La formación y la evolución del modo de producción como un sistema de relaciones económico social, política y cultural, que nace a fines de la edad media en europea y que evoluciona hasta convertirse en un sistema planetario, se distingue entre unas economías centrales y una economía hegemónica que articula al conjunto del sistema.
El sistema mundial que incluye una desigualdad de distribución basada en la concentración de ciertos tipos de productos (productos relativamente monopolizados, y por lo tanto de alta rentabilidad), en ciertas zonas limitadas de y que además “pasan a ser sedes de la mayor acumulación de capital…que permite el reforzamiento de las estructuras estatales, que a su vez buscan garantizar la supervivencia de los monopolios”. El sistema del mundo funciona y evoluciona en función de los factores económicos.
Las económicas del centro con los países semiperiféricos y periféricos dependen de tres factores estratégicos: el grado en que sus industrias sean importantes, el grado en que los países sean importantes o esenciales para sostener un nivel de demanda efectiva para los sectores de producción más rentables, y el grado en que los países sean importantes en decisiones estratégicas (localización, poderío militar, materias primas, etc.).