Una petición de información y ayuda.
Desde que colgué mi último relato en este hilo la superficie de lectura se me agranda hasta muy por fuera de los límites de la pantalla, de manera que sólo puedo leer aprox. un cuarto de la página. No es cuestión de zoom e, insisto, sólo me ocurre en este hilo. No se si a los demás les ocurre lo mismo; si es así os
ruego me informéis y si alguien conoce la solución para volver a la superficie normal de lectura, porfa, que me lo diga.
Rodrigodeacevedo
21-03-2014 11:02
Hola, compañeros. Ya veo que nuestro idem J.J., además de madrugador, es un infractor "in péctore" de las normas. Su palabra no está (todavía) incluída en el Diccionario de la Lengua Española. Y con los miles de ellas que hay para elegir, va el buen hombre y se pide ésta. Vale, se acepta. Total, dentro de nada ya será oficialmente "nuestra". Ya de paso, a cambio del favor, un ruego: estaré de viaje hasta el jueves que viene, día 27. Así que por el poder que me confieren los reglamentos y mi edad te agradeceré, J.J., que te encargues de recoger y publicar las palabras para los próximos relatos. Que dios te lo pague y Adolfo te sirva un chupito de ron.
Mi palabra, para compensar:
RURAL
Del lat. rurālis, de rus, ruris, campo).
1. adj. Perteneciente o relativo a la vida del campo y a sus labores.
2. adj. Inculto, tosco, apegado a cosas lugareñas.
Feliz semana a todos.
Jose Jesus Morales
21-03-2014 04:09
Palabra propuesta Wasapear
El sustantivo 'wasap' ('mensaje gratuito enviado por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp'), así como su verbo derivado 'wasapear' ('intercambiar mensajes por WhatsApp'), son adaptaciones adecuadas al español, de acuerdo con los criterios de la 'Ortografía de la lengua española'.
A mi amigo Caizan: Quien me contó en el Bar una historia y me permitió el argumento para este texto.
A Era: Quien me empujó a escribirlo, en un intento desesperado para que crea en la justicia del hombre dueño de su circunstancia.
Pepe el Barman
Pepe llegó en esa oleada de hombres que huían de la España herida, de ese momento insufrible que se llamó la República y su pérdida. Era un viajero con su carga de emociones y lágrimas contenidas.
Llegaba puntual cada día en bicicleta y asumía sus labores detrás de la barra del hotel Alvear sin descanso, nunca lo vi tomar asiento, ni tampoco quejarse. Al colocarse la pajarita negra sobre la impecable camisa blanca se transformaba en el mejor barman que jamás estuvo en este hotel y lo digo yo, que he visto pasar detrás de la barra a una enorme cantidad de hombres con sus certificados en orden, otros que por estar enchufados eran contratados sin requisitos.
Pepe era un desenchufado sin papeles, que con la intensidad de sus ojos azules y ese acento inconfundible al arrastrar las eses logró ser el mejor barman del hotel Alvear, en la época gloriosa en que era frecuentado por Ministros con y sin carteras, Directores de Organismos, que lograban mover la pesada maquinaria gubernamental con una orden y hasta el mismísimo Presidente de la República se paseaba sin escolta entre las mesas y la barra.
El día que se marchó yo tomé su lugar, me puse su pajarita negra y su camisa blanca. Me había enseñado el oficio y recomendó para que me dieran su puesto. Incrédulo el Gerente del hotel se negó al principio, pero Pepe insistió y le dijo, ¡pruébelo! El único criterio de verdad que yo conozco es la práctica
El día que dejó el Hotel me invitó a dar un paseo y comenzó diciendo: En la barra uno se acostumbra a retener en cada paso las palabras y a tomar la actitud que corresponde, o la que esperan que tú asumas, siempre será una actitud cómplice de las confesiones que te hagan.
Soy un rojo, es lo que soy y no voy a dejar de serlo jamás, pude escapar de España, perdimos la República y no vamos a conquistarla nunca, un concierto de errores y fracasos la dejaron en las manos llenas de sangre de un facineroso.
Soy un rojo, un combatiente, en más de una oportunidad ataqué la iglesia con bombas incendiarias y un cura de sotana, un cuervo como alguna vez los llamé, un chupacirios me salvó poniendo en riesgo su propia vida.
Yo estuve allí gritando con la Dolores ¡No pasarán los verdugos de octubre!
Mi novia, mi mujer se quedó a la espera de que yo la traiga y encontré una oportunidad, pero la cantidad de dinero es inmensa.
En el Bar todos son mis amigos, me confiesan desmanes, infidelidades, actos insospechados y sospechosos y a todos doy un consejo. Se van a sus casas bien bebidos y embebidos, a compartir en familia con la conciencia limpia y lavada en alcohol. Regresan al otro día a contarme mayores iniquidades, maldades, injusticias, a liberar sus corazones y me dejan todo ese peso entre las sienes.
A todos y cada uno de estos incompetentes pedí ayuda y unos guardaron silencio, otros se hicieron los desentendidos, incrédulo escuche decir a quien tuvo el valor, la desfachatez de contestarme: “La persona que comparte con usted la barra por las noches no es la misma que lo atiende a usted por la mañana, trate de no confundirse”.
En ese momento logré absolver a quienes pedí ayuda y a mí mismo.
No hay confusión. Quién los atiende en la noche no es el mismo que los acusa en el día ante sus adversarios políticos.
Con ese dinero traje a mi mujer y me retiro.
Estela
19-03-2014 05:06
LAS DECISIONES PATERNAS.
La institutriz se había declarado INCOMPETENTE para corregir la rebeldía de Claudina.
Los padres observaban INCRÉDULOS los desplantes de su hija que a medida que crecía, era mas rebelde.
