Madrid 12 de julio 2013
Licenciada
Auristela Fernández de Moran
Ciudad.
Por medio de la presente me dirijo a usted a fin de informarle, que hemos recibido en la D.D.D.D. (Dirección de Documentos Diferidos del Directorio) el Oficio que le otorga a Auristela Fernández de Moran el beneficio de la jubilación.
Me permito señalar, que a nuestra Dirección se remiten únicamente los documentos que presentan alguna incongruencia, por lo tanto, deben ser revisados concienzudamente y si es el caso, iniciar todo tipo de investigaciones que permitan resolver las inconsistencias lo más pronto posible. Somos nosotros quienes damos el visto bueno para ejecutar la orden del Directorio.
Es importante mencionar, que en esta Dirección de la Administración Pública se realizan las tareas en estricto cumplimiento de las normas establecidas, se siguen los protocolos y se actúa de manera inmediata, con buena voluntad, empeño y celo, estamos decididos a eliminar en lo posible trámites burocráticos engorrosos y las subsecuentes demoras, que invariablemente, conspiran en detrimento y perjuicio de los abnegados funcionarios del Estado.
Como es de su conocimiento, el beneficio de la jubilación por servicios prestados, le corresponde a quien demuestre haber trabajado treinta y cinco años ininterrumpidos en la Administración Pública y podrá disfrutar de ese beneficio, desde el mismo momento que se le otorgue y hasta que muera. La muerte, ese suceso inevitable, ocurrirá en cualquier momento, no tenemos ninguna duda al respecto, depende, eso sí, de su edad, del deterioro de su salud, del maltrato que el pobre cuerpo ha sufrido en el transcurso de los años y por supuesto, de los designios de Dios.
Debo destacar, que en algunas oportunidades hemos observado alarmados, con sorpresa, que Dios, con ayuda de los médicos, a alargado la vida de algunos funcionarios a límites extraordinarios, fuera de las estadísticas, con el consabido gasto imprevisto en el presupuesto, de allí se deriva nuestro celo en revisar cuidadosamente cada resolución del Directorio, ya que existen personas inescrupulosas dispuestas a estafar al Estado, con el subsecuente perjuicio para quienes realmente lo merecen. En esta Dirección estamos convencidos, que esas abominables acciones terminarán por matar -la gallina de los huevos de oro- que es para muchos el Estado y finalmente, esos actos de corrupción, tienden inevitablemente a eliminar para todos los funcionarios públicos los privilegios que otorga Estado, haciendo innecesarias nuestras funciones, lo que nos dejaría irremediablemente en la calle, sin ningún beneficio.
Esta preocupación nuestra por defender los intereses del Estado y de los trabajadores honrados, estimulan la mala fe de los desalmados, que nunca faltan, con su consabida maledicencia y se nos acusa, perversamente, de retrasar el pago de la jubilación en espera de que el beneficiario se muera, esa acusación se repite con frecuencia y es utilizada por los enemigos del Estado con el fin desacreditar y debilitar la institucionalidad, esa acusación, por lo demás falsa, nos parece un exabrupto, puedo asegurarle, que retrasar el pago de la jubilación está totalmente fuera de nuestra competencia y la muerte, es un delicado asunto reservado únicamente a Dios.
Debe usted saber: que en nuestros archivos aparece como Auristela Fernández de Moran, lo que indica, que en algún momento y por razones que únicamente a usted le conciernen, se casó con Don Juan Moran, adquiriendo el estatus legal de mujer casada y como tal, ingresó a la Administración Pública, pero es el caso, que al firmar la solicitud del beneficio de jubilación, usted utilizó por motivos futiles el nombre de Auristela Fernández, eliminando del todo y para siempre al insufrible Moran, quizás, es también muy posible, motivada por la alegría de su recién adquirida libertad del yugo que representó el señor Moran en su momento y que hoy, seguramente, se encuentra arrepentida de los años perdidos al lado del mequetrefe, no quiere perder un segundo de ser nuevamente Auristela Fernández, mujer libre de hacer lo que le plazca en su carácter de divorciada.
