Sin haber logrado una salida honrosa de la encrucijada en la que lo habían empujado fuerzas desconocidas, sin poder esconderse aparece en esta esquina crucificada, a la que finalmente llegó arrastrando los pasos y tras una cadena de errores y caprichosas circunstancias desatinadas.
Sin un atisbo siquiera de solución a esa pesada interrogante que lo consume, tiene que mantenerse en la calle, no puede, ni debe acercarse a su casa hasta haber logrado una respuesta verdadera, que acabe con la incertidumbre, con las dudas. Necesita con urgencia encontrar un resquicio que le permita solventar con decoro este momento que le tocó en suerte, o simplemente resignarse a desaparecer.
Pasada la medianoche sin remedio, debe atravesar esta avenida, en donde convergen los conflictos que han desencadenado una ruptura inequívoca, este lugar es el mismo que estuvo evadiendo durante toda la tarde, pero es la hora de la venganza y justamente ahora debe atravesarla, se sonríe con tristeza, resignado. Confía nuevamente en el azar, que lo ha estrado evadiendo desde que se desencadenaron los acontecimientos que lo tienen acorralado, sin poder masticar otra cosa que miedo, un miedo legítimo y natural ante la necesidad de sobrevivir, a esta hora ya no toma ninguna precaución, ha decidido entregarse al juego que le impongan los imponderables y cruza, los semáforos están apagados, sabe que es temerario cruzar la calle, el peligro está allí y aparece sin avisar y se abalanza a una velocidad de vértigo y ya no es posible correr, saltar evadir el peligro convertido en herida brutal.
De la noche a la mañana y sin ninguna intención se había convertido en crítico, sus opiniones dadas a un reducido grupo de amigos las habían grabado y colocado en las redes sociales y se habían transformado en banderas, eran ahora insignias repetidas en todas partes, sus opiniones se habían viralizado y eran del conocimiento público, quizás porque eran las mismas opiniones de la mayoría encendieron las luces y la sangre crecieron y se hicieron señales de fuego.
Este hombre antes anónimo era ahora mencionado por su nombre en todas las esquinas, se repetían insistentemente sus apreciaciones convertidas ahora en consignas a través de los celulares, es precisamente la consistencia, la solidez de sus palabras, su honradez, lo que ha permitido la conexión con todos los sectores sociales y paradójicamente son también sus palabras las que lo empujan al sacrificio.
Las mafias han quedado expuestas y corren grave peligro, necesitan que el culpable pague por asumir libertades que no están permitidas.
Yo tomo una sopa caliente con el celular en la mano, me he colocado una servilleta a modo de babero, no quiero manchar la camisa y al verlo en ese intento de cruzar la calle, lo reconozco enseguida, envío un mensaje en cadena que se replicará hasta agotarse las baterías y salgo del restaurante dando voces, gritando su nombre emocionado.
Se detiene sorprendido, se detiene también por un momento glorioso la maquinaria de las mafias. Desde todas las calles con linternas y gritando sus palabras grupos de muchachos viene a abrazarlo, lo levantan en brazos y vamos a una plaza, improvisadamente se inicia la gran campaña de los indignados, que se ha tomado las plazas en todas las ciudades.
Eratalia
31-01-2015 13:53
Como no es justo ni necesario que Rodrigo se quede sin proponer palabra y viendo con alegría que nos van a sobrar proponedores, yo borro una mía y me guardo la inefabilidad para la quincena próxima.
Con rimas y a lo loco
Gregorio Tienda Delgado
31-01-2015 13:36
babucha
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Rodrigodeacevedo
31-01-2015 11:09
Como hemos quedado (o así he creído entender porque la propuesta la he hecho yo) que tenemos hasta el próximo 13 de febrero, viernes por peor seña, para proponer palabras dejo la que queda pendiente por si alguno le apetece ponerla; por ejemplo Doncel, gozosamente recién reaparecido. Hay que ser considerado con los que vuelven, que se sientan necesarios.
Y respecto a la queja insinuada del compañero J.J. respecto a la estabilidad de su puesto de coordinador de este hilo, que quede tranquilo. Su labor es encomiable, su atención inmejorable y yo... estoy muy contento de que siga él. Un abrazo, amigo y a seguir animando la cosa.
Estela
30-01-2015 23:41
TRANVÍA
Propongo solo una, por si quieren sumarse otros amigos en la propuesta de palabras.
Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar
Eratalia
30-01-2015 23:09
Mis palabras: Desidia
Con rimas y a lo loco
Jose Jesus Morales
30-01-2015 22:39
Palabras propuestas para este ciclo que se inicia de textos quincenales en este hilo:
Retomar
Indiscreto
Jose Jesus Morales
30-01-2015 22:37
Aquí la cosa ha quedado así, según lo que entendí.
