La primera posición en recaudos lo tiene Avatar del director James Camaron, recaudando $760 millones. Como siguen los recaudos parece que Star Wars Force Awakens podría llegar a la primera posición. Recién visto el Episodio VII (sí, la mítica cortinilla lo confirma), los sentimientos encontrados son muchos y las conclusiones positivas. La película más esperada de 2015 llegaba apadrinada por Disney y un J.J. Abrams que ha sabido capturar la esencia de la trilogía antigua y regalarnos una de las mejores cintas de la saga, eso sí, con algunas reservas.

Aquí va nuestro particular análisis a las virtudes y defectos de Star Wars: El Despertar de la Fuerza (The Force Awakens).

Varios de los siguientes ítems contienen spoilers.

A favor:

1. Nuevos (y carismáticos) protagonistas Rey, la chatarrera errante que aguarda la llegada de su familia en el desértico planeta de Jakku destila, desde el primer momento, un carisma que se ve acrecentado a medida que avanza la trama y, especialmente, durante el último tercio de la película.

Por su parte, el nuevo robot BB8 se convierte en la perfecta alternativa a un R2-D2 en horas bajas mientras Finn, interpretado por John Boyega, surge como un héroe torpe y adorable con el que el espectador empatiza enseguida.
DISNEY
El hecho de volver a reunir a Han Solo (Harrison Ford), Leia (Carrie Fisher) y Luke Skywalker (Mark Hamill), no sólo ha sido todo un acierto, sino que parte de nuestro hype ha girado en torno a cómo lucirían estos viejos héroes treinta años después de El Retorno del Jedi. Su sóla presencia sigue destilando carisma, casa perfectamente con el argumento y ellos, bueno, lucen más mayores o, en el caso de Fisher, demasiado diríamos.

El regreso de otros personajes clásicos como Chewbacca, C-3PO o R2-D2 aumenta la personalidad del conjunto.
El Despertar de la Fuerza es, básicamente, un calco del Episodio IV versión 2015, lo cual, lejos de ser malo, ha contentado a los fans más acérrimos al mismo tiempo que la presentación de nuevas tramas y personajes sienta las bases de un Episodio VIII que, intuímos, puede convertirse en la nueva El Imperio Contraataca, a juzgar por todos los misterios y dudas que la película ha sembrado en los espectadores.

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4. Entretenimiento puro y duro Los pocos niños que habían en la sala de cine apenas hablaban o se movían, el mejor indicio de una entrega que no aburre y cuyas situaciones se ven enlazadas con otras aún más emocionantes de manera sublime. Sus conexiones con la saga original y los muchos "vacíos" cuyo origen cabe encontrar en estos 30 años transcurridos también suplen esos escasos momentos de bajo interés.

En contra:

1. Un villano flojito Cuando una saga entera gira en torno a un sólo villano, en este caso Darth Vader, sustituir su presencia por un nuevo antihéroe resulta una tarea complicada. Como bien comentábamos, The Force Awakens sigue un patrón similar a Episode IV - A New Hope, presentando a Kylo Ren como "nuevo Vader" de esa Primera Órden y a su mentor en la sombra, Snoke, como sucedáneo de Lord Sidious.

Dos personajes prometedores que, no obstante, no destilan el carisma del resto del elenco, especialmente en lo que respecta a un Kylo Ren algo flojo y despistado. Por suerte, su condición de hijo de Han Solo y el posterior asesinato de este a manos de su hijo confirman la maldad de un villano que, seguramente, dará mucho más de si en las próximas entregas.

De Phasma mejor no hablaremos.
2. Peleas de espadas láser discretas
Por mucho que La Amenaza Fantasma sea una de las entregas más infames de la saga, aquel duelo de espadas láser entre Qui-Gon Jinn y Obi-Wan frente a Darth Maul continúa imbatible como una de las mejores peleas de Star Wars, seguida de aquella entre Lord Sidious y Yoda cuya resolución definiría el destino de la galaxia en La Venganza de los Sith.

El Despertar de la Fuerza tiene muchas virtudes, pero los duelos láser, a excepción de ese algo más intenso en un bosque nevado, no consiguen impactar tanto como lo hicieron las precuelas.

3. Williams en horas bajas