Una jovencita como ella que tenía que ser presentada en los mas altos círculos sociales, se escapaba a los establos ,montaba a caballo, desaparecía largas horas recorriendo kilómetros en bicicleta ;Claudina trató varias veces de hacerles entender que tenía alma de VIAJERA, que sentía una enorme sensación de libertad haciendo estas actividades, pero no la entendían, y le manifestaban que no estaba bien visto lo que hacía para una jovencita de la alta sociedad.
Claudina se convenció que había nacido en el lugar y el tiempo equivocado; eso de permanecer horas quieta en un ASIENTO para ser presentada en sociedad, no era para ella.
Los padres,cansados de su conducta y decididos a no ABSOLVER ninguna desobeciencia mas, la mandaron a un internado a cultivarse.
Claudina sabía que no era bonita, y allí era objeto de la burla de sus compañeras; tampoco se le daba muy bien el estudio, y sufrió mucho .
Siete años después considerando que había terminado su formación, la trajeron de vuelta a la hermosa mansión.
Aquella niña vital,inteligente, divertida,feliz era hoy una joven apática y descolorida que decía y hacía lo que le indicaban como si fuera un robot
Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar
caizán
18-03-2014 19:52
EL EXTRAÑO
El tren había tenido una falla técnica y el jefe de estación hizo avisar a los pasajeros que iban a tener una demora, que sería cuantificada cuando terminaran las tareas de inspección del personal competente. Lo que no dijo, lo que calló, por orden superior, era que allí no había personal idóneo, ni para evaluar ni para arreglar el desperfecto de la locomotora diésel, esa estación era de tránsito y no estaba capacitada para ningún tipo de reparación. La jefatura había pedido el envío de otra locomotora que podría tardar entre 8 y 15 horas en llegar, el personal que estaba en esa estación era totalmente incompetente para cualquier reparación, por mínima que fuera.
El inspector Millares llegó con su bicicleta y miró, incrédulo, al tren detenido. Era la primera vez que un tren de pasajeros quedaba varado en ese lugar, fue caminando hasta la oficina del jefe de estación y se enteró del verdadero problema, el jefe estaba preocupado por la reacción de la gente cuando pasaran las horas y no hubiera solución para la avería, en ese lugar no había forma de continuar viaje hacia ninguna parte, el pueblo propiamente dicho quedaba lejos de la estación, no poseía hotel ni, por supuesto, ómnibus, coche de alquiler o cualquier otro sistema de transporte para humanos, le transmitió su preocupación a Millares y él sugirió que fuera dando las noticias pertinentes de a poco, para evitar que los pasajeros se solivianten por el paso del tiempo, la falta de alimentos, de sanitarios para una elemental higiene y sobre todo por la noche, cuando los vagones quedaran a oscuras por la falla de la locomotora. El inspector prometió ayuda, iría hasta la comisaria, juntaría a todo su personal, incluso los que estaban fuera de servicio – en total cuatro – y vendría a darle su apoyo logístico, hablaría con el almacenero del pueblo, para que trajera bebidas y viandas para los adultos y leche para los pequeños, esperaba de esa manera tranquilizar los ánimos del pasaje, sobre todo cuando transcurrieran las horas y no advirtieran solución alguna, ya que el personal no se ocupaba de la reparación propiamente dicha; no se trataba de absolver o culpar a dicho personal, la avería los superaba y no tenían medios ni capacidad para ese evento.
Millares volvió dos horas después, le reiteró al jefe que fuera dando las noticias, en cómodas cuotas, para predisponer a la gente para la espera y él comenzó la caminata por los vagones para interiorizarse de los problemas, iba con dos agentes que tomaban nota de las quejas y reclamos y, más que nada de las necesidades, tomó nota de todo y apuntó que necesitaría mantas, así fue avanzando por los vagones, tranquilizando a los más alterados e informando a todos que ponto habría en el andén gente que les proveería alimentos y bebidas.
Nadie podría pensar que ese viajero, desenchufado, dormitando en el asiento del tren, fuera algo más que un simple turista viajando hacia algún lugar de descanso en la costa. Millares lo observó al pasar y siguió de largo, cuando llegó al vagón siguiente, se detuvo, giró sobre sí mismo y retrocedió, sus años de oficio le dijeron que algo no estaba bien, ese hombre estaba solo, los asientos vecinos se habían vaciado y había sobre ellos bultos o valijas. Era el único en ese tren que parecía no haberse enterado del accidente ocurrido, movió el respaldo del asiento de adelante y se sentó, enfrentando al viajero, le habló:--Señor, señor—-sin resultado alguno, le toco la rodilla y no tuvo respuesta, lo tomó de los hombros y el cuerpo inerte cayó de lado. Estaba muerto.
JSM
Eratalia
16-03-2014 13:54
El viajero, re rebullía en el asiento de su bicicleta. Recordaba, incrédulo, cómo había desenchufado los cables del respirador automático de su abuela aquel enfermero incompetente. Jamás lo absolvería.
Con rimas y a lo loco
caizán
16-03-2014 12:30
El viajero,incrédulo, observaba desde su asiento al incompetente funcionario qué, desenchufado, hizo bajar la bicicleta del tren. No podría absolver su actitud.
Desenchufada la calefacción al viajero se le enfrió el asiento,incrédulo tuvo que absolver al incompetente al verlo hacer la bicicleta.
Rodrigodeacevedo
15-03-2014 11:20
Una sintetifrase de comprobación:
Viajero en su bicicleta de doble asiento asistió incrédulo al cruel proceder de aquel incompetente funcionario que, desenchufado de cualquier realidad, no quiso absolver al pobre animal fugado del zoológico.