Hasta esta semana que culmina el 1 de febrero los textos son semanales a partir del próximo lunes tenemos oportunidad para escribir y publicar durante dos semanas incluyendo los comentarios.
Se propondrán siete palabras y el mínimo a utilizar en el texto son seis palabras.
Se Pueden proponer dos palabras por persona, a partir del viernes de la segunda semana yo tomo las propuestas, si sobran elimino las mías y si faltan las completo.
Esta semana que finaliza el 1 de febrero es la última semana de textos semanales, quienes no hemos publicado todavía nos quedan dos días.
Rodrigodeacevedo
30-01-2015 20:38
A pesar que ya indiqué mi oposición a utilizar en Rayuela las palabras para los relatos que se propongan en RdeT, como excepción, en esta ocasión (que además ha sido al contrario, se han utilizado allí las que propusimos aquí) por no desairar a mi amigo J.J. las utilizaré en mi cuentecillo. Además, el que he publicado en RdeT era un refrito de uno viejo que ya se publicó aquí. A ver qué me sale.
AQUELLOS TIEMPOS PASADOS
Verdaderamente aquella avenida parecía un babero que absorbiese todas las inmundicias que la ciudad pretendía arrojar al mar. Unía el centro histórico, degradándose de día en día, con el puerto, terminando -único punto brillante- en un hermoso mirador sobre las dársenas cuajadas de mástiles y vetustos barcos de pesca. El calificativo de babero viene justificado porque tanto el centro de la ciudad como el puerto, por tradición, eran lugares que hervían de locales de no muy limpia reputación; ahora esos locales han ido sembrando, sin solución de continuidad, los laterales del nuevo bulevar. Muchos fuimos críticos con esa especie de costurón urbano, por lo que tenía de desnaturalizador de la esencia de la ciudad milenaria. El anterior tejido metropolitano estaba cuajado de pequeñas callejuelas, plazas recoletas y rincones en los que todavía podían oírse algunos rezos vespertinos procedentes de los escasos conventos de monjas que aún quedaban. Ahora todo aquel conjunto había sido partido en dos, sin ilación ni referencias: las voraces máquinas no cesaron de masticar casas, árboles, pavimentos de piedra (con lo que cuestan hacerlos de nuevo, señor...) Aquel centro urbano tenía su impronta, que ahora con el crecimiento de vértigo de la ciudad (todas las ciudades portuarias de aquella costa se veían afectadas por el mismo mal) había desaparecido, relegado como mucho a guías turísticas obsoletas; ya ningún forastero en contraría el Horno de la Blasa, en la Plaza de las Adoratrices, por la sencilla razón de que había sido engullido por la transformación viaria.
Y el Horno de la Blasa era un referente de la vieja ciudad. La Plaza de las Adoratrices; la recuerdo como patio de juegos de mi niñez. Ahora ninguna de las dos existen, ni la plaza ni mi niñez. En las escasas ocasiones en las que vuelvo a mi ciudad me siento extraño; veo a la familia, paso a saludar a algún amigo o pariente lejano, gestiono las cuatro cosas que quedan del patrimonio de los míos y regreso a “la otra ciudad”, la enorme, la despersonalizada, la que, sin embargo, es referente de crecimiento que utilizan los insensibles, descerebrados y prepotentes gestores de “la cosa pública”.
Si de mí dependiese esta avenida arrogante y espuria sería un vertedero para arrojar al mar a todos los responsables de ese destrozo de tantos pasados, de tantas sensibilidades, que encontrábamos en las viejas piedras el sentido generatriz de nuestras vidas.
Me voy a pasar por un antiguo bar (perdón: taberna) de los pocos que van quedando, junto a la Ronda del Marqués. Allí, en mis tiempos de estudiante solía acabar muchos fines de semana rompiendo el prestigio familiar con unas borracheras épicas. Pero Eutiquio, el dueño, viejo amigo y compañero de farras de mi abuelo materno, nos recogía, nos espabilaba y nos reponía los ajados blasones. Parecía mentira que un Lópes de la Encina acabase de aquellas torpes maneras, borracho y despotricando en la vía pública. Y menos mal que no hacía mucho que habían clausurado las “casas de tolerancia”; la intolerancia había ganado la batalla y la tolerancia había quedado restringida sólo para los próceres, con las debidas garantías de seguridad sanitaria. Ahora está Obdulio, el hijo del anterio propietario; muy mayor también él, como yo. Pero todavía nos reiremos un rato...
Estela
29-01-2015 05:54
¿Cómo ha quedado la cosa aquí? Se proponen las palabras? las propone una sola persona?la frecuencia será de 15 días? y etc,etc.
Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar