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VAMOS A CONTAR HISTORIAS.
Estela
Estela
14-12-2013 05:26

!Hola!

Acabo de regresar y aunque no sirvo ni para espiar, no puedo faltar a la cita, aquí va mi palabra,

HOJA Una lista enorme de posibilidades.Aquí van

1. f. Cada una de las láminas, generalmente verdes, planas y delgadas, de que se visten los vegetales, unidas al tallo o a las ramas por el pecíolo o, a veces, por una parte basal alargada, en las que principalmente se realizan las funciones de transpiración y fotosíntesis.
Cada una de las láminas de la corola de la flor.
. Lámina delgada de cualquier materia, como el metal, la madera, el papel, etc.

. En los libros y cuadernos, cada una de las partes iguales que resultan al doblar el papel para formar el pliego.
En las puertas, ventanas, biombos, etc., cada una de las partes que se abren y se cierran.

7. f. periódico (‖ publicación diaria).

8. f. Laminilla delgada, a manera de escama, que se levanta en los metales al batirlos.

9. f. Cuchilla de las armas blancas y de las herramientas.

10. f. espada (‖ arma blanca).

11. f. Cada una de las capas delgadas en que se suele dividir la masa; como en los hojaldres.

12. f. Porción de tierra labrantía o dehesa, que se siembra o pasta un año y se deja descansar otro u otros dos.

13. f. desus. Mitad de cada una de las partes principales de que se compone un vestido.

~ ~ berberisca.

1. f. Plancha de latón muy delgada y luciente que se empleaba en medicina para cubrir ciertas llagas.

~ ~ de afeitar.

1. f. Lámina muy delgada de acero, con filo, que colocada en un instrumento especial sirve para afeitar.

~ de cálculo.

1. f. Inform. Programa que opera con tablas formadas por filas y columnas de celdas que contienen información numérica y fórmulas o texto, y las presenta en una pantalla.

~ de Flandes.

1. f. ant. hojalata.

~
1. f. coloq. Ál. torode parra.

1. f. Figura de hoja que oculta el sexo en ciertas representaciones plásticas del cuerpo humano.

2. f. Aquello con que se procura encubrir o cohonestar alguna acción vergonzosa o censurable.

~ de ruta.

1. f. Documento en el que constan las instrucciones e incidencias de un viaje o transporte de personas o mercancías.

~ de servicios.

1. f. Documento en que constan los antecedentes personales y profesionales de un funcionario público en el ejercicio de su profesión.

~ de tocino.

1. f. Mitad de la canal del cerdo partido a lo largo.

~ de vida.

1. f. currículum vítae.

~~ suelta.

1. f. Impreso que, sin ser cartel ni periódico, tiene menos de cinco páginas.

.batir ~.

1. loc. verb. Labrar oro, plata u otro metal, reduciéndolo a hojas o planchas.

de ~ perenne.

1. loc. adj. Dicho de un árbol: Que mantiene su follaje renovándolo continuamente.

desdoblar la ~.

1. loc. verb. coloq. Volver al discurso que de intento se había interrumpido.

doblar la ~.

1. loc. verb. Dejar el negocio de que se trata, para proseguirlo después. U. ordinariamente cuando se hace una digresión en el discurso.

mudar alguien la ~.

1. loc. verb. coloq. Desistir del intento que tenía.

picarse alguien de la ~.

1. loc. verb. coloq. Preciarse de espadachín o de valentón.

poner a alguien como ~ de perejil.

1. loc. verb. coloq. poner verde.

ser alguien tentado de la ~.

1. loc. verb. coloq. Ser aficionado a aquello de que se trata.

ser todo ~, y no tener fruto.

1. loc. verb. coloq. Hablar mucho y sin sustancia.

tener ~ el metal de una moneda.

1. loc. verb. Quedar resquebrajado, con lo cual pierde la moneda su sonido característico.

volver la ~.

1. loc. verb. Mudar de parecer.

2. loc. verb. Faltar a lo prometido.

3. loc. verb. Mudar de conversación.

Real Academia Española ©


Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar
Tigana
Tigana
14-12-2013 00:44

Mi palabrita:

ENFERMEDAD


Fuera de los límites de la raza canina, el libro es el mejor amigo del hombre; dentro de los límites del perro no hay suficiente luz para leer. Groucho Marx
Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
14-12-2013 00:17

¿Debo entender, querido Omar, que propones como palabra la de PREOCUPACIÓN? Pues muy agradecido por compartir la mía; ya sólo nos faltan TRES. Esto de tener un colega en ultramar, como se decía antes... ¿Qué tal van las obras? Mano dura, amigo: las planificaciones son sagradas.

OMAR
OMAR
13-12-2013 22:03

Voy con una PREOCUPACIÓN.

