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jota jota
jota jota
12-09-2020 16:33

El peso de una cobardía

En el cielo navegan sin rumbo, a la deriva, los jirones grises y violetas del velamen desprendido de un barco, que derrotado, zozobra en las aguas de un mar desconocido. Los restos de trapo despiden solidarios a un sol, que finalizado su ciclo, se marcha de este cielo de agosto agotada su vitalidad de las primeras horas. El cielo amenazó durante el día lluvias y mantuvo el simulacro de aguacero hasta la última hora, para finalmente borrar la tarde con vientos apacibles y despedir el día y su precario balance sin lloviznas, sin garúas.

En el último instante el sol se resiste a su destino de sombra, niega la oscuridad a la que el destino lo condena cada tarde y lanza un soplo de fuego para incendiar al desprevenido cielo, que sobresalta en oros de intensos rojos y matizados ocres el final de una dulce tarde. Una brocha enorme los difumina en el horizonte, borra el azul y deja este espectáculo de colores y de luz. En un instante, con esta intensidad de última hora, el cielo se confabula para iluminar con estos fogonazos el recuerdo de otra tarde que él había encerrado en el olvido.

Otro incendio lo consume, otro furor, otros desastres, otros arrebatos lo arrastraron al borde de un abismo en donde a pesar del tiempo transcurrido permanece, se mantiene en un equilibrio inestable, dudoso. Persiste en continuar obstinadamente en pie, le falta valor para romper definitivamente con el hilo que lo ata a la pesada rutina de sus días.

Intransigente, la memoria repite aquella acción suya, o sería más acertado decir: su inacción, su pasmo, su falta de carácter, su inmovilidad, de la que está totalmente arrepentido. Pero el arrepentimiento no le devuelve el consuelo y el odioso recuerdo se convierte en juez y jurado y verdugo y fiscal acusador y le señala su reprochable acto de cobardía. Intenta escapar por algún recodo de la memoria, se interna en los recovecos del olvido, pero tenaz y persistente el recuerdo se queda y lo lastima.

Su conducta de ayer rebota sin hacer ruido en la memoria o en la sangre, quizás en ambas, no lo puede distinguir con certeza, lo que sí puede asegurar es que su conducta rígida e inamovible, a pesar del tiempo transcurrido, pesa un mundo. Él soporta calladamente esta carga sin atreverse a compartirla con nadie, el peso de su cobardía le impide avanzar, es un estorbo inflexible parecido a una sentencia irrevocable, silenciosa, cruel, como la fatalidad del papel que le tocó jugar en un evento al cual era completamente ajeno, pero paralizado de miedo presenció aterrorizado.

Busca una hendidura, una fisura, una tenue línea de luz que le permita iluminar la esperanza, pero fracasa y se refugia una vez más en el silencio, no es capaz de mirarse en los espejos para no ver el rostro de la culpa y la vergüenza.

jota jota
jota jota
08-09-2020 19:59

Gracias por el regalo de esos magnificos acordes, al oirlos nos olvidamos de los problemas menores que nos aturden y viajamos al sublime mundo de la perfeccion, al singular espectáculo de mirar el río correr, sin otra ambición que seguir apacible curso.

Estamos entonces en la sintonía del surrealismo. Uno de los detalles interesantes del libro de Zoe Valdez es el paralelismo de la vida de la pintora y de la escritora en diferentes tiempos se cruzan las persecusiones y los odios. Una de las cosas que más me gustó es la afirmaciñón de la pintora Varo, cuando aclara, - Yo no soy surrealista-. -Yo Vivo intensamente el surrealismo, todos los actos de mi vida son surrealistas-.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
08-09-2020 19:33

Rebuscando en la casi infalible memoria del ordenador he encontrado esta antigua reflexión, fechada en el año 2009. Dios mío, qué estremecimiento produce el paso del tiempo. Aquí os la dejo junto a la música de ese último valedor del tango, Piazzola.

REFLEXION AL ATARDECER (23-01-2009)

A veces -sólo a veces, dijo el poeta- el magma que es la vida se vuelve nauseabundo, turbio, insoportable. Y entonces -a veces, solo a veces- una conjunción de varias de las muchas cosas hermosas que esa misma vida, pero en limpio y transparente, nos ofrece, se aparecen frente a uno.

