Concha Díaz una de la mujeres más anciana del pueblo, a sus 90 años de edad, nos cuenta que durante toda su vida ha tenido que trabajar mucho para poder comer. Ella viene de Nerva, dice que con solo 8 años empezó a trabajar en una droguería: mi primer sueldo era muy poquito, apenas 3 pesetas y me compré mi primer vestido.
En mi época se paso mucho porque coincidió con la guerra y entonces pasamos muchas necesidades.
Con el brillo de sus ojos, nos cuenta que ella ha pasado mucho a lo largo de su vida que con 40 años se quedó viuda y con tres hijos a su cargo y la pensión muy pequeña.
La gente trabajaba de sol a sol en el campo y estábamos muy sacrificados para lo poco que ganábamos. Nuestro medio de transporte era andando.
Fíjate lo fuerte que he sido que el día que me puse de parto iba a casa de una vecina a por dos cubos de cisco para el brasero y cuando venía para mi casa rompí aguas, así que me puse a llamar a mi madre.
La canastilla de mis hijos la he preparado yo con sus mantillas, pañales, fajita…
Los médicos no asistían el parto, aquí había mujeres que recogían a los niños.
La vida ha cambiado mucho, en todos los sentidos yo le he dado el pecho a mis hijos durante mucho tiempo, incluso hay vecinas que tuvieron que venir a mi casa para que le diera el pecho a sus hijos porque ellas no tenían leche.
Rosa Romero Blanco de 81 años de edad nos cuenta que desde muy pequeña ha tenido que trabajar y luchar mucho para criar a sus 11 hijos.
Empezó a trabajar con apenas 15 años limpiando la “Posá” para que le dieran el café y el pan. También trabajaba en el campo apañando bellotas o lo que podía. Su primer sueldo fue de 2 pesetas y media, lo dedique para comida por que en aquellos tiempos pasábamos mucha hambre, si apenas teníamos para el pan con lo que ganábamos en un día. Así que a los 18 años me fui a servir a Sevilla, me empezaron a decir que tuvieran mucho cuidado con lo que me dijeron o que no me fuera a ir con cualquiera. Una de las veces que vine de servir me quede embarazada de mi marido, entonces el me dijo que si me iba el se desentendía del niño, así que me casé. La noche de mi boda tuve a mi hijo el mayor.
Normalmente los hombres trabajaban en el campo bien cuidando a los animales o en la forestal.
Los sueldos de los hombres eran de 50 pesetas a la semana.
Las canastillas de los niños las preparaba las madres, el parto lo asistía la tía Genoveva que se encargaba de recoger al niño que nacía. El médico sólo asistía en caso de complicación. Los nombres se elegían el de los abuelos o los padrinos y como último caso el que gustara. Los padrinos solo se encargaban de bautizar a los niños y si algunos tenían algunas “perras chicas” las tiraban el día del bautizo al salir de la iglesia. Luego si en casa había alguna copa de anís y algunos dulces que yo hacia se lo ofrecía a la familia.
Respecto a que los niños vienen con un pan debajo del brazo, eso es un dicho que no es verdad, sino todo lo contrario. Aunque yo con todos los hijos que he tenido no han pasado hambre. El caso es que solo tenían una muda puesta y otra quita, los tenia que bañar en un baño de lata pero sus hijos aunque no hubiera comodidades no han estado sucios.
Cuando los niños tenían unos 8 ó 9 años ya hacían la Primera Comunión, los maestros los iban preparando para hacer la Comunión. La ropa que llevaban mis hijos aquel día se la hacía yo, me acuerdo que para hacerle la ropa a dos de mis hijos cogí una camisa muy bonita que tenía de mi madre y me salieron dos blusas preciosas.
Los niños se confirmaban cuando venía el Obispo, no lo confirmaba sin preparación alguna.
La “ajuad” mía, la junte yo en dos días porque apenas llevaba 4 sabanas y 2 servilletas. Había gente que preparaba su propia ajuad, ya que sabia coser, bordar y otras las compraba en casa de Jorge cada uno lo pagaba como pudiera.
Los novios se cortejaban a través de la labia, en mi caso me cortejaba tocándome el brazo, así que un día cansada de tantas veces fui a su madre y le dije que su hijo era un sinvergüenza y entonces me dijo que no podía hacer nada. Pués a partir de ahí empecé a salir con el, es decir a ser novios. El me acompañaba a casa después del trabajo. Íbamos a los bailes a casa de Felix, pero nunca podíamos pasar del puente para bajo y para la teresita (con la expresión de alegría en la cara dice quien volviera).