Que nos es precisamente esa que tiene Rodrigo, seguro que se completan!!!!!!!!!!!


«...solo el amor convierte en milagro el barro...»
S.Rguez
Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
13-12-2013 21:41

Hola, compis. Ya volví de mi rápido viaje. Veo con preocupación que ha sido un día vacío de palabras. Ni una ni media se han aportado al saco semanal. Vale. Aún nos quedan 48 horas; no hay que perder la esperanza, ni la seguridad de que este hilo sigue resultando atractivo para los escribidores. Ahora una duchita y a descansar.
Buenas noches a todos/as.

Jose Jesus Morales
Jose Jesus Morales
13-12-2013 19:35

Macana, Piscolabis, Apoteósico, Carnaval, Baño, Abrillantado, Leja

Impulso equivocado

Obligado por la curiosidad y el insistente llamado de la ciudad, inicio este paseo por la Avenida Pedro de Valdivia localizada en uno de los barrios altos de Santiago de Chile, al sur del mundo, tan al sur que en un descuido puedes perder hasta los sueños, me había resistido con cierto éxito a esta incursión, pero finalmente caigo en la trampa.

En esta calle cada local exhibe sobre sus paredes un mural de colorinches alegórico al nombre que lo distingue, a lo que venden, algunos además tienen vitrales y sus ventanas estallan en colores formas y figuras al abrillantarlas el sol, los bancos fueron intervenidos por pintores jóvenes y en el piso se colocaron mosaicos con diferentes tendencias plásticas, las vidrieras son una exuberante competencia de diseños y maniquíes extravagantes, tan extravagantes como las personas que se han adueñado de diferentes sectores en la Avenida y han creado una sensación de carnaval permanente.

Viejos barrigones de cuidadas melenas blancas, o apenas con una coleta de lo que fue el orgullo de su cabello en los años sesenta, jeans raídos de marca, con sus motos y chaquetas Harley tiene su lugar en una cervecería.

Los rastafaris de trenzas y franelas con el rostro Bob Marley, el andar típico de quien arrastra un ritmo monocorde, tienen una esquina que se abre a un estrecho pasaje.

Los patineteros lograron una plaza en donde intentan romperse los huesos.

Poetas escritores, músicos, pintores y artistas de toda índole, conocidos, encumbrados y absolutamente desconocidos, se han apoderado de diferentes restaurantes, bares, cafeterías que se extienden por toda la Avenida.

Los yupies se dejan ver al lado de los góticos sin conflictos y hasta parece que comparten algunas teorías.

Los turistas y curiosos como yo vamos en busca de un lugar.

Los baños públicos inteligentes son la novedad con lo último en tecnología y dispuestos en las esquinas más visibles.

A las puertas de un bar, un mesonero con bigotes y un Chef regordete pintados en los extremos sostienen un curioso letrero en donde se puede leer PISCOLABIS. Entro con ganas de una caña, me tomo varias y sin medir consecuencias con gula engullo tapas de todo tipo.

Oscureció, la Avenida se ha convertido en una apoteósica fiesta de luces y música, quiero alejarme y tomo una callejuela, en un lugar sin pretensiones se exhiben objetos raros que llaman mi atención, al entrar me sorprende el orden, sobre lejas de madera que forman rectángulos, cuadrados y círculos descansan adminículos escogidos.

Llama mi atención un cartel.

No toque las piezas que no conoce.

Sin prestarle atención levanto con firmeza una macana, de inmediato caigo en el vértice de un remolino para levantarme en medio de la noche. Relinchan caballos y a mi lado, en silencio, los hombres enarbolan gruesos garrotes, hemos armado una trampa contra el enemigo, una emboscada en donde será capturado esta noche Pedro de Valdivia. Soy Lautaro hijo del pueblo mapuche, líder indiscutible de la resistencia contra los invasores, esta batalla de Tucapel la ganaremos y Valdivia será muerto, en muchos otras batallas la victoria será nuestra, mi deber es enfrentarlos, combatirlos, luchar hasta el fin de mis fuerzas, a sabiendas que en contra de esta empresa conquistadora no tenemos las fuerzas necesarias y seremos finalmente vencidos.

En el suelo, recostado contra la pared y entre sombras un anciano sostiene por la punta la macana que antes yo tomara por el mango y me dice:
En la empuñadura tiene una aguja con un potente narcótico. Hay que prestarle mayor atención a los letreros.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
12-12-2013 22:41

Compis y concurrentes al hilo:

Por razones de viaje mañana no podré abrir el saco palabreril ni proponer palabro. Así que lo hago ahora y aquí dejo mi palabrita.

