| VAMOS A CONTAR HISTORIAS. |
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| Despistes |
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Resiliencia. 1. f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. 2. f. Mec. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación. |
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| Rodrigodeacevedo |
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Queridos compañeros:
Hace ya más de un año que tomé la grata responsabilidad de moderar este hilo, que, por cierto, empezó con algún desagradable incidente. Creo que ya es hora de renovarse, aunque no haya peligro de morir. En mi opinión tanto yo como el hilo en sí necesitamos un relevo. No voy a citar posibles candidatos a la "sucesión". Creo que cualquiera está tan capacitado o más que yo mismo. Vosotros diréis. Esto no quiere decir que vaya a abandonar mis colaboraciones, incluso mis críticas si hubiese motivos. Desde luego es un "trabajo" que da muchas más alegrías que disgustos. Por eso creo también que debe de ser disfrutado por algun@ más. Ya os expresaréis.
Mi palabra es: RELEVO 1. m. Acción y efecto de reemplazar a una persona con otra en cualquier empleo, cargo, actividad, etc.
2. m. Dep. Acción de reemplazar un corredor a otro de su mismo equipo en el momento de recibir de él el testigo.
3. m. Mil. Acción de relevar o cambiar la guardia.
4. m. Mil. Soldado o cuerpo que releva.
5. m. pl. Dep. carrera de relevos. |
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| caizán |
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DIÁSPORA Dispersión ( especialmente de gente)
Como los gallegos, que andamos "espallados por el mundo" |
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| Jose Jesus Morales |
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Palabra propuesta Socorro |
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| Rodrigodeacevedo |
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ONDE IREMOS A PARAR... Bueno; ya está. Veremos qué tal la nueva vida. Bastan ya las vejaciones, los malos tratos, las jornadas de sol a sol, primero limpiando escaleras, después los críos y por fin aguantar al holgazán de marido que m'a tocao. Tabaco y cervezas, que pa eso está una deslomándose, pa que no le falten al señor sus comodidades. Y de currar, ná de ná; como estemos en crisis... Ahora ya se acabó. O al menos eso me ha dicho la Erme, que ahora ejerce en el Eden's; quien me lo iba a decir, yo, la moza más galana de mi pueblo (mi pueblo: si se enteran me matan a pedrás, con lo brutos que siempre han sido), pues yo, que hice la tontería de casarme con el Eustaquio, que si la ciudad p'arriba, que si la ciudad p'abajo. Buen albañil sí que era, o es, ya no lo se. Pues que aquí acabemos, en este barrio podrío de gandules y drogatas, aunque ellos, pobrecicos, si no les sale ná, qué van a hacer; pues todo el día matando perros y buscando el euro como pueden pa darse el chute. Qué mierda de sociedad. Pues eso, que ya estaba harta y hablé con la Erme; bueno, en realidad hablábamos tos los días, ella era mi paño de lágrimas. Cuando un día me la veo toa trajinaíta y va y me dice: “Me voy a hacer macho, tía, que ya estoy harta de ser mujer”. Ojiplática y boquivásica me quedé, oyes. “¿Tás loca, o qué, tía?” Pues ná, que va y que la operan (ahora lo paga la seguridad social si tienes mano) y que se me hace un tiarrón (ya lo era ella de hembra) con pelo en pecho, bigote y el copón. Dicen que los que venimos del ambiente rural tenemos buena encarnadura pa esto de los cambios de sexo, que podemos absorber todas las mierdas.
