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caizán
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01-08-2012 22:06
UN CRIMEN PERFECTO

Las dos mujeres caminaban lentamente en el geriátrico. La mayor le explicaba a la más joven: --En general, son tranquilos. Los dueños no aceptan discapacitados ni personas con problemas psiquiátricos o de conducta; esos te obligan a una mayor atención y hay que restársela a los otros. ¿Más personal? ¡Ni por casualidad! Como te dije: son tranquilos; podrán tener algún día “complicado” pero les das “unas gotitas o una pastillita”... –hizo un guiño cómplice, la otra asintió --¡Y listo!
Se detuvieron junto a un hombre que dormitaba; la cabeza contra el pecho y el torso en falsa escuadra hacia la derecha. La más joven quiso poner al hombre en ángulo recto pero la otra lo impidió:
-¡No, dejálo así, Nora! Dentro de un rato se inclina otra vez. Éste es don Giménez. Pasa más tiempo dormitando que despierto.
-¡Pobre! ¿Es muy viejo?
-Sí –contestó la mayor – Él estaba aquí cuando yo empecé y de eso hace... --entrecerró los ojos mirando hacia arriba para hacer memoria –más de diez años.
-No, ¡no!, Isabel, me refería a su edad cronológica.
-¡Ah! Más de noventa. Nació en 1915. A veces le cuesta bajar del árbol.
-No comprendo -- dijo Nora.
-Quiero decir: que algunos días, se va por las ramas y es muy difícil poder volverlo al tema inicial. Pero sacando eso, lo demás, bien. Controla esfínteres, que a esa edad es una bendición y se abastece a sí mismo bastante bien, ya vas a ver –contestó Isabel, mientras se alejaban.
Cuando se fueron, éste entreabrió su ojo derecho para atisbar a las mujeres. Enderezó el cuerpo; dejó sus ojos entrecerrados, para tener una visión borrosa del entorno e inició una perorata interior:
-¡Je, je! Esto de hacerse el dormido sirve para saber que piensan.
Isabel no es mala. ¿Vamos a ver que puntos calza Nora? En general, las mujeres no son confiables, demasiado emocionales, para mí. Ahora no me importa. Pero en la década del cuarenta. Grisanto Giménez, para algunos. “Risita” (por las iniciales) para otros. “Don Grisanto Giménez” o, “señor Giménez” cuando juntaba las cejas y clavaba la mirada en alguien.
En ese tiempo no era fácil el tuteo, como hoy. Yo era hombre de la “milonga confiteril”: La Nobel, Sans Souci, Ruca, Picadilly. Donde el “mujerío” era de buen nivel. Todas querían gastar sus sueldos de profesionales, secretarias, profesoras y maestras; en buena ropa. En disfrutar la vida. Un Buenos Aires que festejaba la independencia económica de las mujeres. Algo nuevo. Había terminado la Segunda Guerra Mundial, ellas querían ocupar esos espacios que se ofrecían y... allí estaba un servidor: ¡Grisanto Giménez! Buen bailarín de tangos y boleros “calentones”. Buena pinta y mejor “empilche” – de los “49 auténticos” – Hombre de la noche. Figura conocida y respetada por el “minaje” y en especial por los varones. Había que ser “muy hombre” para hacer lo que un servidor: levantarse, ir a la mesa elegida y decirle a la ocupante: --- ¿me acompaña esta pieza?--- sin jamás un “rebote”. ¿Qué hombre se atrevía a eso? Ninguno. Siempre era, el cabezazo discreto; que la mujer aceptaba o rehuía. ¿Quién se iba a animar a un rechazo público? ¡Nadie! Por eso, los varones me respetaban. En su fuero interno, todos esperaban el fracaso. ¡Que no llegaba!
Así siempre. Miércoles, jueves y domingo a la noche. Viernes y sábado ¡nunca! Esos días populares el centro era invadido por los barrios y te encontrabas con tipos y tipas “Divito”. Todos iban a hacer “facha de”... ¡No señor! Lo mío era: miércoles, jueves y domingo a la noche. Lunes para balance y martes para proyectar la semana. ¡Qué tiempos aquellos! –Dejó escapar un largo suspiro –me invade la nostalgia.
--¡Ojo! Grisanto Giménez no era un “blandengue sentimental”. ¡No! No, viejo. Las “minas”, para bailar, para “el momento higiénico”, ¡y nada más! ¡Minga de romance! Si aflojabas en eso, chau, eras “boleta”. Podías escuchar:
-¿Sabés el modelito que vi en “Las Filipinas”?. O en “Maison Julien”
