaje, y para que esa relación tenga sentido y efecto sobre la vida de los estudiantes, tanto en términos de conocimientos como de orientaciones y valores que necesitan las nuevas generaciones.

Y el orden también es necesario para que cualquier institución funcione, alcance sus objetivos. Necesitamos un orden democrático y autoridad en sentido técnico entendido como reconocimiento, creencia, confianza de parte de los alumnos respecto de sus profesores.

Hoy en día estos dos requisitos no están garantizados. Yo diría que en todo Occidente porque ha entrado en crisis el modelo tradicional de construcción del orden. Hoy queremos que el orden sea democrático, que no sea impuesto y que la autoridad sea más horizontal, con mayores grados de reciprocidad que en el pasado. Hoy han cambiado otros factores culturales, sociales y económicos que afectan estos dos requisitos.

El docente

- En este marco, ¿ya no se cuestiona la pérdida de autoridad del docente dentro del aula?

- Creo que sí. La autoridad que tenía el maestro en la escuela tradicional no es la misma. Entonces se decía que no era solamente el resultado de su propia cualidad ni un producto de su cosecha exclusiva, también había en parte una delegación de la sociedad y de la institución que lo respaldaba. Todavía hoy la autoridad es un efecto de institución y por lo tanto hay un problema de las instituciones y un proceso de debilitamiento.Y también la autoridad es parte de la construcción de la persona. En una escuela todos son maestros y forman parte de la misma, pero sin embargo no todos son queridos y creídos de la misma manera.

Hoy en día el maestro está más desprotegido. Esa delegación y plus de conocimiento que le venía dada por la institución hoy no está. Entonces él mismo tiene que ser un gran seductor porque tiene que hacerse escuchar. No es cuestión que uno llegue al aula y tenga que presentarse como el nuevo profesor para que los chicos te crean y tengan confianza en tí. Hay que hacer todo un trabajo de conquista y construcción de esa tarea de autoridad. Para esta tarea muchos no están preparados y a pesar de que creían que con el título en mano tenían asegurada la autoridad, nadie lo tiene garantizado.

- En esa situación de soledad que plantean muchos docentes, ¿cree que también se produjo un rompimiento en la relación entre docente y directivo?

- Sí, especialmente en la enseñanza media donde el profesor es de materia y va de una escuela a otra, y prácticamente la figura del docente full time es excepcional. Entonces se impide que haya una especie de integración e identificación del profesor con la institución en la que está trabajando. Se convierte en una persona que hace un aporte muy puntual, no tiene interacción con sus colegas, con el director, llega al aula, da sus horas y sigue para otro colegio. Entonces cuando se da esta situación estamos frente a instituciones débiles donde no existe la docencia como un colectivo sino que los docentes son una suma aritmética de individuos que no interactúan entre ellos y no comparten la misma definición de la situación, no tienen el mismo diagnóstico y el ideario común. Por lo tanto tienen relaciones muy laxas con la autoridad que no es el coordinador de un proyecto, sino un director que cumple más bien funciones administrativas.

Cuando estamos frente a esta situación estamos en presencia de instituciones débiles en las que el profesor es un artesano y tiene que garantizar la funciones pedagógicas para que exista comunicación, diálogo y aprendizaje.

- En este contexto, la familia también tiene su cuota de responsabilidad...

- Sí. Aquí también hay otro factor que interviene que es el cambio de la relación entre las generaciones. En la etapa anterior al desarrollo de la sociedad, el poder estaba concentrado en los grandes. Había una relación de dominación de los grandes hacia los chicos. Esto hoy no desapareció, pero cada vez les cuesta más a las adultos. El chico no tiene respeto al adulto por su condición de tal, el adolescente menos todavía.

Entonces hay que construir la autoridad de otra manera. No es que haya desaparecido esa asimetría ni que seamos todos iguales, cosa que no creo sea así. Considero que ha habido renunciamientos por parte de muchos padres de familia y profesores a asumir sus responsabilidades de adultos. Ahora nadie quiere ser adulto.

Hoy en día hay cambios importantes en la familia como es la incorporación de la mujer en el mundo del trabajo.También la flexibilización de los vínculos familiares. En este contexto, muchos adultos no tienen tiempo para ejercer de padres o no quieren hacerlo, prefieren ser amigos...

- Y eso ¿es más fácil?

