(De brasa).
1. tr. Reducir a brasa, quemar. U. t. c. prnl.
2. tr. Dicho del calor o del frío excesivos: Secar una planta o solo las puntas de sus hojas y pétalos. U. t. c. prnl.
3. tr. Calentar demasiado.
4. tr. Producir una sensación de dolor ardiente, de sequedad, acritud o picor, como la producen la sed y algunas sustancias picantes o cáusticas.
5. tr. Destruir, consumir, malbaratar los bienes y caudales.
6. tr. Dicho de una pasión, especialmente del amor: Agitar o consumir a alguien. U. t. c. prnl.
7. tr. Producir o encender en alguien una pasión violenta.
8. tr. p. us. Avergonzar, dejar muy corrido o resentido a alguien con acciones o palabras picantes.
9. intr. Dicho de una cosa: Quemar, estar demasiado caliente.
10. prnl. Sentir demasiado calor o ardor.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Rodrigodeacevedo
01-11-2013 18:50
AVISO A LA ÚLTIMA PALABRA
Buenas tardes (o mañanas)compis: Hay una palabra, sólo una, tímida ella, que le da como vergüenza incorporarse al grupo de SEIS que ya tenemos. Se ruega a su mentor o mentora que la anime a salir; aquí no nos comemos las palabras, sólo las utilizamos con todo cariño para aliñar excelentes relatos. Gracias.
Tigana
01-11-2013 14:14
Palabra:
PAPEL
Fuera de los límites de la raza canina, el libro es el mejor amigo del hombre; dentro de los límites del perro no hay suficiente luz para leer. Groucho Marx
Estela
01-11-2013 12:52
CANICAS
(En Argentina las llamamos el juego de bolitas)
1. f. Juego de niños que se hace con bolas pequeñas de barro, vidrio u otra materia dura. U. m. en pl.
2. f. Cada una de estas bolas.
Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar
Eratalia
01-11-2013 12:29
Vamos a ponerlo facilito: Lúgubre
adj. Triste, funesto, melancólico, tétrico:
la moderna concepción de los cementerios pretende huir de los ambientes lúgubre
Con rimas y a lo loco
Jose Jesus Morales
01-11-2013 12:06
Palabra propuesta
Escondrijo
caizán
01-11-2013 12:00
SOCIEDAD
Rodrigodeacevedo
01-11-2013 10:32
Palabras seminales de la semana: En consonancia con estos días fúnebres y nostálgicos que son los días primeros de noviembre, con Don Juan Tenorio, las castañas asadas, los huesos de santo, etc., propongo como palabra singular y original
CEMENTERIO (Del lat. coemeterĭum, y este del gr. κοιμητήριον.
1. m. Terreno, generalmente cercado, destinado a enterrar cadáveres.
2. m. Lugar destinado al depósito de residuos de ciertas industrias o de maquinaria fuera de uso. Cementerio nuclear, de coches.
Y dejaros del bárbaro "halloween" y otras influencias yanquis. Que nuestra cultura hispana tiene folklore más que suficiente para pasarlo pipa con los muertitos. Feliz semana.
No puedo evitarlo, impulsado por un resorte abotonado en algún punto de mi cerebro me convierto en una locomotora a punto de descarrilar cuando una mujer llama mi atención y su imagen se transforma en un objetivo de conquista, caen en el pozo azul de los olvidos las promesas, los juramentos mal estibados, hasta lograr llevarla a la cama y en ese momento pierdo todo interés, la intensidad, el apremio, el empeño que antes me empujaba se esfuma.
Suena a justificación y quizás lo sea, pero no les hablo de amor eterno, ni siquiera de una relación estable, expresamente mis palabras no implican compromiso, evito pronunciar aquellas que huelen a obligación. Nunca he querido hacerle daño a ninguna mujer, no tienes idea de la cantidad de propósitos de enmienda que he intentado para cambiar mi conducta, pero irremediablemente cometo los mismos errores y la verdad, cada vez me siento más desgastado en esta lucha constante por intentar mantener a mi lado a la mujer que recién he conquistado, pero es imposible. Invariablemente en un tono impersonal me despido con un hasta la vista y finalmente termino solo.
No soy un hombre infiel, simplemente no puedo estar junto a una persona por la que no siento absolutamente nada y ese deseo desesperado de sexo que momentos antes me llenaba de entusiasmo desaparece y resbalo de la cama a una oscura grieta sin fondo, me derrumbo herido en la profunda depresión de un camino sin salida, quizás no me creas pero sufro. Cada día renuevo mis intenciones para no caer nuevamente en esta trampa que me encierra en el desaliento y del cual no soy capaz de escapar.
Ninguna cosa específica, ni especial me hace abordar una mujer y conquistarla, las he tenido rubias y morenas, con cabellos largos y cortos, con aire distinguido, solteras, casadas, viudas y divorciadas, jóvenes, -------.
Impulsado por un ataque de ansiedad intento y consigo llevarlas a la cama y de nuevo ese vacío me traga y encadena a una interminable lista de culpas.
Necesito ayuda con urgencia, quiero salir de este círculo en el que estoy encerrado hace más de veinte años y me hace perder el sentido y el gusto de vivir.
