Desde muy diversos lugares del planeta las agencias informativas más solventes envían alarmantes noticias relativas a desastres provocados, según nos dicen, por una especie de monstruo que recorre todos esos confines sembrando el terror, la desolación y el caos. Las autoridades, tanto civiles, miltares y, especialmente, las religiosas, coinciden en que el fin del mundo ha comenzado.
Amplias regiones de China, Estados Unidos, Rusia e, incluso regiones todavía vírgenes del África negra han sido arrasadas por devastadores movimientos telúricos que han sepultado ciudades, cambiado el curso de importantes ríos: terremotos, ciclones, lluvias torrenciales... En todos estos lugares la trompeta anunciadora de este apocalipsis, el signo premonitorio de los desastres ha sido la aparición de una especie de monstruo que ha recorrido arrolladoramente las calles y los campos, los lugares sagrados donde los fieles devotos hacían deposición de sus pecados, como una alucinante visión de los terrores del milenio. En la mente de muchos de nosotros aparece la imagen de aquellos cuatro jinetes anunciados en el Libro Sagrado de los cristianos. Pero los líderes religiosos de las diferentes creencias remiten a sus fieles a referencias similares: todos coinciden que aquí se acaba la Historia.
El tal monstruo, según informaciones sin confirmar que nos llegan, es una especie de dragón alado, con tres cabezas: una humana, otra de búfalo y una tercera de águila terrorífica. Va montado por un triple jinete, es decir, un jinete con tres cuerpos adosados y fuertemente encadenados entre sí: el primero, que parece dirigir la trayectoria del monstruo es un enorme gigante de color oscuro, al parecer un negro colosal; detrás un albino de morfología hermafrodítica y cerrando este forzado trío de jinetes, otro gigante de pelo rojo, con la piel asimismo de tono arcilloso. Van armados, según testigos de escasa fiabilidad, con guadañas, tridentes y espadas flamígeras, con las que aterrorizan a hombres y ganados y causan destrozos en su devastador recorrido, aunque ningún canal de televisión ni vídeos de aficionados han podido captar tan aterradoras imágenes. En los portales de las redes sociales las informaciones que llegan son asimismo contradictorias y confusas.
Poco después del paso del tal monstruo comienzan los desastres. Los servicios mundiales de inteligencia han tendido sus redes coordinadamente para tratar de localizar al pavoroso monstruo, hasta ahora sin resultado. Todos los informes concluyen que el fin del mundo ha llegado, que aquí comienza la eternidad, pero las diferentes comisiones y comités de expertos no se ponen de acuerdo en el origen de este inesperado fin. Ni las profecías de Nostradamus, ni las de San Malaquías recogen datos que puedan asimilarse a estos súbitos desastres. Como argumento de consolación se nos dice que, al menos, no será un final por guerra química, ni atómica, ni por hambruna persistente. Será un final repentino, sin agonías; un final humanizado.
Hemos tenido noticias desde algunos pueblos perdidos de nuestra meseta acerca de la aparición de un ser de las características del monstruoso heraldo. Y hasta allí nos hemos desplazado. Preguntamos a Don Rudesindo Almárez sobre el particular.
- Unos muchachos dicen haberlo visto por las eras, pero lo apedrearon y huyó como diablo ante la cruz.
La Guardia Civil también ha recibido denuncias en tal sentido. A Rufino, el pastor, le robaron dos ovejas, pero no es seguro que haya sido el monstruo.
Una nueva teoría sobre el fin del mundo ha surgido en prestigiosos institutos científicos. El mundo está embarazado y está rompiendo aguas. En cualquier momento nacerá de su interior un mundito nuevo e inocente y éste nuestro saltará por el infinito universo con toda la carroña que ha ido acumulando desde que Dios lo hizo.
Pero algo está pasando: repentinamente el cielo se ha ennegrecido con nubes siniestras, la tierra tiembla, veo llegar un enorme tornado por el horizonte, el río, siempre seco, llega desbordado, árboles, postes y casas me pasan por enci....
Bip, bip, bip, biiiiiiiiiip....
Eratalia
21-01-2014 17:51
ANGUSTIA VITAL
Había perdido el norte, sin duda alguna lo había perdido y me hallaba a la deriva.
El cielo, algodonoso de nubes henchidas de agua, amenazaba con abrirse sobre mi cabeza, y ponía telón de fondo a mis negros pensamientos.
