RAYUELA
RAYUELA
COMUNIDAD LITERARIA
Conéctate o Regístrate
Email:
Contraseña:
Mantener conexión
Registrarse
Últimos comentarios
jota jota
jota
"Textos ajenos CC6 Permaneces oculto en los secret.."
20-12-2025 16:33
jota jota
jota
"Textos ajenos CC5 La imagen se disuelve sin dimens.."
19-12-2025 16:16
jota jota
jota
"Textos ajenos CC4 El blanco infinito me rodea, des.."
19-12-2025 00:54
jota jota
jota
"Textos ajenos CC 3 Me conmueve tu constancia, ese.."
17-12-2025 15:06
jota jota
jota
"Textos ajenos CC2 Reconozco tu voz.Tus palabras in.."
16-12-2025 19:42
jota jota
jota
"Textos ajenos CC1 Sujeta a un instante eterno que .."
15-12-2025 22:22
jota jota
jota
"12142025 CCEn la devastadora ausencia: el diálogo .."
14-12-2025 17:27
jota jota
jota
"Reflejo ccEn tus ojos encuentro mi reflejo intacto.."
13-12-2025 18:30
jota jota
jota
"12122025 CCUn imprevisto abre grietas en el orden..."
12-12-2025 14:40
jota jota
jota
"Autorretrato CCReflejos distorsionados de falsos .."
10-12-2025 14:17
Usuarios más activos
Rodrigodeacevedo
Rodrigodea.
 
2.878 Comentarios
Jose Jesus Morales
Jose
 
1.547 Comentarios
Eratalia
Eratalia
 
1.455 Comentarios
jota jota
jota
 
1.121 Comentarios
Estela
Estela
 
1.088 Comentarios
Gregorio Tienda Delgado
Gregorio
 
1.027 Comentarios
caizán
caizán
 
527 Comentarios
Des
Des
 
446 Comentarios
juan fozara
juan
 
436 Comentarios
Observador
Observador
 
355 Comentarios
CONECTADOS
71 Usuarios registrados
13.067 Comentarios creados
1 Usuario conectado
Estadísticas
Nº Páginas Vistas

Nº Usuarios
Enlaces útiles
· Diccionario de la RAE
· Diccionario de sinónimos y antónimos
· Buscador de ideas relacionadas
· Contador de sílabas en poesía
· Diccionario de rimas
  
VAMOS A CONTAR HISTORIAS
jota jota
jota jota
13-04-2021 17:01

Mi compromiso con la soledad lo saldo con esta entrega

Más sabe el diablo por viejo, que por diablo

La soledad, la vejez y la muerte son tres jinetes silenciosos, cabalgan junto a mí en la estela invisible que tienden los años, se distinguen de otras circunstancias porque persisten en exhibir sus inflexibles argumentos con tenaz empeño y sin dar tregua muestran los dientes acerados de sus terribles y renovadas amenazas, con descaro señalan cada día lo inevitable de su presencia, de sus fuerzas invisibles y aseguran que en la paciencia y en la convicción de su condición de eventos irremediables radica su fortaleza. Yo no les temo a estos tres terribles jinetes que le causan terror a mis hijos, ellos ven los rasgos de su presencia, los estragos de sus acciones y advierten el peligro que me acecha, son en verdad temibles vistos desde el ímpetu irrefrenable del afecto y en cambio, para mí, se han convertido en tres compañeros inseparables de mi viaje.

En algún momento, hace mucho, cubrieron con su pesada, tenebrosa y dolorosa sombra mi camino y con gastadas artimañas oscurecieron las salidas honrosas a diferentes situaciones por las que atravesé y me obligaron a permanecer en el rincón del miedo, sus estudiados obstáculos me hicieron entrar en una espiral de errores y fracasos y el trayecto se convirtió en una pena interminable, que finalmente y con ayuda de Dios pude superar.

Hoy, a los ochenta años cumplidos, reconozco que en todo momento el hilo incandescente de la luz iluminó un resquicio, una hendidura por donde asomó Dios el reflejo de su nombre y me mostró generosamente las mejores opciones, pero en muchas oportunidades enceguecido por el testarudo orgullo me negué a la certeza de esas claras señales, torcí el rumbo en dirección equivocada y el mal se hizo presente, la fuerza de una implacable tormenta me azotó con saña hasta doblegar al inutil orgullo y siempre y sin falta un nuevo día iluminó los colores.

