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POEMAS
jota jota
jota jota
27-03-2024 16:49

El mal que lo aqueja 2014-2024

Tomás Páez abrió los labios en un intento de expresar una opinión contraria a la audiencia que hoy lo juzga, pero no pudo articular palabra, unos ojos amarillos, intensos, se clavaron en los ojos miopes de Tomás y la mano dueña de esos ojos de víbora encendida, se coló dentro de la chaqueta con el gesto cierto de una amenaza y lo obligó a guardar silencio.

En ese momento vi la cara del terror en el rosrtro pálido de Tómas, cerró la boca, olvidó la intención de la defensa, no emitió sonido alguno y se sumergió en la derrota vencido por el miedo, su silencio lo condenó a pagar las cuentas de un asesinato que no cometió, a expiar las culpas de otro.

El arbitrio de un juez corrupto permitía satanizar a un inocente sin mayores pruebas que la mentira. Tómas es un acucioso investigador dedicado a su trabajo y en ese trabajo, de perseguir sobre la linea el significado de la letra impresa, de la palabra escrita por otra mano distinta a la suya, había descubierto en el último poema de Ricardo Fuentes, las claves de su reciente asesinato y también al asesino, presente hoy en el juzgado, que ayudado por el miedo, apoyado por la fuerza, impide el ejercicio de la justicia.

Tomás Páez es interrogado por su abogado defensor, seguramente preguntas y respuestas arregladas de antemano, con el fin de ayudar al jurado a esclarecer los hechos y tomar el camino de la justicia, pero no es capaz de decir la verdad, el miedo, el implacable miedo se lo impide.

Tomás no escribe poemas, él los examina y con meticuloso detalle exprime valiosos significados. Tomás Páez no es poeta, es un reconocido estudioso de nuestra poesía, especialista en la corriente de escritura vivencial, experto en los textos del grupo Huellas, grupo liderado por Ricardo Fuentes, quien se encontró con la muerte detrás de un poema y de esa muerte se acusa a Tomás Páez.

Soy amigo de Páez, me escribió, copió el texto del último poema de Ricardo Fuentes y la sospecha de saber quién lo había asesinado, en su carta me comentó que había acudido a la policía, pero estaba seguro, que en Puerto Nutrias nadie se atrevería a enjuiciar al culpable. El asesino es uno de tantos intocables. He comprendido tarde esta verdad, me escribió Tomás y agregó, necesito urgentemente el servicio de tus servicios, la poesía clama justicia.

La poesía, los amigos y la verdad, rigen mi vida desde los veinte años, conocí a Ricardo Fuentes, aunque nunca participé del grupo Huellas. Yo soy amigo de Tomás Páez y soy también poeta, no le debo nada a nadie, poseo una credencial de detective privado que utilizo con cierta frecuencia y un revólver 38 que manejo con destreza.

En los rostros del jurado leo claramente la sentencia:
Tomás Páez, con el único fin de apropiarse de la obra inédita de Ricardo Fuentes, el poeta de Puerto Nutrias, es culpable de asesinarlo.

Justo antes de que el juez de la orden al jurado para su veredicto, quiebro el silencio de la sala, levanto la voz y pido ser oído por el tribunal.

Ante el desconcierto general y la expectación que he creado, se me permite hablar. Camino lentamente bajo el silencio escrutinio de los presentes, las miradas están puestas en cada uno de mis pasos, me posiciono en el banquillo de los acusados y declaro sin que nadie me pregunte:

Juro decir la verdad, nada más que la verdad, únicamente la verdad.

Mi nombre es Jacinto Lara, soy Detective Privado y me contrataron para descubrir al asesino de Ricardo Fuentes, quien encontró la muerte al conocer la debilidad de un personaje que se siente intocable, poderoso entre los poderosos, el más hombre de este lugar, de este minúsculo punto perdido en la geografía fluvial de nuestra arrebatada América.

Ricardo Fuentes murió asesinado por un hombre aquejado de una terrible, de una espantosa enfermedad, murió a manos de quien sufre mal de Parkinson, pero su hombría no le permite aceptar que se conozca su debilidad, ni la burla de sus miserias, pero los incontrolables, los terribles espasmos de esta enfermedad no dan tregua, ni tampoco esperan pacientes, los mejores momentos para presentarse. Fuentes descubrió el mal que aqueja a su asesino y con la franqueza que lo caracterizó, le aconsejó buscar ayuda. El asesino negó su padecimiento y amenazó de muerte a Ricardo Fuentes, quien fiel a la poesía vivencial escribió este poema:

He visto tu mano cobarde
con su temblor inequívoco
acodada en las sombras,
he descubierto en mal momento
el mal que te aqueja
y has dictado mi sentencia.
Estoy seguro que en tu ley,
pasarás la página de mi destino
y se detendrán finalmente mis horas.
Ya no tendré que acudir
a compromisos de calendario
ni a futuros inciertos
y no lo agradezco.

