en la foto esta el cartucho original, comparado con un .22LR.
saludos
REPLANTO
25-05-2011 16:46
Otra vez muchas gracias Don Zero. Por lo que leí sobre esta arma, podría estar implicada directamente en la muerte de Aparicio Sarabia. Hay varios comentarios que pude extraer en una búsqueda que hice en internet, y que aquí les dejo. Un abrazo.
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He aquí el primer documento vinculado con la herida del Gral. Aparicio Saravia, que confirma la herida por un Máuser Dovittis, arma estándar del Ejército gubernista en 1904:
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La guerra de 1904 terminó de hecho en la batalla de Masoller, donde fue herido de muerte Aparicio Saravia. Hoy, diríamos que murió como consecuencia de un pulmón de sepsis.
Mena Sagarra (...) relata así lo sucedido:
“...Una tercera bala había alcanzado al General en la cintura, traspasándole el vientre de izquierda a derecha... uno de ellos relató luego que el General trataba de sonreír, pero se iba poniendo terriblemente pálido; la hemorragia era abundantísima y enrojecía los cojinillos sobre los que estaba reclinado”.
El doctor Alejo Martínez y el practicante Francisco Trotta lo atendieron inmediatamente. “El médico le practicó la primera cura, todavía en pie. Sobre un par de ponchos extendidos, llevados por cuatro hombres, empezaron a caminar hacia las carretas del parque”.
Saravia fue llevado a la casa de la madre del jefe riograndense J.F. Pereira de Souza.
Sucedió entonces un hecho curioso que demuestra el espíritu de los médicos de ambos ejércitos.
Arturo Lussich que lo atendía, llamó a Luis Mondino, cirujano del ejército rival para efectuar una consulta.
Dijo “El Día” del 17/9/1904:
“A poco de hallarse el Dr. Mondino con su expedición sanitaria donde tuvo lugar la sangrienta batalla, recibía una esquela del Dr. Arturo Lussich en la cual este facultativo de las fuerzas insurrectas le pedía que se trasladara hasta el paraje donde se asistía a Aparicio Saravia, pues deseaba vivamente celebrar con él una consulta y oír su opinión acerca del estado del caudillo. El Dr. Mondino accedió al pedido y el día 9 se trasladó en carruaje hasta la casa en que se encontraba el Jefe de la insurrección. Casa distante unas cuatro leguas de la línea fronteriza. Una vez allí, examinó la herida de Saravia, dándose cuenta en el acto que su estado era sumamente grave. El proyectil le había penetrado por la cintura, y después de atravesar de arriba hacia abajo uno de los riñones y los intestinos había abierto una gran boca de salida en la parte baja del abdomen, pues la bala era de Mauser Dovitis, que es más o menos del mismo tamaño de la Remington. Hecho el examen del paciente celebraron los dos médicos una larga consulta, conviniendo ambos que se trataba de un caso mortal y que el desenlace era cosa de muy pocas horas. Además, la fiebre consumía al herido, el que en los fuertes accesos deliraba,
pronunciando voc es de mando cual si ordenara a sus soldados en un momento de pelea. Sus instantes lúcidos duraban poco, pues la sangre perdida había debilitado mucho el robusto organismo del caudillo. Sin embargo, la muerte no sobrevino a causa de infección como se supuso en un principio sino por bronconeumonia, dolencia que vino a complicar el gravísimo estado del paciente”.
La tardecita se entronaba en los campos de Masoller en aquel mes de setiembre de 1904, las tropas del gobierno comenzaban a sentir que su parque de municiones disminuía vertiginosamente.
Los Blancos de Aparicio Saravia sustituyeron el choque frontal por la guerra de desgaste y se preparaban para el alba venidera a dar la estocada con la tropas de refresco.
Con esa acción "los colorados" del gobierno estarían perdidos.
