Figura controvertida, su obra y su persona fueron y son interpretadas de variadas formas. Maquiavelo (1469 – 1527) nació y murió en Florencia, Italia. Escritor, diplomático, funcionario público, “filósofo”1 político.
Europa, en esos años y durante los 58 años de vida de Nicolás, transcurría por muchos cambios: reformas religiosas, descubrimientos, expansión ultramarina y territorial, conquista de territorios, guerras para controlar y dominar otros “reinos”, invasiones, uniones – desuniones. También era época de cambios en relación a lo cultural: el Renacimiento es un “fenómeno típicamente italiano en cuanto a sus orígenes, caracterizado por un individualismo práctico y teórico, una exaltación de la vida mundana, un marcado sensualismo, una mundanización de la religión, una tendencia paganizante, una liberación con respecto a las autoridades constituidas que antes habían dominado la vida espiritual, un acusado sentido de la historia, un naturalismo filosófico y un extraordinario gusto artístico. (…) una época en la que surge una nueva cultura opuesta a la medieval, y en ello habría desempeñado un papel importante (…) la revivificación del mundo antiguo.”2. En otras palabras, en Italia se desarrolla un movimiento cultural que luego se extiende al resto de Europa y que se caracteriza principalmente por el interés en las artes, las ciencias, la política y por un cierto antropocentrismo, y en el cual se difunden las ideas del Humanismo (“…humanismo y renacimiento son dos caras de un idéntico fenómeno.”3), con una nueva concepción del hombre y del mundo.
Volviendo a Maquiavelo y con una mejor idea sobre el contexto histórico en el que vivió, se puede continuar precisamente con su vida y su obra. Durante su juventud, gobernaba Florencia Lorenzo de Médici (El Magnífico). En 1494 ingresa al servicio público, año en que los Médici caen y se instala una República. En los siguientes 18 años cumplió distintas funciones, entre ellas, diferentes misiones, encargos, tareas diplomáticas. En 1512 fue despedido, tras la caída de la República y la vuelta al poder de los Médici. Fue encarcelado y torturado por una supuesta conspiración en contra de estos últimos. Luego, exiliado, se retiró al campo, a unos kilómetros de Florencia. En estos años escribió gran parte de su obra, entre la que podemos destacar: El príncipe (dedicado a Lorenzo II de Médici), Del arte de la guerra (posiblemente inspirado en el texto que lleva el mismo nombre, del maestro chino Sun Tsu –siglo IV a.c.-), Discursos sobre la primera década de Tito Livio (en base al estudio de la obra de este historiador romano, quien vivió entre el año 59 a.c. y el 17 d.c.), Historia de Florencia (esta, por encargo de Julio de Médici –cardenal y, más tarde, papa Clemente VII-).
Su libro más conocido es, indudablemente, “El príncipe”. En él plantea una serie de sugerencias sobre prácticas políticas para conocer los métodos mediante los cuales se logra y preserva el poder político. No habla de un príncipe en abstracto, sino de aquel que deberá llevar la unificación de Italia.
Aquí podemos observar el índice de este libro, en el que los títulos de los distintos capítulos pueden anticiparnos su contenido:
*De las varias clases de principados y del modo de adquirirlos
*De los principados hereditarios
*De los principados mixtos
*Por qué, ocupado el reino de Darío por Alejandro, no se rebeló contra sus sucesores después de su muerte
*De qué manera deben gobernarse los Estados que, antes de ocupados por un nuevo príncipe, se regían por leyes propias
*De los principados que se adquieren por el valor personal y con las armas propias
*De los principados nuevos que se adquieren por la fortuna y con las armas ajenas
*De los que llegaron a príncipes mediante crímenes
*Del principado civil
*Cómo deben medirse las fuerzas de los principados
*De los principados eclesiásticos
*De las diferentes clases de milicia y de los soldados mercenarios
*De los soldados auxiliares, mixtos y propios
*De los deberes de un príncipe para con la milicia
*De las cosas por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son alabados o censurados
*De la crueldad y la clemencia; y si es mejor ser amado que temido o ser temido que amado
*De qué modo los príncipes deben cumplir sus promesas
*Si las fortalezas y otras muchas cosas que los príncipes hacen son útiles o no
*Cómo debe comportarse un príncipe para ser estimado
*De los secretarios del príncipe
*Por qué los príncipes de Italia perdieron sus Estados