Y uno saca la cabeza de esos miasmas, eleva la mirada al cielo y lo ve de nuevo azul, con hermosas aves que trazan hermosas geometrías. Y en esos inasibles vuelos reencuentra la poesía. Y todo vuelve a adquirir la ingenuidad de lo recién nacido.

Entonces, uno con el alma abierta de par en par, quiere compartir esa epifanía gozosa con los otros, con todos los demás, propios y ajenos.

Puede que ya en frío esa conjunción de cosas hermosas que han producido el milagro de ese renacer no merezca tal difusión; son tan sólo unas notas musicales y una reproducción cinematográfica en la que una bella mujer, haciendo latir y vivir una guitarra, representa ese imaginado vuelo de las imaginadas aves trazando los pentagramas por los que le llega a uno su renacer. Ella es Nadia Kossinskaja.

La música lustral, el Oblivion, de Astor Piazzola. Que lo disfrutéis.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
08-09-2020 19:27

El revés de los dados.J.J.

Si no me falla la memoria este relato ya lo leí hace algún tiempo. Pero ello no impide que lo haya vuelto a saborear con todos los matices de negro que su extraordinaria redacción nos ofrece. Violencia, pasión, odio y rencor; y como denominador común sexo, el motor de lo más elemental del ser humano. Un magnífico regalo. Gracias y sigue al pie del cañón.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
08-09-2020 19:19

Mi querido J.J.: Cuánto agradezco tu recuerdo y tu recomendación. De Zoé Valdés he leído algo, no recuerdo qué, y me parece una autora muy interesante. Por esa época también recuerdo haber conocido la obra de Dulce María Loinaz, excelsa poeta. Y de Remedios Varo... qué voy a decirte que no sea admirativo. Utilizo algunas veces las reproducciones de sus obras que permite google para ilustrar algunos de mis trabajos. Surrealista depurada, situada en la parcela más mística del surrealismo como no podía ser otra cosa la esposa de uno de los poetas surrealistas más significativos: Benjamín Peret que podía escribir versos tan maravillados como estos:
"Rosa de ópalo de la mañana
y a través de tus ojos me despierto".

Nos traes un retablo verdaderamente admirable.

jota jota
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02-09-2020 16:24

El revés de los dados

Lobo camina con paso gastado sobre esta noche nubosa y sin luna, atraviesa de memoria por calles estrechas, esconde la lumbre del cigarrillo encendido en el hueco de su mano, la navaja automática de acero afilado en uno de sus bolsillos y sus intenciones en el fondo de la mirada. No se permite una sonrisa, una alegría. Su pensamiento desborda resentimiento, rabia. Un odio espeso le enturbia el futuro, ensucia las mañanas y le come el hígado.

La cabeza en alto, la mirada al acecho, siempre escondiendo el cigarrillo en el hueco de la mano, le da una intensa chupada sin detenerse, sin cambiar de paso, pegado a las paredes, bajo los interrumpidos aleros de los edificios.

Conoce perfectamente el camino y su destino. A esta hora Cristóbal Valenzuela festeja su efímera victoria en el El Castillo de Aragón, ese bar oscuro que frecuenta. Se le calienta la sangre en las venas, el corazón bombea con fuerza rencor, siente que se asfixia al recordar a su enemigo, pero no se detiene ni cambia el paso, inhala con más fuerza el humo caliente de su cigarrillo y lo expulsa lentamente, saca todo el humo de los pulmones, pero el veneno del encono muerde el costado en donde guarda la navaja.

Sabe que a esta hora la Andaluza, la canalla, acompaña a Cristóbal Valenzuela, ebria de placer se deja manosear y con labios encendidos, dientes amarillos de nicotina, lengua de víbora y aliento de alcohol barato se entrega con besos desesperados al capricho de la ocasión, de la oportunidad que le ofrece Cristóbal Valenzuela.

Valenzuela conquistó a todos con sus modales, con su acento extranjero, con sus historias de naufragios y derrotas vistas en el cristal opaco de un destino incierto y con la actitud indiferente con la que acepta triunfos y fracasos, ese gesto de desprecio que no puede olvidar, cuando la otra noche, los dados tropezaron contra la esquina de la mesa y le voltearon el triunfo que aseguraba de antemano sobre el tapete verde y Cristóbal Valenzuela con su aire superior tomó el dinero y sostuvo a la Andaluza de la cintura.

Inmóvil como un espantapájaros espera en las sombras, en el silencio, con el pulgar sobre el botón de la automática, el acero y la muerte en espera.

