Cláusula 18 CC
Para Flor. Por aquellos tiempos y con el afecto de siempre.
El nuevo jefe irrumpió en la oficina como una tormenta. A gritos, con amenazas de despedir a todo el mundo, exigió desde su recién estrenada investidura de mandamás que se acataran sus órdenes al pie de la letra.
—Aquí se hace lo que yo digo, sin preguntar—. Declaró, paseando su mirada desafiante por el lugar.
La secretaria permaneció inmutable detrás de su escritorio. Lo observó con serenidad, dueña de un conocimiento que él aún ignoraba. Sin alzar la voz, pero con absoluta claridad, le respondió:
—Los patrones establecieron la cláusula 18 en el Contrato Colectivo, pensando que así domesticarían al Sindicato—. —Usted debería conocerla—.
Con movimientos pausados, abrió la gaveta de su escritorio, extrajo el Contrato Colectivo. Todos permanecimos en silencio. Leyó en voz alta:
“La norma de la Empresa es el respeto mutuo. Los empleadores tienen el derecho de desoír al Sindicato cuando este pretenda imponer sus ideas a gritos o con insultos, y no se aceptarán represalias por ello. Los trabajadores gozan del mismo derecho.”
Los directivos creyeron haber logrado su objetivo: domar al Sindicato.
Sin embargo, los sindicalistas supieron leer entre líneas y resumieron la cláusula 18 de manera magistral:
“Si los jefes se comportan como déspotas, tenemos el derecho de desoírlos, y eso no constituye motivo de despido.”
—Mi nombre es Flor—. —Soy su Secretaria y también la Presidenta del Sindicato—.
—Bienvenido a una Empresa cuya norma es el respeto mutuo—.
jota jota
21-08-2025 18:41
Mochila CC
Entre dientes repite el dicho que su abuelo solía usar ante las dificultades. Él lo aprendió de niño, de la voz recia de su abuelo:
Pa’lante es que brinca el sapo, aunque le puyen los ojos.
Mientras cruza las líneas invisibles de la frontera lo repite en un murmullo, con la firme decisión de seguir adelante y ser un llanero cabal, del tamaño del compromiso que se le presente.
Llegó a este país decidido a cambiar su destino. No mira el camino recorrido. Tampoco pierde el tiempo contando las millas, le basta con recordar los sobresaltos detrás de cada paso.
La ansiedad de los días anteriores se desvanece bajo este nuevo cielo de oportunidades, el tiempo deja de ser amenaza y ahora es compañero. Ha cumplido las metas que se trazó, ya logró la estabilidad necesaria y se cree dueño de su destino.
Intactas en su memoria se mantienen las huellas de estos veinticinco años, el azaroso recorrido entre alegrías compartidas y tristezas únicas.
Pocas cosas trajo en la mochila, era largo el trayecto y el cambio exigía renacer, comenzar de cero, todo nuevo. Camuflado como cultura, como herencia del llano, se coló en un bolsillo de la mochila esa obligación única de ser macho, machísimo, que le viene en la sangre, esa urgente necesidad de conquista, de aparearse con todas las hembras que se atraviesan frente a sus ojos y hoy, esa herencia escondida en la mochila pesa y le cuesta la vida. Un amigo comenta al recibir la noticia:
!Hermano! Tanto nadar para morir en la orilla.
jota jota
20-08-2025 16:47
Paso de unas breves Variaciones a una extensa Cenicienta. Este es un oficio de extremos
Cenicienta CC
Para Marlene. Quien siempre quiso ser Victoria
Un ejército de Cenicientas envueltas en el revuelo de continuas y sucesivas derrotas huye de sus pueblos a la carrera. Cierran las puertas de las casas para siempre. Apagan los fogones. Abandonan sus cocinas y dejan las escobas solas, sujetando los rincones. No tienen intención de regresar.
Las Cenicientas huyen de sus países donde se impone la tiranía del hambre. Escapan de innumerables amenazas: de las heridas constantes, de los obstáculos permanentes. Huyen de los repetidos golpes del destino y, a cuchillo, abren camino a la esperanza. Despavoridas traspasan las líneas invisibles que las separan del hambre, abren zanjas para no caer en la tentación del regreso y se meten piedras en las orejas para no oír súplicas familiares.
Estas Cenicientas son las abanderadas de la nueva vanguardia. En busca de sosiego abandonan la violencia que las acecha desde la sombra próxima. Violencia que se apostó en todas las esquinas, contaminó las calles, se hizo ley y ejerce el cruel oficio de verdugo.
Decididas, con el empuje y la fuerza que caracteriza a las mujeres, las Cenicientas se juegan la vida en esa huida. Poco importa dejar atrás esa historia de lamentos, ese vacío sin mañana. Cruzan los límites con lo puesto, sin remordimiento alguno. La vida que abandonan es una vida de ruina permanente, de vacío en el estómago, sin futuro para sus hijos.