CANDONGO, A
1. adj. coloq. Zalamero y astuto. U. t. c. s.
2. adj. coloq. Que tiene maña para huir del trabajo. U. t. c. s.
3. f. coloq. Dicho o hecho con que se pretende desorientar a alguien para que no advierta el engaño de que va a ser objeto.
4. f. coloq. Chasco o burla que se hace a alguien de palabra con apodos o chanzas continuadas.
5. f. coloq. Mula de tiro.
6. f. Mar. Vela triangular que algunas embarcaciones latinas largan en el palo de mesana para capear el temporal.
7. f. u. c. m. diablo (‖ príncipe de los ángeles rebelados). EL candonga
8. f. pl. Col. Pendientes, arracadas.

También os recuerdo que ya tenemos dos palabras propuestas la semana anterior, que se incorporan a las de esta semana; luego sólo faltan CUATRO por proponer.

Dichas palabras son:

ERRANTE (Propuesta por Caizán)
FACINEROSO (Propuesta por J.J.)

Si hay alguna duda, a la vuelta trataré de aclararla. Saludos.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
12-12-2013 20:28

CONVERSACIONES CON DIOS.

En aquella pequeña ciudad de provincias, requemada de sol y ahíta de historia, dios se sentía a gusto. El clima era, a pesar de todo, suave, y la gente lo quería. Dios se había hecho querer por los sencillos provincianos: su educación, su porte, la dignidad que emanaba de sus gestos y de su dulce mirada de azules ojos acuosos le hicieron ser prontamente aceptado entre los lugareños. Dios no fue, desde luego, un advenedizo en aquella pequeña sociedad. Es más, yo diría que había llegado a ser uno de sus elementos imprescindibles.

Porque, digásmoslo ya, dios era “su pobre”. No un pobre cualquiera, de los que uno trata de rehuir su mano atribulada pidiendo a la salida de la misa de doce, no. Dios no pedía; es más, a veces daba. Nadie sabía a ciencia cierta cuándo y cómo llegó dios a la ciudad, porque su presencia se hizo familiar de una forma casi imperceptible y su relación con las buenas gentes se incardinó de un modo natural. Poseedor de múltiples habilidades ayudaba a los vecinos en insólitas circunstancias, ya fuese en el campo, en la reparación de las elementales máquinas agrícolas o en los cotidianos problemas domésticos. Aquellas sencillas gentes querían al “pordiosero” dios.

Como suele suceder en estas pequeñas comunidades su nombre fue consecuencia de una casualidad. Al poco de llegar al pueblo el comandante de puesto de la Guardia civil, encargado por el Señor Alcalde, que era un hombre pusilánime y poco amigo de conflictos, fue a ver al forastero para pedirle su identificación. El hombre dijo llamarse Godwin. Que ingenuamente traducido por el hijo del guardia, que había estudiado algo de inglés por correspondencia, venía a significar dios, o algo relacionado con él. La gente decidió que era dios, a secas, por sus enormes barbas blancas, bien cuidadas, su corpulencia y la austera dignidad de su personalidad.

Vivía en una pequeña casa abandonada, en las afueras. Él la arregló y aseó de manera que ahora más parecía un limpio eremitorio, donde dios gustaba tomar el sol bajo una menguada parra muy vieja, pero que dios recuperó e hizo vivir. Unas sencillas lejas, un reducido cuarto de baño y unos muebles recuperados de algún vertedero que con la habilidad de un avezado abrillantador hizo volver a su perdida lozanía, hicieron de aquel lugar, no una mansión apoteósica, pero sí un albergue digno y confortable. En este reducto, que nadie había visitado (ciertamente, yo sí, por eso doy fe de su limpieza) dios llevaba una vida tranquila, monacal. Poca gente se acercaba por aquellos alrededores y esa poca nunca molestaba ni era molestada por dios. De vez en cuando, en los apacibles ponientes, dios hacía sonar una vieja flauta de madera; con ella entonaba dulces melodías, andantes bucólicos que evidenciaban una antigua práctica en este arte.

Dios era, voluntariamente, vegetariano, pues le resultaba más sencillo obtener verduras para su dieta que no sabrosos filetes de ternera. Pero no le hacía ascos a un buen par de codornices escabechadas, como las que yo aquel día quise compartir con él. Sentados al mediodía en los toscos bancos del porche emparrado, disfrutamos de un pequeño piscolabis y del sencillo y delicioso manjar, bien regado todo con unos buenos tragos de mi rancia bota de cazador. Hablamos. Hablamos mucho; la conversación de dios era amena, llena de sentido común y brillos de buena cultura; discurría como su mirar, suave y dulcemente. Dios era, desde luego, un ser humano, dislocado, tal vez voluntariamente, del lugar que debió corresponderle en la vida. Una vida aceptadamente fallada que buscaba su lugar bajo el sol castellano, huyendo del huero carnaval del mundo. Como él me dijo alguna vez: ¡qué macana de mundo, don Miguel....!

