| VAMOS A CONTAR HISTORIAS |
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| Gregorio Tienda Delgado |
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Por supuesto, JJ, que podríamos vernos los tres en Barcelona, y sería un placer poder platicar, hablar, en persona. Aunque las distancias mandan. |
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Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
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| jota jota |
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Para mí es un placer hablar contigo siempre, espero que algún día podamos vernos en Barcelona, sí eso es posible, invitaremos a Rodrigo también. |
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| Gregorio Tienda Delgado |
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Ahora, JJ, leída tu explicación, está perfecto el último párrafo de tu relato. Más, siendo parte de tu vida. Ocurre que, aunque hablamos el mismo idioma, existen diferencias importantes, en la definición de los hechos. Gracias por tu paciencia. Estaré atento en el próximo relato. Un abrazo para ti. |
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Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
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| jota jota |
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Mi querido Gregorio: como en esos juegos de aproximacion a la verdad, voy a escribir tres opciones y tú decides cual te convence más. El lector es siempre quien tiene la última palabra. A diferencia de lo que cree la mayoría, para mí, la mujer está por encima de los hombres y por esa razón esta en lo alto de una escalera. El esfuerzo gigantesco que este hombre realizo en sus 50 años de vida estaba destinado a encontrarse con esta mujer única, que se encontraba por encima de sus posibilidades, y el último esfuerzo para que el destino los uniera, era alcanzarla en lo alto de la escalera, alejada de todas las miradas. El destino no lo pone fácil. En el texto relato mi vida, el camino que me condujo al amor, al encuentro con mi esposa, a quien vi en el último peldaño de la escalera de un teatro a puntpo de entrar y desaparecer. Subí los escalones a riesgo de partirme un hueso y tuve el valor de detenerla antes que desapareciera. Toda la vida anterior me permitió tener el valor suficiente para hablarle. Tú decides cual de estas tres opciones te parece más acorde con el texto. Un abrazo. |
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| Gregorio Tienda Delgado |
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Bien por ti, JJ, la explicación que das de tu relato. Me parece muy bien que entre nosotros, haya franqueza a la hora de comentar recíprocamente los textos que publicamos. Durante la lectura seguí los caminos, y las vicisitudes del personaje sin perderme, hasta llegar al último párrafo. Pensé que ella era una mujer, pero lo que me hizo dudar fue la escalera. ¿Porqué, en lo alto de una escalar? Pensé que la elevación la produjo la muerte. |
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Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
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| jota jota |
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Sin salida
-Cuando uno está de malas, hasta los perros te mean-
Dicho popular venezolano.
Francisco Mogollón está amarrado a una cadena de sucesos que desgraciada e inevitablemente terminan en tropiezos, en caídas que transforman su vida en tragedia. Sus ideas acaban en calamidades, en dramas, que acompañados de conflictos le acarrean problemas cada vez mayores. En esta oportunidad, Francisco Mogollón, un hombre como tú, o como yo, aconsejado por el persistente susurro de la desesperación, decidió dar un único y efectivo paso para salir de su desgracia y hacer la diferencia entre su calamitoso presente y un futuro totalmente diferente, bajo otro cielo que lo ampare. Una infidencia, un inocente comentario trascendió hasta los jefes, se convirtió en punto de honor de la Gerencia y Mogollón perdió el empleo. Para sobrevivir, vendió la mesa y sus cuatro sillas, luego con remordimientos le tocó el turno al sillón, más tarde a las lámparas, al televisor y sin darse cuenta, por pura necesidad, terminó vendiendo prácticamente todas sus pertenencias. Está a unos pocos días de perder el techo y la escasa seguridad que este le otorga, no le queda otra alternativa que caminar en otra dirección, ir en contra de las reglas, incluso en contra de las leyes, total, nunca le sirvieron para avanzar y se convirtieron junto al miedo en un obstáculo.