Yo no quería que me tocara porque a mi madre la criticaron mucho y me daba mucho miedo.
Así que pasaron los meses y por fin decidimos casarnos, yo iba muy guapa con un vestido de seda azul muy bonito. Como coincidió con el domingo de piñata que es en marzo, era un baile que consistía en una piñata y todos bailando alrededor de ella, que bien nos lo pasábamos, es que en la piñata aparte de los caramelos siempre echaban algún bichillo que otro, en este caso echaron ratones como corrían las mujeres, se subían en las sillas, se escuchaban gritos de todos lados, yo no se si fue de la piñata que aquella noche me puse de parto, así que así fue la noche de mi boda.
Así qué he pasado mucho, pero gracias a Dios pasar mucha hambre no la han pasado mis hijos, porque tenía gallinas, cerdos, así que quitando de aquí y poniendo allí íbamos tirando.
Si había un subsidio de apenas 30 duros, yo con eso me compre un máquina de coser para poderles hacer a mis hijos la ropa, así que así aproveche la pequeña ayudilla que me dieron.
Mi suegro era muy bueno me dió la habitación nuestra al completo: la cama, las mesillas, la cómoda y nos compro las mantas, el cobertor, el colchón y todo lo imprescindible.
Respecto a la despedida de solteros no se hacía nada.
La familia de antes estaba mas unida que la de hoy, en estos momentos cada uno va a lo suyo, yo recuerdo que siempre estábamos ahí, todos unidos para las buenas y las malas.
El recuerdo que tengo de mi infancia es cuando se llevaron a mi padre, es decir cuando la guerra, lo mataron. Resulta que aquí, como en muchos lugares, mataban a la gente sin hacer nada, mi padre estuvo escondido durante un tiempo en casa hasta que una vecina se fue de la lengua y entonces vino la guardia a por mi padre, estuvo unos días en la cárcel del Ayuntamiento y vino un camión y se lo llevó. Yo recuerdo aquel día como si fuera hoy: mi padre atado de manos, como pudo, se metió la mano en el bolsillo y me tiró la cartera y el reloj de él (en su cara refleja el dolor que le produjo aquella pérdida, diciendo si yo siempre he tenido penas tras penas).
Así que ahora lo tienen todo, antes nos divertíamos jugando al escondite, las tejas como estaban bajas cogíamos y las tirábamos al suelo.
Una de las trastadas que mas me arrepiento, una mujer del pueblo se casaba así que tenía la casa prepara, toda limpia ya que le faltaban pocos días para casarse y cogimos una palada de ceniza y se la echamos en la casa, que me arrepiento, lo que tuvo que pasar aquella pobre mujer para limpiar aquello.
Mi primer juguete “hay hija mía” fue una muñeca pero con un palo de adelfa, la cara se la pinte y el cuerpo echo de trapo, pero que contenta estaba yo con mi muñeca.
Las Navidades de antes eran muy parecidas a las de ahora quien tuviera mas ponía mas en la mesa y quien tuviera menos, menos ponía. Luego si se podían comprar mantecados se compraban.
Mi familia ha sido siempre una familia grande, de echo lo sigue siendo.
Mi madre no me preparó para el cambio de niña a mujer me pilló por sorpresa.
Con mis abuelos nunca he jugado cuando iba a casa de mi abuela era para ayudarle a hacer las cosas.
Ahora los niños están hasta más tarde por la calle pero antes cuando sonaba la primera campanada de la iglesia salíamos corriendo para casa, había que irse.
Respecto al servicio de los médicos, si que había y si la cosa era mas grave nos mandaba para Huelva.
Si que conozco algunos remedios como son la “paletosa” para todo y la “hiebaluisa” para el dolor de barriga.
Una de las cosas que se sigue curando con hierbas es “el culebrón”, pero no se que hierbas son.
La religión. Ante la Virgen de la Granada si que hay devoción.
Puedo contar de la finca donde se hace la Romería del pueblo era propiedad de una Baronesa que la dejo en herencia para que la utilizaran los pobres del pueblo en estos momentos es propiedad del Ayuntamiento, como uno de los pocos sitios que cuenta el pueblo y el mas accesible se construyo hace apenas unos años la ermita allí. Muchas de las personas del pueblo no están de acuerdo en que sea la Romería allí, ya que han pasado muchas cosas y le achacan a que la Virgen quiere estar donde se apareció por primera vez, que es camino del río. Allí hay una casa de piedras en ruina y en una adelfera que había allí detrás apareció.