Al mirar viejas fotografías admito los estragos causados en apariencia por estos tres jinetes que me acompañan, pero es únicamente en el aspecto exterior porque el ánimo permanece intacto, a mis silenciosos jinetes, a mis amenazadores compañeros les permito ciertas licencias y les concedo la oportunidad de acercarse lo suficiente, solo para confirmar que no les temo y que no confundan mi bastón con debilidad, mi bastón es un arma genuina elaborada con la noble madera de las carencias que reconozco me sostienen.

Alguna vez, Cesar Vallejo, aquel peruano triste y atormentado, que se murió solo en París, escribió: todos mis huesos son ajenos, ¡yo tal vez los robé! Yo vine a darme lo que acaso estuvo asignado para otro...

Roberto Bolaños, el empedernido fumador chileno que se fue a morir a España, en cambio, afirmaba: que él había dejado en cada frontera que le tocó cruzar en esa obligada y desesperada huida que le impusieron las circunstancias sus propios dientes, que eran sus dientes los que marcaban la distancia con las que media las posibilidades inciertas del regreso y ahora, todos sus dientes eran ajenos.

A diferencia de estos grandes, nada me es ajeno, vivo la vida con entusiasmo y sigo adelante, descubro nuevos y diferentes horizontes en busca del verdadero propósito que se me ha asignado, pero ese propósito insiste en ocultarse y me engaña con falsos triunfos, me evade con la sagacidad de quien conoce mi futuro, pero yo he ganado en estos años paciencia y persisto en mi búsqueda.

Vivo solo, ya no quiero compartir mis asperezas, ni establecer territorios liberados, ni defender a ultranzas fronteras inciertas. En mi caso la soledad es una guerra ganada con esfuerzo y debo conservarla. Hoy me preparo para una nueva batalla en defensa de mi retiro voluntario, esta vez enfrento a mis hijos que sufren sus propias ausencias, sus lamentables pérdidas, le temen a la soledad, a la muerte y sobre todo a la culpa y por ello me quieren proteger de esos fantasmas de los que ellos huyen y que para mí son viejos compañeros conocidos, intentan ponerse a salvo del dolor y me quieren protegido en un centro de vida asistida, en una residencia para ancianos. Me conmueven sus intenciones, pero no puedo permitirlo.

Mis muchachos han ido aproximando esa idea cada vez con mayor entusiasmo a un punto de hacerla realidad, los he visto arrimando piedras amontonando arena en un intento de levantar una tapia y los he dejado correr, ganar terreno y confianza.

Hemos acordado una reunión familiar, ellos han pensado y dispuesto una intervención y convencerme de entrar voluntariamente en una casa para jubilados, han creído que apoyados en la dictadura de la mayoría pueden obligarme a claudicar, yo en cambio, me he empeñado en un almuerzo con el calor del hogar para este encuentro, ellos han querido ir a un restaurante y yo, para alentar sus ilusiones, he insistido en que visiten mi casa, que son tiempos de lluvias y a mi edad, un resfriado puede ser mortal.

Mis hijos se presentaron sin esposas y sin nietos y ese gesto confirmó mis sospechas. Los esperé con una camisa nueva y para utilizar una expresión antigua -de punta en blanco-. Con la casa ordenada y limpia más allá de mis fuerzas, la mesa dispuesta y ansiosa por recibirnos, la comida preparada y las ollas sobre las hornillas encendidas, toda la casa inundada con esos aromas familiares de sus platos preferidos, no les otorgué ni un minuto y con el pretexto de tener hambre los obligué a sentarse y yo mismo les serví porciones generosas, mientras comíamos recordamos otros almuerzos parecidos, otros tiempos, alguna que otra travesura. Bajo el peso de un argumento cierto y que ellos conocen, con la excusa de que no me gusta que se metan en mi cocina, no les permití que se movieran y me esmeré por atenderlos como siempre.