Las conversaciones con dios me proporcionaron muchos y muy buenos ratos que trataré de compartir con mis amables amigos.

OMAR
OMAR
10-12-2013 19:43

Voluntarios 8: Visita al paraíso

Japa y Khyle habían logrado salirse de la órbita del extraño planeta y ahora se desplazaban sin rumbo por el desconocido universo del que no encontraban ni una sola carta cosmográfica que los guiara.
De pronto apareció un apoteósico enjambre de cuerpos cósmicos que obligó a Japa a un giro brusco y no calculado que incluso varió el centro de gravedad de la nave afectando a los dos jóvenes directamente; al extremo de dejarlos sin conocimiento.
Al despertar pensaron que todavía soñaban cuando escucharon una agradable música entrando por la puerta semiabierta del lugar donde estaban. Aunque en realidad el sonido que los despertó fue el de una abrillantadora que pulía el piso de la habitación, y que paró de inmediato al ellos sentarse en la cama. Instante que coincidió con que fuera abierta la puerta y apareciera un joven sonriente y elegantemente vestido.
—Ya nos preocupaban.
Khyle intentó ponerse de pie pero se desplomó en la cama como si le hubieran dado con una macana en la cabeza. Japa fue quien habló:
—¿Cuánto tiempo estuvimos dormidos?
—Veinte días con catorce horas…, y algunos minutos —concluyó el joven mirando su reloj—. Tienen ropas en el baño, los espero afuera —les dijo al salir.
—¿Dónde estamos Khyle?
—Cómo lo voy a saber.
Más despacio fueron incorporándose y adaptando el cuerpo a una fuerza de atracción diferente. Khyle le cedió la entrada a su compañera y quedó asombrado cuando la vio salir. ¡Qué hermosa! Un vestido rosado muy sencillo, joyas de pequeñas perlas también rosadas y el pelo suelto completamente, como él nunca lo había visto.
—Es tu turno, un precioso traje te espera —dijo Japa al percatarse del estupor de Khyle.
Cogidos de la mano salieron a una hermosa plaza llena de luces conformadas como un carnaval.
—Mi nombre es Latnial y debo atenderlos —explicó el joven que los esperaba afuera.
—Yo soy Khyle y ella…
—Japa, ya lo sabemos. ¿Quieren caminar o prefieren un lugar específico?
Los jóvenes científicos se miraban buscando en el otro la explicación de lo que pasaba; ¿estarían en el lugar adonde se llega después de la muerte? En realidad parecía el paraíso. Allí rebosaban la belleza, la alegría, la juventud.
—¡Queremos saber! —le dijo Khyle al «guía» sujetándolo fuerte por el brazo.
Entonces una muchacha, bonita como todas, llegó en auxilio de Latnial.
—¡Vamos, vamos con nosotros al museo! —y los incorporó a un grupo que caminaba frente a ellos. Antes de entrar todos recibieron un ligero piscolabis; que Khyle y Japa tomaron con algún recelo.
En realidad no disfrutaron de la visita a las diferentes colecciones; sus mentes trataban de explicarse qué había ocurrido después del impacto con la lluvia de «meteoros»; pero no recordaban nada. ¿Estarían muertos de verdad?
Por la noche, bien confusos todavía, sintieron unos golpes en la puerta. Eran ocho mujeres con más de sesenta años, las primeras personas mayores que veían.
—Khyle y Japa —comenzó a hablar una de ellas—, sabemos que vienen de un universo paralelo y estamos dispuestos a regresarlos, pero existe una condición.
Todas se habían sentado junto a ellos y otra continuó:
—Saben qué es un semidiós —después de la respuesta afirmativa de ambos continuó—. Todos los que habitamos en este planeta lo somos, y conocemos de las leyendas de nuestros colegas olímpicos de la Tierra. Queremos comprobar la realidad de esas historias. Por lo tanto —continuó sin darle oportunidad a los «visitantes»—, nuestra condición para regresarlos es que Latnial los acompañe.
—¿Tenemos alternativa? —preguntó Khyle.
—Solo así pueden regresar.


«...solo el amor convierte en milagro el barro...»
S.Rguez
Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
10-12-2013 14:15

Muchas gracias, Caizán. Ya tenemos la primera palabra para este viernes: ERRANTE.
Si te sirve mi ayuda "virtual" en tus trabajos de mudanza e instalación, cuenta conmigo. Te puedo dejar donde Adolfo alguna musiquilla que te anime: fandangos de Huelva, chacareras, cantatas de Bach, etc. El bebercio lo tendrás que poner tú, sorry.

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