Así que cada 15 de agosto se saca en procesión y el último sábado de abril se lleva el estandarte a la ermita. En la Iglesia podemos encontrar una variedad de santos para lo pequeña que es, como la Granada, la de los Dolores, la Inmaculada, Santa Marta, la del Carmen, las Animas Venditas...
Las viviendas: Yo cuando era pequeña vivía en el Barrio del Barranco que hoy en día solo hay majadas y cuando me case me vine a vivir para aquí que es donde vivo que te voy a contar de esta casa era una majada que poco a poco la hemos ido poniendo mejor. El suelo era de boñigas de vaca y lo teníamos que limpiar con boñigas. Las paredes se limpiaban con barro amarillo y blanco, nosotras teníamos que ir a buscarlo bien a la “Briñuela” o a la rivera. La cal se utilizaba para el exterior, esta había que apagarla en un cacharro de lata con agua unos pocos de días.
El gas no existía, había que cocinar con leña o con carbón. El carbón claro que se hacia aquí además había gente que se dedicaba a hacerlo. Mi marido cuando talaba las encinas hacia cisco y carbón.
Los cuartos de baño no existían así que las necesidades las teníamos que hacer en una escupidera, a un cubo y se tiraba bien a la esterquera o al barranco.
El agua corriente no existía, había que ir a la fuente por ella, yo para lavar y limpiar utilizaba la de la “pasailla” que la tenia mas cerca.
Luz: cuando me casé había un motor en la casa de la “Cachacha” que funcionaba hasta las 12 de la noche, así que por las noches me llevaba a la mesilla la linterna porque como tenía 11 hijos no fueran a precisar algo.
Las comidas a mi siempre me han salido muy buenas y de hecho siempre las comidas en la candela salen mas buenas, a mi me gustaba mucho hacer dulces.
A mi lo que mas me gusta de mi pueblo es la plaza y mi calle.
Los bailes que se bailaban eran el vals, los fandangos y los pasodobles, el baile empezaba con el vals. Yo cantaba canciones muy bonitas, antiguas, nos comentaba: haber si me acuerdo y os la canto pero ahora no me acuerdo del todo.
Uno de los refranes que nos dice es: haz bien y no mires a quien.
Las mujeres iban al bar, ya que nada mas había eso para divertirse, se solían hacer los bailes en los bares.
A las matanzas que había en el pueblo solía ir toda la gente, ya que además de ayudar iban por un plato de comida. Yo recuerdo que tenía un tío que cogía la cuchara y iba de matanza en matanza a comer, había veces que quería abarcar todo y se quedaba sin nada.
Es un pueblo en el que siempre ha habido una gran variedad de animales como: vacas, cabras, cochinos, caballos, gallinas, perros, etc.
Por nuestro paisaje nos podemos catalogar como paisaje de la sierra luego pertenecemos a la cuenca según la distribución que nos han dado.
En nuestras huertas podemos encontrar una gran variedad de hortalizas como tomates, pimientos, berenjenas, cebollas, ajos, calabazas, calabacín, sandias, melones, patatas… principalmente en verano lucen las huertas con sus frutos.
Según cuenta la tradición de la Virgen se la encontraron camino al río que hay una ermita en ruinas, había una adelfera y allí está la Virgen de la Granada.
Los caminos se utilizaban mucho más que hoy en día, bien andando o en bestias.
Los primeros coches que llegaron al pueblo fueron el de Manolo el de la Posa y el del Pipí. Se utilizaban los lavaderos donde todas las mujeres acudían a lavar sus ropas, yo iba a la pasailla donde tenía un charco y allí lavaba y cogía la ropa para limpiar.
En el pueblo ha habido médico siempre.
Félix Sánchez que cuenta con 86 años de edad nos comenta que su época de la infancia le cogió con la guerra civil y que el recuerda que no pudo ni hacer la primera Comunión, el recuerda que por aquellos años después de hacer la misa de la Comunión todos los niños nos íbamos a la escuela a tomar chocolate con dulces y los padres no ponían nada.
Respecto a las tareas que se realizaban eran principalmente en el campo, talar, arrancar matas, arar, sembrar, etc. Yo trabajé en el bar que tenían mis padres y luego me quede yo con el negocio.