Satisfechos, inocentemente desarmados, con el estómago lleno y sin muchas posibilidades de iniciar una intervención, mientras tomamos el café y antes de cualquier iniciativa por su parte, comenté con satisfacción: que suerte de tener la salud intacta y vivir solo, si viviera en una de esas horribles casas para ancianos prostáticos no hubiera podido prepararles este almuerzo, que bueno que ustedes no han insistido en esa loca idea de de encerrarme con otros viejos desconocidos y necios.

Los despedí y sin ningún remordimiento llamé por teléfono a la señora Catalina, agradecí su buena voluntad y la sazón del banquete. Ella tiene un servicio de preparación de comidas a domicilio y limpieza de hogares, me costó dos meses de la jubilación el almuerzo, pero estoy a salvo por un tiempo de la amenaza del afecto de mis hijos, que es mucho mayor y más peligrosa que los desafíos que representan los tres jinetes silenciosos que me acompañan y no me dan tregua.

Una vez más se confirma el dicho popular: más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

Gregorio Tienda Delgado
Gregorio Tienda Delgado
13-04-2021 16:50

Pues... aquí está mi contribución para esta quincena.

LA SOLEDAD

ESA CRUEL ENFERMEDAD

Tomás estaba enfermo. Tenía ese sufrimiento que aqueja a muchos millones de personas en todo el mundo. Su cuerpo ya no soportaba tanto sufrimiento. Parecía como si le hubieran extraído todos los órganos de su interior. No entendía por qué estaba pagando un tributo que no le correspondía, pues él no había hecho nada malo a nadie. Hijo único, soltero, sus padres habían muerto y vivía solo. Y quizá su entorno y su naturaleza emocional introvertida, lo habían enclaustrado tanto física como socialmente.

Ya no era sólo la sensación de vacío como si le hubieran extraído sus entrañas. Había algo peor; su aspecto exterior. Cuando se miraba en el espejo y contemplaba la imagen que éste le devolvía, se sorprendía al observar al ser inmundo que suponía era él mismo. No quedaba nada en aquel rostro que recordara una sonrisa, no había ninguna mueca que lo alegrara. Era el rostro de la apatía extrema. Se sentía indignado con su mala suerte.

Su espalda se había curvado quizá por el peso de los años, casi todo su pelo había caído, y los pocos cabellos que le quedaban se aferraban a su cabeza con tan poca elegancia que le daban ganas de arrancarlos. Aquel terrible malestar le estaba consumiendo, y estaba perdiendo el interés por la vida. Su faz, con los ojos hundidos por la desesperación y su espesa barba descuidada, le daban un aspecto desagradable.

Recordaba cómo valoraba la vida antes de encerrarse en su casa para dejarse consumir por su mayor enemiga, que le acompañaba día y noche desde hacía algún tiempo. No encontraba la clave para redimir el infortunio que estaba viviendo. No encomendaba su mal a los médicos, porque ninguno podía ayudarle. No había medicina que redujera su inmenso padecimiento y su profunda tristeza.

Mientras esos pensamientos inundaban su mente y hacían estragos en su ya herido ánimo, su corazón comenzó a fallar. Todo se desvanecía a su alrededor. La imagen que le devolvía el espejo comenzó a ser borrosa, tenue, oscura, y se sintió satisfecho; por fin llegaba su hora. Dejaría de sufrir y el daño que le atenazaba desde hacía años, se marcharía para siempre. Le ganaba la partida, pero él ya se había rendido hacía tiempo y no quería luchar más.

Sonó el timbre de la puerta. Lo oyó como en sueños, mientras continuaba tendido en el sofá luchando por seguir respirando sin mucha ilusión. Con mucho esfuerzo, abrió los ojos. Su mente comenzó a responder. ¿Quién será? ―Se preguntó. Y entonces reaccionó. La puerta era su salvación. Al otro lado estaba la vida, su posibilidad de vencer su horrible decadencia. Se dirigió a la puerta, como impulsado por una fuerza sobrenatural. Ya respiraba con normalidad y su corazón palpitaba rápidamente. Lo sentía latir cuando se disponía a abrir la puerta que le había aislado del mundo y le había condenado a su encierro, al peor de los sufrimientos posibles, al que quita el sentido, lo anula para siempre, y no deja vivir. Cuando abrió la puerta, se encontró frente a un hombre de mediana edad, que le sonreía amablemente.
―Yo a usted no lo conozco. ―Dijo―, e intentó cerrarla. Pero el hombre habló:
―Buenos días, soy su nuevo vecino. Me llamo Pablo y quiero decirle que acabo de llegar al edificio y le ofrezco mi amistad. Si me necesita, estoy en la puerta de al lado, en el 3º 3ª.
―Gracias. ―Balbució y se asustó de su propia voz, por llevar tanto tiempo sin escucharla. Cuente con la mía. Y cerró la puerta ante la sorpresa de Pablo que no comprendía la situación ni el estado de Tomás.

