| RELATOS |
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| Rodrigodeacevedo |
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MONÓLOGO DE MI MUERTE
Aunque después de leer “Las intermitencias de la muerte”, del difunto José Saramago, uno siente rubor al escribir sobre este tema, como es lo que hay, pues adelante. De todas formas, y aunque me tildéis de soberbio, mi enfoque es completamente original, inédito. Y además, que me importa un carajo lo que penséis, pues cuando hayais leído este artículo -si es que alguien lo lee- yo ya estaré muerto. Hasta nunca.
-Bien, querido Rodrigo, como gustan de llamarte -y a tí te encanta- algunos amigos. Pues ha llegado el momento. Sesenta y ocho años juntos y ahora toca despedirnos. He de decirte, no obstante, que has sido un buen anfitrión, un recipiente soportable. Ya desde pequeño tuviste conocimiento, que no conciencia, de mi existencia, de que yo estaba en tí y que en cualquier momento podría cortar los débiles hilos de marioneta de eso que los hombres llamáis vida. Pues ha llegado el momento; tal vez el más inoportuno, pero así es la... muerte.
Recuerdo tu valor, artificial, naturalmente, cuando en aquellos tremebundos ejercicios espirituales, los curas os presentaban la muerte como una liberación -¡liberación yo: me troncho de la risa!- como una puerta hacia la luz eterna. Tú, entonces, casi la deseabas; tu infancia no fue muy feliz, desde luego. Y eras tan inocente que te creías que yo era la solución. Después te agarraste a aquello tan sartriano de que el hombre es un ser para la muerte y te dejabas llevar; vaya pamema. Pero la vida, que es mucho más dura, inclemente y peor que yo, te ha hecho desearme muchas veces. Tantas como después me has rechazado. Vamos, que te crees tú que me has rechazado. Yo soy exacta, querido. Tengo mi planificación rigurosa, metódica y escrupulosamente llevada a cabo. Tú no me rechazabas: era yo quien no te quería en aquellos momentos.
Estaría bueno que cada cual se muriese cuando quisiera; menudo lío de organización. El Jefe me despediría y crearía otro sistema de eliminación mucho más exigente y depurado. De hecho, en algunas ocasiones, ya lo ha aplicado. Resultado: trabajo a mogollón, sin orden ni concierto; ya veremos que sucede en el Valle de Josafat con los muertos de esas crisis.
Pero yo a lo mío, que vosotros, los humanos, sois unos desagradecidos y no tenéis en cuenta los sacrificios que hace una por daros una salida lo más digna y congruente posible, dentro de lo que está en mis posibilidades. Por ejemplo, tú, ahora. Un nuevo intento de suicidio. Que es de agradecer: un tránsito rápido y no esas agonías interminables y agotadoras. Y además, cuando estás menos convencido de que esa sea la solución.
Pero lo que llamáis depresión cabalga sobre tí como el quinto jinete de tu apocalipsis particular y es la única salida que ves. Lo malo es que sí, que ésta es tu hora exacta: para ser precisos dentro de tres minutos. Yo te leo en tu cabeza hueca que estás deseando una nueva oportunidad, que quieres acabar lo que nunca has empezado. Pero ya no es posible. Se nos acabó el tiempo. Además, que no ibas a solucionar nada; al contrario, seguirías haciendo y haciéndote daño. Tanto, que finalmente ni me desearías. Y a una, como femenina que es, le gusta que la deseen.
Vamos, querido; es muy sencillo: apoya el cañón de tu revólver en la sien, en la izquierda, que tú eres zurdo y aprie... ¡¡¡BANG!!!. Joder, qué bestia, casi me mata a mí también. Si le faltaban veintiocho segundos. Mira cómo me ha puesto de sesos y sangre...
La Muerte abandonó la sala. Si alguien hubiese contemplado la escena la habría confundido con el ligero humo del disparo, así de tenue es la Muerte. Cuando, al salir del chalet, cruzó el jardín -que nadie la vio- gritó -pero nadie la oyó: ¡Que alguien le quite a ese niño las tijeras de podar, ----! ¿No ven que puede matarse?
P.D.- Qué lástima que no podamos editar, ni siquiera la tipografía. qué se le va a hacer... |
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| Observador |
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VEN, AMORCITO, VEN... - ESTELA
Jajajajaja... Muy gracioso tu relato, amiga. Basado en el conocido cuento "La Metamorfosis" de Kafka, haces también un guiño al famoso microrrelato de Monterroso, "El Dinosaurio":
Cuando salió del baño, él continuaba allí.