Y enseguía, pero enseguía, tú, que se me coloca en el Eden´s de portero (pa mí que ya tenía afaire con el dueño) y le va de p.m. Y me dice, oye, Efrosina, que si quieres te lo arreglo, el qué, lo del pito y to eso. Amos anda, tía, que yo no estoy tan loca. Mira, primero te divorcias, hoy día está chupao; te dejas dar cuatro ostias por el Eustaquio, denuncia, divorcio y pastagansa de pensión, eso pa empezar. Luego te operas y... listo; a empezar la nueva vida, de hombre, con toas las de ganar. Transesual que los llaman, pero a tí qué. Total que me lió, la tía y me metió de lleno en este sarao. Yo tengo dos pegas gordas; primero los críos, luego que soy más bien canija y eso de portero no me va. Los críos, de momento, en el pueblo, con los abuelos; sanos y bien criaos. Lo otro, pues ya veremos. Así que aquí estoy, frente al espejo, contemplando la mierda de pinganillo que me han puesto; ya se podía haber estirao el cirujano de la seguridad social, pero es lo que hay. Lo que es la vida, oyes. Ayer, como quien dice, una hembra de bandera, pero con la cosa del ser honestos y tal ¡qué mierda! Hoy, aquí estoy, dispuesto a ser el más macho de los machos, aunque sea por lo imaginario. Me queda lo de las hormonas y to eso. Pero como me dice el médico que me lleva (que pa mí que está por mis huesos, no se si los de hombre o los de hembra): no te impacientes, mujer; poco a poco, ya verás como resulta. Y es que por lo que se ve (bueno, yo también lo veo en la tele y eso) hoy tiene futuro lo de ser transesual o como se diga. Bueno tía, digo, tío, que me esperan en el Eden's, a ver si hay curro de camarero. Ya wasapearemos a ver qué tal. Ónde iremos a parar... |
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| Rodrigodeacevedo |
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Reinicio con la sintetifrase semanal. Vaya palabrerío, poh dió... En el imaginario de aquel honesto vecindario rural, la presencia de aquel cirujano no encajaba. Un personaje que pretendía absorber para sí toda la atención del sarao con aquella infernal pantallita para wasapear. |
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| Jose Jesus Morales |
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Wasapear, Rural, Cirujano, Absorber, Sarao, Honesto, Imaginario
Un Día en la Vida de un Joven Venezolano
Tengo 16 años Doctor, respondió el muchacho desde la camilla. El cirujano no alcanza a doblar la edad de su joven paciente y quizás por ese detalle es más fácil la comunicación.
¿Dónde están tus padres?
La verdad no lo sé. Respondió con honestidad.
Se quedó mirando por un momento el techo y continuó: Esta mañana antes de irse me dijeron que estarían en un sarao. Es algo así como una rumba, pero para gente vieja.
Necesito hablar con ellos Tinoco, o con algún familiar.
Aseguró el Doctor.
Al despedirnos me dijeron que estarían en un pueblo entre las montañas del Turimiquire, en una zona rural y que seguramente no habrá cobertura, que no me preocupe si no logró comunicarme, que regresarán mañana.
De toda la familia solo quedamos los tres, el resto se marchó, tuvieron que irse. El gobierno los persigue, mis padres decidieron quedarse y de alguna manera proteger los pocos bienes familiares que quedan y asegurar desde aquí el cobro de las pensiones.
¿Sabes porque estas en la Clínica?
Lo último que recuerdo es que caminaba a casa de mi novia y de pronto la calle se llenó de consignas contra la Dictadura, contra la dominación cubana, desde los edificios comenzaron a sonar las cacerolas, en las esquinas se improvisaron unas barricadas y yo me quedé encerrado entre los universitarios y la gente de la calle que espontáneamente se les unía y gritaba ¡Resistimos Venezuela!
Había estado en otras muchas marchas, pero siempre con mis padres, sabía que era más seguro quedarme en medio de un grupo.
Saqué mi celular y comencé a tomar fotografías justo en el momento que aparecieron los motorizados disparando y apoyados por la Guardia Nacional, en un instante se llenó todo de humo, el pequeño grupo al que me uní por pura coincidencia, por casualidad, se parapeto detrás de unas carros, yo y otros colocamos los celulares en video y comenzamos a rodar, sabemos que es la única posibilidad de informar, ya que todos los medios de comunicación están censurados. El muchacho que estaba a mi lado se desplomó con un tiro en la cabeza, corrí temblando de miedo sin una dirección definida, sentí un golpe en la nuca y absorbí hasta la asfixia todo el humo de la bomba que me golpeó, caí al suelo. Alguien me roció en el rostro agua con antiácido, una mano enguantada devolvió la lacrimógena y me arrastraron hasta la puerta de un edificio. Entre sombras escuche los gritos pidiendo ayuda, me sostuvieron y metieron en un apartamento, no sé cómo llegue aquí.
Seguramente al golpearte la bomba lacrimógena produjo el coagulo que tienes en el cerebro, debo operar con urgencia para salvarte la vida, pero necesito el consentimiento de tus padres.
Tinoco sacó el celular y comenzó a manipularlo con destreza y exclamó con entusiasmo ¡lo conseguí!
¿Puedo hablar con tus padres?
No en este momento, lo que conseguí fue grabar el rostro del francotirador que asesino a quien estaba a mi lado y continuó enviando el video a todos los contactos que tenía en el celular.
¡Deja eso! Exclamo el Doctor, acaso no entiendes que necesito hablar con tus padres, que si no puedo operarte te mueres.