La llamada y el ofrecimiento de Pablo, le hicieron abrir los ojos a la vida y tomar la determinación de luchar contra su dolencia. ¡La soledad!



Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
13-04-2021 12:50

Gracias, Gregorio. Tu aportación es la gratificación que espera, esperamos, los colaboradores de Rayuela por nuestro aporte. También garantiza la continuidad de este pequeño gran foro. Un abrazo,
miguel

Gregorio Tienda Delgado
Gregorio Tienda Delgado
12-04-2021 12:33

Cierto es que la soledad abarca un amplio espectro de situaciones emocionales, incluso se puede sentir soledad estando rodeado de gente por ser rechazado, o porque uno mismo decida aislarse, bien porque es un ser solitario, o porque quiere vivir su vida en plena libertad, libre de ataduras. Como dices en el prólogo, Rodrigo, aun no siendo autobiográfico, tu relato puede ser comparable a la historia de muchas vidas, incluida la mía, que viví lo mismo que vivió tu personaje, al llegar a una gran ciudad, con el agravante de tener que asumir un idioma desconocido para mí. Un relato extenso e intenso, con un lenguaje fluido, en prosa poética. Excelente trabajo.



Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
11-04-2021 11:43

Aquí está mi colaboración en la rediviva sección de "Vamos a contar..." sobre el tema, esta quincena, de Soledad, propuesto por nuestro decano, Gregorio. Quizás un poco largo, pero como todavía no hemos puesto normas ni límites, pues me aprovecho. Aunque os parezca un texto autobiográfico, en realidad sólo tiene algunos destellos de autobiografía, no os preocupéis.

SOLEDAD, SOLEDADES.

Un tema complejo el que se nos propone esta semana para seguir animando la "candela" literaria de Rayuela; complejo y muy rico de contenidos. Porque decir así, a bote pronto, la palabra "soledad", es decir casi nada: un término abastracto que necesita un entorno, un protagonista, una situación... Me doy un paseo por la wikipedia y quedo abrumado por la cantidad de información disponible. Ignoraba que los solitarios estuviesemos tan prolijamente acompañados.

Para empezar encuentro una clasificación básica en la que se definen cinco tipos de soledad; y eso sin matices: soledad existencial, emocional, positiva, transitoria y crónica. Vaya surtido; y yo que me creía un experto en soledades... Desde mi infancia me he tenido por una persona solitaria, con su correspondiente añadidura de falta de empatía y algo de egoísmo. La lectura del artículo que dedica la wiki al concepto de "soledad" es verdaderamente ilustrativo: amplio, conciso, lleno de referencias y, como en un paisaje abierto, lleno de sugerencias donde encontrar acomodo para la propia soledad. Y finalmente encuentras la amplia pradera llena de florecillas encantadoras, que uno identifica con su propia soledad: libertad, belleza, horizontes infinitos...

Porque la soledad no es un universo cerrado, en el que uno se aloja, o es alojado por las circunstancias, y desde el que pierde el sentido y la perspectiva de lo que se llama "vida social". Antes al contrario, en ese universo, que en principio aparece incontaminado, uno puede repasar su vida y sus experiencias, hacer balance, como se suele decir, y separar el grano, el poco grano que la vida le ha ido dejando, de la abundante paja de la que procede, incluso las pajas en el propio ojo para saber que las vigas en los ojos ajenos no me interesan.

A mi, ya en primera persona, me ha sido dado vivir distintos tipos de soledad; unas con mayor rigor que otras; algunas de difícil asunción y adaptación; unas no buscadas; las menos aceptadas con satisfacción una vez tanteados sus límites. Finalmente y por mor de la edad, todas han supuesto una experiencia enriquecedora, aunque el peaje haya sido duro. En las primeras ocasiones, soledades de juventud, no tenía clara la opción que se me presentaba para reorientar mi vida y mis objetivos, para reconocer errores de planteamiento vital; fueron situaciones imprevistas que eran parecidas, si no coincidentes, con otras anteriores producto de mi especial carácter, retraído y poco sociable.