Francisco Mogollón necesita con urgencia romper el lazo que lo ata al fracaso y toma una decisión desesperada. Ni siquiera tiene que esforzarse intentando ser original, basta con copiar alguna experiencia exitosa y ponerla en marcha, hace un esfuerzo e intenta recordar alguna escena de las muchas películas que ha visto, una idea sencilla y práctica, sin el apoyo de terceros, él como único protagonista. Las imágenes se suceden y así como aparecen las desecha, hasta que finalmente, una idea se acopla a sus mínimas posibilidades. Durante una semana vigila una entidad bancaria, conoce la rutina y descubre el día y la hora en que el cajero cuenta con la mayor cantidad de dinero. Ha tomado un camino diferente a sus costumbres, una dirección contraria a las enseñanzas de sus padres, se acerca al espejo y le repite a su propia imagen, la frase que servirá para cumplir su propósito: -Tengo una bomba y la voy hacer explotar, entrégame todo el dinero que tengas-. No tiene que hacer ningún esfuerzo, ni una mueca de más, en su rostro se ha dibujado esa fatal combinación de desesperación y pérdida absoluta de fé. Es un hombre que cayó en desgracia y finalmente perdió la esperanza. En una bolsa ha colocado un reloj despertador y unos artificios simulando contactos pegados con cinta adhesiva, lleva una mochila en donde piensa colocar el dinero. Francisco Mogollón se acerca al banco, el reloj deja escuchar su ruidoso tic tac desde la bolsa, sabe que se ha acabado su tiempo, está a punto de entrar al banco y de improviso, un hombre abre la puerta, casi al azar, le da un empellón y se pierde en una calle atestada de gentes. Mogollón pierde el equilibrio, pierde la bolsa, su cabeza revienta contra el filo de la acera. Los curiosos se arremolinan frente a la puerta del banco junto a su cuerpo, alguien intenta ayudarlo, pero es inútil. Ante este imprevisto, este insólito acontecimiento, los oficiales de seguridad no pueden trasponer las puertas del banco y el ladrón solitario que acaba de cometer el robo que Francisco Mogollón planificó, escapa con facilidad. |
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| jota jota |
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En el texto asumo que la vida es un largo camino que se transita como una prueba y como tal tiene sus dificultades para todos, el personaje tiene 50 años y durante este tiempo ha estado solo en el camino, cree que ha tomado él las decisiones, pero otras fuerzas, el destino, Dios, son los que lo han impulsado a tomar una determinada dirección -en eso creo-. Creo además que la confusión que te produce el último parrafo, es porque piensas que el personaje se encuentra con la muerte y no es así, se encuentra con una personsa, una mujer, una compañera y ahora juntos inician un nuevo camino, con la alegría y entusiasmo que produce el amor. El personaje entiende que todas las dificultades anteriores, durante sus 50 años de vida son las pruebas que debió pasar para encontrar la felicidad. -En eso también creo-. Gracias por la franqueza Gregorio de expresar tu confusión. Por la sinceridad Rodrigo, de plantear lo dificil que pueden llegar a ser mis textos. Esa fraterna comunicación de ustedes me permite revisar el texto, porque sí el relato confunde es inevitablemente porque está mal escrito y seguramente, otras personas que lo han leido han quedado confundidas. Copio el último parrafo, para que lo lean bajo esta perspectiva que les presento y gracias de nuevo por obligarme a revisar y escribir mejor. Él cumple cincuenta años en la vorágine de los caminos y en la incertidumbre de las encrucijadas. En lo alto de una escalera y por un instante, se mira en los ojos de ella y se pierde, no podrá encontrarse jamás, pero descubre, que todo los caminos que ha tomado, las experiencias que ha vivido, los errores, los fracasos, los triunfos, únicamente han servido para poder pronunciar su nombre ante ella sin ninguna vergüenza y compartir la incertidumbre de los caminos que con estricto rigor generan sus actos, y que de ahora en adelante han de transitar juntos. |
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| Gregorio Tienda Delgado |
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El camino, los caminos
A mi sobrino Andros. Los caminos del Señor son infinitos, y tu personaje, JJ, eligió los caminos más tortuosos, como si de un bohemio se tratara, con el fin, a mi entender, de encontrarse a sí mismo, de fortalecerse, y adquirir experiencia para enfrentarse a “ELLA”. ¿La muerte? El último párrafo me ha desconcertado. |
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Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas. |
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| Rodrigodeacevedo |
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Queridos compañeros: Alguna lucecita parece que alumbra mi "camino". Nunca será del calibre del senior Gregorio, pero trataré de cumplir. Ya tengo el título (menos es nada): "EL CAMINO.- Andadura filosófico-surreal de un caminante inesperado."A ver qué sale.
El amigo J.J. es un torrente desbordado de producción literaria. Un torrente de aguas apetecibles y claras en las que gusta disfrutar de su impetiosa corriente. Quiero decir que, a veces, su lectura es difícil, pero atrayente.
