Vaya, Javi; cambias de registro en este texto.
Metafórico de principio a fin, además de cierto, claro, manejas una prosa en la que no te reconozco. Cierto, me encanta el texto, pero no te veo en el; supongo que eso se debe al buen trabajo que has hecho.
Gregorio Tienda Delgado
18-05-2012 12:23
"TRANSMUTACIONES URBANAS" De observador.
Un relato sorprendente y muy acertado. El autor, ha "observado" perfectamente lo que ocurre, sobre todo, en las grandes ciudades con el transporte, donde las personas dejamos de serlo para convertirnos en cosas. Es la consecuencia de la mal llamada civilización.
Excelente.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Luis García
17-05-2012 16:59
"Transmutaciones urbanas" por Observador: IMPRESIONANTE... Bien podría estar en el texto del mes, aunque estoy seguro que tienes por ahí algo guardado o por crear. Una auténtica alegoría al transporte urbano. ¡Por Júpiter!...Ya que éste se salvó llevado a cierta isla habitada por ninfas, lejos de la civilización.
Gran texto.
Observador
17-05-2012 13:55
TRANSMUTACIONES URBANAS
Un autobús se detiene fatigado y resopla como un animal herido sobre el asfalto. De pronto, abre su boca y vomita una riada de gente sobre la acera.
Cada cierto tiempo, las esquinas de los edificios fabrican en serie un puñado de transeúntes. Al rato, la producción se detiene, e inesperadamente, la cadena se vuelve a poner en marcha.
Las bocas del metro abren sus fauces para devorar como Saturno a sus criaturas. Dentro de las entrañas del monstruo hay vida subterránea y desde el exterior se perciben las vibraciones de los ruidos, que emite el estómago de la bestia después de fagocitar otro grupo de viajeros.
Las hileras de vehículos atrapan a los automovilistas en sus jaulas de chapa y cristal. Estos, frenéticos y desesperados, pulsan compulsivamente las alarmas, pero el estruendo estalla inútilmente en el aire y, al cabo de un rato, los conductores se resignan a la inmovilidad.
Así es como observo hoy la ciudad. Me veo junto con mis semejantes como criaturas debatiéndonos sobre el asfalto. Transmutados y cosificados. En manos de un Saturno urbano de múltiples caras, que se apodera de nosotros, nos somete a su voluntad y, poco a poco, nos va devorando.