En esta Dirección no cuestionamos sus decisiones, y mucho menos, somos capaces de adivinar sus motivos, pero apoyados en la experiencia se nos ocurren algunas ideas, hacemos algunas inferencias, nos acercamos a ciertas conjeturas, pero nada comparado con su propia realidad. Al solicitar su jubilación como Auristela Fernández y no, como Auristela Fernández de Moran, genera un vacío de personalidad jurídica, una confusión de identidad, que pone en duda su solicitud y por lo tanto, se cuestiona el merecimiento de la jubilación, se sospecha que, usted puede ser otra de las muchas personas que intentan meter las manos de manera inescrupulosa en las arcas del Estado, con la falsa creencia de que el Estado no vigila, no supervisa, no ejerce los debidos controles, termina por desatender su responsabilidad y no cuida los recursos de la Nación y los contribuyentes.
Ante esta duda nuestra, por demás razonable, le rogamos que lo antes posible, demuestre, que quien fuera en su oportunidad, Auristela Fernández de Moran, casada, empleada de la Administración Pública, se convirtió por puro gusto y placer en Auristela Fernández, divorciada, cambiando su estatus legal. Debo hacer hincapié en el hecho, de que al tomar la decisión de divorciarse, impulsada sabe Dios porqué intereses mezquinos, o atendiendo a las razones y justificaciones que en su momento le parecieron válidas, y que usted únicamente conoce, cambió su condición, dejó de ser Auristela Fernández de Moran, para convertirse en Auristela Fernández, cambió su estatus legal ante los poderes públicos correspondientes y permaneció trabajando en la Administración Pública sin mencionar su nueva condición legal, de divorciada, en la Oficinas de Recursos Humanos.
Hoy, Auristela Fernández y antes, Auristela Fernández de Moran, son la misma persona que afirma merecer el beneficio de la jubilación por haber cumplido treinta y cinco años ininterrumpidos desempeñando las tareas propias de su cargo y usted pretende, que hagamos la vista gorda ante un hecho consumado del cual no tenemos ninguna información.
Este cambio de estatus legal que realizó, según su mejor saber y entender, lo hizo sin tomarnos en cuenta, sin dar información alguna, ni siquiera, tuvo la delicadeza de enviarnos una mala copia de los documentos del cambio de estatus, esta actuación, por lo demás irresponsable de su parte, es la que hoy impide que usted reciba el beneficio de la jubilación, es esa acción imprudente y no, una treta del Estado, como muchos afirman, para no cumplir con los acuerdos de las convenciones laborales, lo que impide que se le otorgue de inmediato el beneficio de la jubilación con el pago correspondiente de su salario.
Al ingresar en la Administración Pública se le entregó un documento, en ese documento se explican todos los protocolos y pasos que debe seguir ante cada eventualidad, pero sin temor a equivocarme, traspapeló esos folios y su valiosa información sin darle ninguna importancia, animada, como es natural, por el primer salario recibido y correr a gastarlo de inmediato en cualquier artículo que la moda imponía en ese momento, puedo asegurarle, por pura experiencia, que hoy en día, el primer salario lo utilizan las jóvenes que ingresan a la Administración Pública para una operación de mamas y cambiar con satisfacción la talla del sostén.
Ahora bien; si usted es quien dice ser, merece el beneficio que solicita y esta Dirección no lo negará y nosotros estamos dispuestos a ayudarla, siempre y cuando, cumpla con un sencillo trámite, el cual sugerimos haga cuanto antes.
Debe enviar a la D.D.D.D. un original certificado y legalizado ante Notario Público, que establezca su verdadera identidad. Este documento en cuestión, debe estar firmado además del Notario, por cuatro testigos, que afirmen conocerla como Auristela Fernández, divorciada, que puedan demostrar que alguna vez fue Auristela Fernández de Moran y que ambas son la misma persona, que trabaja en la Administración Pública.
Al consignar este documento en nuestra Dirección se hará la investigación pertinente con los testigos firmantes y en el lapso de una semana, luego de concluida nuestras pesquisas y asegurarnos, que Auristela Fernández de Moran es la misma persona, que Auristela Fernández, quien trabaja en la Administración Pública desde hace más de treinta y cinco años, usted podrá disfrutar del pago de su jubilación y gastarlo en lo que mejor le parezca.
Sin más a que hacer referencia
Atentamente,
José Morales
D.D.D.D.D.
Director de la Dirección de Documentos Diferidos del Directorio