La situación que planteas es muy divertida y el giro final sorprende. En este relato haces gala de tu excelente sentido del humor.
Me gustó leerlo. Un fuerte abrazo, Estela.
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| Estela |
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VEN, AMORCITO, VEN...
Ricardo se dió vuelta en la cama ,y abrazó a su esposa; notó algo raro. En medio de la oscuridad , comenzó cautelosamente, a tocar el cuerpo de ella; su mano resbaló contra una superficie rígida... ¿Què era aquello!?
Prendió la luz y observó horrorizado, que en la cama, en el lugar de su amada mujer,,!había un gigantesco escarabajo!; se dijo: - ¡esto me pasa por dormirme leyendo a Kafka!
Y el animalito,con la voz de su mujer, le dijo:- ¿amor, por qué te levantaste tan temprano?.!Ven aquí, conmigo!y palmeaba las sábanas con algunas de sus patas.
Ricardo pensó: ¡esto es un sueño! ¡No puede ser! ¡Tengo que ducharme con agua helada! Cuando salió del baño, él continuaba allí.
Se sentó en una silla observando la situaciòn ,sin poderse convencer que estaba despierto ; en tanto, el gigantesco coleóptero lo seguía incitando a que le”hiciera mimos”...
Se preguntó: pero... ¿con quién me he casado? ¿Mi mujer se transformará en escarabajo en las noches de luna llena?
Decidió escapar de la habitaciòn, pero “ella” en un momento de distracción, se había levantado de la cama y lo tenía rodeado en un abrazo, acariciàndolo con sus extremidades.
Empezó a debatirse desesperado, tratando de escapar, y de pronto ...despertó en las antenas de su mujer, que le preguntaba:
-¿Has tenido una pesadilla,querido?
-Sì, fue espantosa, soñé que era un ser humano!.
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| Rodrigodeacevedo |
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ADIOS.- Caizan
Un hermoso y bien estructurado relato; tal vez el “happy end” es bastante previsible, pero el “retrato en gris” de María en el comienzo es admirable; me ha recordado a alguna de esas mujeres solitarias, aisladas en atmósferas impenetrables, que tan bien pintó Edward Hopper. La rutina como causa determinante de la desestructuración de la pareja, y por ende de la familia, que en este caso parece funcionar con otra rutina, la del recuerdo de la madre/amiga en el día de su cumpleaños. Un relato que, por otra parte, deja abierta la puerta a la esperanza, a la sonrisa que provoca la satisfacción del deseo tan esperado: la invitación del marido a la celebración de un nuevo fuego, a un renacer, siquiera efímero, de la pasión amatoria. |
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| Estela |
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SIN TITULO-SERGEI
Una cruda e incisiva demostración de una realidad que nos toca de muy cerca en cualquier rincón del mundo. En ARgentina, también se ve esta película.
Me gustó mucho este texto, incisivo, filoso, sarcástico y profundo
BALBELO- CAIZAN
Me resultó confuso.No comprendí la intención.
ADIOS-CAIZAN
Creo que tratas de transmitir la rutina, el acostumbramiento al que se llega por convivir muchos años juntos; por momentos, me dispersé totalmente. Me parece que ganaría si lo hicieras mas breve.
Al comienzo parece estar mejor estructurada la idea, pero se va diluyendo un poco.
EVOCACIÓN- Rodrigo
Una excelente redacción, imágenes bellísimas,fácilmente se "ven y se oyen" las situaciones y eso es muy grato, pero los nombres de los personajes (algunos, pocos conocidos para mí)me distrajeron |
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| Rodrigodeacevedo |
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EVOCACION.
(O sobre cómo se gestó “El Poeta Asesinado”, de Guillaume Apollinaire).
Eran todavía aquellas tardes melancólicas, perforadas por las bandadas de vencejos que anidaban en las torres próximas; aquellas tardes en las que el tiempo se deslizaba denso, dorado y rumoroso como un enjambre de abejas. Tardes en las que, a pesar de todo, me visitaba con frecuencia Guillaume, acompañado por Croniamantal y la bella Tristouse Ballerinette. Tendidos indolentemente sobre las alfombras persas que nos servían de acolchado pavimento, esperábamos el momento. Inexorablemente, salvo condiciones meteorológicas adversas, el último rayo de sol que hería el Dôme des Invalides, se reflejaba, gracias a inmutables leyes físicas, incidiendo en el punto exacto de intersección del meridiano de Greenwich con el paralelo 48º51’44’’N, punto que estaba situado en el centro exacto de un espejo veneciano, joya de mi apartamento.
