Los ecosistemas tienen formas de equilibrio que, si se rompen, también afectan a consecuencia las funciones globales y las formas de vida. Las ciudades, en las ultimas décadas, tienden a crecer convirtiéndose en un complejo sistema de urbanizaciones con flujos crecientes, en los últimos años las ciudades han ocupado más suelo que en el resto de su historia. Esta urbanización dispersa olvida el funcionamiento de los sistemas de la tierra, a escala local y global. Su impacto es realmente destructivo sobre los sistemas agrícolas y forestales, donde disminuyen de la biomasa y de la biodiversidad, desestructurando los ecosistemas, y conduciendo a una degradación extensiva del suelo, que afecta s los ecosistemas