Qquerido multicompañero J.J.:
Creo que tu relación de personajes ominosos, que tú limitas a los de tus tierras queridas, podrías ampliarla sin temor (ahora la globalización permite y anima el libre viaje de las ideas) a personajes tal vez no demasiado conocidos por allá. Bendita inocencia. Podrías citar a un tal señor Rajoy, a una cierta señora Merkel, posiblemente a un atlético Obama... Putin, que algún chocarrero escribiría Putín. En fin, gentes que colaboran al bienestar, la libertad y la democracia. Tú ya sabes.
Respecto al número de palabros semanales, una vez que aquí se ha exaltado públicamente la anarquía, lo cual yo suscribo y celebro con entusiasmo, puedes poner las 99.000 y pico del Dicionario de la Lengua y añadir los léxicos de los hispanohablantes, que son tan exóticos y enriquecedores. Ahora, ten en cuenta que este foro gracias a la labor de gentes como tú (y como yo, no voy a ser modesto entre nosotros) parece que tiene síntomas de recuperación. Entonces, si salimos del coma, replantearemos la cuestión. Creo que estamos aprendiendo bastante de esta experiencia. Abrazos, amigo mío.
Jose Jesus Morales
23-01-2015 06:47
Sigo el ejemplo de Rodrigo y dedico este texto a Era
Me detuve apenas un momento en el semáforo y esperé el cambio de luz, en ese instante la vida se me vino encima con su enorme carga de emociones. Una mujer pasó frente a mí y a pesar de sus cabellos desordenados por el viento, los libros, carpetas y el celular a punto de caer, la pude reconocer en invierno y con bufanda.
No cabía ninguna duda, era Era. Qué de tiempos sin saber de ella, había desaparecido detrás de un nudo de excusas que ninguno de nosotros le pidió, pero en ese momento, debió sentir la obligación de explicar su conducta cómo si se tratará de un deber moral y lacónicamente expuso dos o tres ideas sin mucha convicción y tan poca elocuencia, que pensé en más de una oportunidad que su ausencia se debía a la condición de sentirse arrinconada en un acechadero, con todas las miradas puestas en ella y un enorme temor a equivocarse, a no poder seguir la marcha que otros marcaban y de pronto sin mayores opciones decidió huir, escapar, escabullirse, perderse en el silencio de una ausencia injustificada, pero obligada por compromisos laborales.
Cerro las puertas de aquella casa que nos recibió emocionada a todos los que cruzamos el umbral y desapareció, supe por amigos que se había retirado a meditar su lugar en el mundo de la enseñanza en un bosque de acebuches.
Se sentía acosada y con razón por supervisores que jamás estuvieron en un salón de clases, que no imaginan las noches de una maestra corrigiendo faltas incorregibles, perseguida por cincuenta pares de ojos asustados y expectantes, suplicando esa migaja del cariño que les falta en su casa. Menos rigor y más amor.
Enfrenté algunos vendavales y terco me mantuve aferrado a verbos y adverbios, algunos sustantivos me ayudaron, eché mano a los adjetivos indiscriminadamente, con la fuerza de las palabras y algunas certezas sigo en esta casa en donde se han apagado algunas luces, se han cerrado muchas puertas, pero se mantienen intactos los recuerdos y duelen como también duele la labor de Despistes.
La miro cruzar la calle y recuerdo sus palabras apenas abrí la puerta, llegué enarbolando un callo, una dureza, una derrota contundente para mi bautizo y me mandó directo al callista, y a dejar de lado lamentos y sufrimientos, me entregó una hoja de estrictas normas para su cumplimiento.
En aquel tiempo, antes de apagarse, Era abría las puertas a empellones y levantaba su voz de española marcando todas las eses sin atrición alguna, llevaba con ella, encima, el ímpetu de las consonantes, la fuerza de la palabra, la absoluta verdad del verbo con el que fue creado el mundo conocido.
Una bocina me obliga a seguir la marcha, Era desaparece en una esquina, yo atesoro recuerdos y consejos para mantener estas paredes que se están comiendo los jejenes vivas.