Ellas terminan finalmente insultándome, golpeándome con rabia, con furia, con odio reflejado en unos ojos que momentos antes me miraron con dulzura, todas menos Camila, que sin arrebatos, limpia de iras, en un susurro me dijo: Te compadezco, eres un tránsfuga y lo peor es que no lo sabes, necesitas el apoyo de un entendido, no me percaté antes pero estas pidiendo auxilio, llama a Cristóbal Valenzuela, este es su número, estoy segura que puede ayudarte, dile que eres mi amigo, entiendo que no te gobiernas, eres un instrumento de sentimientos que desconoces.
Te llamé con muchísimas dudas y hasta con temor, debo confesarlo, pensé hasta en la posibilidad de una trampa y que me darías una paliza, que por lo demás estoy seguro merezco, venciendo mis miedos te llamé y aquí estoy pidiendo ayuda, mi situación es insostenible, cada día me levanto con el firme propósito de cambiar mi conducta, pero está por encima de mi comprensión y no puedo evitarlo.
En silencio y mirándome fijo escuchó mi confesión y mi clamor por ayuda realmente sincera,me besó intensamente en la boca y tranquilamente dijo: eres homosexual y no lo sabías hasta este momento que te acabo de liberar, ahora puedes hacer lo que quieras.
OMAR
31-10-2013 16:49
Voluntarios (5): los enviados
Los seres encontrados en las cajas metálicas al oeste del planeta habían logrado captar toda la atención del mundo científico de Marte.
Los mil y tantos cuerpos hallados, que presentaban una tremenda semejanza con el hombre terrestre, fueron trasladados a un laboratorio especial ubicado en la mayor depresión de la geografía marciana.
Khyle, el joven pero experimentado investigador directamente a cargo del contacto ya se comunicaba perfectamente con ellos:
—Piden con insistencia que traigan para el laboratorio sus cajas de transportación —explicaba Khyle a la comunidad científica—. Desean darnos una clara vista de su lugar de origen.
—¿No son terrícolas? —fue la pregunta unánime de todos los participantes en la video-sesión.
—No; al parecer… —respondió Khyle secamente.
—¿Habrá algún infiel entre ellos? —interrupción tomada con muy mal gusto por la mayoría.
La estiba de las cajas se aprobó; y al mismo tiempo la clausura hermética del laboratorio. ¿Qué podría pasar si no eran terrestres como se pensaba hasta ahora?
Khyle también solicitó trajes térmicos; por si en algún momento fuese necesario que salieran al exterior.
Apenas los «congelados» pudieron disponer de sus arcas las dividieron en dos partes: la más pequeña parecía un armario y la otra una máquina de vapor, pero sin la chimenea característica.
Del ropero conformado cada uno extrajo dos baterías que colocaron en la parte posterior de su cabeza, después comenzaron a montarse en las naves-locomotoras.
—¿Quieres venir? Mi nombre es Japa —le preguntó una muchacha a Khyle al momento de abordar su aparato móvil.
(¿Pensarán que soy un tránsfuga si me voy con ella?), pensó Khyle; pero no pudo rechazar la invitación.
Ya dentro de la nave fue introducido por la misma joven en una ajustada vestidura que logró abotonar con dificultad.
La «hermeticidad» del laboratorio no fue obstáculo para que cada nave preparada comenzara a tomar altura y alejarse del planeta con rumbos diferentes. Aquel parsec todavía imposible de vencer para los marciano-terrícolas en su intento de «salvación», fue dejado atrás por cientos de ellas en una unidad de tiempo que Khyle no se atrevía a nominar.
—Muchos van en busca de nuestros compañeros —le dijo Japa—. Todos tuvimos que optar por la congelación al encontrarnos con el intenso frío del sistema. Sabíamos que esa estrella central en algún momento brindaría calor a nuestros organismos, pero…
—¿Son o no robots?
Japa no hizo caso a la pregunta:
—…los que partieron a los planetas más lejanos aún no lo perciben y pueden morir. Por eso ellos van a buscarlos —concluyó señalando a las naves que se alejaban.
—¿Y las baterías de energía que se colocaban detrás de la cabeza?, eso solo las…
—No, no solo las máquinas. Nosotros lo hacemos para disminuir el esfuerzo físico de nuestros organismos cuando vamos a enfrentar largos o desconocidos viajes espaciales.
En ese momento se percató Khyle que él y Japa iban rumbo a la Tierra.
—¡¿Por qué hacia allá, es peligroso?!
—No vamos solos —la joven señaló otra veintena de naves—. Ellos rescatarán a algunos que todavía quedan en el tercer planeta.
—¿Ellos? —no cesaban las preguntas de Khyle.
—Nosotros desviaremos un tanto la ruta; en mi mundo quieren conocerte. Están interesados por varios datos que yo he enviado.
—¿Tu mundo?
Japa tampoco contestó; hizo una señal de silencio y le indicó sujetarse con fuerza. Estaban a punto de introducirse en el agujero negro tubular que, según los cálculos que ella había realizado, los transportaría a su universo.
«...solo el amor convierte en milagro el barro...»
S.Rguez