CUERPOS DE MUJER

El cuerpo de aquella mujer era un territorio nuevo y desconocido para él. Un cuerpo cálido, de formas suaves y dureza mórbida, que respondía a sus caricias con inusitado entusiasmo. Un territorio en definitiva inexplorado, del que desconocía los peligros o placeres que podrían ocultarse en él. Hasta ahora, en sus muchos años de vida, ninguno de los cuerpos femeninos que tuvo entre sus manos podía compararse a éste. Los otros eran fríos, inertes, rígidos, no reaccionaban ante sus estímulos: eran cuerpos de mujer sobre las mesas de disección de la morgue, esperando la autopsia.

Salto al vacío

Por el puro placer de la conquista me lancé a buscar nuevos horizontes, anotar un nuevo nombre a mi lista de triunfos. Abandoné sin remordimientos un territorio dulce y fértil, en donde cada día crecía la esperanza. Corrí tras una vana promesa con la efímera idea de recorrer firmes colinas, campos sembrados de estrellas y perderme en una selva color del fuego entre carbones encendidos, en donde se esconde una orquídea de extravagante perfume.
Conseguí una noche interminable, tinieblas, espinas, un desierto y una herida tan honda, tan honda.

Como estoy recién llegada, ya llegaré con la palabra propuesta en el día de hoy: territorio. EStoy en "orden" publicando "La hierba azul?"

La hierba azul (1780)
Estoy enfermo, y al plantador no le importa; lo único que quiere es que yo recoja el AÑIL.
Nos obligan a trabajar muchísimas horas por día y si no rendimos lo que ellos quieren nos castigan brutalmente; muchos de mis compañeros han muerto ya,
Es difícil cultivarlo, ya que es muy pequeña la cantidad de pigmento que se puede sacar de sus hojas y el resto se tira,ya que es inservible.
Estoy muy cansado, no podré llegar ni siquiera adonde tengo el hato de ropa para dormir; me tiraré sobre los montones de desechos de la planta.

NOTA:
El añil es un arbusto perenne que alcanza una altura de uno o dos metros, y d ebido a la pequeña cantidad de pigmento que contienen sus hojas durante el primer año, se lo dejaba crecer de dos o tres años, antes de la recolección.
Elplantador solo podía reclutar mano de obra nativa que no excediera el 4% del número de habitantes varones de un pueblo, pero se produjeron enormes abusos y poblaciones enteras fueron obligados a trabajar.
Si bien se atribuía la gran cantidad e muerte indígena al calor, y al trabajo, esto se incentivó enormemente por las plagas de moscas inseparables en cada molino; recién en 1798 se puso en práctica la quemazón de montones de desechos de añil en descomposición, que se amontonaban después dela extracción del colorante.

Mi palabra para los micros de esta semana:

TERRITORIO

(Del lat. territorĭum).
1. m. Porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc.
2. m. terreno (‖ campo o esfera de acción).
3. m. Circuito o término que comprende una jurisdicción, un cometido oficial u otra función análoga.
4. m. Terreno o lugar concreto, como una cueva, un árbol o un hormiguero, donde vive un determinado animal, o un grupo de animales relacionados por vínculos de familia, y que es defendido frente a la invasión de otros congéneres.
~ nacional.
1. m. Arg. territorio que, a diferencia de las provincias, depende administrativa y jurídicamente de la nación.

A Rodrigo le toca la palabra de la semana.
Saludos a todos.

Pasada la hora

Todos se preocupaban, ya había pasado la hora en la que veían aparecer, detrás del cristal el gabán de color añil; después se escuchaba el chirrido de la puerta para que entrara el «viejo».
Comenzaron los murmullos porque el momento tan advertido por el libro mágico había llegado. Se miraban sin decir palabra. Pero no quedaba otra solución: debían adaptarse al método del próximo bibliotecario, o ser donados a una librería para que alguien lo comprara y entonces tener un futuro impredecible.

Aparición

Las nubes se tiñeron de añil, un relámpago cruzó el cielo como en aquella vieja historia de reyes siguiendo estrellas, una sirena advirtió futuras amenazas, un florero de murano se reventó contra el suelo y regó a mis pies, esmeraldas y amatistas, un olor de pan se apoderó del momento. Una conmoción tu imagen sobre esa esquina, ensayé hablar y no pude articular palabra, sobre una servilleta con letra deformada transcribo los eventos contra la frágil memoria y una ventolera venida de todas partes levanta tu falda, se lleva mis garabatos y también la tarde en la que desapareces.

INDIGO
Al principio todo era oscuro, a veces había una luz blanca y fría. El hombre reclamó: quería una luz cálida y plena. Se le concedió: luz, claridad total e infinita. Tampoco era eso, antes el techo era negro, ahora blanco siempre.
El hacedor tomó un puñado de añil y lo arrojó al espacio. Hizo girar la tierra y el hombre tuvo: el día, la noche y un cielo azul con nubes blancas.
Cuando se volvió a quejar, el hacedor creo a la mujer y el hombre aprendió a tener conciencia del tiempo. Los ciclos mensuales le permitían descansar unos días al mes, el resto lo pasaba ocupado.

Hoy voy a empezar yo y así el domingo propongo palabra.

AÑIL.-

Eran caleros; ellos cocían y fabricaban la cal con la que después las hacendosas mujeres encalaban las humildes fachadas de sus casas. Y ellas sabían mejor que nadie de unas gotas de AÑIL hacían más luminoso el blanco ya purísimo de tan elemental revoco. Como toda artesanía requería oficio y conocer las proporciones exactas. ¿Sería por eso que la fachada de la señora Filomena, que tenía fama de bruja, era la más resplandeciente de toda la calle? ¿O porque el calerizo del que sus hijos extraían el mineral estaba junto a la Cueva del Diablo?