¿Te imaginás la envidia de las chicas y los amigos? ¡Vos y yo, abrazaditos, bailando! ¡Ni quiero pensar! --Ese era el momento que aprovechaba un servidor para “tomarse el raje”. Mejor era no llegar a eso. En general, las mujeres son hijas del rigor. Por lo menos, en mi tiempo. Vos les dabas ventaja, las consentías y...”chau pinela”.
--Había una... ¿Qué estaba diciendo? ¡Ah, sí!... ”La revoltosa”. Esa sí que fue un caso. No me acuerdo cómo llegó. Quizá me agarró con la guardia baja. No sé. Cuando me di cuenta, hacía tres días que vivía conmigo. ¡Tres días con sus noches! ¡Y qué noches!... Me las pasé en vela. Entre el calor y “la revoltosa” yo, ya estaba para “vieytes”, ahora le dicen “el borda” (*) Esa tarde en la oficina, me encontré pensando: “tengo que matarla”.
Al principio sonreí, por lo disparatado. Pero el pensamiento seguía sin irse y un poco en broma, otro poco en serio, fui analizando diferentes sistemas para lograr: “el crimen perfecto” y disfrutar el placer de la impunidad. Poder decirme, al leer los titulares de “Critica” -¡Fui yo! ¡Fui yo!
Entrar a tomar un café y escuchar los comentarios de los parroquianos y los mozos sobre “ese hecho misterioso”, que tenía desvelado a lo mejor de la Policía Federal. Y sentir la satisfacción de saber que están hablando de uno. ¡Que sos la figura del día! Que “el boletín sintético de Radio El Mundo” menciona “la falta de testigos y de indicios en el caso, tendría desorientados a los investigadores”
Tenía que analizar bien las distintas formas posibles, con sus pros y sus contras. De plano descarté el veneno. Casi todos aparecen en las vísceras y los que no, son difíciles de conseguir. Así discurriendo se pasó la tarde y el horario de oficina.
Me paré en la esquina de Corrientes y Florida. Automáticamente, doblé hacia el bajo. Cuando llegué a la esquina de Corrientes y Alem. Sin ningún motivo, impensadamente, decidí tomar el té en el piso 19 del “Comega”.
Allí, tratando de ver la ciudad de Colonia, oscureció..., y ya tenía todo resuelto. Ya sabía “cómo” la iba a matar. ¡Sin culpa ni castigo!
Esto merecía un “festejo”. Por lo tanto decidí: cenar en el “London grill” y dormir en el “Jousten”. Necesitaba comer bien y dormir mejor. Así, con las ideas claras, la cabeza despejada y bien alimentado, revisaría todo el plan y estaría en óptimas condiciones de “acometer” la tarea decidida.
Me desperté temprano. Mientras desayunaba en “La Fragata”, revisé todo. ¡Perfecto! ¡Perfecto! Causal de muerte: APLASTADA. Todo bien. ¡Sos un genio, Grisanto!
El día transcurrió sin mayores incidencias. Tomé el tranvía para ir a casa, en él leí “Noticias”. Sobre todo, los pronósticos de turf.
El departamento estaba silencioso, ordenado. Me preparé el pijama para después del baño y busqué las pantuflas, como siempre. Debía haber “bronca”, porque ni asomó. Seguro estaba en la cocina, era su lugar cuando me dejaba en paz.
Bañado y peinado, me di unas palmaditas en la cara con colonia Lancaster. Mi rutina. Acomodé el sillón junto a la ventana y la abrí para ventilar el ambiente; puse en marcha el ventilador, para renovar el aire interior. Me senté y desplegué el diario; relajado, tratando que nada pudiera “alertarla”.
Entonces la vi, recortada a contraluz en la puerta de la cocina. Yo, tranquilo; leyendo “Noticias Gráficas” y haciéndome el desentendido. Ella, se acercó un momento al combinado y luego dio unas vueltas alrededor – por eso, le había puesto “la revoltosa” – se acercó a la ventana y volvió a la cocina.
Yo aproveché para revisar todo el plan; cuando se apoyara en la ventana que daba a la calle, sin levantarme- ¡Zas! A la mierda “La revoltosa”. Todo perfecto.
Volvió a aparecer y se dirigió directo a la ventana. Allí se quedó, mirándome. Yo me preparé para cuándo se diera vuelta y mirara la calle.
Las manos me transpiraban. Los segundos de espera, en tensión, parecían horas.
Ella seguía mirándome. Yo, detrás del diario, haciéndome el “gil”.
De pronto, comenzó a girar y se quedó apoyada en el marco de la ventana, mirando hacia la calle; seis pisos más abajo.
No esperé más. Casi sin mover el cuerpo, desplacé el brazo derecho y ¡le di duro! ¡¡Zas!! ¡¡Morite, hija de ----!!
La palmeta de junco trenzado cayó fuertemente sobre el alféizar.
La mosca salió volando. Libre. A la calle.
J.S.M.
(*) Manicomio público.