Aquellos eternos fines de semana, recién llegado a la gran ciudad, sin conocidos ni dinero, con largos paseos interminables por las avenidas que eran un paisaje inédito para mí, o leyendo en algún parque todavía no bullicioso, han dejado un recuerdo, creo que distorsionado, de mis primeras experiencias en soledad. Y también un pequeño tabuco para mí solo, desde el que podía soñar, llorar, reir en mi soledad recién inaugurada; para mí solo.
Aquella gran ciudad abrumadora y abrumada por los recuerdos todavía en carne viva de una guerra fratricida; el miedo y la desconfianza apagaban los escasos relumbres de cultura que algunos se empeñaban en remozar. Pero la mayoría eran opacos, apagados, como si temieran que a quienes deslumbrasen fuesen enemigos acérrimos. Tal vez por eso "mi" soledad fuese una soledad poco manifestada. En cierto modo todos los de mi generación, aquellos que más o menos conscientemente vinimos a la gran ciudad en busca de no sabíamos bien el qué, compartíamos esa soledad difusa. Algunos organismos internacionales, a los que el régimen dejaba libertad dentro de rígidos limites, permitían vislumbrar en sus locales una parte pequeña de lo que pasaba fuera. Eso y los pocos libros y prensa escrita que algunos traían de sus viajes al extranjero. Y que se devoraban en la más rigurosa y controlada clandestinidad.

Fue pasando el tiempo y las ataduras se fueron aflojando. Llegaron la carrera, el trabajo, el matrimonio... esa soledad bendecida por la norma y la tradición que era, es en muchos casos y ese fue el mío, nada más que la soledad de dos en compañía. Un largo matrimonio, infructuoso salvo en la progenie, en la que la sensación de soledad se acendraba; porque además de la propia era consciente de que mi pareja también se sentía sola. Qué acumulación de frustaciones, qué almacenamiento de proyectos rotos. Sin resentimientos, sin rencores, sin atribuir responsabilidades... Toda la juventud, esa edad irrecuperable en edad y en ilusiones, derramada en años fútiles. Y sin encontrar todavía la soledad enriquecedora, esa que intuitivamente yo sabía que estaba allí, en alguna sombra de las muchas que me quedaban por iluminar.

Después el tiempo fue fluyendo, sucedían los acontecimientos, ninguno de envergadura tal que tuviese fuerza capaz de cambiar el rumbo de mi vida. La soledad se instauró en ella como un invitado no querido, aunque aceptable. Largos paseos en soledad por los amplios espacios en los que mi espíritu se expandía y hasta podía imaginar, crear, un cierto reflejo de felicidad; sesiones de cine, visitas a exposiciones, conciertos, viajes al extranjero... todo conmigo a solas. Naturalmente que me hubiese gustado tener compañía para todas esas actividades, importantes para mi desarrollo como persona y complemento esencial de esa otra parte de mi vida que es la vida laboral, donde sí he triunfado. Pero es evidente que esa compañía debía tener unas peculiaridades, una cierta sintonía con mi modo de entender esos aspectos de la vida social, ahora debo reconocer que algo elitista; y esa compañía nunca la encontré.

Y hasta aquí he llegado; aislado en mi mínimo mundo, sin apenas contacto con mis hijos, sin verdaderos amigos, sin otra vida social que la que me impone el trabajo, los negocios y sus relaciones interesadas. ¿Soy feliz viviendo esta vida anímicamente tan pobre y solitaria? Cuando a un cuerpo enfermo los dolores y el sufrimiento se le hacen ya soportables por pura costumbre, por llegar a ser parte constitutiva de su cotidianeidad ¿se le puede cuestionar si su vida sigue siendo digna de ser vivida? El valor principal de la vida es la propia vida. Vivir y aceptar sus circunstancias. Así lo veo yo, este gran solitario que se desnuda hoy ante vosotros, lectores amigos.