Hasta pronto. |
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| jota jota |
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El consejo de la abuela
A las hijas de mis sobrinas, que recién comienzan a viajar en tren.
Un hombre aparece en la puerta del vagón y su perfume se expande por todos los rincones, la brisa cargada de colores cogidos al vuelo y lavados en hilos de agua helada, en los desfiladeros de la montaña, ayuda a que todos perciban el olor. Los pasajeros repartidos en los asientos, con sus pertenencias ya ordenadas, respiran el aroma que despide el hombre y levantan la vista de sus asuntos para mirarlo. Ella se paraliza, hace acopio de todas las normas de comportamiento aprendidas en su casa para no sucumbir ante el nocivo deseo de mirar al desconocido. Se mantiene intacta, con la mirada fija detrás del ventanal observa el intenso ajetreo sobre la plataforma del tren. Ella considera que las despedidas son un acto íntimo y para no convertirse en testigo de los excesos de los adioses, cierra los ojos y se niega a observar las despedidas ajenas, que se repiten con terca insistencia sobre el andén. La verdad, es que mantiene los ojos cerrados para imaginar al hombre capaz de usar semejante fragancia, un hombre, que en este momento avanza con paso sonoro por el pasillo del vagón en busca de un lugar para sentarse. El pensamiento de ella resbala mucho más allá de ese primer deseo de beberse a un extraño. Con los ojos cerrados, envuelta en esa esencia de lavanda que trajo el hombre y que inundó el vagón, se pierde detrás de las imágenes que su fantasía desata. Imagina que envuelta en nubes cruza sobre un mar tranquilo el Canal de la Mancha y se detiene en York. Camina desnuda en medio de las espigas aromáticas y púrpuras de lavanda bajo el cielo desteñido de Inglaterra. Desea con la intensidad de la sangre enloquecida, que el hombre y su perfume no la condenen a realizar este viaje sola, la presencia del hombre y su perfume se han metido bajo su blusa, en sus pulmones, entre sus pantalones, necesita desesperadamente que esta travesía sea diferente a las otras y para ello requiere compañía. El hombre decidió sentarse a su lado: la casualidad, el juego de los imponderables, la fuerza del deseo, el vagón con muy pocos espacios vacíos se conjugan para cumplir su deseo. La mañana es de promesas y conspira para cumplir su impetuoso capricho. En el instante que el hombre resuelve sentarse al lado de la desconocida viajera, también decide con la indiferencia característica de los oportunistas desalmados, tomar la sinuosa carretera del engaño para conquistarla. El hombre mantiene con sobrada cautela una cordialidad distante y franca. Se comporta como un huésped sumiso, calcula cada uno de sus movimientos. Con gestos educados abre puertas al futuro, despliega con maestría dosis justas de afectos familiares para disfrazar la traición que esconde en la sombra de las palabras, juega todos sus trucos, emplea mucha maña innata de ladino para deslumbrarla y lo logra. Ella presta sus oídos a los halagos del hombre y se deja cautivar. El tren cruza por un campo sembrado de claveles, es la flor preferida de su abuela y en ese momento la recuerda, su consistencia, sus ganas de vivir intensamente. Su abuela vivió unos amores contrariados en su juventud y se volvió intolerante, decidió escapar con el hombre que la pretendía, pero a medio camino el amor se transformó en un dueño hostil y el hombre en el amo insolente, brutal, que siempre fue. El hombre había logrado esconder su verdadera apariencia detrás de su plan de conquista y deseo.
Antes de llegar a su destino, antes de ser consumida por la ventolera de la pasión, antes que la locura de la sangre revuelta la dominara por completo, antes de convertirse en esclava, la abuela regresó a su casa y confesó a sus padres que se había equivocado de tren y que había saltado del vagón en movimiento para poder regresar a su casa. El día que su abuela le hizo esta infidencia le aconsejó: sí algún día te equivocas de tren, no tengas miedo de saltar del vagón.
En la primera parada del tren, antes de llegar a su destino, antes de que el hombre se transforme en un amo cruel, antes de las heridas y el dolor, el cariño de su abuela, su conmovedora fuerza de voluntad viene en su auxilio. Ella no espera perder la vida detrás de un dueño desconsiderado y se baja del tren sin despedirse. Ella se encontró sin proponérselo en el vagón equivocado y decidió saltar a tiempo, de la misma manera que hizo su abuela cincuenta años atrás. |
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