LA RAZÓN DEL POR QUÉ

En 1948, estaba en “Gente de Arte de Avellaneda” o el “Teatro Municipal de Avellaneda”, no recuerdo en cual de ellos. Como sea, allí conocí al escribano Jorge Melazza Muttoni, escritor y director de la biblioteca del Congreso Nacional.
Ël editaba un semanario, en Avellaneda, y en una de esas charlas intrascendentes, me dijo: “tengo un espacio chico, libre; si tenés algún texto pequeño, te lo publico”
A los 18 años, verse en letras de molde es como editar un libro. Le dije que sí y le mentí, no tenia ningún texto, lo hice especialmente, tendría 24 renglones; el final de éste texto, con otro título: “La Mosca”.
Pasados 52 años, lo recordé. No tengo ninguna copia del original, recordé la historia y como empezaba a lidiar con el ordenador, lo rescribí.
Mantuve la ambientación en el Buenos Aires de la década del 40, fue cuando lo escribí. Casi todo lo que allí menciono, ya no existe. Me parece un cuento muy porteño, si no se ha vivido es casi ciencia ficción, ni los diarios existen.
Ese mundo era real, lo conocí; lo viví con la avidez de esa edad.
Fue mi primer texto público.
Esta es la razón del por qué hoy lo cuelgo aquí.
JSM
caizán
caizán
18-07-2012 18:39
Ana, te agradezco la corrección. Nunca lo leí para corregir. Salió y allí quedó. Hice la corrección, creo que adecuada, no sé, vos dirás. Gracias por leerlo.
Ana
Ana
18-07-2012 17:12
UNA CARTA de caizan