Ahora, asimilada y en cierto modo aceptada como irreversible mi condición de solitario, recuerdo al personaje protagonista de esa admirable novela de Hermann Hesse, "El lobo estepario", leída en mi incipiente juventud y releída en otras muchas ocasiones, a aquel H.H. que vive en feroz soledad y que se siente entre los suyos como un lobo de la estepa que se sabe peligroso en su convivencia con el resto de los hombres. Yo, desde luego, no admito para mí esos predicados de excelencia que se atribuye este "lobo" ni su influencia peligrosa, pero si admito que en cierto modo no encuentro hueco en esta sociedad a la que rechazo, sin darle ocasión a ella, a la sociedad, de rechazarme a mi; no valgo tanto.

Y a base de reflexión y hábito he de confesaros que vivo artificialmente feliz. He encontrado un truco (todo en la vida tiene su truco). Siguiendo el ejemplo del protagonista de "El lobo..." comperto mi vida en soledad, a veces, con otra Soledad que, no de forma permanente y tampoco siendo la misma Soledad, me ayuda a sobrellevar la soledad esencial y a veces hasta guisa para mí unos platos exquisitos, aunque con un tácito convenio de alejamiento después de estas aproximaciones ocasionales; no quiero hacer daños innecesarios (ni recibirlos yo ). Hay otros complementos, naturales en la vida de pareja, aunque sea esporádica, pero de eso prefiero no hablar.

Gregorio Tienda Delgado
Gregorio Tienda Delgado
08-04-2021 16:39

Gracias Rodrigo y JJ. Me siento afortunado de compartir con vosotros esta nueva etapa en Rayuela, y os aconsejo vivirla con optimismo, como hago yo, pues, el pesimismo ata los pies de la mente, obstaculiza el avance y acorta la vida. La botella, siempre medio llena.

Un abrazo, amigos.



Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
jota jota
jota jota
08-04-2021 03:53

Gracias Rodrigo por tan considerado comentario.

Mi querido Gregorio. Tienes toda la razón en cuanto al lugar equivocado en que habia colocado este texto y te concedo que debemos darle toda la visibilidad posible a un texto escrito por cuatro maravilloas manos.

No tiene tanta ventaja Gregorio, mi querido Rodrigo. La verdad es que va de primero, es cierto, pero yo también crucé hace rato por esa vereda y pasé la tenebrosa esquina de los setenta, la foto es vieja, más bien es un recuerdo que utilizo por cábala. Un abrazo y a escribir de lo que más sabemos.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
06-04-2021 12:20

"ESCAPE DESDE LAS FRONTERAS..." j.j.

J.J. amplía su registro argumental con singular maestría sea cual sea el tema que trate. En este reato, cuya acción transcurre en el nebuloso terreno de los sueños, nuestro compañero trata de dar cuerpo a la función que cumple el escritor, la de creador de sueños indestructibles. Y a fe que acierta en su diagnóstico. A mi me parece que el relato es consecuencia de algún tratamiento psicoanalista que haya sufrido el autor... o que su imaginación es tan potente tanto en sueños como en vigilia.

jota jota
jota jota
04-04-2021 18:39

Escape desde las fronteras imposibles del sueño

El guardián opuso resistencia sin utilizar armas, carecía de ellas, no le estaba permitido su uso para proteger los sueños, pero le sobraba tiempo, paciencia y mucho ingenio.

Era la primera misión que se le otorgaba y estaba completamente seguro del éxito, obtuvo el permiso luego de extravagantes peripecias y victorias consecutivas. En las pruebas se había dejado la piel y se decía que las pruebas eran más difíciles de superar que lo que tenía que enfrentar en realidad, por esa razón consideraba relativamente fácil el compromiso. Conocía el protocolo de memoria y se mantenía firme a la hora de hacerlo cumplir, está convencido que su disciplina es también su mayor fortaleza.

El cumplimiento de las tareas encomendadas requieren compromiso, su deber consiste en seguir un orden establecido de vigilancia, de esa manera evita las equivocaciones y sobre todo los errores, que vienen acompañados de graves consecuencias.

Su misión es cumplir una norma precisa y sencilla: evitar a toda costa las pesadillas. Él es un guardián de los sueños, siempre quiso serlo y esta primera misión es su mayor logro. Siente que está destinado a grandes triunfos, a convertirse en leyenda.

