Bueno, nos libramos de; "la fin del mundo", por lo tanto tenemos 10 días para comer y beber pantagruelícamente y 30 para volver a la realidad,
qué casuamente coincidirá con los carnavales - nada es casual - Por eso les deseo, me deseo, lo mejor: TRATEN DE SER FSLICES.
Castelo
23-12-2012 22:11
Igualmente, Miguel; y a todos los demás amigos y compañeros de Rayuela.....
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Rodrigodeacevedo
21-12-2012 20:19
Queridos amigos: Pasaba por aquí (en realidad paso casi todos los días aunque me quedo poco) y quería felicitaros a tod@s estas fiestas. !MUY FELICES NAVIDADES Y UN 2013 QUE YA VENGA NORMALITO! Son mis mayores y mejores deseos. Y espero, como ya he dicho a Grego por privado, reincorporarme a toda pastilla en ese dichoso año nuevo, que resulta ser el mismo casi siempre, solo que todos un año más viejos. Un abrazo, amig@s míos y hasta pronto.
Gregorio Tienda Delgado
21-12-2012 01:21
Queridos amigos y amigas.
Ante la escasa participación, y las fiestas que se avecinan, he decidido posponer la próxima etapa del taller, hasta pasado el día de Reyes.
Felices Navidades y mis mejores deseos para 2013. Para tods/as
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Gregorio Tienda Delgado
13-12-2012 01:01
Compañeros, compañeras, 2 días para publicar textos. El día 15, comenzamos con los comentarios.
Saludos.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Castelo
12-12-2012 21:33
MUNDO AL REVÉS
Padre
- Hoy es un gran día. No puedo ni explicar el orgullo que siento, pero esto hay que celebrarlo. Ah, si el bueno de mi padre viese esto; Mi hijo, si, mi hijo a terminado su carrera ¡Ja! ¡Lo conseguimos, viejo. Por fin triunfa alguien de la familia. Y abogado, que se dice pronto. Mi chico, si, el hijo de Pepe el fontanero, y ahí le tienes, con el mundo a sus pies. Ha costado, claro que ha costado. La de chapuzas que habré tenido que hacer para pagarle las matriculas y todo lo demás, pero como yo le decía: No te preocupes por eso, hijo, tu sigue estudiando, y deja a tu padre que trabaje, que no sabe hacer otra cosa. Ya me lo compensarás cuando te vea ganarte la vida de traje, como un señor, cobrando una pasta por minuta. Aprovecha el tiempo y esfuérzate, que merecerá la pena, ya verás.
Le costo sus años, claro. Tiene que ser una carrera muy difícil. Menudos libracos traía a casa el chaval. Pero mira, tardó su tiempo pero ya la tiene. Ahora sólo le queda buscar un buen bufete, o donde trabajen estos, y a triunfar. Le queda una vida por delante, sin tener que machacarse las manos para ir tirando, como yo. Él piensa que soy un tozudo, pero gracias a mi insistencia lo logró, si señor. Pues no estoy orgulloso ni nada. Esto no tiene precio. Ya estoy deseando llegar al bar para contarlo.
Hijo
- Bueno, ya esta. Licenciado en derecho, ya puede estar contento el cabezón de mi viejo. Ahora empieza lo bueno. ¡Hala! a buscar curro. A perder otros cuantos añitos más de mi vida, si señor; porqué claro,él insistirá en que busque de lo mío. Ya, de lo mío, “señor letrado”. Pero si das una patada y aparecen treinta abogados, joder, y mejores que yo mil veces; o al menos vocacionales, porque, para que negarlo, nunca me gustó esta mierda. Tantas leyes y tanta pantomima en la que no creo. Que esa es otra. ¡Anda que no tengo amigos que viven de p-u-t-a madre burlando esas mismas leyes que yo estudié! Esos si que triunfan. Y otros. Casi todos mis colegas del barrio se ganan la vida de una u otra forma, joder. El que no está de camarero está de camello, o repartiendo churros, o en la obra, o yo que sé. Pero no, yo a pedir a mi papá cada vez que quiero fumar, o salir, o f-o-l-l-a-r… ¿pero que mierda de futuro es este? ¡Pero si ya casi tengo treinta años y aún no he ganado un euro propio en mi vida, c-o-ñ-o!
Si al menos tuviese un oficio, como mi padre…
Gregorio Tienda Delgado
05-12-2012 17:41
ESTELA Y JUAN CARLOS.