En ese momento el pequeño habitáculo se transformaba en un universo dorado, como revestido por áureos panes y las partículas de polvo suspendidas en el aire se diría que fuesen bandadas de mariposas que giraban como coronas de laurel alrededor de nuestras cabezas. Era como un a premonición de Cavafis, una recreación del Bizancio decadente y augusto allí, en mi modesta “chambre de bonne”, en el fondo del Barrio Latino. En ese fugaz momento Guillaume abría sus profundos ojos y a través de ellos absorbía toda la belleza que se iba a destilarse después en sus versos. Al mismo tiempo Tristouse hacia tintinear, en un frenético baile, las ajorcas doradas que rodeaban sus tobillos, mientras se disponía a preparar un té con puerros, deliciosa anestesia con la que tranquilamente esperábamos el final de la tarde.
Croniamantal, mientras tanto, suspiraba apoyado en el marco de la ventana. Tenía el raro privilegio de ver a través del tiempo, como todos los poetas, y sabía de su próxima muerte a manos de furiosas ménades, como un moderno y municipal Orfeo. Entre ellas se encontraría su amada Tristouse Ballerinette. Por ello, vivir en la apariencia suponía para él un enorme esfuerzo.
Bebíamos el té; Guillaume y yo, en los hermosos pechos de Tristouse, en una libación triorgásmica, mientras su amado Croniamantal seguía suspirando.
Era ya tarde. Nuestra silenciosa conversación declinaba. Desde el rincón oscuro donde se almacenaban mis recuerdos, el Pájaro Benín hacía acto de presencia y con un discreto movimiento de cabeza indicaba a mis visitantes que era hora de marchar. Yo esperaría, mientras tanto, el próximo número de Les Soireés de Paris, donde podría revivir, como sólo yo podía hacerlo, aquel momento de la creación, de la gestación del poema, como un espectador único y maravillado de la obra excelsa de dios.
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| caizán |
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ADIOS
El día, singular o plural, es sustantivo; el ser humano lo adjetiva. Siempre. Entonces tenemos: días buenos, hermosos; maravillosos; fantásticos; etc. O: malos, tristes, pésimos: negros, olvidables, de mierda; etc. En todo esto, el clima nada tiene que ver.
María se despertó. La luz le daba en la cara. Héctor se había ido temprano; se levantaba, higienizaba, desayunaba y se iba. Todo en el mayor silencio. Los matrimonios adquieren hábitos que el tiempo convierte en Leyes inviolables.
Después de casi cuarenta años, no había sorpresas ni arranques espontáneos, atisbos sí, pero el que los acometía, inmediatamente los frenaba. La relación se había estructurado sin que ninguno de ellos se diera cuenta. Es como caminar: primero un pie, luego el otro y así sucesivamente. Nadie piensa cómo se hace, sólo los bebés; los adultos lo hacen automáticamente. La vida en pareja también.
Ella se levantó, fue al baño; luego se lavó la cara. Mientras se cepillaba el cabello se encontró en el espejo; la saludó y le dijo:--¡Todo llega, Mary! Volvió al dormitorio. Morosamente se cambió para el diario trajín; fue a la cocina, calentó el agua para el té y se sentó, mirando al infinito con cara de nada.
Pensó. Se pensó. La cara no era de satisfacción; demasiadas
postergaciones, metas no cumplidas; hoy, ya irrealizables.
Perdimos cuarenta años. Se dio cuenta que era un
pensamiento pesimista, trató de cambiarlo haciendo un
balance, fue peor.--¡Mejor me tomo el té! Hoy es un día -pensó:
de mierda- pero dijo: especial. Cumplía sesenta años.
¿Cómo llegué aquí? Las imágenes pasaban por su mente. A
los veinte ¿quién piensa en los sesenta? Nadie. Eso les pasa a
otros. El mes pasado tenía veinte, había pasión, ganas; ambos
tenían ganas. ¿Cuándo las perdieron y se convirtió en rutina?
¿Cuándo se convirtieron en amigos? ¿Cuándo dejó de haber
sorpresas en la pareja? Mientras pensaba en lo que pudo ser y no
fue, enjugó con el pulgar y el índice dos lágrimas solitarias. El
último quinquenio pensó que no la afectaría cumplir sesenta años.
Se equivocó. La afectaba, por eso las lágrimas. El balance tampoco
cerraba bien.
Se pensó hacia adelante, le gustó menos; no había
expectativas de cambio, tampoco proyectos, ni siquiera inviables.