Así que no puedo decir cual fue mi primer sueldo no lo recuerdo, mi situación económica no ha sido mala mis abuelos eran gente bien situada económicamente y la verdad es que no hemos pasado necesidades.
Yo me quede sin madre cuando apenas tenia 9 años así que nos cuidaba la criada que teníamos en casa que yo la quería mucho.
Estuve trece años novio con la que es actualmente mi mujer, nunca nos enfadamos, llevamos juntos toda la vida como aquel que dice, yo tenía 15 años. No hubo pedida, una de las noches, cuando fui a llevarla a su casa, estábamos en la puerta y entonces su madre me dijo que entráramos para dentro que hacia mucho frío, y a raíz de ahí ya no nos quedamos más en la calle.
Los nacimientos: las madres eran las encargadas de preparar las canastillas, se recurría más a las mujeres que asistían los partos para así poder ayudar, en caso de que la cosa se complicara, era cuando se le llamaba al médico. Los padres lo celebraban con alegría y en la mayoría de los casos solían emborracharse.
Los nombres de los niños los decidía el padre y la madre, y los padrinos eran normalmente gente de la familia.
Los novios se cortejaban muy bien, que tiempos aquellos lo que yo disfrute, todos los domingo había baile que era cuando nos veíamos, no os podéis imaginar lo que hemos disfrutado en esos bailes.
Las familias eran todas muy grandes y estaban todas las casas llena de gente, entonces si que había gente viviendo en el pueblo, había vida unos poco de bares y tiendas eran el sustento de unas 7 ó 8 familias y el resto se dedicaba al trabajo del campo y al cuidado de los de los animales. También había una veintena de hombres trabajando en la Mina de Riotinto.
El luto se guardaba durante muchos años, no lo llevaba lo mismo el hombre que la mujer. El hombre simplemente llevaba un brazalete negro en la manga y las mujeres iban tapadas completamente de negro incluso no salían a la calle.
Mi familia tanto la paterna como la materna han sido procedentes del pueblo, mi familia no emigró, mis hijos ninguno de los tres viven aquí, se tuvieron que ir por motivo de trabajo.
Las Navidades, lo pasábamos muy bien, la gente estaba toda junta, yo recuerdo que como tenia el bar había personas en el pueblo que no tenían familia y se quedaban a cenar con nosotros aquí en casa.
Cuando yo me casé no pudimos ir a ningún lado porque teníamos un negocio y no podíamos cerrar las puertas, pero hubo dulces y bebidas, incluso hubo hasta una caja de puros que pocos en mi época se lo podían permitir, la gente más potentada.
Las casas antes tenían los suelos de piedra, las paredes se pintaban de cal y de barro amarillo que se buscaba bien en la “briñuela” o por la rivera.
La comida se preparaba en la candela y en las ollas de barro que por cierto estaban muy buenas, que buenas aquellas comidas preparadas con leña.
Todo ha ido cambiando poco a poco, antes teníamos muy pocas comodidades, ni agua corriente, luz, los cuartos de baño que bañarnos en un baño de lata y la necesidades a las esterqueras, tantos muebles como tenemos ahora que hay para cada cosa un mueble distinto. Las comodidades son cada vez mayores ya pocas clases sociales hay ahora todos somos más o menos iguales tenemos para todo lo que precisemos.
Las fiestas se han perdido muchas como es la de la Virgen de la Granada que había más devoción la que hay ahora, ya que solo se acuerdan ese día, pero por lo menos la hay.
En los bailes de antes se bailaba más agarrados, los hombres y las mujeres disfrutaban más, era diferente, ahora la juventud solo piensa en beber, antes lo pasábamos mejor.
Las mujeres no podían salir a los lugares que frecuentaban los hombres, estaba mal visto.
Las matanzas, han cambiado mucho, venían toda la gente del pueblo y todos ayudaban.
Mi mujer echaba unos pocos de kilos de garbanzos para que toda la gente que viniera a comer no se quedara sin comer.
José Pedrero Marín, de 78 años nos cuenta que durante toda la vida ha tenido que trabajar mucho para poder criar a sus 11 hijos. Dice que a trabajado en el campo desde niño, luego cuando se casó estuvo en la mina. Después de unos años tuvieron que emigrar a Barcelona en busca de un de un futuro mejor para sus hijos.
