| TALLER DE POESÍA |
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| lluvia |
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La infanta Era un jardín sonriente;
mas un jardín diferente:
de cristal.
Era una infanta hechizada:
una rosa inmaculada
del zarzal.
Era un viejo jardinero
el cuidador más austero
del vergel,
para la bruja era un toro
de más quilates que el oro
¡Y muy fiel!
A la orilla de la fuente
un príncipe se asomó,
y la rosa dulcemente
a sus labios acercó.
Y al notar el jardinero
que se esfumaba el zarzal,
cantaba así, plañidero,
con acento pasional: Rosa la más delicada
que aunque yo soñé mi amada
nunca fue;
la flor por mí preferida,
la más fragante y pulida
que yo amé;
blanca estrella que del cielo
al corazón de mi anhelo
resbaló;
a la que mi boca ansiosa,
de mancharla temerosa,
no besó. ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama?
¿Quién desencantó el rosal?
¿Quién te llevó de la rama
y te salvó de tu mal?
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| Rodrigodeacevedo |
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EN UN JARDÍN DE LA ALJAMA Era un jardín sonriente
cubierto de hojas crujientes
de cristal.
Allí, entre estatuas plateadas,
una rosa inmaculada
oyó andar. Era un viejo jardinero
un eficaz carcelero
del vergel,
acucioso monje moro
de más quilates que el oro
¡un joyel! A la orilla de una fuente
el pobre moro, cansado,
a la rosa dulcemente
su casto amor entregó. Y al notar el jardinero
de la flor dulce el temblor
cantaba así, plañidero,
su noble y dulce pasión: Rosa la más delicada:
mejor rosa empetalada
nunca fue.
Escondida fue tu vida,
la más fragante y pulida
que crié. Blanca estrella que del cielo
para mi alegría y consuelo
resbaló.
Y que mi unción religiosa,
de mancharla temerosa,
protegió. ¿Quien te quiere? ¿quien te llama?
¿Quien de tu nácar reclama?
¿Quien te llevó de la rama?
¿Quien te trocó oscuridad? (Más cursi que tocar zafarrancho con un violín...) |
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| Eratalia |
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Aunque no me haya quedado muy lucida, ya que el invento es mío, qué menos que dar ejemplo, aunque sea un ejemplo pésimo.
Ahí va mi destrozo del jardín: (En negrita) Era un jardín sonriente;
que tenía un pequeño puente,
de cristal;
donde me encontré arrancada
una rosa inmaculada:
¡qué brutal! Era un viejo jardinero
que vivía prisionero
del vergel,
mientras escribía en un foro
de más quilates que el oro
un rondel. A la orilla de la fuente
una tarde se sentó
y la rosa dulcemente
en los pétalos besó. Y al notar el jardinero
que olía bastante mal
cantaba así, plañidero,
mas de forma musical: Rosa la más delicada
aunque vista y admirada
nunca fue;
pues la tenía escondida,
la más fragante y pulida
que soñé,
blanca estrella que del cielo
al querer alzar el vuelo
resbaló;
que mi mano temblorosa
de mancharla temerosa
no tocó. ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama?
¿y por qué hueles fatal?
¿Quién te llevó de la rama?
¿Quién ha sido el criminal? |
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| | Con rimas y a lo loco |
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| Eratalia |
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Como ya no se esperan nuevas incursiones en el taller de poesía (y bastantes han sido pues hemos recopilado la no despreciable cantidad de cinco y uno que vale por dos o mejor dicho que dos han sido escritos por uno o sea que son seis), pues pasemos al siguiente conato de taller.
Preparad plumas y tinteros que ya tenéis tema.
Abrazos a gogó. |
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| | Con rimas y a lo loco |
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| Gregorio Tienda Delgado |
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Creo que ahora está mejor. ANHELO. (ZÉJEL) ¿Qué admiro de ti, mujer?
La belleza de tu ser. También admiro tu gracia,
tu semblante, tu elegancia,
tu sonrisa y tu fragancia,
extasiado de placer. ¿Qué admiro de ti, mujer?
La belleza de tu ser. Quisiera ser jardinero
para cuidar con esmero
tu cuerpo tan zalamero.
¿Qué más podría querer? ¿Qué admiro de ti, mujer?
La belleza de tu ser. ¡Me he prometido lograr,
tu corazón ablandar,
tu cariño conquistar,
y de tus labios beber. ¿Qué admiro de ti, mujer?