Jose Jesus Morales
23-01-2015 04:36
Se presentó este viernes de enero sin mas ni menos, convulsionado en algunos lugares en otros y hablo de Bolivia folclórico, una vez más presidente Evo, pero esta vez se disfrazó de Rey, o Cacique, o Emperador indígena, vaya usted a saber que se cree un cocalero analfabeta enquistado en el poder.
Pero lo nuestro son las palabras a proponer para ver que se nos ocurre y se me ocurre una licencia a los concurrentes y es que estoy en el sur y se me antojan hoy las autocráticas maneras de Correa en Ecuador, Maduro en Venezuela, Morales en Bolivia, la señora K en Argentina y Ortega en Nicaragua.
Quiero entonces proponer acabar con las mágicas siete palabras de la semana de nuestro compromiso y que sean sólo seis y se cumpla con la antiquísima Ley que nos rige, la del nueve. Estas seis palabras las arrastro de un Río turbio de tinta indefinida para ser más fácil la labor de quienes no nos rendimos y cumplir con quienes nos leen fervorosamente. Antes del lunes las seis palabras serán publicadas por mí.
Humildemente, con el poder y la autoridad que se me confirió agradezco su aprobación.
Rodrigodeacevedo
20-01-2015 20:40
Hola, Juan. Bienvenido al velatorio; tómate un orujillo, que hace frío. Me ha gustado mucho eso de "manierismo" en las palabras propuestas. Bueno, es una manera de ver las cosas; al fin y al cabo sólo se trataba de poner alguna dificultad al reto (y digo esto porque tal vez yo he sido el que más retorcidamente he usado de la palabra.) Pero no creo que haya sido ese el motivo, ni siquiera uno de los motivos, de esta agonía que vive (o muere ¿cómo se diría?) el foro. Hay muchos hilos y ni siquiera las atractivas propuestas que nos dejaba Eratalia en sus convocatorias poéticas eran respondidas. Tal vez nos hayamos aburrido, eso puede ser el resumen. Pero como bien decís algunos, no es un adiós; aquí seguiremos y no pediremos que nos desconecten los aparatos.
Pero, co/ño, colaborar un poco, darle algo de marcha al difunto. En todo caso muchas gracias por dejarte oír, Juan. Te esperamos siempre.
juan fozara
20-01-2015 12:27
Muy buenas. Para mí hubo mucho manierismo en la propuesta de palabras. Demasiado raras. ¿Quién construye un relato con dichas palabras? A mí me cansó. A la mayoría de relatos que escribí, para hacerlos válidos tendría que reconstruirlos y quitar casi todas las palabras que se propusieron.
Siempre he sido sincero, en esta semidespedida más.
Nunca digas nunca jamás.
Creo que os traéis otro foro entre manos. Habrá que ver.
Como siempre un poco brusco. Perdón.
Un saludo y hasta...
" La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño ": Nietzsche.
Eratalia
19-01-2015 20:08
Desde su acechadero virtual observaba con un nudo en la garganta la última historia aparecida en aquella sección otrora esplendorosa. Quiso dejar un lacónico adiós, mientras la atrición le robaba la elocuencia y se le enroscaba en el alma como las viejas raíces de un descolorido acebuche se agarran a la tierra.
Con semblante triste alzó su copa y brindó por el bautizo del nuevo barco.
Con rimas y a lo loco
Jose Jesus Morales
19-01-2015 14:49
Entiendo que con la ansiedad de escribirle a una "Musa" como la Era, se te pasó la sintética. Dejo la mia para mantener las formas hasta el final.
La Sintética
Con madera de acebuche, en un acechadero me hice una cerbatana sin nudos para mi bautizo de sangre, lacónico y sin atrición disparé certero con la elocuencia de la muerte.
Jose Jesus Morales
19-01-2015 14:12
Mis queridos amigos. Vamos dejando apenas un hilo de aquella bandera que izamos en este fuerte en contra de nuestra propia desidia.
Los vientos nos llevan al cambio, nos duele dejar estas piedras en las que colgamos buenas intenciones y trabajo, pero los tiempos reclaman nuestra presencia en otro frente.
Intentaré desdoblarme y permanecer con suerte puedo llegar a ser un fantasma.
Dejo las siete palabras. Voy con retraso, pero aquí estoy.
Éste sí que puede ser el último relato de "Vamos a contar..."
