(Del gr. οὐ, no, y τόπος, lugar: lugar que no existe).
1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Eratalia
05-09-2015 22:15
Sosiéguese usted, mi buen Don Rodrigo, que no llega la sangre al río. Aquí van mis dos.
DESESPERACIÓN
1. f. Pérdida total de la esperanza.
2. f. Alteración extrema del ánimo causada por cólera, despecho o enojo.
3. f. Persona o cosa que provoca esas emociones.
SOSIEGO
1. m. Quietud, tranquilidad, serenidad.
Con rimas y a lo loco
Rodrigodeacevedo
05-09-2015 20:53
¡Jó, que zuzto, Doña Eratalia! He visto sólo la palabra "DESESPERACIÓN" y he pensado en lo peor. Usted me disculpará.
Mis palabras (eran dos per cápita, creo recordar ¿no?):
ABOLENGO.
(De abuelo).
1. m. Ascendencia de abuelos o antepasados.
2. m. Ascendencia ilustre.
3. m. Lugar de donde se es oriundo; nacionalidad, filiación étnica o biológica.
SALTERIO.
(Del lat. psalterĭum, y este del gr. ψαλτήριον
1. m. Libro canónico del Antiguo Testamento, que contiene las alabanzas de Dios, de su santa ley y del varón justo, particularmente de Jesucristo, que es el primer argumento de este libro. Consta de 150 salmos, de los cuales el mayor número fue compuesto por David.
2. m. Libro de coro que contiene solo los salmos.
3. m. Parte del breviario que contiene las horas canónicas de toda la semana, menos las lecciones y oraciones.
4. (Por constar de 150 oraciones, igual que son 150 los salmos del libro canónico). m. rosario (‖ rezo).
5. m. Instrumento musical que consiste en una caja prismática de madera, más estrecha por la parte superior, donde está abierta, y sobre la cual se extienden muchas hileras de cuerdas metálicas que se tocan con un macillo, con un plectro, con uñas de marfil o con las de las manos.
Y mientras llega el resto de palabras ¿algún relatito para que Adolfo no se aburra?
Jose Jesus Morales
04-09-2015 21:05
El domingo finaliza el tiempo y se abren otros quince días para publicar un texto cargado de nosotros mismos
Próxima fecha: Desde el lunes 07 y hasta el 20 de septiembre.
Intento huir de los acontecimientos, escapar de los enfrentamientos a donde la vida me conduce, me empeño en esa empresa sin éxito y me desgasto en gestos desesperados de desaliento.
Intento opciones sin esperanza, con cierta ligereza opto por huidas geográficas, pero en este mundo globalizado imágenes atroces me persiguen, lentamente regreso al punto de partida con mayor desaliento.
Inevitablemente me encuentro en ese pequeño espacio de tiempo en donde el dolor se hace insoportable, no tengo maneras de escapar, no hay cueva, ni gruta en donde pueda esconderme, aislarme, para no ver el inmenso daño, las heridas abiertas que dejan estos vacíos, luego de las explosiones.
Me niego a aceptar que la fraternidad sea una palabra vacía, sin contenido, un eco, una consigna histórica nada más, pero la brutal realidad señala esta verdad y no tengo argumentos capaces de rebatir el sin sentido de la palabra, que ya ni siquiera podemos enarbolar como bandera posible.
No logro entender mi propia raza, a mis congéneres, mis iguales, su grotesco empeño en completar la destrucción de monumentos antiguos, en donde se representa el esfuerzo y el genio del hombre.
Que célula oscura nos domina, que cromosoma, cual pervertido átomo escondido en la sangre nos gobierna, nos vapulea e impulsa en esta corriente destructora, logra desenmascarar nuestro verdadero carácter, desencadenando los demonios que hemos estado ocultando, evadiendo.
Me persigue la imagen de un cuerpo sin vida, decapitado, un marasmo, un guiñapo colgado en una columna, es la misma columna que en otro tiempo cuando su cabeza estaba sobre sus hombros estudió y admiró su belleza. Su nombre es uno más en la lista interminable de nombres que se han perdido en el tiempo, desvanecido con el polvo del desierto.
Cientos huyen, miles escapan, millones intentan cruzar las fronteras, muchos morirán en el intento, otros serán devueltos a su propio horror, no todos tendrán éxito. En esos rostros está tatuada la barbarie, un rayo de esperanza brilla oculto entre esos ojos desorbitados de espanto, la esperanza se encubre en un grito de auxilio.
En este cielo colapsado de estupor la palabra desmembrado es un disparo ante mis ojos atónitos. Desmembrados los cuerpos, desmembradas las familias, desmembradas las estructuras con siglos de esfuerzo y tesón.
En un artículo leo:
Los islamistas venden las estatuas y todo cuanto reviste algún valor histórico a los distribuidores internacionales, obtienen cantidades enormes de dinero por estas reliquias para seguir financiando la guerra, y luego dinamitan los templos antiguos para disimular la evidencia del saqueo.
Difiero de la conclusión:
Ante la historia y ante el mundo la justificación que esgrimen los yihadistas es un ardid religioso “los templos son un insulto para los musulmanes”
Para mí; esta destrucción obedece a la dictadura del mercado, de las reglas dictadas por oferta y la demanda, la destrucción permite que suban los precios de las reliquias y no me queda ninguna duda:
Son responsables de esta barbaridad los que venden para financiar la guerra y también quienes compran y atesoran estas piedras bañadas en sangre.
En algún momento un rayo de ira me consumió, me dominó la violencia, me encegueció el rencor, la rabia gobernó la razón, la furia me arrebató en un torbellino de delirios y me ensañé también contra algún inocente. Yo también soy responsable, ese instante es el germen de este odio que se expande.
