Hola, compañeros. Perdonen la interrupción en este primer día de vacaciones semanasantiles. Sólo recordar que aún faltan TRES PALABRAS para cerrar el saco. Si son ustedes tan amables...
Como soy de natural optimista y cazurro por vocación debo de insistir en esto y pensar que durante estos días no lectivos (pero lectores) recibiremos las visitas de algunos ausentes que no voy a nombrar. Ellos lo dirán si quieren. Así sea.
Durante cinco meses escribí E-mails a diario, cuidé cada palabra, pulío con entusiasmo las oraciones y frases que construí, incluso con suerte la combinación de las palabras me permitieron abrir diferentes horizontes y no quedarme encerrado en la odiosa frontera de un único significado triste y apagado.
Cuando inicié esta aventura epistolar me prohibí con firmeza la escritura automática, y sobre todo me negué a dar respuestas siguiendo los malos consejos de locos impulsos, esos que gobiernan las intenciones y que inevitablemente me conducen al camino de enormes equivocaciones.
Abrí un documento en el computador bajo el lema “cielo abierto” para poder escribir y reconstruir hasta el cansancio una respuesta acertada, aceptable. Cuando consideraba que estaba perfecta y que ninguna palabra podía jugarme una mala pasada y ser tergiversada por mi lectora, en menoscabo del frágil hilo que sujeta este suspiro de esperanza, consciente que el azar, la casualidad o el destino habían unido sus fuerzas para conectarnos, copiaba el texto, pegaba y enviaba, dejando una copia para no repetirme.
Atravesaba esa oscura etapa de transición que nunca he podido soportar y que repito con inusual y dolorosa frecuencia. Durante dos años viví con Elena, hasta que se hizo imposible continuar juntos, buscamos excusas, intentamos encender los fuegos con fósforos mojados, evadimos durante un tiempo el momento que vislumbramos con certeza, hasta que fue imposible mantenernos únicamente con escasas declaraciones de afecto, sin ser capaces de dar un paso a la entrega y al compromiso, dos acciones que nos aterraban.
A mis cuarenta años con este desastre emocional acuestas, no pude hacerme el remolón y finalmente caí en la emergencia de la clínica Ávila. Me comí un generoso plato de caraotas blancas con chorizo, conocido en este lado del mundo como “menestrón” o en el lenguaje de mesoneros venidos a menos, que atienden sin tomar notas en algunos bares del Centro de la Ciudad y a los gritos piden a la cocina ¡Sale un Ministro!
Me diagnosticaron una severa gastritis y prohibieron expresamente durante un año el alcohol y las comidas condimentadas, me entregaron una dieta estricta y bajo la amenaza de una recaída que me llevaría directamente al quirófano, bajo amenaza me obligaron a tomar la terrible decisión de convertirme en abstemio, en un gris defensor de los beneficios del jugo de lechosa.
Las palabras, los E-mails que durante cinco meses hemos intercambiado con frenética precisión abrieron una fisura en los gruesos escudos que aún mantenemos levantados sobre el pecho, cubriendo, reguardando el corazón, y lo inevitable se hizo posible.
Acordamos un encuentro, se había convertido en una necesidad para ambos compartir las ideas fuera de esta pantalla luminosa en la que nos habíamos atrincherado, dando pie a la peregrina posibilidad, al exabrupto de vivir intensamente el instante de romper con las distancias.
Durante estos cinco meses pensamos que habíamos fotografiado la imagen del otro, no teníamos necesidad de intercambiar fotografías, aceptamos como cierta la idea de reconocernos entre la gente con los destellos luminosos de nuestras almas.
Llegué puntual, acontecimientos inesperados me sobrepasan, un enjambre de sismos me atacan, me paralizan. Un motorizado intentó arrebatarle la cartera a una mujer, ella se negó a esa violencia inaudita, se resistió, se aferró a la cartera y el hombre le disparó y huyó.
Me acerco a la mujer bañada en sangre, y descubro con asombro que es mi cita.
Gregorio Tienda Delgado
11-04-2014 15:33
abstinencia.
(Del lat. abstinentĭa).
1. f. Acción de abstenerse.
