De nuevo es viernes y he de proponer una nueva colecta de palabros como si de un cura ecónomo se tratase. No es por incordiar; son las reglas. Y así serán mientras vosotros no decidáis cambiarlas. Esto es una democracia asamblearia, como debe de ser y se admiten sugerencias que se tendrán en cuenta.
VÁSTAGO.
1. m. Renuevo o ramo tierno que brota del árbol o de otra planta.
2. m. Conjunto del tallo y las hojas.
3. m. Persona descendiente de otra.
4. m. Pieza en forma de varilla que sirve para articular o sostener otras piezas.
5. m. Barra que, sujeta al centro de una de las dos caras del émbolo, sirve para darle movimiento o transmitir el suyo a algún mecanismo.
6. m. Col., C. Rica y Ven. Tallo de planta musácea, como el plátano, el banano y el guineo o cambur.
Son las cinco de la mañana, aún está oscuro en esta ciudad que tiene quince años en tinieblas. Con todos los riesgos debo salir hoy a esta hora. No quiero perder mi empleo y el Jefe amenazó ayer: “El que no venga o llegue tarde está botao”.
Soy ingeniero y tengo 30 años, trabajo en un Ministerio porque el único empleador es el Gobierno, me pagan sueldo mínimo, no me alcanza para vivir, soy contratado y jamás estaré en plantilla ni amparado por las convenciones sindicales, pero no puedo darme el lujo de perder el empleo.
Mi madre está enferma y no tengo para pagar el tratamiento y las hospitalizaciones constantes, pero el seguro del trabajo la cubre completamente y es lo que importa.
Hace cinco años un familiar me ayudó conseguir este puesto y le estoy eternamente agradecido. El trabajo me lo dieron por la palanca y porque no aparecí en la *lista Tascón, no creo en la política ni en los políticos, mi única preocupación es que mi madre no se muera de mengua.
En el trabajo no hago ningún comentario, soy una avestruz con la cabeza enterrada, no opongo ninguna resistencia a las imposiciones. Cada vez que hay un acto político me dan una franela roja y nos llevan en autobuses hasta el lugar del acto, tenemos que firmar la lista cuando salimos y cuando regresamos. He asistido inevitablemente a todos los actos del gobierno desde hace cinco años y en cada acto entre dientes repito el nombre de mi madre a cada paso.
Los estudiantes hace cinco días que están en la calle, amenazaron con iniciar una jornada de barricadas, paralizar el país, esa es la razón para que nos obliguen a ir a los trabajos y debo salir a esta hora. Vivo lejos del metro y no habrá transporte, el recorrido caminando es largo y agotador.
Con miedo, aterrorizado cierro la puerta y salgo, miro a todos lados con atención, de cualquier rincón puede salir un ladrón y atracarme o lo que es peor malograrme. Camino diez cuadras y en la esquina veo el fuego y la barricada, no se ve un alma pero al acercarme suenan disparos, gritos, insultos, llanto. Sin pensarlo corro como una flecha disparada, sin saber de quién estoy huyendo.
Paso por el frente de una iglesia, las puertas están cerradas, las iglesias cierran las puertas igual que las funerarias, ya no se pueden velar los muertos toda la noche, sacan a los deudos a la calle a medianoche y cierran las puertas.
Logro saltar una pared y meterme en la iglesia, me escondo en el ábside del altar sin mover un músculo. Se oyen golpes en la puerta, con la culata de los fusiles la rompen y entran, oigo los pasos de las botas militares y veo el haz de luz de la linterna. Estoy completamente empapado de sudor, no me muevo, no respiro, cierro los ojos y la patada me empuja contra el suelo, me arrastran fuera de la iglesia y me llevan a la barricada, me insultan sin dejarme hablar.
Intento sacar el carnet del trabajo y me disparan en la femoral, me cubren con un afiche de Leopoldo López pidiendo libertad y me abandonan entre risas orgullosos de su desempeño.
*Lista Tascón: Esta lista la elaboró el diputado del gobierno Luis Tascón con apoyo del Consejo Supremo Electoral y en ella están los nombres de todas las personas que firmaron la planilla para activar el Referéndum Revocatorio contra Hugo Chávez. Quien está en la lista no consigue trabajo, ni puede ser contratista, ni dar ningún servicio al Gobierno.
La mencionada lista se encuentra en internet.
Rodrigodeacevedo
05-03-2014 20:36
PRINCIPIOS
Todos tenemos principios y todos hemos tenido unos principios, unos comienzos. Esos momentos de echar a andar por el tantas veces áspero camino de la vida y que también en muchas ocasiones nos marcan a fuego los otros: los principios sólidos, de los que manan nuestra ética y, a veces nuestra estética. En mi caso abundan las anécdotas que me hicieron valorar e incorporar con predilección a mi actitud frente a la vida conceptos como el sentido lúdico (que no irresponsable), la contingencia de nuestras actuaciones, el valor de las relaciones humanas, etc. Un resumen de todo ello puede ser lo que me aconteció en una de mis primeras intervenciones profesionales. Afortunadamente a ésta siguieron otras muchas de similar cariz y, como entre col y col lechuga, muchas más de circunstancias más desafortunadas.