Seguí caminando ajena a la realidad circundante, imbuida de un gran desasosiego, convencida de que mi vida carecía de sentido, que nada tenía ya arreglo, que el desastre se cernía sobre mi desazonado espíritu.
Un acompasado repiqueteo empezó a sonar a mi alrededor; por inercia me refugié en un portal cercano y esperé, contra toda esperanza, que la angustia que me encogía el alma desapareciera como por ensalmo, que todo estuviese bien, que la pesadilla en la que me hallaba inmersa solo hubiera sido eso: un mal sueño.
Con la mirada perdida seguí el trayecto del agua de la lluvia: una estrecha canal la abocaba a la calle, pero algunas gotas rebeldes saltaban algo más allá, para dejarse deslizar suavemente por el poste del alumbrado público...
Miré de manera desapasionada mis magníficos zapatos Weitzman, salpicados de forma inclemente por el pertinaz aguacero y ni siquiera sentí pena por ellos, aunque me habían costado una pequeña fortuna. Me estaba dando cuenta, por primera vez, de que en la vida había cosas más importantes que un par de zapatos...
Intenté tranquilizarme y poner en orden mis ideas.
Mi psiquiatra siempre me decía que debía tomar distancia de las cosas, que de ese modo todo se relativizaba, se veía más pequeño y perdía fuerza. Me gustaba mi psiquiatra, era competente, refinado, tenía unos modales exquisitos que me fascinaban. Sí, desde el primer momento había habido química entre nosotros y eso ayudaba a que me sintiera confiada en su presencia, a que tuviese fuerzas para afrontar aquellas cosas que me sobrepasaban. Era una ayuda de inestimable valor en el devenir de mi existencia, mi soporte, mi particular gurú, al menos así lo percibía yo.
La lluvia me dio un respiro y decidí lanzarme a la carrera calle abajo. La consulta de Edmond estaba tan cerca que ni siquiera había pensado en coger el automóvil, en dos minutos pisaría el suntuoso portal de la vetusta casa donde recibía las visitas. Y ese pensamiento me tranquilizó. Soñaba con estirarme sobre el confortable diván y vaciarme de mis cuitas. Aunque no hubiese solución para lo sucedido, él me ayudaría a superarlo, estaba segura.
Entré atropelladamente en su despacho, dejando asombrada a la enfermera que prácticamente no tuvo tiempo de reaccionar. Lo saludé con tal nerviosismo que Edmond, por un instante se sintió confuso; me pidió que me tranquilizase y me acompañó al diván, se caló las gafas, y se dispuso a escucharme atentamente.
No sabía ni cómo empezar, así que preferí ir directa al asunto:
—¡Doctor, ayúdeme, se lo ruego! No sé cómo ha podido ocurrir... pero esta mañana... me puse en la cara la crema nutritiva de noche en lugar de la hidratante de día... temo haber arruinado mi rostro para siempre y me encuentro al borde del infarto...
Con rimas y a lo loco
Gregorio Tienda Delgado
19-01-2014 20:18
REFLEXIÓN EN LA MADRUGADA.
Amor mío, ya es de madrugada, y a punto está de pasar el primer autobús. Por la ventana abierta, entra la brisa fresca que me acaricia la espalda. He escuchado la radio y me he tomado dos cafés de la máquina. De alguna manera, aunque es absurdo, lo sé, estoy de guardia. Sostengo este trocito de universo para que no caiga sobre ti. Este extremo donde la madrugada de verano es hermosa y fresca, y la luz suave. Donde las sonrisas son dulces y sinceras pero forzadas.
Ya sé que es ilógico, pero pienso que mientras esté despierta, no se trastornará el CIELO y la tierra seguirá girando bajo las estrellas con su cadencia perfecta. Mientras duermes, alguien debe vigilar para que las pesadillas no te martiricen. Alguien debe mantener la luz encendida, y quererte, aunque ese alguien, esté con el tercer vaso de café en la mano. Vestida únicamente con ropa interior, una bata y una sonrisa nostálgica, a través de la larga noche recuerdo la QUÍMICA que había entre nosotros. Si lo haces, si vuelve a fluir el CANAL de tu vida, espero que continúe.
Incoherente, lo sé. El optimismo no puede hacer nada frente a la culpa. Mi sonrisa no es nada si en este momento giras en la cama y murmuras tu pesar entre sueños. Y aun así, aquí estoy sujetando un trocito del curvado cosmos, como si éste fuera en lugar de un caos, un arco exactamente perfecto, PERDIDO en el universo, que pudieran sostener a pulso mis brazos. Una locura, realmente.