Nos dice que todo ha cambiado mucho en todos los sentidos, ya que ahora los niños todo lo tienen pero antes desde muy pequeños ya estábamos trabajando y no solo eso sino que ahí otras comodidades que no contábamos con ellas como: las madres tenían que estar todo el día lavando pañales, la ropa; era una forma diferente a la de ahora que en parte nos ha ayudado a ir evolucionando. Pero la forma de hablar a los mayores no es la misma, se ha perdido el respeto.
La vida se va modernizando poco a poco, yo recuerdo cuando no se ganaba ni para un pan. Cuenta que daban como unos vales, es decir un trocito.
Me acuerdo el día que tenia mi mujer secándose la ropa en la candela y empezó a quemarse una media y se quemó toda la ropa de todos, gracias a algunos vecinos que nos dieron algunas ropas que le sobraban (con la expresión de la cara demuestra que ha pasado mucho). Ha tenido que robar muchas bellotas para poder criar a sus hijos, que las vendía para leche para sus hijos, ya que debido a la falta de comida la mujer se quedaba pronto sin leche. Nos cuenta que cuando los cerdos se morían con la trichina en el Corchuelo los amos lo enterraban por la noche y el y su mujer iban por la noche a desenterrarlo para poder obtener comida, lo malo era que se enteraran por que se la podían buscar.
Nos cuenta que el se casó cuando apenas llevaba un año de novios. Los muebles que compramos fue una cama grande de segunda mano a los Tinajas por 50 pesetas, el primer colchón era de paja de avena, al poco tiempo el amo de una finca de aquí al lado me dio las hojas de las mazorcas para hacer el colchón y me traje también algunas mazorcas de maíz para un cerdo que tenía en el corral, nos comenta que anda que no pasaron nada para llegar a casa.
Dice que el no es de aquí pero que se siente alfillanco, yo también tuve que emigrar a Barcelona pero luego volví, mi abuela sí es de aquí.
Recuerda el año que el “Pipí” sembró el cercado de guijarral de habas y él se lo comió entero sin “estronchar” ni tan siquiera una sola mata, solo le dejó las veras con habas las demás se las comió. Entonces el “Pipí” se enteró que fue él y solo lo invitó a un litro de vino, por la astucia con la que lo había hecho. Tuve suerte por que un día fueron a robar peras a lo suyo y los llevó al cuartel a Huelva.
En mis tiempos los hombres trabajaban en el campo en general, o bien cuidando los animales o en la forestal que se trabajaba de sol a sol todos los días. Las mujeres algunas trabajaban sirviendo y otras en la forestal.
Cuando nos casamos apenas llevábamos un año de novios, en el año 1953 tuvimos que pagar 8 duros al cura y 1 al monaguillo.
Los sueldos de las mujeres eran la mitad del de los hombres, era tanta la pobreza que existía que hasta las personas ya jubiladas iban a la forestal para ganarse algunas pesetas.
Las mujeres estaban muy castigadas en todos los sentidos, aquella mujer que hubiese tenido algún novio era muy difícil que volviera a tener otro, ya que si la había tocado otro no la querían. Luego la que se quedara embarazada estaba muy mal visto, perdía todos los derechos.
Respecto a las necesidades diarias no había agua corriente, había que ir a la fuente por agua y luego para asearse en una palangana, para bañare en un baño, las necesidades en un cubo y en la escupidera y por la mañana a la esterquera. La luz lo que existía en un primer momento eran los candiles que quien no tenía dinero para comprar las “torcias”, cortaba las tiras de las mantas para encender los candiles, dice riéndose que muchas veces las mantas quedaban a la mitad. Luego, pasados unos años, pusieron un motor para la luz en la plaza que por la noche se cortaba. Estando el “Pipí” de Alcalde, inauguraron la primera bombilla en guijarral que cada una de las vecinas hicieron algo de comer y el “Pipí” puso una arroba de vino, así que celebramos la primera bombilla.
Respecto a los partos de mi mujer, yo le ayudaba, iba a buscar a la tía Genoveba que asistía el parto, a calentar el agua, las toallas y todo lo que le hacia falta en aquel momento. De los 11 hijos que he tenido, 8 de ellos han nacido en casa. Dice que el médico solo iba en caso de complicación ya que el médico cobraba sus servicios y el que más y el que menos no se lo podía permitir.
Las comidas se traían de Nerva, yo recuerdo cuando veíamos aparecer los burros de la comida y todos los niños salíamos a correr. En mis tiempos se aprovechaba todo, hasta la cáscara de la patata. Dice anda que no he “arraspao” ya bellotas para hacer tortillas. El que no tenía gallinas, no podía comer huevos. El café que había era de cebada tostada.