Fui designado por la Administración para intervenir en la restauración de una iglesia catalogada acertadamente como monumento de interés cultural, pero que estaba en un pueblo cuyo nombre no viene al caso, lejano, pequeño, casi mísero. Debía redactar el proyecto de intervención y dirigir las obras. En principio nada de excesivo interés, pero por algo hay que empezar. El problema de aquella iglesuela del siglo XVI, tosca y apartada del casco urbano, estaba en que su ábside se estaba desplazando; había sido construído sobre una roca como garantía de resistencia del terreno, pero sus lejanos y desconocidos constructores no habían tenido en cuenta la acción erosiva de las lluvias,cuya adecuada evacuación había sido impedida por una especie de barricada y que estaban literalmente limando el encuentro de la obra con la roca. Así ya se habían producido fuertes agrietamientos en la sillería de dicho ábside y se estaba inclinando peligrosamente la pequeña flecha que remataba el cimborrio del templo.
En principio el problema no presentaba complicaciones técnicas y parecía de fácil solución. Me entrevisté con el cura párroco, el cual me presentó a un constructor local, hombre ya mayor, de mucha experiencia en construir con más imaginación que medios, que vino a ser el prototipo de campesino de aquellas tierras, pobres y marginadas, cuyo esfuerzo por sacarles un pedazo de pan se compensa a base de buen humor, entrega al trabajo y vocación por la obra bien hecha. Así era F. Desde los primeros contactos la sintonía entre el albañil, el cura y un servidor fue perfecta. Hicieron mucho por esta armonía las frecuentes “reuniones previas de trabajo”, en las que el buen vino de la zona, las chuletas y los chorizos a la brasa iluminaron muchas zonas oscuras que se iban planteando a medida que analizábamos la obra.
Rápidamente hubo acuerdo entre el técnico que suscribe y el agente constructor sobre el “modus operandi”, que diría nuestra querida Era. En las visitas de reconocimiento observé (F., el constructor ya lo había hecho muchos años antes) que algunos paños de las capillas laterales habían sido revocados con yesos o cementos. Me extrañó en cierto modo, aunque he de admitir que muchos párrocos iletrados y poco sensibles permiten, incluso promueven, verdaderas barbaridades en las supuestas “restauraciones” de sus templos. Le propuse a F. que hiciera unas catas desmontando algunas pequeñas partes de esas capas espurias, a ver qué encontraba. “Ya lo se, me dijo con pícara sonrisa: unas pinturas.” Así fue; allí yacían ocultos e inalterados los mejores afiches que podíamos imaginar. Toda la vida del santo patrono del pueblo desarrollada en un conjunto de pinturas murales, ingenuas, magníficas en su sencilla expresividad que recuperamos laboriosamente y dejamos aparentes para disfrute del pueblo. Un magnífico regalo que el templo, agradecido, nos hizo por aquella labor cosmética y ortopédica que le estábamos haciendo. La gente mayor somos así; a poco que nos cuiden soltamos el llanto del agradecimiento.
Y así dejé en aquellas tierras duras algunos de mis primeros amigos y una modestísima obra, pero con un enorme valor sentimental para mí. Y creo que también para F. y para el cura del pueblo, partícipe en nuestras liturgias post-visitas-de-obra.
caizán
04-03-2014 12:36
Bajo el ábside de su vida, en el altar del amor, se oía el llanto de una mujer, agradecida, que había quitado la barricada y cesado en su resistencia. Cupido incó su flecha bajo el afiche: "Dios es amor"
caizán
04-03-2014 01:57
TÍA Te contaré la verdad, el Rodri, me manda chupe-chu y nubes, para que le cubra las faltas. A tí no te puedo engañar, eres mi tía preferida.
Jose Jesus Morales
02-03-2014 23:33
La Sintética.
Clavó con una flecha en el ábside el afiche, agradeció llorando resistir en la barricada la violencia, con ese símbolo de amor cómo estandarte.
Eratalia
02-03-2014 23:10
No juego, a mi sobrinito siempre le dejáis tirar dos veces... Claro que, por lo menos él escribe. Mejor me doy un punto en la boca.
Con rimas y a lo loco
Rodrigodeacevedo
02-03-2014 13:57
Y seguimos con la sintetifrase, inevitablemente de espíritu revolucionario (o a mí me ha salido así.)
Primero fue lo de pegar afiches en las paredes, incluso aquella pancarta que colgaron en el ábside de la iglesia mayor; después pasó a las barricadas donde la resistencia tomó fuerza. Aquella flecha asesina puso fin a su vida e hizo brotar el llanto agradecido de los ojos de sus camaradas.
Rodrigodeacevedo
02-03-2014 13:49
Pues muchas gracias, Caizán, compañero. Demóslos por dormidos y añadamos tu nueva palabra al saco y así cerramos.