Si bien algunas interpretaciones de este texto y de su persona muestran a Maquiavelo como un oportunista, sin principios éticos, que sólo le interesaba afianzar el poder del déspota y no el bienestar del pueblo (entre muchas otras críticas y afirmaciones que al parecer nunca enunció), podemos decir que El príncipe también es visto, por ejemplo por Gramsci, como un manifiesto político, como “…un libro para el pueblo, para que el pueblo supiese elegir sus destinos en torno a una figura política «utópica» que, más que un sujeto realmente-existente, habría de constituir un catalizador ideológico; haciendo a su príncipe, el pueblo puesto imaginariamente bajo su mando se hace uno, sentándose con ello las bases para un Estado nacional moderno. Si es así, si El príncipe es un manifiesto, ello significa de nuevo que habla desde una determinada posición partidista: la posición del pueblo. Y por eso para la tarea que se impone no basta con dirigirse al pueblo, con interpelarlo como algo ajeno: Maquiavelo es pueblo.“4
En palabras del propio Nicolás: El príncipe “…puede satisfacer al pueblo, porque la finalidad del pueblo es más honesta que la de los grandes, queriendo estos oprimir, y aquél no ser oprimido.”5
A lo largo de todo el libro pueden realizarse dobles lecturas (desde el punto de vista del príncipe y desde el punto de vista del pueblo), que, según Althusser, se deben a una contradicción interna al texto. Nuevamente podemos citar un fragmento del mismo Maquiavelo: “Porque en toda ciudad se encuentran estas dos fuerzas contrarias una de las cuales lucha por mandar y oprimir a la otra que no quiere ser mandada ni oprimida. Y del choque de las dos corrientes surge uno de estos tres efectos: o principado, o libertad, o licencia.”6
Del arte de la guerra (que consta de siete libros –capítulos-) es un tratado sobre táctica y estrategia, cuya finalidad es la búsqueda de la negociación para la resolución de conflictos, alegando que solo luego de no lograr acuerdos mediante la diplomacia y la corte, sobrevendría la guerra (viendo a esta como una táctica transitoria). Este libro se desarrolla a través de un diálogo entre Fabrizio Colonna (experimentado en cuestiones de la guerra), Cosimo Rucellai (anfitrión, dueño de los jardines de Rucellai, “lugar obligado de reunión para importantes personajes del mundo cultural y político”7), Zanobi Buondelmonti, Battista della Palla y Luigi Alamanni. Entre las temáticas que trata podemos mencionar: reclutamiento, armas, formación e instrucción del batallón, transporte, necesidad de un “jefe”, las cualidades que debe reunir el general, peligros, estrategias, organización y características del campamento, disciplina, defensa y ocupación de plazas fuertes, arengas a los soldados, castigos / estímulos / recompensas / premios, reglas generales para el ejercicio militar. A lo largo del libro hay conceptos recurrentes como ocasión, virtud, necesidad. Se refiere en varias ocasiones a la antigüedad clásica –romanos y también griegos-, como aspectos a introducir y tener en cuenta, qué imitar y rescatar: “La costumbre de honrar y premiar las virtudes, no despreciar la pobreza, estimar el espíritu y las normas de disciplina militar, obligar a los ciudadanos a amarse los unos y los otros, vivir sin banderías, apreciar menos lo particular que lo público, y otras cosas como estas, que fácilmente serían compatibles con nuestra época.”8
En este texto se puede advertir la defensa de Maquiavelo a la República: “El pueblo, en general, es más valeroso donde hay más Estados que favorezcan, por necesidad o por concretos intereses, la manifestación de su valor. (…) Las repúblicas generan más hombres valerosos que las monarquías, porque, si normalmente en aquellas se valora el mérito, en estas se teme. De ahí que en las primeras los hombres valerosos se multipliquen, y en las segundas tiendan a desaparecer.”9
Una de las frases que se le adjudica a Nicolás Maquiavelo es “el fin justifica los medios”, pero en ninguna de sus obras se puede encontrar este enunciado. Sí se puede, quizás, insinuar a partir de qué fragmento se hizo esta inferencia:
"Por todo esto un príncipe debe tener muchísimo cuidado de que no le brote nunca de los labios algo que no esté empapado de las cinco virtudes citadas, y de que, al verlo y oírlo, parezca la clemencia, la fe, la rectitud y la religión mismas, sobre todo esta última. Pues los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que se escuda detrás de la majestad del Estado. Y en las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse. Un príncipe de estos tiempos, a quien no es oportuno nombrar, jamás predica otra cosa que concordia y buena fe; y es enemigo acérrimo de ambas, ya que, si las hubiese observado, habría perdido más de una vez la fama y las tierras."10
Hay mucho por decir, analizar y reflexionar sobre Maquiavelo, y en un trabajo como este no es posible abarcar todo. Sí se puede afirmar que hizo un gran aporte a la teoría política moderna: en relación con el poder; con una visión realista de la política, despojada de aspectos religiosos y morales, en un campo autónomo de acción; sentando las bases para el concepto de Estado; definiendo a la política como lucha permanente del poder; estableciendo que el objetivo de la acción política es obtener y conservar el poder.