Comprendió que todas las actividades que realizaba eran para tapar
lo que no le gustaba; se sinceró: su realidad no le gustaba, de alguna
manera ella también era culpable de lo que ocurría en la pareja;
tenía: cariño, afecto; pasión no. Lloró mansamente, lloró por la
mujer que fue; hoy se despedía de ella, para siempre. Se puso de pie
para borrar esa nube negra de su pensamiento. Encendió la radio,
alguien cantaba: “Una furtiva lágrima”. No era su día.
Salió a caminar, debía salir de ese ambiente negativo,
oxigenarse; ir a la peluquería, vestirse elegante, estrenar zapatos y
perfumarse con una buena loción francesa; para esperarlo a Héctor
como hace veinte, treinta años: con pasión, sorprenderse con su propuesta. Se salteó el almuerzo; tenía apetito de “otra cosa” ¿Qué? No sabía. Quería que ocurriera; sólo eso: que ocurriera, fuera lo que fuera; algo inesperado, como éste cumpleaños.
La habían llamado todos: sus hijos, su familia, sus amigos. Faltaba Héctor. La demora exacerbó su fantasía. Estaba radiante. Todo nuevo, desde la ropa interior hasta el vestido, los zapatos, el peinado, los aros, el maquillaje, la loción. Y ella, esperando que ese día terminara siendo maravilloso. Héctor lo haría posible, su caballero andante, su amor de toda la vida.
Cuando sonó el teléfono, se sentó, se quitó el aro y apoyó el tubo.
--¿María?
--Sí.
--Roberto.
--¿Roberto?
--Psicodrama
--¡Oh! – pensó: Justo hoy. Pero dijo:--Tanto tiempo. ¿Cómo estás?
--Bien. Recordé que hoy es tu cumpleaños, en realidad fueron Elena y Sara las que se acordaron. Nos seguimos viendo. Me pareció oportuno saludarte, felicitarte. Siempre me acuerdo de vos. Siempre quise llamarte, me faltaba el motivo, hoy lo tengo. ¿Estás bien?
--Sí. Te agradezco el llamado y que me recuerden.
--¿Lo decís en plural?
--Sí. Lo nuestro nunca fue singular. En su momento lo dejé en claro. Es
muy grato saber que uno trasciende el tiempo en el pensamiento de
otros. Te reitero las gracias. —Roberto percibió que era: pasado; pisado. Se despidió:
--Que tengas un buen día de cumple. Les diré a las chicas que te llamen. Un abrazo.
--Gracias. Hasta siempre. —Colgó. Recordó ese tiempo lejano. Fue un tropezón, sin caída. Algo pasaba entonces que la hizo trastabillar. La edad es un aditamento, no la causa. Mientras pensaba todo eso, se abrió la puerta y entró Héctor, lleno de paquetes y desprolijo.
--¿Vieja? Ante todo, me quiero disculpar. No te pude llamar, los clientes me llevaron de un lugar a otro; ni almorcé. Estoy hecho pelota, pero es tu día y además de decirte que te quiero mucho, me gustaría que festejáramos esta noche, en casa, tranqui. Traigo la cena, con champán y una mistela fría para degustar con el postre ¿Qué te parece? Me doy un baño y festejamos. –Fue dejando todo sobre la mesa –Poné algo de música, hay mucho silencio aquí.
--Sí Héctor –desde el comedor, mientras preparaba la mesa, comenzó a llorar. Hoy su pasado imperfecto se encontró con su presente ¿Perfecto?, no sabía, no quería pensar. Fue al dormitorio para arreglarse el maquillaje, al verse, esbozó una sonrisa. Agregó unas gotas más de perfume, ahora en su pecho. Miró a su amiga en el espejo, le tiró un beso y le dijo:
--Siempre hay esperanza, Mary.
JSM
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| Observador |
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Compañero Caizán, colgar un relato es muy sencillo:
El lugar donde lo tienes que introducir es esta misma sección, donde has dejado tu mensaje. Entras en relatos, le das a responder y listo. Si quieres colgar un relato que consideres especial, porque lo hayas trabajado más, lo introduces en textos del mes, dentro del apartado de la prosa, claro.
Para comentar un relato de esta sección, pones el título del texto, el nombre del autor y dejas tu comentario. Como habrás podido ver, en este lugar los comentarios se hacen junto con los textos. Puedes fijarte en cómo están hechas algunas valoraciones de los relatos de este espacio.
Si quieres comentar un relato del apartado textos del mes, entras en textos del mes (comentarios), le das a responder, pones el título del texto y el nombre del autor, y dejas el comentario.
Espero haberte ayudado, Caizán. Un abrazo, compañero. |
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| caizán |
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Como decimos aquí:"estoy como turco en la neblina"No entiendo como funciona esto.
1º) ¿Cómo se cuelgan los relatos?
