Las novísimas tecnologías permiten acceder a casi cualquier parte del mundo como si viviéramos en una aldea virtual habitada por diversas y diferentes historias, culturas e idiomas.
Pero esa capacidad del “technos” no implica una posibilidad real ya que las desigualdades en el acceso permanecen y hasta aumentan. Aún los que tienen la posibilidad tecnológica de conocernos no experimentan el imperativo de hacerlo.
Para eso necesitamos recursos materiales, capacidad y voluntad. La computadora, Internet y los numerosos instrumentos que hoy son elementos fundamentales en la enseñanza no pueden sustituir a mentores, tutores, maestros, educadores o formadores.
Además ya un solo maestro no es suficiente ni deseable en la educación de estudiantes con la capacidad de penetrar electrónicamente en bibliotecas cualquier lugar del planeta. Es necesario desarrollar la enseñanza compartida (“team teaching”) donde los maestros guías del país estudiado colaboran con el profesor presencial que directamente trabaja con sus estudiantes desde lejos.
Esto implica una integración del curso donde los estudiantes y el profesor están presentes en un mismo lugar pero utilizan los medios de Internet con una versión reformada del modelo de la educación a distancia.
Ya, entonces, tendríamos junto a la educación a distancia y los estudios en el exterior una experiencia nueva que bien pudiera clasificarse como co-estudiando con el exterior estudiado. A esto bien pudiéramos llamar interneteando con el otro, con el exterior, que es la verdadera forma de avanzar el conocimiento intelectual.