2. f. Virtud que consiste en privarse total o parcialmente de satisfacer los apetitos.
3. f. Ejercicio de esta virtud.
4. f. por antonom. Privación de determinados alimentos o bebidas, en cumplimiento de precepto religioso o de voto especial.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Jose Jesus Morales
11-04-2014 13:14
Palabra propuesta
Disminuido
caizán
11-04-2014 11:58
ROTURA
Rodrigodeacevedo
11-04-2014 11:08
Hola, compañeros: nueva semana, víspera de la Semana Santa cristiana. Fechas de recogimiento y penitencia, de bacalao y torrijas. Asi que todo el mun do a las playas a disfrutar. Pero no nos olvidemos de nuestra Rayuela.
Abro el saco palabreril y llevado por mis sentimientos dejo una palabra muy del tiempo:
PENITENCIA
(Del lat. paenitentĭa).
1. f. Dolor y arrepentimiento que se tiene de una mala acción, o sentimiento de haber ejecutado algo que no se quisiera haber hecho.
2. f. Sacramento en el cual, por la absolución del sacerdote, se perdonan los pecados cometidos después del bautismo a quien los confiesa con el dolor, propósito de la enmienda y demás circunstancias debidas.
3. f. Virtud que consiste en el dolor de haber pecado y el propósito de no pecar más.
4. f. Serie de ejercicios penosos con que alguien procura la mortificación de sus pasiones y sentidos.
5. f. Acto de mortificación interior o exterior.
6. f. Pena que impone el confesor al penitente para satisfacción del pecado o para preservación de él.
7. f. Castigo público que imponía el antiguo Tribunal eclesiástico de la Inquisición a algunos reos.
8. f. Casa donde vivían estos penitenciados. ~ canónica, o ~ pública.
1. f. Serie de ejercicios laboriosos o públicos impuestos por los sagrados cánones al culpable de ciertos delitos. hacer ~.
1. loc. verb. Comer parcamente. oír de ~.
1. loc. verb. oír de confesión.
□ V.
hábito de penitencia
tribunal de la penitencia
Feliz semana a todos y no os excedáis penitenciando.
Des
10-04-2014 15:42
......Imaginarium 3.
Alex y María...
Alex desayunaba en la cafetería del hospital mientras leía un artículo sobre ; ser abstemio en una sociedad alcoholizada.
Acababa de hablar con María por teléfono , se verían a la hora de comer .
Todos le tenían aprecio, era un compañero alegre y disciplinado, inspiraba confianza.
La vida de las personas estaba en sus manos y sus manos no solo trabajaban , también sentían .
“El aspecto sensitivo es tan importante como el motor , Alex .“ - Le había dicho su padre , médico internista , satisfecho con su vida y orgulloso de sus hijos.
Desde sus primeros años como estudiante de Medicina había dado pruebas de capacidad y aptitud no solo en el sentido intelectual sino también en el emocional.
Su destreza y habilidad para trabajar en equipo hacían de él uno de los mejores residentes de cirugía .
La guardia había sido dura, pero no pensaba quejarse. El alcohol y sus consecuencias al volante, un accidente múltiple les había ocupado toda la noche en el quirófano de Urgencias.
El menoscabo que había hecho a María el día anterior aún le dolía, tenía ganas de verla y de abrazarla.
Los miedos hacen tergiversar la realidad, su miedo a perderla le había hecho cometer el error de radicalizarse , hiriendo su sensibilidad.
Mientras ... una nueva exposición acaparaba la atención de María .
Imaginarium. Departamento de transiciones.
“No es suficiente con entender la realidad, hay que llegar a transformarla”
Si observamos un enjambre , nos damos cuenta de que cumplen un objetivo colectivo, son colonias inteligentes, dispuestas a trabajar sin remolonear y hacer esfuerzos titánicos para cargar con una caraota con una fuerza impresionante por el bien de su comunidad.
Pero las personas no somos hormigas, podemos reinterpretar los esquemas sociales ,si creemos que las cosas pueden ser distintas a como son ....