Debe prestar suma atención a los indicadores del sueño, al menor indicio que el durmiente presente al atravesar la antesala de ese estado especial de soñador. Es necesario vigilar el comportamiento de las imágenes, la cadena de sucesos soñados, los cambios, incluso, tener la capacidad de prever posibles y sucesivos acontecimientos para impedir esos saltos inesperados que abren las puertas a las incómodas, odiosas y terribles pesadillas, que es su deber evitar.

A esos caprichosos espejismos, a esos delirios de catástrofes inminentes que conducen inevitablemente a los equivocados caminos del pánico y cuya única meta es mostrar la tragedia, el drama del dolor.
Antes de llegar a ese punto el deber del vigilante es intervenir, impedir su desarrollo, evitar la angustia y regresar al durmiente a los apacibles sueños que permiten la placidez del descanso, las personas para enfrentar sus días con ánimo necesitan un profundo descanso y por eso son necesarios los vigilantes del sueño.

El custodio necesita prestar tanta atención al corredor del sueño, a sus síntomas, como al cambio que el durmiente sufre al trasponer las puertas de regreso a la vigilia. El vigilante de los sueños al percibir el menor indicio del despertar, al asomarse la posibilidad del regreso debe soplar con fuerza medida su aliento para borrar la intensidad de lo soñado y dejar tras un velo tamizado, en la nebulosa, en un limbo, ese mundo y mantenerlo en la frontera del olvido, pero que permanezca la sensación de maravillosas experiencias.

El vigilante recuerda vagamente los entrenamientos y aquel viejo tragador de sueños que intentó asustarlo con una extraña historia inverosímil, según el anciano, existen seres excepcionales, personas que logran soñar despiertos y pueden hacer sucumbir a los vigilantes del sueño ante la desmesura de las imágenes creadas en la vigilia.

Ansioso y expectante mantuvo el hilo del sueño del durmiente que le tocó en esta su primera misión, imágenes sencillas, retazos de innumerables posibilidades elaboradas sobre una misma línea de bagatelas. Un golpe de viento inesperado, un movimiento entre sábanas y el momentáneo y sabido regreso a la vigilia del durmiente, él sigue el protocolo y sopla con algo de prisa, quizás con mucha fuerza y el olvido se traga por completo el sueño.

El guardián aprovechó la vigilia del hombre, para iniciar un recorrido por los intersticios que dejaron otros sueños recurrentes, quería conocer las costumbres del amo que le había tocado, estar preparado, prevenido.

De improviso el descalabro, sin ningún aviso se inició la reactivación de imágenes y por un momento pensó que el hombre había regresado al sueño y él había cometido un error imperdonable, estuvo a punto de sufrir un colapso atropellado por una sucesión inaudita de acontecimientos convocados por el hombre, en un estado aterrador de exaltación.

Se aferró como pudo a la pata de una mesa, resistió el embate de esas imágenes luminosas, extravagantes, que para su sorpresa no eran producto del sueño, ya más tranquilo entendió que eran creadas en plena vigilia, convocadas a gritos y desechadas a manotazos por el hombre a quien apenas había comenzada o a servir.

El hombre dejó de caminar en círculos, de repetir frases entre dientes, se acercó a una mesa y escribió. Durante horas describe con palabras certeras las ideas que imagina y logra que brillen sobre la página en blanco.

Para su sorpresa le había tocado en suerte, en su primera misión, ese personaje que tanto temía el viejo tragador de sueños y con acierto recordó las palabras del maestro: estos soñadores especiales se llaman escritores, para sobrevivir deberás crear imágenes aún más potentes y maravillosas dentro de sus sueños, ellos recrean sobre el papel de manera única los destellos que logren recordar de tus visiones y serás entonces imprescindible, más que un vigilante de sueños te convertirás en compañero de aventuras.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
01-04-2021 10:35

Mi querido Gregorio: Juegas con ventaja. Creo que tan sólo tú y yo conocemos el tema, al menos por razones de edad. El resto son aficionados que aspirar a llegar a...viejos.
Un abrazote, abuelo.

<< Respuestas anteriores Respuestas siguientes >>
2025 Topforo.com | Aviso legal | Uso de cookies | Hacer foros | Foros Arte y Cultura(Cine,TV,..)