Acabo de activar a un ejército imaginario, todos están esperando mi próximo mensaje, ahora voy a wasapear para que localicen a mis padres y ellos me llamaran. Usted podrá pedir la autorización, me salvará la vida y cumplirá con su obligación y con Venezuela. |
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| caizán |
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MÉDICO RURAL
En el imaginario popular el médico rural tiene poderes, es clínico, cirujano y sacerdote laico, porque escucha confesiones terribles de sus pacientes y orienta a los que han perdido el rumbo de la vida hacia el honesto camino del trabajo y la responsabilidad, para él, los suyos y la comunidad. No tiene tiempo para saraos porque además de sus funciones específicas, debe estudiar para estar al día con los adelantos de la medicina y no defraudar a quienes lo consultan. Agreguemos a todo eso la pobreza de su consulta, casi todo lo que allí hay lo compró con el escaso sueldo que percibe, con largas demoras oficiales. Él se justifica diciendo que el pueblo lo provee de alimentos, limpieza y cocina ¿Qué más? El empleo que puede darle al dinero que recibe es mejorando su consulta y teniendo, para emergencias, productos farmacéuticos imprescindibles.
Por todo eso para el pueblo es: el doctor Damián. Se llama Damián García – él lo refuerza diciendo: García, el de la guía. En cambio Damián es propio y único.
Tenía algunas falencias, no sabía usar los celulares modernos con todas esas aplicaciones: Line, Whas app, etc. Para evitarse problemas su celular era primitivo, solo recibía y contestaba telefónicamente, no whasapeaba, durante la consulta no tenía tiempo para escribir y no tenía ninguna enfermera ni secretaria que se ocupara de ello, si había que hacer curaciones, las hacía él, y el teléfono también lo atendía, la mayoría de las veces en: manos libres, dependiendo de lo que oyera.
El doctor Damián se había ganado el corazón y la popularidad del pueblo, para los únicos que pasaba desapercibido eran los bebés, esos todavía no absorbían lo que significaba para ese pueblo pero, para las llamadas “fuerzas vivas” de la comarca era un referente a tener en cuenta para las próximas elecciones, en razón de ello sus haberes fueron llegando con puntualidad y sus pedidos atendidos, si no podían darle lo que pedía, alguien se acercaba a explicarle personalmente cual era el problema y prometerle una pronta solución. Lo arropaban para que estuviera calentito y “maleable” y se lo pudieran comer cuando fuera candidato ganador, porque estaban seguros que él como candidato, ganaba, lejos. Como se diría en una cuadrera: “era el caballo del comisario” No tenía competidor que se acercara.
El doctor era ajeno a esos manejos, agradecía la buena respuesta que tenía de las autoridades y creía que se debía a su buen servicio profesional, nada más. Cuando empezaron a invitarlo seguido a la ciudad, cabeza del partido, se sintió halagado, como cualquier ser humano normal, pero cuando comenzó a disculparse porque eran demasiadas invitaciones, se sorprendió, porque lo venían a buscar en coche. Al principio aceptó y luego les explicó que si su vida iba a ser así, debía dejar la consulta ya que las dos cosas a la vez eran imposibles, como su profesión tenía prioridad, lamentaba tener que decirles que no iría.
Los punteros políticos tienen mucha “calle” y el gordo “almeja” era un fuera de serie, en la reunión con la plana mayor del oficialismo propuso cambiar el ángulo de la oferta, al doctor el dinero y el poder lo tenían sin cuidado, había que apelar a la emoción, él quería casarse con alguien que apreciara su trabajo y lo acompañara en la tarea, eso sí, que tuviera valores propios que lo hicieran sentir orgulloso de ser su esposo. –Tengo la candidata—dijo el gordo –la hija del farmacéutico, es hija única, se recibió de bioquímica y se quiere ir a Buenos Aires a probar fortuna en un laboratorio, los padres quieren pero no pueden retenerla, el padre es miembro del partido y tiene, en este momento, intereses comunes que no podemos desaprovechar.
El Intendente se ofreció a hablarle, eran amigos, correligionarios y, como decía el gordo, “en este momento tenían intereses comunes”.
El gordo almeja se ganó el respeto de todos pero no el agradecimiento. El Doctor y la bioquímica, María Inés, se casaron y se fueron.
En esta historia hubo ganadores y perdedores. El pueblo perdió a su buen médico doctor Damián, los políticos a su futuro candidato a Intendente y el farmacéutico a su hija por participar, por egoísmo, en toda esa tramoya perversa.
María Inés y Damían, fueron los únicos ganadores. ¡Bah, la política también!
JSM |
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| caizán |
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Quise wasapear, para conseguir un cirujano, en mi imaginario lo hacía en un sarao, de fiesta. Debo ser honesto, no sé como funcionan esos trebejos y en el medio rural no absorben wifi |
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| Jose Jesus Morales |
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La sintética Llegué al sarao en un pueblo rural, al ver al cirujano local absorber integra la botella de vino, quise wasapear, pero no me pareció honesto y guardé la imagen en mi imaginario. |
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