Fue en esa caída del sol, cuando Aparicio Saravia comenzó a recorrer la línea de fuego alentando , como era su costumbre, a sus tropas,..."Vamos, muchachos, firmes!, mientras su sombrero y poncho blanco de destacaban en el horizonte. No iba solo, unos metros más atrás le seguían sus abanderado Germán Ponce de León, su hijo Mauro de 16 años y un soldado brasileño.
Pasaba revista a la División 9 cuyo jefe era su hermano Nepomuceno, cuando comenzó la balacera sobre el General y su equino, la tercera bala lo alcanzó en la cintura, traspasándole el vientre de izquierda a derecha.
(...)
Después aparecen las dudas. ¿Quién disparó contra Saravia?.
Escribe el profesor Mena Segarra...." No fue una bala perdida la que lo hirió..." Varias versiones florecieron, algunos se vanagloriaron de aquel tiro certero, corrió el rumor de que habían sido campeones de tiro argentinos contratados por el gobierno para realizar " misiones especiales" otros opinan que fueron "espías" colorados infiltrados en filas revolucionarias y otros opinan que fue algún "calepino" que no quería que se concretara un tratado de paz que dejara a Saravia como triunfador.
(...)
Las interrogantes sobrevuelan todavía sobre los hechos de 1904 y sobre la muerte de Saravia. Muchas acusaciones, muchas de ellas silenciadas para no perjudicar la unidad del Partido Nacional se sucedieron desde aquel 10 de setiembre, sin otro cometido que dificultar el conocimiento exacto de lo ocurrido.
Es evidente que en algunos casos no se buscó la verdad ni las consecuencias que trajo aparejada la muerte de Aparicio Saravia para el país y para el Partido Nacional.
Se conformó un mito, se levantaron monumentos y homenajes y detrás de ellos se esconden aún los asesinos de Saravia.
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En la Estancia La Llave, situada en el departamento de Florida, donde el escritor Omar Prego pasó muchos años de su infancia, ocurrió lo siguiente:
“Cuando yo era muy niño, tendría seis o siete años, mi madre y yo estábamos sentados en el porche de la estancia, se veía el camino que llegaba hacia camino real como se le llamaba entonces, y vimos venir avanzando un hombre, alto, grande, que muy lentamente se iba acercando a la estancia, y a medida que iba llegando a donde estábamos nosotros, nos empezamos a alarmar un poco, porque era un hombre muy raro y porque vimos que llevaba colgado en la espalda una carabina, un fusil. Pasó de largo y se fue a la zona de donde estaban los peones, y allí se presentó a mi padre y le dijo que quería trabajar como agricultor, y preparar una chacrita porque esa era su especialidad, etcétera. Me gustaba mucho ir a donde estaban los peones a conversar cuando estaban libres, al mediodía por ejemplo, y este hombre tenía una gran disposición para contar su vida. Y un día contó sin más, y de una manera muy precisa, que me quedó grabado para siempre, que él había sido el hombre que mató a Aparicio Saravia. Bueno, empezó a hacer el cuento diciendo que él estaba peleando contra Saravia y que pertenecía a un pequeño grupo de tiradores que había sido contratado por las autoridades del gobierno para que cada vez que había una batalla, dispararan contra Saravia para ver si podían matarlo. Y él dice que en una de esas batallas, justamente en la que resultó herido de muerte Aparicio Saravia, dice que fue él quien disparó contra él y le dio muerte. Siempre terminaba su cuento, se levantaba, iba donde estaba su carabina y la exhibía: ‘Esta es el arma’. Después, con el tiempo, yo me fui a Montevideo, volvíamos muy poco a la estancia con mis hermanos, solamente en las épocas de vacaciones, y un día me encuentro con el hombre que mató a Saravia que venía caminando por una calle cerca del puerto, y me dijo que ahora estaba escondido porque lo querían matar a él, porque él había elegido estar con los que estaban contra el gobierno, los que estaban luchando contra el gobierno, y que seguía con su carabina en mano y los esperaba. Tres o cuatro meses después vi en el diario que había una información según la cual había un hombre se había resistido a la policía que fue a buscarlo y había muerto en el tiroteo. Y ese era este hombre. Se llamaba Manuel Amaro”.