La belleza de tu ser. |
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Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
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| lluvia |
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Siento llegar tarde, pero promesas son promesas y más vale tarde que nunca. ¿Me disculpas la impuntualidad Era? y de paso, maestra, me disculpas la repetición de corazón porque en el apuro no se me ocurrió otra cosa, jajaja. Verano frío En esta noche de estío
muero de ti, amor mío... Se fue apagando la tarde
y en esta hora cobarde
la soledad hace alarde
de su inmenso poderío. En esta noche de estío
muero de ti, amor mío... Me recuesto en la tristeza
y el anhelo en su vileza
me azota con la fiereza
de tanto recuerdo umbrío. En esta noche de estío
muero de ti, amor mío... Sé que ya no volverás
y que tú nunca sabrás
cuantas veces lloverás
en mi corazón baldío. En esta noche de estío
muero de ti, amor mío... Mas tanto llanto vertido
por mi corazón herido
mañana traerá el olvido...
si hoy no me ahoga este río. En esta noche de estío
muero de ti, amor mío. |
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| juan fozara |
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EL FINAL DEL VIAJE. Es de otoño esta lluvia silente
mi vida se desliza hacia poniente. No me acuerdo de tu cara ni tu risa
se las llevo la vela empujada por la brisa,
feliz fui joven, no creía en la prisa
en lo rápido que fluye la corriente. Es de otoño esta lluvia silente
mi vida se desliza hacia poniente. La muerte veo asomada a la ventana
a mi alegría y juventud les gana,
camino con mi gastado pantalón de pana
final del viaje, del calor estoy ausente. Es de otoño esta lluvia silente
mi vida se desliza hacia poniente. No lloro más que un niño en su cama
cuando pide y se le da, por eso clama,
el sueño de la vida es una triste llama
que se apaga con un soplo, silencio permanente. Es de otoño esta lluvia silente
mi corazón se desliza hacia poniente. |
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| | " La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño ": Nietzsche. |
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| Rodrigodeacevedo |
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ATARDECERES ROMANOS En una lágrima ardiente
quedaste, oh amor ausente. Fugaz amor de verano
sobre acordes de pïano
y atardeceres romanos
bebiendo de fuente en fuente. En una lágrima ardiente
quedaste, oh amor ausente. Tu figura leve y clara
en mi corazón entrara:
feliz acomodo hallara
en ese lecho latiente. En una lágrima ardiente
quedaste, oh amor ausente. Roma, un pïano y un sueño;
y un beso, mortal beleño,
me hicieron de tu amor dueño
y enamorado doliente. En una lágrima ardiente
quedaste, oh amor ausente. Cálida noche romana,
no tuvo nunca mañana.
Tíber te llevó lejana.
Yo, soñándote en tu Oriente. En una lágrima ardiente
quedaste, oh amor ausente. |
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| Gregorio Tienda Delgado |
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Aquí estoy. ANHELO.(ZÉJEL) ¿Qué admiro de ti, mujer?
De tus labios el clavel. También admiro tu gracia,
tu semblante, tu elegancia,
tu sonrisa y tu fragancia,
extasiado de placer. ¿Qué admiro de ti, mujer?
De tus labios el clavel. Quisiera ser jardinero
para cuidar con esmero
tu cuerpo tan zalamero
y convertirlo en vergel. ¿Qué admiro de ti, mujer?
De tus labios el clavel. Si yo pudiera lograr
tu corazón ablandar,
y a tu amor aspirar,
me rendiría a tus pies. ¿Qué admiro de ti, mujer?
De tus labios el clavel. |
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Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
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| Eratalia |
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Para dar ejemplo os dejo uno muy sencillito que he escrito para la ocasión. No es para pasar a la gloria, pero de ejemplo ya vale. SED DE AMOR (ZÉJEL) Envuélveme con tu amor
que te quiero con ardor. Quiero que estés a mi lado
que seas mi enamorado...
Eres mi hombre idolatrado,
necesito tu calor. Envuélveme con tu amor
que te quiero con ardor. Sin ti no tengo alegría
me siento huera, vacía.
Si te fueras, moriría,
me mataría el dolor. Envuélveme con tu amor
que te quiero con ardor. Ven de la mano conmigo,
cobíjame, dame abrigo,
a donde quieras te sigo,
de nada tendré temor. Envuélveme con tu amor
que te quiero con ardor. |
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| | Con rimas y a lo loco |
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