Mi provocación hizo levantar del asiento al asesino, en su mano, la misma pistola que disparó la bala que mató a Ricardo Fuentes, instintivamente saqué mi revólver y disparamos, yo con el pulso firme y él, con temblores incontrolables.

jota jota
jota jota
22-03-2024 16:41

03222024

He hurtado tantos gestos
a mis afectos,
que hoy pesan en los huesos
y no hay maneras,
de enmendar mis omisiones,
de regresar y devolver
con intereses
esas faltas mías,
que la memoria
de los huesos,
con acierto me señala.

jota jota
jota jota
21-03-2024 19:07

La Poesía tiene su día -17-24

La poesía tiene su día
su día mundial para brillar
Y hoy 21 de marzo
es ese día.

Aquí en Venezuela
la poesía está comprometida:
se levanta y redacta un acta,
se alza y entona un himno,
se multiplica en las esquinas,
se enfrenta con valor
y sin lamentos.

La poesía y su verdad
sencilla y sin adornos
contra la mentira de los sobornos.

Nuestra poesía es de resistencia,
corre y se repite
boca a boca,
se hace viral
en redes y celulares.

Es la voz de las señoras,
la descarga de su furia
con cuchara y cacerola.

La poesía de la barricada
en esta encrucijada,
ha donde ha sido empujada
por la dictadura descarada.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
20-03-2024 13:02

Una tímida vibración, un asomo de poesía, un syeño del que despierto. Mi primicia tras el desmayo del desierto.

AQUELLA LEJANA LUZ

Como un áspero sueño que me lacera huyendo
luz violenta que apenas despeja el ruido
con palabras cenagosas que despiertan mis heridas
que yo creía dormidas en lejana oscuridad.

Largo y alevoso sueño que todavía me aprisiona
mis dedos se prolongan sin encontrar ningún fondo
-abismo soy nunca lo olvido-
como postergación eterna de una criatura única.

Luces que no destellan fijan puntos en mis cansadas pupilas
lecho y techo coinciden en angosta perspectiva
mientras mi pozo se ahonda a través de las raíces
y el diapasón acelera su cadencia alertado por la proximidad del infierno.

Me desprendo en la caída de mis ropas más queridas
aquellas que eran caricias que recibí de mujer
araño buscando la savia que alimentará mi verso
pero sólo encuentro roca y pestilencia de nigth-club.

Tal vez pasaron ya los tiempos de la creación
y mi palabra sea eco solamente de la que una vez vibró
Tal vez la canción antigua se extinguió en aquel desierto
donde nació mi último sueño del que no puedo despertar.

jota jota
jota jota
19-03-2024 18:47

Tarde de albahaca 2018-2024

Mi aromática tarde
de albahaca perfumada,
se sostiene
sobre el ámbar
de tus ojos,
que descansan
sumergidos,
fluorescentes,
escépticos,
en cápsulas nocturnas.

Mi serena tarde se detiene
sobre pacientes horas
y es noche de sombras
sin constelaciones
cuando faltas.

Afilados dientes de perro,
cuchillos de hielo,
amenazas plateadas
y silencios
cuando faltas.

Temible el espacio vacío,
feroz el punto y aparte.

Incapaz de sostener mi paso
cuando falta tu voz,
me lanzo por la autopista
a velocidad de vértigo.

Busco mi frágil tarde
perfumada de albahaca
entre el ruido de motores
desenfrenados.

jota jota
jota jota
18-03-2024 19:05

Hermanos

Fuimos convocados a nacer
en los cuarenta,
en los cincuenta
y asistimos al llamado
cinco hermanos
para un único legado.

Eventos extraordinarios,
actos legendarios
marcaron nuestras vidas.

Nuestra madre brilló
con luz propia
y señaló la ruta
de ser libres.

Nos hicimos a un lado
y olvidamos el género
para ser iguales,
sin variables.

Admirados, sin asombro,
presenciamos los éxitos
del sexo opuesto
y hoy doy gracias
por lo tanto,
por lo mucho,
a mis hermanas.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
18-03-2024 12:25

Aquí seguimos, aunque aquí no vinimos, como diría Lezama Lima. Viejos poemas para mantener el hálito de este foro que tratamos que no se extinga.
Y mientras esperemos a la joven Musa...

