Aproximación a la voz CC
Para Keva

V
La voz es luz en el silencio.
Brecha en la espesura.
Singular y única en el asombro.

Aproximación a la voz CC
Para Keva

IV
La voz es mágica y humana:
Descubre el mundo.
Describe invisibles emociones
Desata el testarudo nudo.

Aproximación a la voz CC
Para Keva

III
Me precede la voz.
Retumba sonora la palabra:
tono, timbre, rango y escala.
En ellos Dios me reconoce.

Aproximación a la voz CC
Para Keva

II
Vibrante es el verbo eterno.
Divino don, inigualable,
que en su infinito amor
Dios me otorga.

Aproximación a la voz CC
Para Keva

I
La voz. Tu voz.
Intensidad de luz
en el rigor y en el amor.
Un día como hoy
trascendió al más nunca
y dejó en nuestros corazones
su vibración eterna.

Diosas prohibidas CC

Sin otras credenciales que mi curiosidad y el impulso irrefrenable de la intensidad de mis deseos, en diferentes oportunidades intenté entrar al Olimpo. Por falta de identidad fui rechazado por guardianes enormes que impidieron mi acceso sin contemplaciones.
El día que cumplí dieciocho años me presenté y finalmente logré traspasar las puertas que antes se negaron con insistencia. El temor ante lo desconocido y la ignorancia de los códigos de conducta me mantuvieron arrinconado contemplando lo que ocurría a mi alrededor. Con mirada ansiosa estudié esas diosas semidesnudas, que pacientes esperaban mi decisión y estaban dispuestas a dejarme en cueros contra el sol. Empujado por el deseo busqué y conseguí a quien supuse Artemisa, con rostro de luna y cuerpo de arco tensado.

El Triunfo CC

La imagen del triunfo la encarna un hombre que aparece radiante en la pantalla. Sus gestos calculados, su voz modulada con precisión, su porte erguido: todo en él cautiva, pero nada es natural, es el resultado de una laboriosa y extenuante tarea de representación frente al espejo.
El traje impecable que viste logra destellos fulgurantes con la ayuda de los reflectores, y es esa imagen ensayada hasta el agotamiento, lo que repite como triunfo el lente de las cámaras, que siguen fascinadas cada uno de sus movimientos. El gesto que parece espontáneo, la medida justa de la sonrisa, la seguridad en el tono de la voz, es la suma del éxito, y por un momento, frente a las luces y las cámaras, él mismo acepta esa imagen como cierta. Es impresionante la afinidad que logra con la audiencia y el grado de convencimiento que su discurso rimbombante imprime.
Yo me reconozco en los fracasos y quise conocer su secreto. En un intento de acercarme al éxito lo seguí cuando las luces se apagaron y las cámaras ya no repitieron su imagen. Seguí en silencio su figura por calles desconocidas y el triunfo se diluyó con las sombras, perdió la postura erguida y caminó sobre las calles con indolencia, igual que todos nosotros cuando volvemos descompuestos del trabajo.
Entró a una casa modesta llena de silencios, caminó en la oscuridad hasta la pieza, encendió las luces. Lo vi colgar con sumo cuidado la imagen de sus triunfos y tirarse sobre la cama, a mirar como el techo y la vida se le vienen encima.
Permití que la tristeza me rodeara y sufrí un poco por ese desconocido que triunfa y se muere de pena solo,
En esa hora entendí que su éxito consiste en la infinita capacidad de representar el triunfo. Comprendí que todos vivimos bajo los términos del fracaso, que nuestra muerte es cosa decidida, que el triunfo es humo y ficción. Descifré la dimensión del éxito, el sentido de la vida, que no es otro que vivir cada paso con alegría, y superar la muerte cada día.

Juego de intrigas CC

Me senté frente al cuestionario con toda la intención de fallar en esa prueba; me aseguré de equivocarme en todas las respuestas. Yo jugaba a la exclusión automática y, aun así, fui el único elegido para el Proyecto. Entendí muy tarde que el formulario que rellené era una excusa, una mera formalidad, un falso requisito para obligarme a participar en un proyecto peligroso. En el juego de los principios: la inclusión de los mejores, es solo una fórmula para encubrir decisiones tomadas de antemano.
Me obligaron a participar en una partida amañada, donde otros juegan con mejores cartas que las mías. Esta partida la llevo perdida y la juego apostándolo todo contra el destino.

Es la última que escribí. Gracias por tus comentarios, siempre ayudan a seguir adelante.

Esta es la fórmula que utilizo y así puedes reconocerlos

08312025
08 agosto
31 día del mes
2025 año

Con algo de suerte,
seré recuerdo.
Escaparé por rendijas del olvido.
Estaré en la punta de tu lengua.
Y alguna vez
me verás en los espejos.

Espléndido, Jota. Este tipo de poesía tuya, que no sabría definir ni clasificar, me parece extraordinario. Ignoro la fecha de su redacción, pero si es actual -o en el momento que fuese- evidencia una madurez radiante.

Mi frugal participación, reiteración abusiva de viejos pliegos. Poesía de postrimerías, pudiera ser.

EPÍLOGO

El ojo ciego de la luna
blanca pupila sin alma
hace eco al pabilo agonizante
que crea sombras chinescas
en la pared desconchada.

Muere el día como un ave fénix
que mañana tendrá su nuevo canto de gallo
Temblorosas las sombras danzan
en un periplo de muerte
sobra la pared ultrajada
Recurrente totendanz que terminará en el alba.

Antes
mientras la luna dormía
las dentelladas del sol
sobre la roca
arrancaban efímeros diamantes
-luz peregrina-
y mi sombra era aún oscura y densa.

Tiñe ya el granate turbio
las nubes grises
La luna se disuelve
en un hálito como babas
y las piedras de la torre
en su parva eternidad
amenazan el descuido de mis pasos

Busco mi sombra perdida
mi último atributo de hombre
soy/somos objetos extraños
expulsados del organismo perfecto.
Las plañideras recorren
insutiles
el camino a mi calvario

La blanca luz grasienta de la luna
macera los riscos graníticos
mañana serán arena
donde se marcarán mis huellas
fundiéndome en su eternidad