Tu noche terminó. llegó el relevo.
Entre los campos sangrientos
el sol llegó
para iluminar esta cruenta batalla
de pasiones imposibles.
La fuerza de mi historia,
de mis temores enmascarados
en contra de tu inocencia,
de la dulzura
de una despedida inesperada
que me deja libre
a orillas de un abismo.

He empezado por el tercer verso antes el final pues los dos últimos ya se han escrito en el poema anterior.

Mi alegría, contra nubes oscuras
como molinos de viento, gigantes
que oponen con obstinada mesura
sueños ajenos a mi vivir galante.

Nacen mis días como rosas puras
Amor me espera nuevo y brillante
para ofrecer a mi pasión ventura,
mi "carpe diem" de caballero andante.

Mi brazo ofrece antiguas galanuras
a damas que gusten amor bastante,
cálidos besos en calleja oscura,
champán y ardor de un pasajero amante´

Si entre mis brazos naces al nuevo día
y con mis caricias vibras de nuevo,
mi máscara, prudente, mirarías:

advertirte muy gentilmente debo,
seguir mi amor vana imprudencia sería,
tu noche terminó. Llegó el relevo.

Gracias Des, siempre lo tengo presente, aunque a veces las circunstancias no colaboren para que pueda participar. Intentaré no perder la asiduidad. Un abrazo

Ana, me alegra mucho que hayas vuelto a Conexión Poética , te echaba de menos .
Era , no sé como estás y por supuesto que respeto tu momento , pero añoramos tus rimas y sobre todo a ti .

Regálame alguna de tus esperanzas
o precisamente
esa que guardas con celo,
que ocultas
a ojos indiscretos,
para vencer mis fantasmas del tiempo
y será mi estandarte,
mi alegría contra nubes oscuras.
Entre los campos sangrientos
una batalla ganada al desaliento.

Para vencer los fantasmas del miedo
no basta con lo visible
lo previsible.

Contempla posibilidades
mira otros ojos
rompe a llorar
da las gracias
sonríe
Y si no es suficiente ...
regálame alguna de tus esperanzas.

Chelín Sanjuan.Sus pinturas vencen los fantasmas del miedo.

Papel que esparce el viento,
que la suave y tibia brisa
de una tarde de abril
me trajo con tu nombre,
y fueron las vocales caminos
cerrados y oscuros,
las consonantes encrucijadas
de puntas aceradas,
y a cada paso grité tu nombre
como un conjuro
para vencer los fantasmas del miedo.

Una batalla ganada al desaliento,
a las noches sin estrellas,
a los desiertos sin vientos.

Una batalla ganada con palabras,
armas incruentas y bellas
hechas de fuego y alientos.

Poemas como nubes de tormenta
que amenazan con centellas
pero dejan aguas claras
en los páramos sedientos.

Poesia como mirada de dioses,
bálsamo o suave doncella,
ave que la paz llevara
hasta los campos sangrientos.

Apuremos los cálidos momentos,
las jóvenes alas tal centellas
escribiendo sobre nubes,
papel que esparce el viento.

Unamos nuestra alegría disfrutando de estas horas
aunque tengamos que desafiar a los más oscuros designios,
a la más poderosa de las maldiciones.
Nuestra risa espantará a los fantasmas desvaídos de la noche.
Ellos solo se alimentan de sollozos
de palabras muertas.
Levantemos la bandera de nuestra alegría
como un trofeo
como una batalla ganada al desaliento.

(Hoy me encuentro cavafiano y pessoano, todo al mismo tiempo. De ahí esta deposición.)

Igual que muere la tarde
en los dorados ocasos
cromáticas decadencias
que recuerdan a Bizancio.

Desvaídos, tus cabellos
entre los rojos y cárdenos
de esas brumas y destellos,
son como mantos cesáreos.

Disueltos en el no ser
de la noche que aún no llega
ardiendo en los rosicler
proclamemos nuestra entrega.

Muchacha de Alejandría
ofrécete en áurea copa
unamos nuestra alegría
disfrutando de estas horas.