Valenzuela sale del Bar y camina en dirección contraria, Lobo le da alcance y con la torpe cobardía que lo acompaña lo acuchilla una y otra vez, hasta que las piernas abandonan a Cristóbal Valenzuela que tropieza contra el asfalto, contra la muerte. Con la misma actitud indiferente con la que acepta los triunfos, los fracasos, Cristóbal Valenzuela abraza la muerte como abrazó ayer a la Andaluza.

jota jota
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30-08-2020 02:08

Tu aportación puede ser como bien dices cualquier cosa, absurdo, surrealismo, pensamientos desilvanados en el encierro obligado de la pandemia, cada quien lo toma como quiere, pero es magnifica esa imagen de un árbol que intenta levantarse con todo y sus pájaros, a pesar de los enormes impedimentos.

En estos días tuve la oportunidad de leer un librom de Zoe Valdez titulado La cazadora de astros. Zoe valdez es cubana y en la novela escribe sobre la pintora Remedios Varo, quien es surrealista, quizás te interese leer, sobre esa pintora catalana y mirar sus pinturas, estoy convenciudo que te puede interesar, pareciera que los actos de la vida de Remedios Varo son absolutamente surrealistas, tanto como sus pinturas.

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
29-08-2020 20:56

Y en espera del regreso de la Musa (qué poca formalidad tienen estos artistas...) recupero de los viejos archivos un texto que trató de ser en su día una a modo de incursión en el teatro del absurdo. Absurdo, sin sentido, surreal... lo que queráis pero es mi aportación al sobrellevar la pandemia.

MORIR DE RISA
(Pequeña comedia en tres golpes de tambor)

Nada hay tan bello como el gesto de una página en blanco
(De “Lamiendo lamiendo”. Gerardo Diego)

1.- DESCRIPCIÓN DEL DECORADO
En el mármol veteado sobre el que yace el árbol
se acumulan pájaros piadores que recitan sus últimos versos
Del árbol se siguen desprendiendo piadosamente
las hojas doradas de las palabras caídas
Al fondo el mar circunspecto y trémulo
acariciado por las galanuras de la noche no invitada
Es la fiesta cabizbaja sin oropeles ajados
es la fiesta trasladada desde lejanas Venecias sin encanto

2.- ARGUMENTO Y PERSONAJES
Acontece la tristeza y nadie limpia las babas que como llanto
se desprenden de los irisados vidrios de las botellas de Chianti
A lo lejos cánticos como de ángeles o ungulados hervíboros
repican estremeciendo los pastos que agonizan
Ya no hay sol en las alturas
y en la tierra se perdieron los últimos hombres de buena voluntad
Es la fiesta cabizbaja y hay que guardar respetuoso silencio
Todavía desde algún caballete de pintores olvidados
pueden arrojarse al vacío frondas a medio pintar
Rojos frutos anunciarán entonces la llegada del asombro
y ángeles sobre caballos desbocados
iluminarán la escena saliendo desde el proscenio
Ángeles-hombre que reivindicarán su derecho al holocausto
es la norma de la Historia que prescinde de los dioses

3.- CRISIS FINAL
Cansadamente con gestos pudibundos
el árbol agonizante sobre el mármol veteado
tratará de alzar su copa para brindar con los pájaros
Qué triste es la fiesta de la tristeza sin oropeles ajados
He de cambiar antes que todo se acabe
mi vieja alma cansina recuperando su última y absurda risa
Esperaré la llegada de los próximos jilgueros
y apoyado en sus trinos o en sus alas me alejaré
me alejaré para siempre de estos desiertos sin alegría
Como Ulises ensordecido llegaré hasta algún hotel descarnado
donde las piadosas Circe de servicio
me inmolarán hasta que muera de risa...

Rodrigodeacevedo
Rodrigodeacevedo
29-08-2020 20:51

SANACIÓN. EL OLOR DEL MIEDO O DE LA DICHA. UN TALISMÁN ÚNICO.
Relatos de J.J.

Como un imparable tren cargado de ideas y de palabras nuestro compañero nos inunda con esos textos, pequeños prodigios literarios, que a la vez que consolidan a Rayuela como foco de buena literatura, nos dejan testimonio del cada día más depurado estilo e imaginación del autor, nuestro querido J.J. Una pequeña reseña de cada uno de los textos:

SANACIÓN.- Una incursión en el mundo del erotismo, infrecuente en la narrativa de J.J., pero que destila delicadeza y un buen conocimiento de ciertas prácticas de esa campo. Pasar de la astrología a la quiropráctica y de las cartas astrales al encuentro carnal más satisfactorio tiene su aquel. Bravo, J.J. por estas incursiones en jardines tan placenteros.