- No se si es más fácil, porque después sufren las consecuencias. Así que hay una serie de factores y cambios sociales que afectan la necesaria relación de autoridad y responsabilidad entre los grandes y los chicos.
Suele suceder que el término mismo de autoridad tiene mala prensa en países como los nuestros donde se han vivido décadas recientes de totalitarismo, de violación de los derechos de los individuos.

Yo hablo de autoridad legítima que significa también responsabilidad, conciencia de los deberes que tienen los adultos respecto a los más chicos.

Incluso hay una demanda latente y explícita de los chicos que quieren autoridad. Porque la libertad y la autonomía no es un punto de partida, sino de llegada. El chico tiene que saber que no somos independientes, sino que dependemos de muchos. El individualismo exacerbado nos ha hecho olvidar que el individuo libre e independiente no existe, es una fantasía. Entonces estos chicos tienen que saber que hay límites en la sociedad, que dependemos de los demás y tenemos que respetar a los demás. Y que si se infringen las reglas hay castigo. Ya no se puede hablar de castigo porque quedó como patrimonio de la derecha. Las fuerzas progresistas parece que han renunciado a conceptos tan estratégicos como son orden, autoridad, deber, castigo, sanción.

Castigo

- En la escuela de hoy prácticamente no existen las amonestaciones. Se apunta mucho a los acuerdos de convivencia... ¿Es que nadie se anima a castigar?

- Lo que tenemos que construir es un orden autofundado. Los chicos también tienen derecho a participar en la producción de ese orden. Tenemos que convivir y eso requiere el cumplimiento de ciertas reglas en las que ellos puedan participar. Acá no vale decir: "siempre fue así," porque ese no es un argumento racional. Ni tampoco vale la lógica mítica de que hay que cumplir los mandamientos. Entonces lo que nos queda es que la Ley es una convención humana y nosotros necesitamos de las reglas para ser libres, sino somos libres pero no independientes. Una vez establecidas esas reglas, los adultos tienen la responsabilidad de hacerlas cumplir.

Llegado el caso hay que poder sancionar y que el chico
aprenda qué significa, porque también somos hijos del rigor. Hacemos el bien no solamente porque hemos incorporado una serie de valores, sino también porque nos conviene. Y eso es pedagógico, y la vida es así.

- Hace unos días un historiador decía que hoy los docentes añoran la relación que había antes de la familia con la escuela, pero que la historia indica que antes prácticamente no existía esa relación...... ¿cree que esto sea así?
- Yo creo que es una exageración. En la sociedad que me tocó vivir en mi infancia, mi mamá no iba nunca a la escuela pero estaba permanentemente pendiente de la trayectoria escolar de sus chicos. Ellas nos ordenaban en el tiempo para que podamos estudiar y jugar. A ella nunca se le hubiera ocurrido cuestionar a la docente cuando le dice al alumno que no utilice el celular en la escuela.

Antes había una especie de pacto explícito, de delegación de la autoridad en la escuela. Si el chico era castigado en la escuela o le ponían un 1, los padres no iban a quejarse o a agredir a la maestra, esto es lo que se ha roto.
Mi mamá no estaba todo el día en la escuela, pero estaba presente cotidianamente. La maestra podía dar por descontado que había cosas que las hacía la familia, que es de lo que se quejan los maestros de hoy.

La escuela no tiene por qué darle de comer al chico o darle un suplemento de amor. Y hoy en día hay chicos que no tienen familia o que ven muy poco a los padres. El concepto ha cambiado mucho y la escuela todavía funciona con el viejo modelo y da por descontado que existe la familia tradicional. Pero la escuela no ha cambiado, entonces tenemos que tener una escuela de tiempo completo. Eso es lo que hacen las personas de clases altas que ponen a los chicos en escuelas en las que están todo el día y cuando llegan a sus casas están agotados. Ellos se dieron cuenta que se cambió la división de trabajo, ahora la escuela tiene otras funciones. Pero a los sectores populares todavía les damos cuatro horas de clase y hay niños que no tienen ningún acompañamiento.

- ¿Considera positivo o negativo que en la provincia de Buenos Aires se haya decidido ampliar la educación obligatoria?

- No me gusta mucho eso de la obligatoriedad. Yo creo que hay que darle la posibilidad a todos los que quieran y necesitan de poder estudiar. La realidad hoy es que la oferta de muchos jardines, por ejemplo, no alcanza a satisfacer la demanda. No creo que tenga que ser obligatorio sino universal.
Si hay una madre que quiere tener a su hijo, por qué hay que obligarla a que lleve al chico a la escuela.
Yo soy un partidario también, de la escuela de tiempo completo que no es más de la misma porquería. Sino otra escuela, más de socialización.