Estela y Juan Carlos, vivían en el mismo edificio con sus familias. Allí crecieron, fueron al mismo colegio, y siempre fueron muy buenos amigos. Congeniaban muy bien y se querían como si fueran hermanos. Siempre estaban juntos; jugando, en el colegio y haciendo los deberes. Así fue transcurriendo el tiempo, hasta que se les despertó la libido, y ya no se veían como hermanos, sino con ojos de deseo. Sus juegos cambiaron y su cariño también. Se prometieron amor eterno, y hace un año se independizaron, viven juntos y son muy felices.
Estela tiene la mesa preparada en el salón. Unos amigos vienen a comer. La ventana da al parque ajardinado y se ve el cielo azul radiante. Estela espera un niño. Después del café, decide dar la noticia. ¡Había tenido tantas ganas de decirlo, porque sabía que Juan Carlos lo deseaba! Él mira por la ventana hacia el cielo azul, como dando gracias, la abraza y sonríe contento. No están casados, pero no importa. Lo importante es que se quieren. Juan Carlos está riendo feliz, la coge y la eleva con sus fuertes brazos. Es todo tan bonito que le parece estar viviendo un sueño. Estela sonríe. Al verla sonreír tan feliz, ha comprendido que ese niño es deseado por los dos y les va a hacer muy felices. Juan Carlos la abraza y pone la palma de su mano sobre el vientre de Estela. Está tan alegre como si le hubiera tocado la lotería, y le dice: me has hecho el hombre más feliz del mundo. Vamos a ser muy felices los tres.
Juan Carlos está algo celoso porque después, cuando nazca, el niño va a requerir más atención, pero eso es todo, lo acepta de buena gana. Sabe que ese bebé es parte de sí mismo y quiere cuidarlo con todo su amor.
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Estela y Juan Carlos, vivían en el mismo edificio con sus familias. Allí crecieron, se relacionaban, pero nunca fueron buenos amigos. No congeniaban bien y se enfadaban con frecuencia. Pero, siempre estaban juntos, porque eran vecinos, iban al mismo colegio, y ambas familias salían juntas los fines de semana. Así fue transcurriendo el tiempo, hasta que se les despertó la libido, y empezaron a verse con ojos de deseo. Y en contra del más lógico razonamiento, que hubiera sido continuar con sus discrepancias, sus desacuerdos, empezaron a salir, y creyendo estar enamorados, hace un año se independizaron, viven juntos, pero no son felices.
Estela tiene la mesa preparada en el salón. Unos amigos vienen a comer. La ventana, da al parque ajardinado y se ve el cielo azul radiante. Estela espera un niño. Después del café, decide dar la noticia, con mucho miedo a la reacción de Juan Carlos. Él mira por la ventana que da al callejón trasero, a los cubos de basura, y a una tapia llena de pintadas obscenas. ¿Qué es lo que te divierte tanto, desgraciada? ―Le ha dicho, cuando se han marchado los amigos y ya no le pueden oír.
Menuda lotería me ha tocado, me cago en... Soy el hombre más desdichado del mundo. Maldita suerte la mía. Ahora mismo vamos a una clínica para que te saquen ese... niño, y luego no quiero volver a verte. ¡No quiero volver a verte, ramera, más que ramera, que eres capaz de decir que ese niño es mío, y eso no te lo voy a permitir! ¿Me entiendes? Eso no, no me haré cargo ni de ti ni de tu bastardo. La ha golpeado hasta que ha caído al suelo y ahí indefensa, ha seguido golpeándola. Luego, se ha marchado.
Ensangrentada, con cortes y moratones, ha conseguido llegar al hospital. ¡Todo era tan bonito! Como si fuera parte de un sueño...
¡Estela ya no tendrá un bebé!
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Gregorio Tienda Delgado
05-12-2012 01:10
Amigos escritores. 5 excelentes trabajos en esta etapa. Vamos progresando mucho en calidad.
Gracias por vuestra colaboración y vuestros valiosos comentarios en general. Gracias por los que mi relato se refieren.
Comenzamos con un nuevo tema. Miren la propuesta, arriba en el inicio.
Saludos.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Gregorio Tienda Delgado
27-11-2012 01:05
Compañeros, compañeras, 2 días para publicar textos. El día 28, comenzamos con los comentarios.