Como si fuera un arco iris en medio de la lluvia, o unos labios curvados en una sonrisa, el arco de un violín, el ojo de un puente, o la luna en cuarto creciente y tú dormido sobre ella. No veo la luna desde aquí. La eclipsa parcialmente el alto edificio que está al otro lado de la calle. Y recuerdo... es tan dulce la música del piano que ahora suena en la radio... y suena tan ligero como siento mi corazón mientras estoy aquí.
Tan absurdo como invitarte a bailar. Estás dormido. No puedes negarte. Te pregunto: ¿Bailas? Tú sonríes y tomo tu mano, apoyo la otra en tu hombro y giramos cerca, muy cerca, y mientras las notas del piano se elevan amanece sobre Barcelona. El autobús pasa por fin, y detrás de él llega el día. Tu barba me roza la frente cuando la música se amansa y el piano retoma su melodía. Bailamos despacio, sin prisas. Tú soñando, yo despierta. ¿Lo oyes? Escucha... sólo escucha. Dentro de un rato, de unos días, de unos meses... despertarás y no recordarás nada.
Pronto se apagarán las luces de las farolas, bajo el empuje de la luz del sol. El amanecer es ya una realidad. Una franja ancha donde antes había una línea de claridad, con una NUBE que danza con el viento. Pronto, llegará el relevo y me iré a dormir. En el PORTAL saludaré al conserje que como cada mañana, erguido como un PUNTAL, saluda a los vecinos que entra y salen. Comenzará un nuevo día lleno de ruidos, el mundo volverá a ser un caos sostenido sobre pilares ilógicos e irrazonables, en lugar de un arco sujetado por mi sonrisa.
Huele bien la mañana recién hecha, y la brisa es dulce sobre mis hombros. Es hermoso ver cómo es el mundo instantes antes de que sea real, mientras oigo que el reloj da las seis. La calle se despereza. Pasan coches. Alguien sube una persiana, y yo apuro el baile hasta que suene tu despertador, te despiertes y te olvides de que bailamos esta canción, este amanecer, apacible y suave.
Pasa el segundo autobús, y apago la radio. Estoy llorando, mi amor, y es de ternura. Y seguramente, de sueño contenido. Pero son lágrimas dulces porque me gusta cómo bailas, y noto una mano en mi cintura y la otra sosteniendo la mía, mientras giramos al mismo tiempo que la tierra, al encuentro del día. Pronto se acabará mi turno de guardia y el día entero se pondrá en pie…
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Rodrigodeacevedo
18-01-2014 19:36
Las nubes cerraron el último portalperdido en un cielo ya sin ángeles. La antigua química entre dioses y hombres se apagó como un canal clausurado; y su última mirada convirtió a la mujer en un poste de sal irredimible.
Rodrigodeacevedo
18-01-2014 19:24
Queridos compañeros:
Esta mañana tuve que viajar. Acabo de regresar y "recién abro" el ordenador (¿vale el giro a lo Cortázar?)Veo toditas las palabras seminales, una sintetifrase y un nuevo y excelente relato de Eratalia. Emocionado me habéis. Con los ojos embargados por la emoción (y la vivienda casi embargada por el banco )paso al protocolario detalle de la publicación de esas palabras; aunque no sé si será un agravio para vosotros. Lo hago con la mejor intención.
CANAL
CIELO
NUBE
PERDIDO
PORTAL
POSTE
QUÍMICA.
El que no tenga fe en el futuro de este hilo es que no conoce a sus gentes. Felicidades a todos. Me paso a la sintetifrase.
caizán
18-01-2014 14:47
Parado en mi portal, como un poste, miro esa nube en el cielo, buscando la química, el canal, el perdido camino que me centre y me ubique.
Eratalia
17-01-2014 22:16
No hay dos sin tres, dice el refrán. Y para que se cumpla y dada mi sequía mental, dejo esto que podría ser una secuela...
LAS ZAPATILLAS ROJAS
Había sido una larga noche de insomnio. Por fin amaneció y las brumas de su mente se fueron despejando. A lo largo de la semana no se había permitido ni un respiro, solo trabajo, trabajo y más trabajo, así que decidió que aquel sábado sería totalmente de asueto.
Tenía que reconocer que estaba preocupada por aquella falta de inspiración que sufría desde hacía meses: su mente había dejado de urdir historias, le era imposible definir personajes, crear relatos originales, inventar aventuras... Una y otra vez se veía vencida ante el reto del papel en blanco.
