Despierto tarde.
La limpia luz primera,
ese rayo deslumbrante
que hiere de muerte
a las sombras,
no espera,
cumple su tarea
con precisión
y se difumina con el día,
al igual que los pueblos
cuando al fin se levantan
y no es suficiente el miedo
para detenerlo
y gritan las piedras
en el preámbulo del día.
!!Que nos tenga miedo el miedo!!
¡¡Llegó la hora!!
jota jota
03-01-2025 00:54
01022025 CC
Al igual que las palabras
soy prisionero
de los márgenes.
La norma, la regla,
-siempre inflexible-
impone límites,
brechas humillantes,
obliga pausas y silencios.
A veces me sorprende
encontrar en las palabras
frases brillantes, luminosas,
y yo, algunas veces,
tras mucho batallar
arranco fulgor a un instante.
En las palabras encuentro
sílabas desmedidas
sin objetivo definido,
y yo, a veces me pierdo,
sin encontrar contenido.
Asumo que el sentido,
el peso específico
lo descubro entre líneas
al igual que en las palabras.
Las palabras se apoyan
en los signos, los acentos,
interrogan y se admiran.
Yo me apoyo en otros trucos
para seguir adelante
y debo debo confesar,
que al igual que las palabras,
le temo a lo desconocido,
al vacío del punto final
que se aproxima,
que llevamos encima.
jota jota
01-01-2025 18:48
01012025 CC
La jauría salvaje
de deberes cotidianos
me devora cada día
con dientes acerados,
y mantiene a su derecha
los huesos rotos
de mi entusiasmo.
Los minutos están contados,
el horario es impuesto por otro,
de antemano,
y de obligado cumplimiento
según dicta el reglamento.
Me gana la prisa
por cumplir las tareas,
por tachar la lista
y sentarme al fin
a mirar por la ventana,
pero la hora se demora.
Consumida la fecha
en inútiles afanes,
paso por alto
detalles menores.
Vivo a saltos.
jota jota
30-12-2024 18:40
12302024 CC
Las contadas horas:
soldados inflexibles,
marchan alineados
bajo el orden riguroso
de implacables agujas
en punta de acero
y feroces, consumen el día.
Los minutos y segundos
avanzan sin tregua
sobre el campo minado
de exigentes afanes,
de obligaciones, deberes,
labores impostergables.
Detrás de legítimas tareas
me acecha un enemigo:
la sombra aguda del olvido.
El silencio, filo de hielo,
espacio de ausencias,
amenaza duelo.
Crecen mis temores,
el demonio de la duda
abre zanjas turbias,
pero tu suspiro
lleno de promesas,
tu susurro comprometido
se impone, me rescata,
y me obliga a escribir
estas líneas -agradecido-.
jota jota
30-12-2024 18:40
Gracias Rodrigo por el texto y sobre todo por tu presencia, que se agradece, al igual que la de Eratalia. Aprendemos tanto juntos.
Rodrigodeacevedo
30-12-2024 14:14
Nuevamente me dormí al pìe de la fuente seca, donde en verano la higuera esparce aroma y color. Nuevamente me he dormido y los días pasan tan raudos...
Estremecedor el poema de Jota "Mi tierra es antigua", una cósmica conexión poética con mis sentimientos acerca de mi propia tierra natal. En ella nacieron y de ella salieron muchos de los que la Historia dice que conquistaronAmérica. Fea e injusta la palabra "conquista", porque ellos, nacidos en tierras de horizontes amplias, no sabían de conquistas, sino de vecndades. Y vecinos se hicieron, vecinos fueron, de aquellas otras almas simples que ante ellos se asombraron.
Y Eratalia renacida, con dos poemas de asombro. Elegante su versar, enjundioso su mensaje, velva aquella grande poeta, para ocupar de nuevo su lugar de magisterio. Bienvenida y bienaventurados nosotros, sus compañeros de siempre.
Recupero una vez más un viejo, viejísimo relato para ofreceros algún regalo de Navidad. Como podréis comprobar rebosa nostalgia y añoranza de otros tiempos que muchos ya no habréis conocido. Cosas de gente mayor. Y sobre todo con el añadido de mis más fervientes deseos de FELICIDAD, PAZ Y AMOR para estas fiestas y el nuevo año.