Es un cuento precioso, no tengo ninguna duda. Una historia de vida que, a pesar de la tristeza inicial, me parece envidiable, en el buen sentido de la palabra. No cualquiera puede contarla. Desde la creatividad del juego, que adelanta futuras resoluciones a los problemas que van a presentarse, hasta lo emotivo de los 55 años juntos, vividos con amor. Un historia de las que calan hondo y te dejan como una sensación de plenitud: 55 años ¿qué más se le puede pedir a la vida? Inmortales no somos, pero no todos tenemos la suerte de vivir una intensidad que se prolongue tanto en el tiempo. Si la historia es autobiográfica, creo que deberías sentirte feliz por haber podido disfrutar de ella. Si no, es un cuento que moviliza. Generalmente suelo analizar y desmenuzar los relatos para detectar posibles mejoras en su construcción, pero con éste me fue bastante difícil porque me quedé atrapada en la historia. No obstante, te diría que “salir afuera” es redundante; bastaría con que dijeras “cuando salgo”.
Repito; un cuento emotivo que sí tiene mucho de especial. Es un mensaje directo al corazón del lector.
caizán
caizán
09-07-2012 19:45
Gracias , por tu consideración y respeto. Tendré en cuenta los preceptos del hilo, a futuro. Por la razones que expliqué en el primer párrafo, no puedo hacerlo con este texto. Un saludo cordial.
Observador
Observador
09-07-2012 18:59
No, Caizán, no es mi intención ejercer el papel de censor de esta página. Todo lo contrario, te agradezco mucho que hayas colgado tu texto. Ya te dije que no pretendía que hicieses un análisis literario de tu relato, sólo quería que nos dieras las razones de por qué lo consideras especial. Si te cuesta hacerlo, no hay problema. Mi mensaje era para aclararte el fin de este hilo. El objetivo de esta sección es aprender de los cuentos de los demás. Es por eso que pido a las personas que cuelguen relatos aquí, que nos digan por qué los consideran un ejemplo de lo que debe ser un buen texto.
No soy quién para censurar el trabajo de un compañero, y por supuesto, no lo voy a hacer.

Un abrazo, Caizán.
caizán
caizán
09-07-2012 17:44
Observador:Me resulta dificil explicarme. Algunas cosas que he escrito fueron por necesidad de una catarsis. Ésta, es una de ellas. En estos casos no puedo ser objetivo, tampoco me pidas un análisis literario, soy incapaz de ello (por ignorancia).
No me preocupa, si lo consideras, quitarlo. Uno puede ser benévolo con sus hijos, pero no debe obligar a los demás a serlo; sería un acto de imbecilidad e intolerancia.
Con toda sinceridad, lo dejo en tus manos. Un saludo cordial
Observador
Observador
08-07-2012 21:38
Compañero Caizán, veo que has colgado un texto en esta sección: Cuentos destacados, que abrí con la intención de comentar relatos que nos parecieran especiales o un ejemplo de lo que, por su calidad literaria, debe ser un buen cuento. Entiendo que tú eres el autor de este relato, pero no nos has dado las razones de por qué este texto que has introducido te parece tan especial. Si lees la presentación que escribí, verás que la única condición que os puse era ésta (copio del enunciado):

La única y mínima condición que os pondré es que la persona que introduzca un texto nos dé sus razones por las que considera especial el cuento que ha colgado.

Así pues, te agradecería que nos lo dijeras. No es necesario que escribas un comentario extenso, sólo que nos des tus razones.