Finalmente, perdida la esperanza y sintiéndome culpable, camino a encontrarme con esa oscuridad que me persigue y que intenté evitar.
¡Fuerzas Cósmicas! ¡Extraterrestres! ¡Dios!
No tengan clemencia. Dennos un poco más de tiempo, que lo lograremos, estoy convencido que podemos hacerlo, con un poco más de tiempo y sin mayores esfuerzos lograremos destruirnos completa y absolutamente.
Rodrigodeacevedo
30-08-2015 13:06
Dedicado a mis amigos de Rayuela, con el mejor humosr del mundo, y a todos los que esto leyeren y comprendieren (lo cual no es fácil.)
EL LADRON QUE CAMBIO MI VIDA
Antes yo era muy pobre. Sólo mis ojos eran brillantes. Y los vendí a buen precio en el mercado de Ámsterdam. Claro que me quedé ciego. Pero una noche –sabía que era de noche por el ruido característico de los pasos al marchar bajo la lluvia- una noche, decía…
-Perdone, caballero, soy un ladrón, tengo hambre y he de robarle.
Lo grotesco de la situación me hizo reír histéricamente.
Mi carcajada le dejó confuso. El objeto cilíndrico y duro que sentí clavarse en mi riñón izquierdo –sabía que era el izquierdo, pues me extirparon el derecho hace años- se retiró de inmediato y yo respiré aliviado.
Con voz de trueno grité al desconocido y, para mí, invisible ladrón:
- ¿Pero que especie de espantapájaros eres, mi querido ladrón? Estas no son maneras de robar, hombre de Dios. ¿No ves que cualquiera te podría vapulear? A ver, enséñame tu pistola.
-Perdone otra vez, caballero, la torpeza de mi gesto. He tratado de asustarle con un grifo de mi casa. Los tiempos no dan para más.
La luna proyectaba su sombra agridulce sobre los quicios de las puertas . Lo sabía porque hacía vibrar los delgados barrotes de las jaulas de los canarios. Era una luna con mucho carácter aquella.
Mi ladrón aún no se había percatado de mi invidencia. Yo tampoco, pues con mis gafas de sol no podía apreciar el vacío de mis cuencas. Así que decidí aprovechar esos momentos de incertidumbre.
- Bueno, querido amigo. Me decías que tienes hambre, ¿verdad?. Yo también. Invítame a cenar y hablaremos de negocios. Yo siempre he sido un hombre de negocios y he dado mucho dinero a ganar a mis colaboradores.
-Pero si estoy sin un euro; llevo tres días en los que apenas tomo bocado. Algún resto en las casas de comida de confianza…
-Bien. Esos son los mejores comienzos. Vamos aquí al lado, a “El Cardenal Rumano”. Allí te podrán fiar si vienes conmigo.
Yo sabía, a pesar de mi ceguera, que era muy arriesgada la ligereza de mi oferta, pero sentía a mi ladroncito temblar como un ombligo de mujer anhelante ante un extracto de cuenta corriente con seis ceros a la ¿derecha? ¿izquierda? (lógicas dudas a consecuencia de ser ciego) y ¿qué otra cosa podía hacer?.
Llegamos a “El Camello Boloñés”, una especie de gruta de ladrones, pero con una excelente oferta gastronómica, y nos dispusimos a compartir mesa y mantel. Hablamos. Hablamos mucho; tanto que caí varias veces en una especie de marasmo, entre plato y plato, cuando el ladrón que me iba a cambiar la vida, me hacía reconocer el gran egoísmo que suponía ser ciego.
Pero cuando mi pequeño ladrón (“mon p’tit voleur” me pidió que le llamase, aunque en realidad su nombre era Aurelio) se percató de mi ceguera rompió a llorar. Lo supe por el sonido a vidrios rotos de sus lágrimas al caer sobre el plato.
Fue tal su conmiseración por mi estado que me ofreció, sin posibilidad de negativa, que participase en los beneficios de su profesión de ladrón. Yo tuve que insistir que no, que para dos no daba la cosa.
- Bueno, pues tú te quedas con todo y me ayudas cuando puedas.
Estaba a punto de partírseme el corazón por tanta generosidad cuando recordé que tampoco tenía corazón: lo había donado a un tío mío muy rico, muy rico, cuando enfermó de diabetes.
Y entonces se me hizo la luz. Recordé, sin necesidad de ninguna mnemotecnia, que mi tío, antes de morir, me hizo heredero universal de todos sus bienes, incluso de su cabaña zulú. Luego yo era rico, inmensamente rico por parte de tío. Abracé al ladronzuelo que había sido la causa de que recordase mi venturoso cambio de suerte y, saliendo los dos eufóricos de “El rinoceronte feliz”, iniciamos una grotesca danza, como de grullas borrachas, y una relación de fraternidad que dura hasta hoy.
Rodrigodeacevedo
23-08-2015 11:55
Sinteticemos, pues ya hay material:
Lo grotesco de la "gruta" es la ligereza con la que permite vapulear al otro con la excusa de su marasmo, ignorando todo gesto de fraternidad.
Eratalia
22-08-2015 17:25
Estaba en el fondo de la gruta, vapuleado y con aspecto grotesco. Con ligereza le ofreció su mano en un gesto de fraternidad, queriéndolo rescatar del marasmo en que se encontraba.
Con rimas y a lo loco
Gregorio Tienda Delgado
22-08-2015 14:56
Fraternidad, es un gesto, no grotesco, que nos conduce con ligereza, sin vapulear a nadie como en tiempos de la gruta, a un estado de empatía, hermandad y convivencia, evitando por todos los medios, el marasmo.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.