2º) ¿Cómo escribo comentarios o respondo a los mismos?
Colgué un texto que desapareció, seguro que lo colgué donde no debía, por ignorancia en el manejo de la página, agradeceré ser asesorado a fin de no ser una molestia cada vez que cuelgo algo.Gracias.
caizán |
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| Observador |
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Bienvenido a la página, Caizán. He visto que has colgado un relato, pero debido a que eres nuevo aquí, sin darte cuenta, has abierto un tema para introducir tu texto. Es por eso que lo he copiado en esta sección, que es el lugar donde colgamos los relatos, y lo he borrado del sitio donde estaba antes.
Un abrazo, Caizán. Gracias por compartir tu texto con nosotros.
BALBELO Y LAS SIETE VIDAS (Autor: Caizán)
Cuando Ramón llegó al cielo, no mostró alegría. Vagaba sin sentido, con una profunda tristeza, a tal punto, que Pedro llamó a Maglín, ángel custodio de Ramón, y le preguntó si él conocía el motivo.
Maglin dijo desconocer la razón, pero prometió averiguarlo. Así fue, pasado unos días, se cruzó con Ramón y quiso saber que le pasaba
--La verdad, estoy decepcionado, no creí merecer esto.
--Ramón, Estás en el cielo, antesala del Paraíso. Si todos tus antecedentes se convalidan, irás al paraíso. ¿Acaso pretendías ir directamente al Paraíso?
--No. Creo que no me dieron la oportunidad de disfrutar algunos años más mi vida terrenal ¡Hasta los gatos tienen siete vidas!
El Ángel guardián sonrió, al conocer el motivo de la tristeza de su protegido. Le apoyó la mano en el hombro y con afecto explicó:
-- Querido Ramón, todos los seres vivos tienen la posibilidad de disfrutar siete vidas, tú también la tuviste. Te ocurrió lo que a la mayoría: no reconocen que han consumido sus siete vidas.
--No recuerdo las seis anteriores- Por lo tanto, mi problema es la injusticia del Señor.
--Dime, Ramón ¿Con quién estabas cuando te trajimos?
--Con el Balbelo.
El ángel dilató sus ojos con asombro y preguntó: ¿Con quién?
--El Balbelo. Él me explicaba lo de las siete vidas y mi destino final en el cielo.
--Bien, déjame consultar con Pedro esto último que me has dicho.
--De acuerdo.
El ángel se retiró, fue a ver a Pedro y le informó de su conversación con Ramón. Su respuesta fue llamar a Saclas, ponerlo al tanto y pedirle que investigara a ese recién llegado, para saber si se había cometido algún error.
Cuando volvió, con gesto preocupado le dijo a Pedro:-- Parece que hemos cometido un error, en el momento de traerlo él estaba con Bárbelo, quién le explicaba sobre la vida, la muerte y su posterior destino en el cielo.
--Saclas, supongo que tienes todo grabado, quiero escucharlo.
--Si, Pedro; ya te lo paso. Así diciendo puso en marcha el grabador:
La voz de Saclas, pregunta: ¿Con quién estabas en el momento final?
Ramón: -- Con el Balbelo, me explicaba lo de las siete vidas y mi destino final e el cielo.
Pedro se quedó pensando y pidió lo pasaran nuevamente. Lo oyó y llamó a Yaldabaot. Éste vino de inmediato y su jefe le pidió:--Quiero que investigues a éste recién llegado, Ramón. Debo saber si hubo un error, y si fue así, como ocurrió. ¡Duda, Yaldabaot, duda! Por favor
--Quédate tranquilo Pedro, traeré la verdad indubitable.
Tardó en volver, Llegó con cara sonriente con su grabador de mano y explicó:--Pedro, Ramón está bien dónde esta. Hubo un error, fonético. Quiero que lo oigas para que comprendas –Puso en marcha el grabador y se oyó:
Yaldabaot:-- Ramón, cuéntame con quién estabas cuando te trajeron, no me importa de qué hablaban, solo deseo saber quien era tu interlocutor.
Ramón:-- Ya lo dije varias veces, estaba con Balbelo.
Yaldabaot:--¿ Eres vegetariano?
Ramón:--No. Solo como vegetales acompañando.
Yaldabaot:--¿Y, a quién le compras la carme?
Ramón:-- A Lito, mi calnicelo.
Pedro soltó la carcajada celestial que repercutió como un trueno, luego de ello, dijo sonriendo:--Estaba seguro que ahí estaba el error, cuando escuché que “estaba con el balbelo” sabía que no era Bárbelo. Ella es la madre .
JSM
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