!Otro cadáver? Y exquisito? Considereme apuntao, Srta. Era. Buitres, estamos de enhorabuena...

Me apunto. Después mandame el orden por favor!

¿Alguien que no tenga nada mejor que hacer se apunta a un nuevo cadáver exquisito? Eso apenas lleva tiempo y luego nos queda tan agradecido el finado...

Qué hermoso que quedó el Cadáver Exquisito!! Pareciera que todos utilizamos el mismo lenguaje de prosa poética. Increíble pero real!!! Voy a tener que hacer algo porque no recibí ningún aviso de cómo iba el tema y recién entro después de un viaje a Bahía Blanca y se me dio por husmear. Gracias a todos por este trabajo tan lindo en el que participamos

Bueno. Hay un refrán que dice: " el que bien lo sabe, pronto lo reza"
Entre todos/as lo hemos matado, lo hemos maquillado, y más que muerto está vivo. Pues, le hemos inducido nuestra energía, y permanecerá en nosotros. Ha quedado EXQUISITO.

Tienes toda la razón, querida Eratalia. Yo mismo, mismamente, según iba leyendo los trozos que recibía de cada descuartizador, me iba asombrando de la coherencia, la pasmosa "homologabilidad" (con perdón) de las sucesivas entregas. El ensamblaje estaba resultando perfecto. Parecía una "isotopía espiritual" (permíteme la pedantería, tan propia en mí) como si al escribir estuviésemos todos alrededor de esta mesa camilla virtual a la que tantas veces aludimos. Lo que se llama, en otros ámbitos, "la comunión de los santos".
Creo que ha sido una muy hermosa experiencia, que debe convocarnos para otras sucesivas.

¡Pero no es posible! ¿Cómo está todo tan medido e hilvanado y con tanta sensación de incoherente coherencia? Es genial, fantástico, una comunión de magníficos escritores (nosotros) formando un todo genuíno y brillante. (¡Por favor, qué inspiración mañanera tengo!)
He dicho.

Bueno, mis queridos co-asesinitos. Pues ya está. Hemos sido eficaces y hemos procurado evitar al cadáver sufrimientos innecesarios. Creo que nos ha quedado pulido y aseado como pocos cadáveres pueden presumir de estarlo.
Unos simples retoques de composición y... voilà: ante el distinguido público...

CADÁVER EXQUISITO Nº 3

Cuando despertó a la hora convenida, la cafetera soltó una bocanada de humo. Apareció la música escondida entre libros, y se escuchó el ruido de los faroles que se apagaban en la calle. De una flor de vidrio celeste hizo brotar el dulce de leche sobre las tostadas saltarinas. Mientras, los árboles iban pintando de verde el cielo. Cada vez que las partituras abiertas en el piano de la sala estiraban sus pétalos blancos, caían lágrimas de nostalgia. La cama escondió el hueco de placer y lo guardó hasta la noche salpicado de suspiros. Por la ventana abierta, la arena se colaba sin permiso. El calor y el amarillo pintaban poco a poco los ojos abiertos de las casas. Él, temeroso de un sueño, comenzó a silbar el desayuno y el sonido salió por la chimenea despierta. Todo era real. Estaba enamorado.
Se desperezó lentamente, como un joven fauno recién concebido desde algún resplandenciente pentagrama, y voló. Calzándose las alas angélicas que, por alguna desusada misericordia, le aliviaban su pesantez de arcilla todavía húmeda, voló tratando de cazar la última estrella que, por descuido, algún dios de tardío ocaso había dejado sin apagar. En su nuevo estado, mitad fluído, mitad relámpago, las oportunidades de ser feliz eran tan rigurosamente exactas como las de ser desgraziado. El amor entre ángeles no es muy diferente al de los objetos con alma musical, simplemente.
Tendido en la hierba contempló el cielo y vió el ajetreo de felicidad, felicidad de los veleros en forma de nube que surcan un azul celeste, azul de esperanza, azul sin rutina, azul con ascensor. El ascensorista es un ángel joven que te sonríe y te invita a ascender al mundo sin obligaciones, sin cuentas pendientes con la realidad que te aferra al suelo. Soy libre y soy incrédulo por crédulo, cómo puede existir tanta felicidad sin haberme dado cuenta...
Claro que, no puedo perder de vista que esto es sólo un mero sueño, algo pasajero, oportuno, en tanto en cuanto me permite avistar la sensación de bienestar que ya casi había olvidado. Mi libertad no me da todo lo que necesito.
Soy libre, pero libre para sentir el peso de la pena que me causa el momento en que no te tengo a mi alcance, en que carezco de lo que deseo, en que la piedad hacía mí mismo me hace sentir ganas de vomitar.
Ese dolor interno que me embargaba, me hacía pensar en algo trágico, en algo que podría poner punto final a mi existencia. Pero ante esa crisis no perdía la esperanza y trataba de sobreponerme a los estragos de mi padecimiento que cada vez eran más molestos. Recurrí a cuanto remedio había, sin dejar de ir al medico para que me recetara algún calmante, pero el alivio que me proporcionaban era pasajero, pues aquella gripe atroz que tenía, se aferro durante tres días, pasados los cuales todo volvió a la normalidad y pude seguir con la rutina en ese gran teatro que es la vida que me hace actuar sin poder elegir el elenco capaz de interpretar la escena tal como me gustaría, y mantener el cartel. Ese teatro donde soy actor y público a la vez, y debo asumir la difícil tarea de improvisar según sean las circunstancias, y hacerlo de tal manera que la función se alargue lo más posible, reír y llorar cuando toque sin esperar el aplauso, hasta que un día... baje el telón de forma definitiva.

Fotografía del cadáver antes de ser ensamblado.

Ilust.: Alva Bernardine

Oído, Gregorio:

Por mail te envío el párrafo del texto de Víctor ríos para que continúes nuestro cadáver. Como es de carácter público lo dejo también aquí para general conocimiento:

"pasados los cuales todo volvió a la normalidad y pude seguir con la rutina."

Cuando tengas tu texto a pun to me lo envías por mail para coserlo al resto del fiambre y exhumar lo que resulte.

Saludos.

Hemos aportado nuestras cadavéricas porciones LIDIA, RODRIGO, JUAN FOZARA. Ahora según la lista erataliana le toca el turno a VÍCTOR RÍOS, del que poco se sabe en estos últimos días. Ya tiene (espero) su notificación por mail.
En cuanti conteste le pasaré a GREGORIO el testigo.
Os adelanto que está quedando chupi.