Se sembraban todas las huertas de tomates, pimientos, melones… se secaban para el invierno.
En un bar que había vendían la zurrapa del café para seguir haciendo café.
Cuando las mujeres empezaban a tener edad de novio, las madres eran las que le hacían el ajuar. Aunque no tuvieran novio las madres le juntaban la ajuar poco a poco lo que iban pudiendo.
Los novios se cortejaban a través de la tapia, era una época muy bonita, se pedía la mano con el consentimiento de los padres. No podían ir a ningún lado solos siempre iban las mujeres acompañadas por algún familiar. Era muy curioso decía que si había dos cercados juntos y tenían hijos solían emparejar a los hijos para que se pudieran juntar los cercados. Cuando la familia no quería al novio la cosa se ponía fea.
Las fiestas del pueblo también han cambiado mucho, antes consistían en dos días, empezaban el sábado a mediodía con toros en la plaza y por la noche el baile, el domingo por la mañana era la misa de la Virgen y por la noche la procesión por las calles del pueblo
Las calles del pueblo estaban empedradas y la plaza del pueblo era de tierra.
Dolores Domínguez Pérez, de 67 años de edad nos cuenta que ella ha visto como la vida ha ido cambiando a lo largo de su vida en todos los sentidos.
La geste del pueblo vivía fundamentalmente del campo, de arrancar matas y apañar bellotas. Se empezaba a trabajar a los 10 o 12 años. Sólo había trabajo para los hombres, en el campo y en la mina, para las mujeres sólo en el campo. Cuando mi marido entró a trabajar en la mina cobraba 57 pesetas.
Su familia se componía principalmente de sus tres hijos y ellos dos. De los cuales cada uno se ha ido criando de diferente forma debido a los tiempos, es decir a la diferencia de edades que había cosas que te ayudaba a facilitar la crianza de los hijos como era el diario tener que lavar aquellos pañales, luego se adelanto a los dodotis, los colchones de las cunas que eran zaleos y lanas, que la mitad de las veces daba mucha peste pero era así ya que casi todos los días se le salía el pipí y había que lavarlo todo a mano. La vida ha cambiado mucho en todos los sentidos tanto para bien como que otras cosillas que no están del todo bien, pero ahora debido a que se ha modernizado todo estamos mas cómodos a la hora de realizar todas las tareas.
Yo desde pequeña mi oficio ha sido coser, me enseño María Juana que es muy buena costurera así que ella es la que me enseño. Lo que ganaba iba para casa, para comer, entonces cobraba, por un delantal, 5 pesetas
Es el oficio que he tenido, no he tenido que trabajar en el campo. Mis herramientas de trabajo eran las tijeras y la aguja.
En los nacimientos atendía Rocío, no estaba titulada, el médico sólo venía en caso de complicación. La canastilla la preparaban las madres, el papel de los padrinos se limitaba a llevar a los niños a bautizar a la iglesia. Los bautizos se celebraban en casa, con la familia. Los pañales que se utilizaban eran de tela, de tipo manta para que empaparan. Yo recuerdo que hasta que los niños no se bautizaran no podían salir a la calle. En la canastilla poníamos los pañales, las mantillas, la faja, polvo talco, colonia y toda la ropita que pudieras poner. Quién decidió el nombre que se le ponía a los bebés fui yo. No es verdad que todo niño trae un pan debajo del brazo, es más bien todo lo contrario.El traje del bautismo era un batón y la ropa que tuvieras. Normalmente los padrinos eran de la familia, el hombre celebraba el nacimiento del hijo, pero no participaba en el parto,se quitaba del medio.
La Primera Comunión se hacía con 8 ó 9 años, el traje que usábamos lo hacía cada una con lo que pudiera su familia, yo recuerdo que de 7 niñas que la hicimos juntas, algunas iban con batas blancas del colegio por que sus padres no podían comprarles otra cosa. La catequesis la daban las maestras y también se encargaban de preparar a los niños para la Primera Comunión. Los regalos eran poca cosa, sobre todo ropa interior.
Yo no se si estoy confirmada o no.
La “ajuad” se comenzaba a partir de los 10 ó 12 años. Llevaba Sabanas, toallas, los utensilios de la cocina, etc. Las maestras enseñaban a coser la ajuad, había tardes que teníamos costura. Quien se lo podía permitir se lo compraba al Ditero y se pagaba a plazos.
