Trato de adentrarme en el verso rimado, pero me salen sólo ripios. La medida ya la he olvidado, porque entonces me voy al precipicio... Pero escrito con toda mi alma.
Inviernos contra veranos
esa es la eterna batalla
que empeña al hombre y a su alma
por luchar contra sí y sus hermanos.
Difícil condición la humana
declinada en egoísmos,
poder, riqueza, ansia villana
de destruirse a ellos mismos.
Apocalípticos jinetes azuzados
por sinrazones espurias
al ser humano de bondad han despojado
y estimulado sus furias.
Desde la solitaria cima contemplamos
la desolación y la muerte:
desde nuestro alma decidamos
si merecemos esta suerte.
Si tenemos el don de la palabra
si somos habitados por ternura
¿porqué esta danza macabra?
¿porqué continuar esta locura?
Paz y bien, hermanos
predicó Francisco hace tiempo.
Paz y bien uniéndonos las manos
dejándonos besar por común viento.
Ilust.: Los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Imagen de anticuario.