AMANECER DEMORADO

La poesía sale de la boca
El pensamiento sale de la cabeza
El humo sale del huevo
Y el huevo sale de la ostra

Carlos Edmundo de Ory. Teoría finita.1950

No Alpes en su inclemente altura
tierra llana propicia para grillos
tierra de almas y miradas de violeta
caminos casuales donde la hiedra medra
y rocas rocas rocas
tibias rocas que a la contemplación se ofrecen.

Apenas robles de adustez secular
estigmas de los hombres
bueyes que dormitan en su onírico universo
manos que son besana con sus dedos extendidos
llamada del agua clara
que es llorada entre los juncos.

Tierra que acaricia el alma
y la encierra en su regazo
abducción de siglos mostrencos
que retuercen esperanzas sin futuros
aterrizando caminos que ocultaban horizontes
dejando claros de luna imprevisibles.

Entreverados espacios donde un silencio de muerte
eleva sus frágiles cometas
heraldos multicolor nunca suicidas
cainitas desde su origen caballeros y vasallos
cruzan en emblemático unicornio
el tráfico embrionario de la fugaz avenida.

Y al final era la cueva
donde el murciélago duerme
allí la palabra es hueco y dorado ruido de oros
el camino se hace canasto con su ovillo desliado
y es el pájaro escapado de su trampa
quien increpa al corazón que allí alcanza.

Dormid venturosos
desde las casas aladas
ajenos a precipicios y a la bendición del Papa
Dormid aquellos que guardan
los secretos de la esfinge
y los horarios de trenes

Benditos seáis dormid.

jota jota
jota jota
15-03-2024 18:30

Treinta y seis -2009-
A Mirian

La dinámica
feroz del movimiento
es de miedo,
solo de pensarlo
se harinan los huesos.

El incesante movimiento
no da tregua,
tampoco un respiro.

Piedra y arena
en la mirada inflexible
de su cómplice,
del viejo y conocido tiempo,
que toca con fuerza
su ritmo de polvo y ceniza
y ahoga lamentos
de rostros que fueron
asombro de los espejos.

Leyes inflexibles,
códigos secretos,
claves siderales
rigen esta dinámica
y es inútil el reclamo
ante el veraz testimonio.

Se revelan imágenes
que apenas ayer
asomaban tímidas
a las puertas del sueño
y de nuevo la amenaza.

Inevitable es el cambio
ante el compás indetenible
de las horas y sus días.

Hoy seis de julio
arrebatan en el torbellino
del movimiento,
treinta y seis años
dibujados en tus manos,
en el borde de los labios,
en la sombra y los espejos.

Y en esas líneas difusas
de la frente
reconoces al fin al enemigo
y sus códigos secretos.

jota jota
jota jota
14-03-2024 18:32

El singular peso del silencio

Dócilmente peregrina por el camino que ha trazado la mano del destino y enfrenta los avatares que le han sido impuestos sin una queja, él sabe que es inútil la protesta y se mantiene resignado sobre el rumbo señalado. Él ya no espera otra cosa que este presente repetido y rutinario y es capaz incluso, de dar gracias, porque los eventos en su vida no representan mayores dificultades y en esa suerte de destino que le ha tocado, no padece ninguna enfermedad que revista gravedad.

Sus días suelen ser tediosos y hasta rutinarios, pero nunca iguales. No se vuelven a repetir con la misma exactitud y aunque la acción en apariencia sea la misma, sutiles cambios lo obligan a insistir en revisar la torpeza de sus propios errores.

A diferencia de los días, bajo el riguroso examen al que somete sus actos al final de la jornada, sus noches son exhaustivas y transcurren en una minuciosa revisión de mínimos detalles. Bajo ese microscopio, bajo esa lupa de imágenes totales, adivina enemigos en las fantasmales sombras que crecen entre grises. En la mediana claridad que el recuerdo le permite, revisa bajo el peso de la angustia creciente los intolerables errores que durante todo el día cometió. Imprudencias, groseras impertinencias lo enfrentan. Reconoce que en más de una oportunidad cometió un disparate, que equivocó la respuesta, que su conducta debió ser otra y no la que desatinadamente ocurrió y entonces, le pesan un mundo los errores, pero con la misma actitud resignada con la que asume su vida, se dice a sí mismo, casi con optimismo: ya no puedo remediarlo. Me equivoqué. Fallé. Clavo pasado.