( me resulta muy complicado seguir la historia en Vamos a... el límite de palabras, las palabras obligadas , en esta nueva entrega sinceramente no creo haber conseguido el objetivo de conseguir seguir el hilo con las anteriores, creo que es el momento de desligar a Imaginarium de Vamos a...)
Rodrigodeacevedo
09-04-2014 20:09
CRÓNICA DE LOS PRIMEROS DÍAS.
Fueron difíciles aquellos Primeros Días. Apenas estaba organizado el Caos original, las estrellitas brillando, recién inauguradas, los planetitas girando y girando y el Hombre era sólo una entelequia, un proyecto del Demiurgo para más adelante. Pues con todo tan en pañales ya se organizó el Primer Pifostio. Fue, naturalmente, cuestión de poder: que si me quieres quitar el puesto, que si tú eres pura creación mía, un subalterno de m.ierda. Luzbel era, hay que reconocerlo, un tipo majo, con empatía para atraer hasta lo inconveniente, pero el Demiurgo los tenía bien plantados; y Luzbel quería tergiversar los planes del Demiurgo. Al Hombre, él lo veía como un enjambre de bichitos fácilmente manipulable; su perfecto campo de acción. Y acusó al Demiurgo de remolón por no ponerse manos a la obra y crear aquel juguetito humano con el que tan buenos ratos se prometía.
El Demi me llamó aparte: “Oye, Miguel; desde ahora te nombro Arcángel y te vas a encargar de quitarme de en medio a ese pánfilo de Luzbel y todos sus ángeles rebeldes”. “Un gran honor y una gran responsabilidad me dispensas, Demi, pero lo cumpliré todo según Tu deseo” Para empezar diseñé mi estrategia. Ya sabía yo que en el futuro todo iba a ser puro nominalismo, así que lo primero que hice fue cambiarles el nombre a los “malos”: desde ahora se llamarían demonios. Oye, fue un golpe psicólogico fenomenal, los pobres se quedaron aturdidos. Porque, claro, de ser un querubín, o inclusive un serafín de los de a pie, a pasar a ser un puñetero demonio (con perdón) la cosa cambiaba. Ellos pensaron que les afectaría hasta en su fotogenia y eso, al menos Luzbel, el más guapo, pero también el más fantasma de todos, no iba a consentirlo. Fueron difíciles aquellos días. Me pidieron negociar las transiciones de “status”, pero en contra de mi buen natural y espíritu conciliador tuve que ser inflexible. Demonios dije y demonios seréis.
Yo, con mi espada flamígera, me puse al mando de los “buenos” (al menos la Historia nos ha dejado con esa clasificación; otra cosa es la realidad, porque si yo contara...). El Demiurgo estaba a punto de caer en una depresión de Osa Mayor, y eso era malo. Los que lo conocemos desde hace casi una eternidad sabemos que, aunque abstemio, en esas circunstancias no hace ascos a un buen plato de caraotas con morro de cerdo y se trasiega un par de litros de tintorro de las viñas de Noé. Y con esas debilidades no veáis la mala Vía Láctea que supura entonces. Aún así algo nos ayudó el Demi; preparó lo que Él llamo Infierno, que bien mirado es un Paraíso para los “malos” y creó una especie de campos magnéticos que atraían aquellas ondas anímicas, llamemóslas disidentes, con el que ya era Pensamiento Único, que eran las de los demonios. A nosotros, ni tocarnos. Además a las espadas de ellos, los “malos”, se les acababa la batería cósmica enseguida. Total, un paseo militar.
Y aquí seguimos, esperando a que el Caos renazca para darles a los demonios una nueva oportunidad, porque, sin menoscabo de la Suprema Sabiduría del Demi, tal como van las cosas, al menos por el planeta Tierra, el Universo, todavía tan nuevo, habrá que rediseñarlo pronto. Ahora creo que el Demiurgo se hará asesorar por Philippe Starck, que diseña barato y funcional . Y no os engañéis: ni los ángeles somos tan buenos ni los demonios tan malos. La bondad y la maldad, como el coñac Fundador, es cosa de Hombres.