Los novios se cortejaban todo el día detrás de una y cantándonos en la ventana, salían juntos pero casi siempre con las madres detrás de nosotros. Cuándo la familia se oponía al noviazgo, nos veíamos a escondidas en casa de alguien. Dolores prefiere dejar aquí la entrevista.
María del Carmen Martín Moreno a sus 57 años de edad nos cuenta que la vida ha cambiado mucho en todos los sentidos. Ahora en los tiempos que vivimos hay mas libertad para todos, antes las mujeres no podían salir solas, ni tan siquiera a los bares a tomarse una cerveza, con el paso de los años parece que hay un poco de libertad. En la que las mujeres son mas independientes y suelen hacer un poco más de vida propia.
Las mujeres y los hombres trabajaban principalmente en el campo tanto en las labores agrícolas como en las ganaderas, algunas de las mujeres se dedicaban a las tareas domésticas en las casas que se lo pudieran permitir como lavando la ropa y limpiando las casas.
Yo gracias a Dios mi familia no ha pasado muchas necesidades, mis padres pusieron una tienda en el pueblo, vendían de todo y con eso íbamos tirando.
Respecto a mi niñez que bien no lo pasábamos, había muchas niñas más, nos íbamos al cercado mío de la fuente y jugábamos a las casitas, allí todas juntas - con emoción nada más hace repetir que bien lo pasábamos todas.
Cuando le preguntamos que cual fue su primer juguete toda alegre nos dice que una muñeca de cartón que le trajo su tío Ignacio, tuvo buen estreno porque fue nada más llegar había en la casa una tinaja llena de agua así que la metí y se desmoronó y me quede sin muñeca.
La Comunión era cuando teníamos 10 años que nos preparaban los maestros en el colegio, la manera de celebrarla no era como hoy celebrarlo por todo lo alto, se celebraba en la escuela con todos los niños, con un Cola Cao y un dulce y había familias que se podían permitir hacer una comida para la familia, yo recuerdo que en la mía, después de tenerlo todo preparado mi tía se murió, así que no se celebró nada.
El luto de antes se llevaba rigurosamente, es decir que las mujeres se vestían de luto por completo, también a la hora de llevar su vida también influía ya que la radio y el televisor no se ponían hasta pasado un tiempo, yo recuerdo, cuando se murió mi tía, que mi madre no ponía las flores en la casa y era lo que mas le gustaba, siempre estar pendiente de sus flores y que toda la gente la vieran lo bonitas que la tenían. Los hombres llevaban el luto de otra manera, no se ponían de negro, a lo mejor una cinta o algo pero poca cosa.
La “ajuad” se empezaba a preparar desde muy jovencitas, las madres iban comprando lo que iban pudiendo para que el día de mañana que le hiciera falta tuvieran la ajuad y no comprarla de repente. También se podía pagar poco como en la tienda de Lucia. A mi particularmente me la compraron en Sevilla en los almacenes que compraba mi padre las cosas para la tienda.
La forma de cortejar a las mujeres era principalmente invitándola a bailar y a raíz de ahí ya empezaban ha hablar más y si la cosa cuajaba ya se hacían novios.
Mi novio trabajaba en una fábrica y echaba muchas horas así que trabajaba hasta los sábados, y había fines de semana que no lo veía ni siquiera, porque como coincidiera con las cacerías se le iba el tiempo a las “tantonas”, cuando venía el domingo a mi casa, había veces que del mosqueo que tenia no le abría la puerta, así que hasta la semana próxima.
Nosotros salíamos unas pocas de parejas juntas, lo mismo nos íbamos a casa de Miguel, el puente y la teresita, otras veces nos íbamos a hacer un guiso y nos comíamos lo que fuera.
Mi pedida fue muy bonita mi novio fue a mi casa con algunos de sus hermanos, también estaba mis padres me llevó unos pendientes con un anillo muy bonitos por cierto que los tengo todavía.
Los embarazos antes del matrimonio estaban mal vistos.
Los tiempos han cambiado mucho antes las mujeres no podían ir a ningún lado solas siempre acompañadas de los maridos y ahora hay un poco mas de independencia.
Mi noviazgo duró tres años y nos casamos.
Si el novio era de fuera se veían los fines de semanas particularmente los domingos, nos desplazábamos en coche, yo me acuerdo que mi padre me contaba que venía a ver a mi madre en una burra.