En algún momento del insomnio imagina otras respuestas más certeras, y observa la posibilidad de otros caminos a seguir, pero al llegar a estas encrucijadas se detiene, no es capaz de ir más allá, no se atreve a imaginar los acontecimientos desencadenados a raíz de otra respuesta menos cobarde y emerge de estos desconciertos nocturnos con la carga de la derrota a cuestas.

Cumple puntual sus horarios en el trabajo y hoy, el primer paquete que debe entregar está a una distancia considerable, fuera de su itinerario habitual y lo conduce a un rincón desconocido, toma una ruta inédita y reconoce que esta vez, él ha propiciado un salto de desconcierto en su rutina.

Cruza la ciudad y pasa por sectores por los que no se atrevería a frecuentar, comprueba con un miedo creciente que en estos pasajes se han disociado los valores que a él le enseñaron a respetar y lo conducen desde siempre. Con el temor encerrado en el pecho llega a la dirección en donde debe entregar la encomienda, y con sorpresa descubre, que le resulta familiar la atmósfera, el terreno. Aquí, recuerda, lo han traído sueños tumultuosos.

Frente a la puerta, él ya sabe lo que le espera, sabe que va a encontrar un gato negro dormido sobre un mueble de terciopelo amarillo y que debe cruzar un zaguán oscuro que huele a lavanda. Pero no sabe nada más, cuando sueña, al dar los primeros pasos por la oscuridad del pasillo se despierta y recuerda perfectamente ese retazo inconcluso del sueño.

Como en su sueño, entra sin anunciar su llegada, mira el gato que permanece dormido y avanza sin hacer ruido. Atraviesa el oscuro pasillo acompañado del olor a lavanda y en ese momento siente por primera vez el peso del silencio.

El silencio es cosa seria, nunca antes había estado ante un silencio tan absoluto y categórico, mientras camina bajo el peso de ese singular silencio se le ocurre pensar que el silencio es cosa seria, es una bruma espesa que lo envuelve y también es una sábana que lo arropa, pero ambas, la bruma y la sábana son pasajeras. Hoy, mientras atraviesa esta oscuridad lineal, guiado por la intensidad de la lavanda, en medio del peso de este inusual silencio se acerca a otra conjetura, el silencio es una prisión de la que jamás se sale ileso, el silencio instala la desesperanza, se adueña del pensamiento hasta anularlo completamente, el silencio abruma y castiga con mayor ferocidad que un grito, el silencio se convierte en cuchillo afilado que lastima.

Al finalizar el pasillo, sentado en una mecedora, un hombre parecido a él, semejante a él, treinta años más viejo, lo recibe con alegría, festeja su llegada y extiende las manos para recibir el paquete. La sorpresa le impide por un momento reaccionar, finalmente entrega la encomienda, el hombre le pide que espere y escucha su voz treinta años más vieja.

El hombre abre el sobre, saca un libro y le dice: quiero que oiga el acápite con el que se inicia este libro.

Él asiente y guarda respetuoso silencio.

“Un pájaro al nacer está obligado a romper la frágil cáscara que lo ha protegido hasta ese momento, es necesario romper un mundo para vivir en otro completamente libre”.

Cierra el libro y desde la mecedora, con la mirada brillante de quien revela un secreto le dice:

Cada día se nos entrega una nueva oportunidad de ser libres, debemos destruir el mundo de miedos que se nos impone, para crear entre incertidumbres otro universo y poder vivir en libertad.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
12-03-2024 20:34

De nuevo husmeo en la vieja despensa. Anaquel del año 2014 (no hay mayor antigüedad) Recupero amorosamente, con cuidado casi de entomólogo uno de los polvorientos poemas. Me gusta. Es triste, rezuma un no se qué que me atrae. Y además está escrito, cosa en mi harto infrecuente, con metro y rima. Con unción casi eucarística os lo ofrezco. (Tampoco es para tanto...)

SONETO DEL IMPACIENTE

Nacida con mi luz y con mi sombra,
fría müerte uncida a mi existencia,
tejiendo tu vivir de aleve alondra,
disolviendo en mis horas tu presencia.

Cautamente enseñabas tu potencia,
daga mortal, espina de la rosa;
apenas el espejo era conciencia
de mi ser fugaz, de efímera cosa.

¿Cuando saltarás del espejo hasta mi alma
trayendo la frialdad definitiva?
¿Cuando serás el lecho de mi calma?

Muerte mía, mi amiga lenitiva,
paciente amante de mi noche blanca,
llévame ya en tus alas, fugitiva.

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