CENA DE NOCHEBUENA
El mustio sol de aquellos ocasos primerizos del invierno se reflejaba en el rosetón de la catedral próxima. Las delicadas filigranas de colores, milagrosamente preservadas de guerras y profanaciones, expandían sus reverberaciones como pajarillos revoloteantes por la penumbra del salón de la casona. Don Arturo, como un mueble más del solemne decorado, enjuto, severo y firme, fuera ya del tiempo, mostraba su patricia cabellera blanca por encima del respaldo del sillón que suele acoger sus interminables horas de inactividad.
Un año más había llegado la Navidad y Don Arturo esperaba reunir a su gran familia -hijos, nueras, yernos y nietos; algún bisnieto ya- alrededor de la inmensa mesa de nogal. Un año más la vajilla de fina porcelana del Buen Retiro, de herencia familiar, junto a la cubertería de plata inglesa y la cuidada cristalería de Moser, comprada por un abuelo suyo que fue a tomar las aguas a Karlovy Vary, cuando aún era Karlsbad. En el multicolor caleidoscopio que los reflejos del rosetón catedralicio convertía a esas horas el salón y la imaginación de Don Arturo, todos colores alegres, delicados y vitales, los recuerdos, trémulos, afluían atropelladamente a su cabeza.
Esta noche se reunirían de nuevo todos; sus ocho hijos vivos (a dos me los mataron en la guerra), cada uno con su esposa y... ¿cuántos nietos ya, Arturo? Creo que una media de cuatro cada uno, es decir.También vendrá mi hermana la viuda, Aurorita, no quiero que pase sola estas fechas tan entrañables. Y Doloritas, ese fruto de mi juventud alocada. Doloritas es la única que me queda al lado; buena chica, noble como yo y fuerte como su madre. Gracias a ella y sus desvelos voy tirando. Porque los chicos han ido cada uno por su lado y a pesar de su fidelidad a la familia no es frecuente reunirlos a todos. El mayor, Servando, sigue con la Notaría; por cierto, tengo que recordar decirle que me pase las escrituras de... La Notaría. Esta es ya la cuarta generación de notarios Agúndez. Otros dos, médicos, en Madrid; el arquitecto en Barcelona. Ricardito, el quinto, trató de establecerse cerca de mí, aquí en la ciudad, como abogado; aunque finalmente se marchó a …; no quiso competir con Servando por la notaría. Y todos los demás: mis hijos, mi obra.
Doloritas, hija: ¿ya tienes preparada la mesa? Ya sabes, el mismo orden de siempre. Los críos en la salita de recibir, que se ocupen sus madres de ellos. Sobre todo mucho cuidado con no romper nada, que lo que tenemos es de mucho valor. ¿Han traído las pulardas del pueblo? ¿Y has podido recoger los besugos de la pescadería de … Ya empiezan a llegar. Ya oigo la algarabía de los niños. Estos arrapiezos, tan revoltosos. Doloritas, no los pierdas de vista, que éstos nos hacen cualquier trastada; que haya siempre algún mayor con ellos. Y que no entren todavía, ya sabes que me gusta que lo hagan ordenadamente, como siempre se ha hecho en esta casa. Un besamanos como yo hacía con mis padres y éstos con los suyos. Oh, pero que escándalo; ya se oyen las voces de las mujeres, como gallinas alborotadas. Ya verás, ya, Doloritas, como acabarán enzarzándose la mujer de Claudio, el ingeniero que se fue a Murcia, con la Florinda, la del abogado. No se soportan, pura envidia se tienen la una de la otra.
Cómo voy perdiendo la memoria; me cuesta recordar quién es la mujer de quién. Y de los nietos, ya ni los nombres. Claro, vienen tan poco a ver a su abuelo.
Bueno, Doloritas, nos esperan unas horas felices, aunque agitadas. Hoy día la educación y las formas han cambiado mucho. Antes, ya sabes, todos alrededor de la mesa; era casi como en la iglesia, había un respeto y un todo. Anda, hija; echa un vistazo a ver cómo van las pulardas, que tú tienes muy buena mano para el guiso. Pero qué escándalo están organizando; acabaré con dolor de cabeza; y esta noche quiero estar alegre y despierto. Doloritas ¿te acordaste de subir de la bodega los Vega-Sicilia? Descórchalos ya, que se vayan oreando. Quiero que quedemos muy bien esta noche; al fin y al cabo las mujeres de mis hijos también son de buenas familias, y luego hablan y dicen lo que no deben. Nosotros, los Agúndez... Pero ¿porqué no para esa ruidera, ese vocerío, Doloritas? Me van a matar...