De pronto recordó algo; tenía que recoger un encargo que le había hecho a Rodrigo, el propietario del herbolario del pueblo. Pobre hombre, él, tan complaciente y servicial, seguro que lo tendría preparado y a punto, y ella, tan descuidada ni había pasado a buscarlo.
Rodrigo era un hombre culto y refinado, con el que daba gloria entrar en conversación, recordó aquellos tiempos en que pasaban las tardes de estío entre agradables pláticas de las que siempre salía reconfortada, alegre y con un montón de palabras nuevas en su bagaje léxico. El tráfico era escaso a aquellas horas de la mañana, así que, antes de darse cuenta, ya estaba aparcando ante el portón de madera labrada, inconfundible, de la herboristería.
—Buenos días Rodrigo, ¿qué tal estás?
—Eratalia, ¡cuánto tiempo!Dichosos los ojos, ya te daba por desaparecida.
—Ni te imaginas el trabajo que tengo desde que ejerzo como contable, y siempre haciendo números... Dame algunas hierbecitas que me alivien de la indigestión matemática y, por supuesto, el perfume de abrojos que te encargué hace ya...
—Pues, si no recuerdo mal, en agosto... Porque coincidió con el lanzamiento de mi nuevo descubrimiento, el Bocepla. ¿No te acuerdas?.
—Algo me dijo Juan... Pero ¿no será un placebo?
—Mmmm... secreto profesional, pero si quieres probarlas te regalo una cajita. Parece que en él ha obrado maravillas.
Eratalia observó el blister con las tres pastillas y se sintió esperanzada. Le hubiese gustado haber hablado con Juan, para escuchar de primera mano los efectos que el medicamento le había producido, pero no había manera de contactar con él, parecía que se hubiese evaporado.
En cuanto llegó a casa sacó el prospecto. Observó que el envase llevaba, a todo color, un bonito dibujo: unas preciosas zapatillas rojas, cuyo significado no comprendió. A continuación construyó con él un colibrí, siguiendo las indicaciones.
—Parece algo esotérico —pensó.
Luego, se lanzó ansiosa sobre las pildoritas, y las engulló una tras otra llena de ilusión y optimismo ante la perspectiva de recuperar su fertilidad verbal de antaño, y fue rauda a conectar su portátil.
Hizo crujir sus articulaciones dactilares y se dispuso a escribir.
Escribió y escribió de manera vertiginosa durante horas, durante días, durante semanas, sin sentir ni darse cuenta. De nuevo era feliz. Tenía ideas a montones, ni siquiera acudía a su trabajo... Dejó de comer, dejó de dormir, dejó de ir al baño... Y un buen día dejó de existir. Su cabeza descansó pesadamente sobre el teclado, mientras sus dedos agarrotados lo asían con fuerza por ambos lados, resistiéndose a soltar la presa.
Junto a ella aún permanecía sobre la mesa el extraño envase del Bocepla con la imagen de aquellas inquietantes zapatillas rojas...
Con rimas y a lo loco
Estela
17-01-2014 21:51
POSTE
1. m. Madero, piedra o columna colocada verticalmente para servir de apoyo o de señal.
2. m. Cada uno de los dos palos verticales de la portería del fútbol y de otros deportes.
3. m. p. us. Mortificación o castigo que en los colegios se da a los colegiales poniéndolos en pie durante algún tiempo en un lugar señalado.
asistir al ~ un catedrático.
1. loc. verb. p. us. En algunas universidades, ponerse, después de bajarse de la cátedra, a esperar por cierto tiempo si a los discípulos se les ofrece alguna dificultad, para resolverla.
dar ~.
1. loc. verb. Hacer que alguien espere en sitio determinado más del tiempo regular o en que había convenido.
llevar ~.
1. loc. verb. coloq. Aguardar a alguien que falta a la cita.
oler alguien el ~.
1. loc. verb. coloq. Prever y evitar el daño que podría sucederle.
Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar
caizán
17-01-2014 21:44
PERDIDO
Así me siento.
Tigana
17-01-2014 20:20
Mi palabrita:
CANAL:
-Estrecho marítimo, natural o artificial
-Cada una de las bandas de frecuencia en que puede emitir una estación de televisión o de radio.
-Cualquier conducto hueco del cuerpo animal.
-Teja delgada y combada que, en los tejados, forma los conductos por donde corre el agua.
Fuera de los límites de la raza canina, el libro es el mejor amigo del hombre; dentro de los límites del perro no hay suficiente luz para leer. Groucho Marx