Saludos.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Slictik Alonsoquijano
25-11-2012 12:56
LA LLAVE
Al subir al coche me asalta una sensación rara. Me dirijo a la puerta y compruebo que está cerrada. ¿Con dos vueltas de llave? Miro en el bolsillo derecho de mi pantalón… Nada. Hago lo mismo con el izquierdo y comienzo a ponerme nervioso. Rebusco en la cazadora… Regreso al coche y comienzo una búsqueda exhaustiva. Los asientos, el suelo, el salpicadero. .. Nada. Decido que se hace tarde. Tomo asiento, me coloco el cinturón de seguridad y arranco. Mientras recorro las calles sumergidas en una espesa niebla no dejo de pensar. ¿Dónde está la llave? ¿Dentro de la casa? No puede ser. Vivo solo, estoy solo, no tengo familia, no tengo amigos. No puedo dejar una llave de repuesto a nadie. No puedo dejar una copia en uno de los tiestos de la entrada. No me fio. Asaltan casas, secuestran familias, roban…Estoy a las afueras. Tomo la carretera comarcal hacia el trabajo. La niebla es cada vez más espesa. Enciendo los faros antiniebla. Ahora tengo que llamar a los bomberos o a un cerrajero. Es una pasta gansa. Cambio de cerradura. Creo que voy a alquilar una habitación. Si puede ser a una chica joven. No voy a estar solo, voy a tener una llave de repuesto por si pasa algo. Tal vez la chica y yo…
Estoy delirando. Un fuerte sentimiento de cólera se apodera de mí. ¿No puedo ser una persona normal? Maldigo en voz alta… y vuelvo a maldecir. Enciendo el equipo, pongo el pendrive. Escucho una canción. Mad world de Gary Jules. Suena en la escena final de Donnie Darko. En ella el protagonista se mueve en bicicleta, a cámara lenta. Todos los futuros posibles elegidos son peores que el de su muerte. La secuencia, con la música de Gary es impresionante. Me siento raro. No puedo evitarlo.
El tiempo transcurre. Conduzco con mucha precaución, aferrado al volante, la vista clavada en la niebla. Vuelvo a maldecir. Sin poder evitarlo golpeo el volante con los dos puños cerrados. El coche hace un extraño. Veo salir de la niebla los dos ojos del demonio. Es otro coche que viene en dirección contraria. Vamos a chocar. Doy un volantazo. Ruidos extraños. Adiós coche. Aprieto el freno a fondo. Pongo el freno de mano. Salgo rápido del coche. No veo nada. Me miro las manos. No consigo vérmelas. Me preocupo hasta que me hago consciente de que estoy llorando. Abro el maletero. Cojo la linterna. La enciendo. Miro las cuatro ruedas. Las dos delanteras están incrustadas en una zanja. Me subo al coche, arranco, meto marcha atrás. Con cuidado voy bajando el acelerador. Nada. Repito la maniobra una y otra vez. Me encolerizo. Aprieto a fondo el acelerador. El motor ruge. Nada. Me doy por vencido.
Llamo a la grúa. La operadora es un robot, no comprende mi problema. Lo sentimos, la grúa más cercana no está disponible. ¿Cuánto tengo que esperar? No lo sé, una hora, tal vez más. Necesito su número de móvil. Se lo doy. Desconecto. Llego tarde a trabajar. Tal como están los tiempos…Llamo al trabajo. Explico mi situación. Cuelgo. Estoy cada vez más nervioso. Me reclino en el asiento. Pongo la radio. Saco la libreta y el bolígrafo del bolsillo de la camisa. Escribo. Me viene bien para calmar la mente. Una ciudad. Sucede algo extraño. La gente ya no se fía de nadie. No se atreven a cruzar un paso de cebra si hay coches cerca. Caminan por las aceras, tensos, como esperando el ataque de alguien. Nadie se fía de nadie. La ciudad es un caos, una selva. Ahora comprenden que sin la mínima confianza en el prójimo no se puede vivir.
Dejo de escribir. Estoy angustiado. ¿Y si el señor de la grúa decide que hoy no sale, que no quiere correr riesgos? Me embuto en el chaleco reflectante. Camino hacia la carretera con la linterna encendida. No veo nada. Camino por la cuneta, no hay arcén, voy y vengo, vengo y voy. Si todo va mal, al menos puedo llamar a la policía. ¿Y si está ocurriendo algo imprevisto? Puedo regresar a pie. ¿Cuántos kilómetros? No lo sé. Transcurre el tiempo. Me quedo de pie, sin moverme, paralizado. Y espero…y espero… y espero.