Creo que todavía no hemos tomado conciencia de eso y los que lo padecen son los sectores populares que tienen un horario reducido y problemas de ausentismo de los docentes que hacen que los padres se desesperan porque no saben qué hacer con sus chicos.

El papel del docente

- Y de los docentes, ¿quién se ocupa?

- Los docentes también son víctimas de esta situación. Porque en toda esta masificación de la escuela, nadie puede decir que han crecido las instituciones. Cada vez hay más chicos en la escuela y los que antes estaban excluidos de la enseñanza media, ahora se encuentran con que es obligatoria. El 80% de los chicos hoy está en la escuela, o sea que ha habido un crecimiento cuantitativo, sin analizar si aprenden o no. Y cómo se llegó a esto: a costa del salario docente y un relajamiento y descontrol de los sistema de formación de los docentes.

Hay en la Argentina 2300 títulos docentes como profesor de química, de físico-química, de biología, de matemática, etc, sin ningún tipo de control y regulación pública. Hay como 1300 institutos de formación docente que nadie sabe quién los regula ni quién los acredita. Ha habido una anarquía en este terreno que es estratégico, fundamental. Por eso también el maestro es víctima de esta situación, no es culpable sino que también está pagando los platos rotos. Y esto sucede en parte también porque es una categoría ocupacional muy feminizada. Si hubieran sido hombres quizás el deterioro no hubiera sido tan profundizado.

- Entonces ahí hace falta una vuelta de tuerca más que se lograría por ejemplo con la implementación de nueva legislación...

- Sí. Con controles y una política nacional. Por eso yo aplaudí la creación en la Ley de Educación Nacional de un ente regulador y orientador de política para la formación docente. Como también la creación del Instituto Superior de Formación Docente que está constituido y empezando a funcionar, tiene presupuesto, una serie de políticas de revisión de programas, de apoyo a los institutos, etc. Creo que este es un capítulo fundamental de la política educativa, una política para los maestros.

- Para ver esos resultados falta tiempo y paciencia...

- Esto es una contradicción porque la lógica del político es el rendimiento a corto plazo, a la próxima elección, y en tres o cuatro años no hacemos nada. Se requieren intervenciones sistemáticas y continuadas en el tiempo y a veces la lógica de la política es diferente.

La educación es un sistema demasiado complejo. Por ejemplo, al cambiar la formación de los docentes hay que esperar 4 ó 5 años para empezar a ver los primeros resultados y para que eso a su vez impacte en las aulas se necesitan otra cantidad de años.
Pensar en soluciones mágicas es demagógico. De la noche a la mañana se puede cambiar con una ley el nombre de EGB por Primaria, pero ahí sólo cambian los nombres ya que los modos de hacer las cosas requiere cambios en la subjetividad, otros conocimientos, otros valores y modos de ver el mundo. Son 830.000 docentes que hay en el país y cambiar las mentalidades no es como cambiar una ley.

Quién es

Emilio Tenti Fanfani es licenciado en Ciencias Políticas y Sociales y obtuvo el Diplôme Supérieur d'Etudes et Recherches Politiques en la Fondation Nationale des Sciences Politiques de París (1968-1971). Se desempeña como Investigador independiente del Conicet, profesor titular ordinario de "Sociología de la Educación" en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y coordinador del Area de Diagnóstico y Política Educativa del IIPE-Unesco en Buenos Aires. Ha residido y trabajado en Colombia, México y Francia.

Acaba de publicar el libro La condición docente. Análisis comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay (2005) y El oficio de docente. Vocación, trabajo y profesión en el siglo XXI (2006). Entre otros libros publicados pueden citarse: Educación media para todos. Los desafíos de la democratización del acceso, del que es compilador y autor de un capítulo (Editorial Altamira, Buenos Aires 2003); El rendimiento escolar en la Argentina. Análisis de resultados y factores (compilador y autor). Losada, Buenos Aires 2002.; La escuela desde afuera, Lucerna/Diogenis, México 2001; El arte del buen maestro, Pax-México, México 1999; Una escuela para los adolescentes, Buenos Aires, Losada 2000; La escuela vacía. Deberes del Estado y responsabilidades de la sociedad civil, Losada, Buenos Aires 1995. También ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas en Ciencias Sociales y Educación nacionales e internacionales.

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