El sol ya había declinado totalmente y los fuegos de la vidriera del rosetón se ocultaron hasta ser encendidos en un nuevo día. El frío iba cuajando en el desierto salón. El anciano se rebullía inquieto en su vetusto sillón. Doloritas, arrebujada en su toquilla de lana negra, como un espectro del pasado, se acercó a Don Arturo, que la miró desde sus ojos miopes y llorosos:
-¿Ya están todos, Doloritas? Anda, ayúdame a levantarme.
-Tendrá que esperar un poco, Don Arturo; quizás las nevadas... Ande, tómese este caldito caliente que le he preparado; hace muchísimo frío.
Un desolador pensamiento habitó por un momento la desgastada mente de Don Arturo. Sólo un momento: impío, cruel, despiadado, como él había sido con los suyos, iluminó aquel cerebro. Nadie vendría; él era su sola familia. Y Doloritas, aquella desventurada, fruto de su juventud alocada, que, a pesar de todo -misterios de la misericordia divina- había querido acompañarlo en su declive, desde que la Notaría hubo de cerrar por irregularidades, desde que la porcelana y la cristalería y la cubertería y los lujosos muebles de ébano y nogal se malvendieron para poder seguir comiendo alguna vez en aquella antigua y fría casona de los Agúndez, Notarios desde hacía cuatro generaciones.
jota jota
28-12-2024 20:01
12282024 CC
Una sutil brisa
acompaña mis pasos
esta mañana diversa
difuminada de grises.
En el precario silencio
el pensamiento
encuentra sosiego
a la insistencia
de sus incontables deseos.
Una sirena quiebra cristales
y la larga figura
del imprevisto
dispara el desconcierto.
Ante el portal abierto
de lo incierto
la mañana es otra, distinta,
de severas inquietudes
en la espiral de los temores.
jota jota
23-12-2024 17:31
12232024
Entregado a la suerte
de doce horas inclementes
y en medio del infinito hostil,
al final de esta tarde
se inmoló el sol rojo,
aquel disco enardecido
que pintaba el cielo de naranja,
que reventaba ocres a discreción
y nos llenó de súbito entusiasmo
se enterró con violencia,
con decisión,
sin un grito,
sin asombro,
en el vértice de dos montañas.
El cielo entero apura la noche
para vestir luto cerrado
por ese bravo sol que nos dejó.
jota jota
21-12-2024 20:02
12212024
Mi tierra es antigua
-de edad indefinida-.
Roraima se levanta
sobre esta tierra mía
y se citan aqui
los dioses y los vientos,
y brotan tepuyes
como voces oscuras.
Mi tierra es más
que el susurro
de piedras pulidas
que arrastra el Orinoco.
Mucho más que el viento
y el polvo de Araya,
y de los médanos de Coro.
Es más que la orilla del Caribe
sus arenas blancas y
su playa colorada.
Es más, mucho más,
que el salto vertiginoso
de un ángel desde el cielo.
Y es todavía más,
que el pico nevado
de los Andes.
Es también, mucho más,
que un límite geográfico
en donde crecen orquídeas,
araguaneyes y cundiamores.
Mi tierra es más
qué fronteras flexibles
apenas visibles;
es la herida
que me acompaña
y no se cierra.
Son las franjas
de una bandera tricolor
y sobre el azul
luminosas estrellas
Es cada día
el dolor de las noticias,
el tamaño enorme
de la injusticia.
Es un horizonte abierto,
una canción que lamento,
un afecto y un desencuentro.
A donde me lleven
los pasos del destierro
la tierra de mis abuelos
me acompaña,
y por eso no soy paria,
ni extranjero.
Mi tierra es el tono
inconfundible de este acento,
es el ritmo de la sangre
en cada movimiento,
y la obligación de ser gente
en todo momento.
jota jota
20-12-2024 19:53
12202024
Desde aquí invoco
el poder sanador del verbo
para cerrar las grietas
en corazones rotos.
Insisto en las palabras,
utilizo agudas y graves
para adelgazar la sangre
gruesa de tristezas.
Intercalo esdrújulas,
para no perder el norte
en la frontera invisible
entre el lenguaje
y el idioma.
Y hago saltar
a la versátil coma
en los renglones,
para otorgar sosiego
a los perdones.