Un abrazo, Caizán. Espero tu respuesta.
caizán
caizán
08-07-2012 05:53
UNA CARTA

Querida hermana, dos puntos. Ésta es una carta virtual, habituales entre nosotras.
Hoy fui al médico. Sola. Me ratificó el diagnóstico anterior: EPOC. No hay
ninguna duda. Seré la primera, en el juego que jugamos con mi esposo desde que éramos novios. Un día me dijo: --- ¿A qué colegio vamos a enviar al nene?
--- ¿Qué nene?
---El nuestro.
Lo miré, para ver por dónde venía la cosa. Lo detecté y lo seguí.
---A un buen colegio, católico
--- ¡Ah, no, no! Colegios confesionales no. ¡De ningún tipo! --- Y empezaba una discusión, que siempre, terminábamos riendo. Nacieron los hijos y la cosa fue: --- ¿Vos estás de acuerdo con la carrera que eligió nuestro hijo mayor? -¡Tenía cuatro años!- Luego: --- ¡Vos te fijaste con quién sale la nena, ese tipo no me gusta! -¡Tenía 10 años! - Estos temas se convertían en largas disquisiciones. Cuando empezábamos a creerlo y discutir, asomaba la risa. Lo bueno de esa gimnasia mental fue, que cuando llegaron esos problemas, teníamos posición tomada y se hizo más fácil “digerir” la situación.
Después que pasó los 70 años, me dijo: ---Mirá, estuve pensando en el final de nuestras vidas y he decidido que yo seré el primero.
--- ¿Sos Dios?
---No. Soy práctico. Yo sólo, en esta casa no voy a encontrar ni los fósforos
---No quiero hablar de eso.
--- ¡Yo sí! ¡Quiero que me incineren!
---Yo también. Pero ahora, no tengo ganas de hablar. – Después, comprendí que tenía miedo a la soledad, por eso elegía ¡irse primero!
Hoy, sé a quién le toca el primer turno. Y no lo diré, porque no deseo que me internen, me hagan una traqueotomía, coloquen un respirador artificial y pasar varios meses padeciendo; mi familia y yo. Prefiero una muerte súbita. No quiero sufrir. A él, le quedará: recordar: nuestros 55 años vividos con distintas vicisitudes. Con amor y con muchos momentos de felicidad. ¡Como ráfagas!
Además, yo también tengo miedo. No de quedarme sola en casa. Éste es mi reino,
pero cuando salgo a la calle, estoy perdida. No sé hacer trámites o escribir a las empresas prestadoras de servicios, sea por la mala calidad o un cobro excesivo. No manejo la computadora, que es la actual vía de comunicación. Por lo tanto, me quedaría encerrada en una casa llena de recuerdos y vacía de sonidos. Sobrevolada por Eros. No, hermana, no. Prefiero que el dulce Tánatos, junto con Hipnos, se antepongan a las crueles Keres.
Querida hermana. Vos te “fuiste” el mes pasado. Sé que nos vamos a encontrar pronto. Un beso-
,------------------------------------
Mensaje dirigido a varios correos electrónicos

A mis familiares y amigos: Ayer, a las 2 a.m. falleció mi esposa. Fue incinerada.
JSM


Estela
Estela
23-06-2012 02:02
!Qué bueno que hayas abierto esta sección,Javi! Un magnífico cuento este, con el que has inaugurado la propuesta.

Si bien(aunque parezca un pecado decirlo, me hago cargo) Cortazar NO es de mis autores preferidos, (tampoco lo es Borges, !y no me asesinen!) no se puede dejar de decir que aunque tenga imperfecciones, tal como lo dices, es un cuento REDONDO (como también son algunos otros de Cortazar) y que deja "marca", pero otros del mismo autor ,francamente, me han parecido malísimos (y no hablo de la técnica, sino que me parecieron "chatos")

Repito: !no armen la horca!

Has hecho un análisis minucioso, muy interesante de algunas características de la literatura de Cortazar, que te agradezco profundamente, porque me resultó hondamente gratificante leerlo.

Y por supuesto, tal como dice Antonio, esta sección nos permitirá seguir aprendiendo de distintos autores que han dejado y dejan su "huella" en el campo de las letras.

Gracias por tu trabajo.
Un abrazo
 Castelo
Castelo
22-06-2012 16:08
Gracias por reabrir esta sección, Javi. Es una propuesta excelente, como lo es el texto que has elegido para inagurarla; espero poder comentarlo en más profundidad, pero estoy en medio de una mudanza y no sé yo...
Me parece que es un hilo más que interesante y necesario para mejorar nuestra tecnica creativa, desde luego; analizar a los buenos, o los que consideremos buenos.

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