Los muebles los compramos entre los dos, ya que los dos estábamos trabajando compramos la habitación nuestra, el comedor, dos camas para la otra habitación. La familia regalaba algunas copas, tazas, jarras, ceniceros, principalmente lo que te regalaban era eso.
Las despedidas si que se hacían, en mi caso la hice con mi marido en casa de Felix, todos juntos hicimos un guiso y así se celebró.
La Navidad de antes se pasaba mejor, toda la familia junta con lo que tuviéramos, y cada vez en una casa, cantando, comiendo, que bien lo pasábamos.
Mi familia materna es de aquí y la paterna de Campofrío, en casa hemos vivido mis padres y yo que éramos los únicos miembros de la familia.
Las familias mas grandes que hay en el pueblo son la de Rosa y la de Pedrero.
Aquí antes era todo distinto todos estábamos con todos sin discriminar a nadie y daba igual la edad que tuvieras, lo que me gustaría recuperar de verdad es la unión y la amistad que manteníamos antes.
La vida ha cambiado bastante, antes era la vida de otra manera, había más respeto y se trataba a la gente de usted, ahora hay menos aguante.
Las madres no preparaban a las hijas para el cambio de niña a mujer cuando te pasaba era cuando te lo decían.
Se han perdido también muchas fiestas que antes se realizaban como es las “candelorias” que se celebraban el día 7 de diciembre, la resaca que se celebraba el día después de la fiesta que ya son muy pocas las personas que acuden cada año al día de la resaca , es que ahora hay muchas fiestas y la gente esta cansada de tantas fiestas, antes era el sábado y el domingo.
La Virgen salía dos veces por la mañana y por la noche, siempre ha sido el día 15 y si no coincidía con fin de semana, el más próximo.
Según cuentas los más ancianos del lugar la ermita del río era para todas las aldeas vecinas que pertenecían al mismo pueblo yo recuerdo todas las casillas que hay derrumbadas por los alrededores.
La Iglesia la arreglaba Loreto y después, mi madre, que eran las que se encargaban de tocar las campanas y de limpiar, la Virgen la preparaba Melquiadez y ahora Emilio y Javier.
En la Iglesia hay muchos Santos entre ellos cabe señalar; la Virgen de la Granada, la Purísima, Santa Marta, la Virgen del Carmen, San José, el Cristo, etc.
Las casas de antes a las de ahora han cambiado en muchos sentidos, ya que ahora hay más comodidades. Estaban pintadas de cal el exterior y el interior de barro amarillo sobre todo los doblados y la cocina, que se recogía bien en la “briñuela” o en la ribera y también estaba el barro blanco que lo traía una mujer de Campofrío, era el resto de las habitaciones.
Se cocinaba en la candela, con carbón y con leña y sin olla Express y que buenas estaban las comidas. Los braseros que habían eran bien de cisco o de leña y lo hacían gente de aquí del pueblo, Cristina el cisco y Martín el carbón.
Las casas no disponían de cuarto de baño y no había water, así que cada casa tenía una esterquera para poder hacer sus necesidades. Nos bañábamos en un baño y lavarnos en una palangana.
Así que no disponíamos tampoco de agua corriente y teníamos que ir a por ella a la fuente que había en la “Cruz de los Caídos”, también el Pipí vendía el agua para beber y cocinar.
La luz con la que contábamos era la del foco, el candil y los “quinqueles” que funcionaban con petróleo.
Los muebles con los que contábamos eran pocos como podía ser las “lacenas” y las “expeteras”.
Respecto a las costumbres podemos decir que la mujer estaba siempre en casa y no podía ir a los lugares que frecuentaban los hombres que en este caso eran los bares.
A la hora de ir al colegio los niños en un lugar y las niñas en otro.
Podemos decir que según el paisaje que tenemos somos un pueblo de sierra pero que a la vez pertenecemos a la Cuenca Minera.
Nuestro pueblo se caracteriza por su gran variedad de hortalizas y que a su vez están exquisitas.
Según hemos podido ver a lo largo de la entrevista los tiempos han cambiado en todos los sentidos tenemos mas comodidades; pero a la vez, han producido tanto cambios positivos como negativos.
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Estos testimonios son rescatados de la página oficial del Ayuntamiento de La Granada de Rio Tinto,. Con la simple intencion de dar a conocer a la sociedad y a los mismos ciudadanos de la localidad historias y costumbres tradicionales de este.