01132024 -95-

Busco la huella
que dejaron tus dientes
en aquella apagada oscuridad
cuando perdí los gatos
y el camino.
Busco la huella de mi sombra
cuando se batieron
tus alas de ángel
en un cielo dormido.

01122024 -92-

Aparece de una vez
en este cielo
y colorea la mañana
de naranja y rojo.

Derrite este viernes,
hazlo de acero líquido
para el recuerdo
de mi mala memoria.

Borra de una vez estas calles
en donde triunfa la miseria.

01112024 -92-

Me busco en los espejos
y no me encuentro.

Las voces no me nombran:
ni las dulces, ni las recias,
tampoco las que niegan.

Estoy ausente de la palabra,
de los números, de los signos.

No sumo, ni resto, ni permuto
y la ilusión de la alegría
la invento cada día.

01102024 -96-

Mis manos
te buscan
a la desesperada,
para llenar este vacío
metido entre las uñas.

01092024 -96-

Apenas amanece
amarro las manos,
amordazo
por cuenta propia
las palabras,
me muerdo la lengua
para no atropellarme
cuando aparezcas.
Intento el silencio
para salvarme.

01082024 -96-

Soy esta historia
de conveniencias,
una crónica repetida
y sus variantes.
El vertice asomado del hilo
entre amores y odios.
Soy la sangre cruzada,
torrente que se despeña
en los abismos
acariciando piedras.
También, la memoria confusa
de dioses y demonios.
Las cuerdas templadas
en acordé de sal.
Soy este soplo,
aliento de flauta,
punta de pedernal,
-herida-.
Este dolor sin asombro.

01072024 -96-

Insiste la llamada en su urgencia, el sonido rebota en las paredes y llega intacto a la cocina, quedan a medias las tareas y me apresuro a responder, a suprimir el chocante clamor del inquieto teléfono. Por un instante se interrumpen las demandas, se suspenden las exigencias inmediatas.
En el momento en que tu voz resuena detrás del aparato y rompe el silencio, el acto vital de respirar se detiene. Es real el peligro de la asfixia. Tu voz, esa huella grabada en mi memoria, que hoy viaja temprano desde las antiguas ciudades que descubres con asombro, desde esas ciudades que me son desconocidas y que cuentan otras historias, diferentes a las nuestras.
Se espesa la sangre en las venas y el corazón pierde su ritmo de tambor y salta a destiempo desaforado, se repite la asfixia, el ahogo que me ataca cada vez que apareces frente a mis ojos y que intento controlar sin éxito. Guardo silencio para oír tu voz, complacido.
En el momento de responder, se atropellan las palabras, se enredan en la torpe lengua, se rompe el hilo del pensamiento al oírte, y a sabiendas de la distancia, del tiempo que nos separa, apenas puedo decir antes que finalices la llamada: -nos vemos-. Y en esas dos palabras resumo lo que no pude decirte, la carga de la ansiedad que me produce tu ausencia viajera.

01062024 -96-

Al iniciar el día
me declaro vencido
y hago un alto imprevisto.
Escribo una nota apresurada,
sin claves ni códigos secretos,
palabras sencillas, sin artificios,
autenticas, genuinas,
que permanecen intactas
contra el veneno del tiempo.
Mi nota inocente
se cuela en satélites espias,
cruza por horas distintas
y llega a tus manos
al final de tu día.
Guardo en secreto,
en una esquina oculta
de mi memoria
Y no lo escribo
por miedo,
o por verguenza:
que te pienso sin tregua.

01042024

El mañana se sostiene
en el reflejo apagado
del pasado.
Vagas Imágenes
vistas en un espejo
fragmentado,
distorsionado,
apenas iluminado
con el cabo de una vela.
Certezas turbias.
-Definitivas-.
Sostienen nuestros pasos
a la incertidumbre.

01032024

En mi balanza se equilibran
la gravedad de la carga
y su inquietud.

El agobio de tu nombre
gravita en los espacios vacíos
y distorsiona peso y volumen.

Tiene valor específico
en mi balanza
la carga de tus huesos
y el vendaval que los doblega.

En esta balanza mía
igualo la importancia
de los ríos y los mares
con la sangre que fluye
en el estricto cause
de tus venas y arterias
sin desbordarse.

Y con todo el lastre
de mi interior desasosiego,
nivelo los días con tus cabellos.
Ajusto el peso de las noches
con tu piel de trigo
y con las sábanas limpias
que nos cubren.