Encontré el artículo de diario que le había mencionado en primera instancia. Se trata del Suplemento de Fin de Semana de El Observador, del día sábado 28 de agosto de 2004, pág. 6 y 7. El artículo se denomina "Ocaso en Masoller" y fue escrito por Miguel Arregui.
Cito las partes que nos interesan:
"El sol se puso a las 6:26 y el fuego mermó con el crepúsculo. Entonces Aparicio saravia salió a recorrer el frente cerca de las posiciones enemigas, de este a oeste [dando entonces su flanco izquierdo al enemigo] ante el cerro de los cachorros, para reforzar la moral de sus castigados hombres de vanguardia [quienes ya tenían 1500 bajas entre muertos y heridos, después de 3 horas de combate]. De poncho y y sombrero blancos, sobre un gran caballo tostado, seguido en fila por germán Ponce de León con la bandera nacional desplegada y tres ayudantes, era un blanco fácil, inequívoco. Mientras sus hombres lo vivaban, un grupo de soldados gubernistas comenzó a dispararle desde poco más de 1.000 metros, muy dentro del alcance de sus fusiles Máuser. Su caballo fue herido dos veces pero Saravia continuó su temeraria marcha. Una cuadra después el caudillo se tomó la pierna derecha, en gesto de dolor, mientras proseguía cabalgando. Su hijo Nepomuceno galopó hacia él:
"- General, ¿le lastimaron en la pierna?
"- ¡No es la pierna, carajo!
"Cuando comenzó a desmoronarse lo ayudaron a desmontar, lo tendieron en el suelo y comprobaron que una bala le había atravesado el vientre: ingresó por detrás, a la izquierda de su cintura, y salió algo debajo y a la derecha del ombligo. El grueso proyectil de plomo, similar al de un Remington, provino muy probablemente de un viejo Máuser modificado (Mauser Dovitis9, y en su viaje destruyó los riñones e intestinos del caudillo blanco (...)
" - que no se den cuenta los compañeros que estoy herido - dijo el caudillo, y luego a Nepomuceno:
"-No me vaya a dejar agarrar prisionero, m'hijo."
El columnista agrega después:
"Las tropas de segunda línea, como las Guardias Nacionales, disponían también de modelos Máuser más antiguos [ya que el reglamentario era el Máuser español-brasilero de 7mm], incluso de un solo tiro con calibres que iban de 6,5 a 11mm (en este último caso, con la menos potente pólvora negra)"
Por lo que he leído en otras fuentes, los hombres que dispararon contra Saravia formaban parte -aparentemente- de las Guardias Nacionales de Florida y Maldonado.
zero
25-05-2011 23:28
Muy buena la información, mucho material para analizar. la muerte de Sarabia sera un misterio siempre, pero en lo que no hay dudas es que fue un pequeño calibre o un 6,5 Daudeteau o 7 Mauser. saludos.
Negro
29-05-2011 00:56
Estimados,
Les cuento que hoy volvímos a probar el Daudeteau en el CUT. Después de toquetear un poco el punto de mira y adaptar un falso guión (poxilina de por medio) logramos hacer que pegue unos 30cm. arriba y 15 a la derecha.
Parece joda como un fierro que tiene más de 110 años logre meter todos los tiros en menos de 2 pulgadas!!! Con miras abiertas y unos elementos de puntería muy rudimentarios me sentí más que satisfecho. Ahora voy a ver como hacer para centrar aún mas los impactos
Saludos,
Negro
zero
29-05-2011 20:36
Que alegría que todavía esa maravilla agrupe. Pase por el taller que algo vamos a inventar.
saludos.
Burriqueta
29-05-2011 22:18
Zero, conoce a alguien que le pueda poner unos puntos de soldadura de bronce y luego a darle forma con una lima, creo que seria mas durable que la poxilina.
En realidad es una maravilla que eso agrupe, jaja.
Saludos