Entre tantos aspectos que quedan por mencionar, es el que realmente atañe al presente ensayo y es si este pensador es o no una figura del Renacimiento y, debo admitir que, si bien estaba convencida de que es un representante de este movimiento cultural, me dejó pensando y con dudas la afirmación de Luis Felip López-Espinosa en “Maquiavelo y la filosofía materialista”, en la cual dice que éste no es ni un medieval ni un renacentista sino que es un moderno, ya que empieza a sufrir, en su análisis de la realidad concreta, la acción de los antagonismos de clase.
Más allá de esta apreciación, y ante lo expuesto sobre él, considero que el polémico Nicolás manifiesta el típico espíritu renacentista. Y como el título lo dice, quiero reivindicarlo, fundamentalmente por la visión, vaga y con ningún argumento, que yo tenía de Maquiavelo.
Notas:
1 Me atreví a ponerlo entre comillas luego de la lectura de un texto de Luis Felip López-Espinosa, “Maquiavelo y la filosofía materialista” (Madrid, 2008): “Por eso Maquiavelo habla como un filósofo (sin decir que lo sea), o mejor aún como lo que Badiou llamaría un antifilósofo. El antifilósofo se define precisamente como aquél que asume su posición enunciativa como parte necesaria e imprescindible para la propia enunciación. El antifilósofo es, por consiguiente, aquél que asume conscientemente el proyecto (político) de pensar lo universal, desde su propia posición particular –sin jamás renunciar a ésta, sin pretender escapar de ella. A diferencia de los filósofos utópicos, que diseñan el mejor de los mundos posibles (por tanto inalcanzable), el antifilósofo dispone el camino, real o figurado, por el cual la historia ha de partirse en dos, desde el aquí y ahora donde pensamos la ruptura. Por eso mismo hay una diferencia de número entre los filósofos, y el antifilósofo. Un antifilósofo siempre está solo, por cuanto nadie puede compartir con él las condiciones biográficas e históricas a partir de las cuales, con mayor o menor secretismo, hace abrevar sus conceptos más teóricos. Que el antifilósofo esté solo, no tiene que ver naturalmente con su condición de átomo social dado que se trata de una figura que puede ser realizada en común y colectivamente; sin embargo, un colectivo que asuma una tarea antifilosófica deberá asumir ese modo de soledad, de marginalidad que lo separa de las tendencias hegemónicas en su medio social. La «soledad de Maquiavelo», por utilizar la expresión de Althusser, es la misma soledad de la antifilosofía.”
2 ANTISERI, Darío y REALE, Giovanni. Historia del pensamiento filosófico y científico, Barcelona, Herder, 1995, Tomo II, Capítulo 1: El pensamiento humanístico renacentista y sus características generales, pág. 33
3 Ibíd., Pág. 38
4 LÓPEZ-ESPINOSA, Luis Felip. Maquiavelo y la filosofía materialista, Madrid, 2008. El análisis de a quién está dirigida la obra se da en relación con el fragmento “…para conocer bien la naturaleza de los pueblos es necesario ser príncipe, y para conocer bien la de los príncipes es necesario formar parte del pueblo”, que aparece en la dedicatoria a Lorenzo II de Médici.
5 MAQUIAVELO, Nicolás. El príncipe, Edición electrónica www.philosophia.cl, Escuela de Filosofía, Universidad Arcis, Capítulo IX: Del principado civil, pág. 26
6 Ibíd.
7 MAQUIAVELO, Nicolás. Del arte de la guerra, Buenos Aires, Ediciones Libertador, 2004, Libro I, pág 35, nota N°5.
8 Ibíd., pág. 17
9 Ibíd., Libro II, pág. 62
10 MAQUIAVELO, Nicolás. El príncipe, Edición electrónica www.philosophia.cl, Escuela de Filosofía, Universidad Arcis, Capítulo XVIII: De qué modo los príncipes deben cumplir sus promesas, pág. 49
Paola Piaggi
03-06-2011 20:01
Espero que se entienda... en el original puse distintas letras para las citas... pero acá no se pueden cambiar las letras!! Los números justamente son de las citas -o alguna explicación-, que están al final. El índice de El príncipe no está exactamente igual que en el texto, porque era una imagen... no la pude pegar porque no estaba en jpg -y no me dejaba modificar la extensión- y entonces lo busqué en internet...