Ehh,... ehto... mi querida doña Era ¿Se refiere usted a nuestro inapreciable y de todos apreciado barman Don Adolfo? ¿O es que por ventura hemos cambiado a nuestro eficaz colaborador sin la debida anuencia de los aquí presentes? ¿O es que, razón última y la más disculpable, las calores veraniegas y la falta de actividad neuronal que conllevan la han hecho trocar, cambiar o, simplemente, olvidar el nombre del susodicho?
En todo caso felicitaciones por su reincorporación a la banda. Nos faltana ese delicado tono violináceo que usted aporta.

¡Dame albricias, querido Alfonso! ¡Acabo de escribir la sintetifrase! Me he herniado de tanto trabajo, pero todo sea por mi querida Rayuela...

Gracias Rodrigo.

Para nosotros no hay alternativas, tenemos que continuar con mayor entereza, a pesar de lo duro de las tareas cotidianas, que como sabes bien, son más pesadas que las de Eratalia. A cuenta de que somos jubilados, piensan que no tenemos nada mejor que hacer, que ayudar a toda la familia e incluso a los amigos más jóvenes.

Nos caen encima una enorme cantidad de jefes, con exigencias supremas e inmediatas, y sin poder negarnos, tenemos que postergar nuestras propias necesidades.

Un abrazo

Precioso saludo, J.J. Una interesantísima reflexión sobre la soledad, la amistad, las presencias y las ausencias. Todo en el íntimo confesonario de Adolfo, que es el bar de Rayuela. Sencillamente admirable. Colocar a Adolfo, y en su figura la todos nosotros que nos consideramos tus amigos, es un ejercicio de autopsicoanálisis que ya quisieran para sí los mejores especialistas. Palabras que pueden formar parte, en su día, de unas Memorias como, recordando, son las que escribió en su Automoribundia, nuestro genial Ramón Gómez de la Serna. A ver si es verdad que después de ver a Adolfo y al mun do a través del ambarino color de tu ron frecuentas más nuestro foro. Tu presencia siempre es un cierto respiro, una bocanada de vida.

Que tal Adolfo

Chico. Como estás tú. Aunque parezca extraño me tienes un poco preocupado, llega el verano y estás como si nada, atento a nuestras peticiones, a nuestras miserias, con una mano amiga tendida siempre, con ese silencio fraterno de quien nos acepta tal cual y como somos, sin atizar el fuego de preguntas, que no queremos responder, sobre todo porque no atinamos a dar con la respuesta y mantienes con la sabiduría de la experiencia en el servicio al prójimo una distancia medida, con la exactitud de quien sirve a milímetros y sabe que en esa precisión está la ganancia.

Y no tienes vacaciones en verano, despides el invierno detrás de esta barra, te dejas los bigotes en este horario injusto, incluso en el otoño, sin siquiera una queja, un mal gesto, una mirada airada.

Mi preocupación es genuina y antigua, tiene que ver con una necesidad primaria mía, conocer al otro, al del lado y poder también alguna vez tender mi mano amiga, conocer el momento de entregar una palabra generosa que permita abrir un hilo de luz en la opacidad de nuestras vidas.

Pero esa mirada tuya al trasluz del ámbar de mi ron, me permite estar tranquilo, porque descubro en ella hoy, que te realizas en el servicio y nos agradeces estar aquí cada día. Entiendo que te lastima nuestra ausencia, pero a diferencia de otros egoísmos aceptas nuestras faltas injustificadas, pero validas.

Ahora que te adivino, puedes estar seguro que vendré más a menudo.

¿Qué tal, juventud alegre y loca, disfrutando a tope con el veraniego verano? Yo también, gracias. Eratalia, muhé ¿que le has hecho a tus musas para que te traten tan malamente? Con lo bien que nos haces sonreír, inclusive reír, a todos...
Venga, que ya han pasado las fiestas de agosto: la Virgen, San Roquico (San Roque para los foranos.) Ahora a centrarse en las responsabilidades del nuevo curso, con ministro nuevo y todo (que pa lo que va a durar no se porqué han molestao al hombre...) Y que mejor modo para aterrizar de nuevo que dejarle unas palabras amables y sonrientes al personal. Adolfo, prepara un mejunje refrescante pa la señora. Y si alguno quiere algo que lo pida; hoy hay barra libre...

Y aquí os dejo como fin de fiestas una jotica navarra; no hay comparanza con las aragonesas, más raciales, pero tampoco lo hacen mal los navarricos. Este que canta es de los más pequeñicos del pueblo...

Estamos en el ecuador de agosto y las cosas no mejoran, en el sentido literario de lo que a mí respecta. Nada, efímero verano y ni una mala línea que llevarme al teclado.Quiero escribir, si yo quiero... pero es que ni me pongo.
Estamos como el del chiste que pedía que le tocase la lotería, y el muy memo ni siquiera la compraba... A Dios rogando y con el mazo dando, como reza el refrán, pero es que a mí se me ha perdido hasta el mazo.

Me uno al aluvión de bienvenidas para Mesié de Fozara, que no se quejará porque nos tiene abandonaícos y cuando se digna aparecer, en vez de echarle un puro habano o de los otros, le echamos flores a destajo.
Claro que quién soy yo para hablar de abandonos... Si creo que he llevado la pluma a la casa de empeños...

Ay, qué angustia!!!

Besicos a todo el mundo mundial rayuelero.

Hola, Juan! Qué bueno verte por aquí! tal como dices... aquí estamos, y tú estás también siempre, es que este lugar siempre tiene abierto sus brazos, y vamos y venimos, pero siempre nos recibe.

Podemos ser pocos, pero nos queremos mucho. Y coincido contigo... mira que he entrado a páginas literarias... pero no hay NINGUNA COMO ESTA, NUESTRA AMADA RAYUELA.

Bienvenido Juan, y buena estancia en este lugar de encuentro. Se te echaba de menos. Esperemos que los ánimos te acompañen, y aparezcas por aquí con frecuencia.

Un abrazo, amigo.

Señor Don Juan de Fozara, sea usted bienvenido a este su indomable feudo. De las grandes conmociones suelen sobrevivir los especímenes más puros, los más logrados en este gran aventura que es la selección de las especies. Y la especie de los amantes de la cultura en general y de la poesía y las artes en particular solemos tener muy acendradas las virtudes antañonas del alma: amistad, sentido del compromiso, fidelidad... en fin, que te voy a contar si tú también hiciste la "mili".
Pues sí, jomío. Aquí seguimos y seguiremos mientras paguemos el recibo de la luz. Por ahora los anticipa Adolfo y creo que ya lo tiene asumido. Lo poco que le dejan las propinas y los chupitos se lo gasta el pobre en mantener abierto el local.
Un verdadero ejemplo de fidelidad y entrega a una causa que él, que todos, creemos noble y digna de ser mantenida: Rayuela.
En fin, déjate caer por aquí de vez en cuando; siempre traerás la alegría contigo. Y si nos dejas, además, algunos versos o simples palabras en prosa, pues nos evitarás tener que comprar esa prensa canallesca que nos invade.
Un abrazo, chaval.