Confieso públicamente que yo tengo una cierta aversión a las banderas. Creo que las banderas, la mayoría, tienen una mala historia detrás, casi todas tienen que ver con batallas, con millones de muertos inocentes, con mentiras y abusos de reyes, obispos, dictadores de todos colores y “demócratas” mercaderes.
Confieso no sentirme orgulloso de la bandera española. No me siento orgulloso en la misma medida que no me siento orgulloso de la Historia de España. Y no me siento orgulloso de la Historia de España porque estoy convencido de que la tierra que me vio nacer a sufrido más que la media mundial la soberbia y el absolutismo de la monarquía más retrograda y de la iglesia católica más represora del espíritu de libertad y de desarrollo de la sociedad y de la ciencia y la cultura.
Estos dos entes: la Monarquía y la Iglesia Católica, en todo el mundo, pero en España particularmente, se han arropado siempre con las banderas. Con ellas en la mano han fomentado el patrioterismo y el fanatismo, buscando cuando les ha hecho falta un enemigo al que arrojar su bilis contra lo distinto : herejes, judíos, republicanos, comunistas, ---------, etc.
Patrioterismo que enardece, emociona, doméstica y enseña a las masas a que contra el amo nada se puede hacer.
Yo a España solo la entiendo como la tierra maravillosa que es, envidia de la mayoría del mundo por sus hermosos y variados paisajes y sus gentes simpáticas y abiertas que tiene a pesar de tanta represión.
Para mi España no son sus héroes militares ni sus poderosos imperios, para mi España es la gente llana que se levanta temprano para ir a trabajar, que ama y sufre cada día.
Yo no quiero desfiles ni marchas militares, me avergüenzo de lo que esa España ha representado hasta ahora y mucho me temo que aun representa.
Sobre todo por esto, y también, porque no decirlo, en tiempos de recortes brutales e injustos, porque los cuartos, si tenemos pocos, deberían gastarse en cosas de provecho para las gentes, yo no iré al homenaje a la bandera que mañana se celebra en Santa Cruz.
Dionisio Torres Belinchón.
En Santa Cruz de la Zarza, a 20 de abril de 2012
Y continuado por mi con el siguiente texto:
Suscribo todos los argumentos de Dioni. Yo en mi vida he tenido bandera alguna en mi casa, salvo la comunista, y eso porque fué un regalo y está pintada a mano, por lo que tenía un valor sentimental como objeto (aún así no la tuve mucho tiempo). Todos visteis -y además está grabado- el disgusto evidente con el que prometí lealtad al rey durante mi toma de posesión como concejal...pero tuve que prometer lealtad al rey para poder ser concejal, como supongo hicieron los concejales de IU que lo fueron antes que yo.
Ni me gusta la bandera ni me gustan los militares (por cierto, yo no hice el servicio militar; de hecho ni siquiera hice la objección puesto que me negué hacer nada en el sitio donde me tocó salvo ir a firmar por las mañanas para evitar líos, y finalmente a la mitad del periodo ni eso: me largué a México, a colaborar con la rebelión zapatista).
Pero quien gobierna o quien aspira a gobernar tiene que asumir un montón de cosas desagradables. Se me ocurre por ejemplo poner sanciones a los vecinos, pasar de correr delante de la pocía a darles instruciones sobre lo que han de hacer, participar en reuniones a las que normalmente no irías, saludar y negociar con personas a las que preferirías no dirigir la palabra, utilizar un lenguaje neutro y diplomático cuando sabes perfectamente que te están mintiendo y tomando el pelo, tomar medidas desagradables para poder cuadrar las cuentas, como subir impuestos, tasas o incluso despedir gente...
En este caso el acto de homenaje a la bandera supone también un evento social en el que estarán presentes casi todas las asociaciones santacruceras, desde las AMPAs hasta la asociación de jubilados (sí, ya sé que ACAME no va, pero es la excepción). No ir supondría autoexcluirnos de la vida social santacrucera.
No ir podría ser interpretado como un desprecio a lo que la bandera representa, que es este país del que estoy seguro todos nos sentimos parte y al que todos deseamos lo mejor.
No ir podría ser interpretado también como una incapacidad crónica para asumir responsabildades institucionales, como una muestra de que somos el partido del "no", buenos para criticar pero incapaces de estar en el gobierno, un partido antisistema instalado en la comodidad de estar fuera.
Pensad que nuestras explicaciones -que estarían en la línea de lo que argumenta Dioni- no llegarían más que a una pequeña parte de los vecinos, mientras que nuestra ausencia sería evidente para la mayoría.
Quiero recordar también la actitud de Alfonso Martínez Trigo, persona a la que todos decís admirar, cuando -teniendo muchas más razones que ninguno de nosotros para renegar de los militares y de la actual bandera de España- presidió como Alcalde de Santa Cruz un desfile militar codo con codo con las personas que poco antes le habían perseguido.
Por todo esto y después de contrastar opiniones con varios compañeros he decidido ir al acto de esta tarde. A mi personalmente está muy lejos de apetecerme, pero creo que es lo mejor para IU y creo que la mayoría de militantes y simpatizantes respalda este punto de vista. No iré al concierto, me pasaré una rato a saludar a los representantes de las asociaciones santacruceras, me dejaré ver un poco y luego me iré. Además yo puedo ir a nivel personal o como representante del centro de salud, pues también me han invitado por ese motivo.
Creo que es bueno que demos opiniones sobre este tema, pues hablando se entiende la gente y entre todos podemos ayudarnos a aclararnos las ideas. Pensad que dilemas similares se nos van a presentar más veces en el futuro y tenemos que tener una postura definida. Y por ello voy a abrir un nuevo tema en nuestro foro
Emilio
Emilio
21-04-2012 19:31
He vuelto hace un rato del famoso homenaje. me he encontrado con algunos compañeros de la asamblea y unos cuantos simpatizantes. Román ha mencionado en sus discursos (dentro y fuera del ayuntamiento) el hecho de que estuviésemos presentes ciudadanos de toda ideología en torno a lo que nos une; dudo que hubiese perdido la oportnidad de meternos una puya si no me hubiese visto.
Pues eso, que ya está