Se lo quiero dedicar a nuestra compañera y alma mater en muchos momentos, Eratalia Alitare, última visitante de este ya cenotafio literario.
ÉRASE QUE SE ERA
Érase que se Era, en un país real de puro imaginario, un anciano caballero, al que gustaban la elegancia de las antiguas formas, los valores morales y éticos tan en desuso estos días y el buen yantar: lo que podríamos llamar un epicúreo moderado. También, porque el caballero era un poco ecléctico en sus gustos, le gustaban la pintura moderna y la música de Bach.
Por esas coincidencias no previstas por el Destino (¿o tal vez sí?) revoloteaba, inquieta y perspicaz, una cierta Musa por los territorios del ensueño por los que solía discurrir la vida del buen anciano caballero. Y así como el caballero era lacónico en sus expresiones, porque la experiencia le había enseñado que el que mucho habla mucho yerra, la Musa poseía una elocuencia y una gracia en su forma de manifestarse que cautivaron perdidamente al anciano caballero.
Así coincidieron en una especie de ámbito virtual (las nuevas tecnologías a las que el anciano caballero era tan refractario le propiciaron, sin embargo, gratísimos momentos en los que pudo compartir gracias a ellas sus aficiones y afectos) que era nido y acechadero para este tipo de individuos, generalmente solitarios en su vida pública.
La Musa, por alguna extraña empatía (¿quién conoce la psicología o la vida sentimental de las Musas?) dedicó algunas palabras amables al anciano caballero; le atrajo al mundo de la poesía, y fue lo que podríamos llamar su madrina en el bautizo en rimas y métrica de la nueva poética del improvisado vate.
Pero sucedió que aquella especie de Fuente de Castalia o Isla de Citerea, según se quiera suponer, en la que se alimentaban y trataban de descansar los que sentían atraídos por los antiguos valores de la amistad y el culto al saber, como era el caso del anciano caballero, y al que acudía para esparcir sus generosos influjos la Musa, como todo lo terrenal, aunque sea virtual, se fue secando.
Como acebuche al que no se poda ni injerta para transformarlo en olivo fértil, fue perdiendo su vitalidad, que llegó a ser mucha y quedó agostado en campo yermo. En sus últimos momentos apenas era visitado por el anciano caballero, quien trataba de reanimarlo con sus ya escasas fuerzas.
Un día sucedió que la Musa, inquieta y perspicaz, también pasó a saludar al único personaje que permanecía irremisiblemente en su puesto, al que ella misma dio vida y ambiente, el honrado Adolfo, barman o camarero del club en el que se reunían a veces los más adeptos y conspicuos socios de aquel espacio virtual. Allí encontró, desolada, la noticia del cierre del establecimiento porque el espíritu que lo había animado hasta ahora, los escasos participantes en aquella aventura, se habían ido ausentando de forma definitiva. Dolor y atrición, a partes iguales, participaron ambos visitantes, aunque la situación parecía irreversible: el pecio era ya irrecuperable.
Pero el anciano caballero, en un insólito arranque de osadía y con un nudo de emoción en la garganta, propuso seguir navegando en otro barco, un barco fabricado con sueños, con la misma materia de la que estaban construídos ellos, el caballero y la Musa. Al menos eso dejó escrito un tal Shakespeare y ambos respetaban mucho a aquel personaje, escritor y poeta.
¿Y que hacemos con esta pobre ruina? inquirió ella, la Musa, a la que no dejaban de aflorar sus sentimientos maternales de amparo de sus criaturas. Dejémosla en esta dulce somnolencia en la que sobrevive, contestó el anciano caballero; a nadie molesta, antes bien, muchos la necesitan aunque no lo expliciten. De vez en cuando la visitaremos, daremos compañía al bueno de Adolfo y quedará como una especie de monumento a la fragilidad y lo efímero de las obras del hombre. Porque siendo nosotros sueño siempre será este sueño el que nos puede seguir acogiendo con benevolencia.
Eratalia
18-01-2015 23:07
Como solo falta una, propongo lacónico
adj. Breve, exacto, conciso:
respuesta lacónica; estilo lacónico.
Que habla o escribe de esta manera:
oradora, escritora lacónica.