Jose Jesus Morales
07-04-2014 04:49
La sintética
La transición era obligatoria, se hizo el remolón comiendo caraotas en el bar, no quería que un enjambre de borrachos tergiversara su condición de abstemio en menoscabo de su seguridad.
caizán
07-04-2014 03:26
LLEGAN LOS TURISTAS
El invierno llegaba a su fin, Valdemir se preparaba para recibir en su pequeño bar-restaurante de Florianópolis al enjambre de turistas que traerían las fiestas de fin de año y las vacaciones de verano. Según su amigo Joao, no sería un buen año turístico, pero él era negativo por naturaleza y siempre predispuesto al fracaso, a la negación. Si uno le seguía la corriente y no se preparaba para recibir a los visitantes a la isla, tendría mucho que lamentar, sobre todo la pérdida de los reales que no entrarían en caja, lo mejor era aprovechar ese tiempo de transición: invierno-verano, y preparar el local para recibir a los visitantes, amén de ello, renovar el menú, sin tergiversar su idiosincrasia brasilera, darle un aire renovador e internacional a la carta. Teniendo en cuenta que en verano la concurrencia mayoritaria eran: argentinos y uruguayos, los nativos eran minoría porque veraneaban en otro país. Esa era otra diferencia, los locales eran fuertes bebedores de caipiriña y cerveza, y los turistas, por un problema de bolsillo, eran todos abstemios, eliminaban el vino y las gaseosas para los niños, por lo tanto todos bebían agua mineral o, una jarra de agua con hielo.
Él para que sus clientes no lo vivieran como un menoscabo, jamás ofrecía carta de bebidas, preguntaba que iban a beber y de esa forma el pedido del agua resultaba natural y no forzado, al ofrecerles bebidas espirituosas y gaseosas para los hijos. La experiencia de otros años le indicaba que ese era el camino correcto para tener buenas ventas.
El otro punto, después de remozar el local, era asegurarse una buena atención de los proveedores, no tenía que ser remolón, había que cerrar en setiembre u octubre la provisión de mercaderías para el verano, por ello se puso en contacto con su proveedor habitual, un argentino que llevaba 15 años en Brasil, para asegurarse la entrega de enero-febrero de todos los productos necesarios para atender correctamente a su clientela. Lo llamó por teléfono y fijaron una visita para la semana siguiente.
Andrés era un callejero nato, toda su vida se dedicó a la venta, allá y acá, no sabía hacer otra cosa. Rápido para los negocios, algunas veces “demasiado”, pero no dejaba escapar nada que le dejara rédito.
Pactaron con Valdemir la provisión de pollos, se los comenzaría a entregar a mediados de diciembre, éste tenía una cámara frigorífica con mucha capacidad en su restaurante, y se acabarían las sorpresas, se aseguró una buena provisión de papas ya que el menú clásico veraniego era: frango, churrascos, ensaladas y papas fritas, de paso, consultó a Andrés si conocía un buen proveedor de verduras y frutas, que no le fallara en plena temporada. Después de mirar su agenda, éste le dio una dirección y un teléfono para que él evaluara si servía o no. Cuando se estaba por ir, volvió y dijo:
--Mirá. Recibí un producto que está de moda en Argentina y en Uruguay.
--¿Qué es?
--Caraota.
--¿Qué?
-- Caraota. Para acompañar las carnes.
--No lo conozco. ¿Cómo se come? ¿Caliente o frío?
--Es la primera vez que lo traigo, se puede comer como ensalada, fría o caliente. Voy a recibir en enero una partida grande, te anoto una bolsa. Si no te va me la devolvés ¿Te parece bien?
--Sí. Así sí. Fazemos proba, Se non gosta torno a te.
Andrés sabía que el producto no era adecuado, pero después que se lo entregara, le serviría para el otoño brasilero donde se consumen cantidades de porotos,” a feichoada” plato típico de Brasil, por lo tanto había comprado una buena partida a muy bajo precio por no ser la temporada de gran consumo. Los que sabían que era la “caraota”,eran los menos, no compraban, para que iban a guardar cinco o seis meses un producto que era fácil conseguir.
Como buen callejero, hacía el negocio, si el cliente a pesar de todo lo devolvía, en marzo lo compraba seguro. Los años de calle te dan la experiencia, la universidad solo el título.
JSM