EL OLOR DEL MIEDO O DE LA DICHA.- Entresaco una preciosa frase de este relato de rebeldía juvenil y de emepcinamiento para desmontar normas y atavismos rigurosos que hace de un líder un patético muñeco roto. Generalmente es el trasfondo de muchas actitudes heroicas: “-déjame darte un abrazo, no para espantar tu pena, sino para compartirla”.

UN TALISMAN ÚNICO.- Un relato que se aproxima al reslimo mágico que tantas buenas letras nos dejó a los lectores en castellano. Un sueño fundido en realidad tangible que acaba con un despertar violento y alucinado. La práctica del tatuaje deja aquí de ser una frivilidad para tener entidad psíquica propia.

Y esperemos no faltar a las citas que, de forma anómica, nos van dejando compañía y amistad.

jota jota
jota jota
29-08-2020 15:23

Un talismán único

Camina sobre oscuras arenas volcánicas, siente bajo sus pies los restos de ásperos incendios anteriores a ella. La profunda voz del mar repite con insistencia una advertencia, pero ella persiste en llegar sola hasta el final.

Intenta apartar el miedo creciente, la menguada luna de esta noche ilumina un pensamiento siniestro y en el pecho revienta de golpe el galope de un caballo desbocado y la vida se le va al garete. Por un instante se hunde en una insólita noche y las luces de sus entendederas se apagan en un guiño momentáneo. Un rayo silencioso señala el punto final a su vida de bergante.

No esperaba el asalto de las sombras tan temprano, ella apenas amanece a la vida y siente en este latigazo inesperado la hora cumplida, la temida señal del estigma de estar viva. Le sobreviene un suspiro que cree el último, se entrega a su destino, con el fatalismo de saber que su vida está inconclusa. Para su asombro, con cierta dificultad recobra el sosiego y retoma su camino.

Su vida está escrita sobre las aguas en un idioma que desconoce, pero que intuye en el hondo sonido que guardan los caracoles y que ella recoge para escucharlos con atención. Es el eco de las profundidades guardado en el laberinto de la concha, en ese sonido primitivo encuentra la calma, pero no descubre el sentido de su destino, que es lo que busca en esta noche de desconcierto.

El constante regreso sin raíces es el sino que doblega su espíritu y la obliga a comenzar de nuevo en un punto distinto, con una intensidad diferente. Sus huellas son borradas por olas tercas que dejan una estela de olvido, pero las huellas que le preceden y que ella sigue desde hace rato, se mantienen intactas, brillan bajo la luz de una luna incierta que a ratos se esconde entre espesas nubes cómplices.

En la oscuridad de esta noche no se atreve a mirar el horizonte, sus ojos permanecen fijos sobre las huellas que sigue y le dan la seguridad de no estar sola, de no estar perdida. La playa se acaba y desaparecen las huellas. Una piedra enorme, como una montaña, interrumpe su paso, antes de entrar en pánico sus ojos tropiezan con una cueva y desde el fondo de la gruta un fuego tímido la invita a entrar.

Frente al fuego, en cuclillas y descalzo, un hombre con marcados rasgos de indio americano. Fornido. Cubierto de pieles, luce, además de sus abalorios, un tocado de dos plumas. Ella las identifica de inmediato: una pluma es de águila y la otra de búho. Sabe que está frente a la inteligencia y al coraje y se acerca en silencio sin apartar los ojos del fuego.
Reconoce al fabulador de sus sueños, su asombro es mayúsculo. Con el dedo índice el personaje marca un punto sobre la tierra y de inmediato se expande en un círculo abismal, que engulle la fogata y al mismo fabulista. Ella se encuentra al borde de ese precipicio sin fondo, el círculo sigue expandiéndose y amenaza con tragarla, el miedo la paraliza, está a punto de caer, pero una araña teje desesperadamente una red que impide su caída.

Salta de la cama impulsada por su propio grito, que la obliga a despertar. Esa misma mañana, sin poder olvidar el sueño, entra con decisión al taller de un artista y expone su espalda al dolor de agujas entintadas, sacrifica su inmaculada piel de espuma de leche y se hace tatuar un atrapa sueños.

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