Acostumbradas a perder se lanzan a la aventura. Se juegan en esa decisión la esperanza. A marcha forzada se alejan de las penurias, de la escasez, de las carencias, de la miseria que exhibe sus dientes en silencio y se convierte en mortal enemiga de sus hijos.
Cenicientas modernas que atraviesan descalzas innumerables obstáculos y cruzan las fronteras en medio de la noche, o a plena luz del día, entre lobos y coyotes, sin amparo alguno, sin Hada Madrina.
Cenicientas que no esperan un Príncipe Azul, ni tampoco lo buscan. Su único deseo, su plan, su objetivo inmediato es trabajar, trabajar como sea sin detenerse, con voluntad, esfuerzo, empeño. Estas valientes Cenicientas miran adelante y utilizan su comprobada constancia, su tesón, para transformarla en posibilidades de éxito. Esa pequeña oportunidad, esa rendija de esperanza les está negada en sus pueblos, y por esa razón abandonan afectos, amigos y hasta el lenguaje.
La fuerza de este ejército de Cenicientas que no se detiene es la necesidad. Impulsadas por la necesidad están obligadas a triunfar. Estas modernas Cenicientas son expertas en las artes de la limpieza: manejan con destreza el cepillo, con sobrada economía el detergente, maestras de la mopa y del coleto.
Las Cenicientas tropiezan repetidamente con la barrera del idioma y con prisa aprenden rápido lo básico y necesario, con cuatro palabras y un mundo de gestos raros se defienden:
Yes, thank you, I don’t speak English, how much.
Victoria es una de cientos de miles de Cenicientas que cruzó la frontera y cambió la desesperanza por ilusión. Su hermano tendió líneas invisibles a través de caminos poco transitados, líneas silenciosas que recorrieron selvas y montañas, líneas que evadieron el rigor de los uniformes, la imposición de las leyes, la obligación de sellos y papeles firmados ante notario. Su hermano, además, tendió puentes sobre ríos bravos y la salvó de la violencia, de los terremotos, de la guerra. En ese gesto inigualable de solidaridad le abrió la puerta a un mañana seguro.
Victoria entró por caminos irregulares amparada en las sombras, para hacer lo que siempre ha hecho: trabajar duras jornadas sin mirar la hora, sin descanso, con entusiasmo.
La fuerza que mueve a Victoria es la misma energía renovadora que mueve a todas estas Cenicientas. La necesidad, ese impulso irresistible que empuja a seguir adelante y otorga fuerzas para cumplir un objetivo.
Victoria es experta en las armas de la limpieza: maneja con destreza el cepillo, con sobrada economía el detergente. En poco tiempo -------- la voz y le faltan horas al día y le sobra energía para cumplir con el compromiso de limpiar las casas de familias que no pueden entregarse a ese oficio y están dispuestas a pagar para que otro haga el trabajo.
Un día, los treinta años de Victoria no fueron suficientes para soportar las largas jornadas de limpieza, las interminables horas puliendo espejos ajenos, sacando brillo a los cristales de otras ventanas. La inevitable factura del desgaste llegó sin avisar. Durmió tres días seguidos, no le dieron las fuerzas para tomar el teléfono y advertir a madres desesperadas, que se ausentaba por enfermedad. Al despertar, la pena la consume, la vergüenza de no cumplir la palabra empeñada. Es imprescindible la disculpa y ese acto natural y sencillo se convierte en una catástrofe que la marca. Decide entonces un cambio en su conducta y se impone con rigor sencillas reglas que cumple con firmeza, como cumple los siete mandamientos de Dios.
Las reglas que Victoria se impuso son: no trabajar nunca más los domingos. —El domingo es el día de dar gracias a Dios, de asistir a la santa misa, de ir a la iglesia—. El domingo además, es el día de las cuentas, de hacer el balance del debe y del haber. Y la otra regla es no discutir con nadie aunque tenga la razón, ante posibles diferencias guardar silencio siempre, pero mantener intactos sus principios.
Victoria ocupa sus domingos ahora en ver videos de maquillaje. Le impresiona esa transformación, ese otro rostro que surge luego de un buen maquillaje, esa otra que está escondida detrás de las ojeras del cansancio, sin luz ni color. La Victoria verdadera.
Prudencia, tía de Victoria, la llamó por teléfono y la invitó a la fiesta de quince años de Matilda, su sobrina. Complacida con esa atención por parte de su tía, Victoria ofreció de regalo la torta de cumpleaños.
Victoria es una de cientos de miles de Cenicientas sin Hada Madrina, pero tiene la China de la esquina y su salón de belleza. No cuenta con varita mágica, tiene tarjeta de crédito, y a falta de Hada Madrina y varita mágica, tiene a Marshall y los vestidos de marca.
Victoria dedicó un domingo completo después de asistir a misa, a revisar concienzudamente los anaqueles de Marshall. Tuvo que ir a diferentes Marshall para encontrar lo que buscaba al precio de su presupuesto y con la tarjeta de crédito pagó un vestido negro, corte en V, con el largo perfecto, justo a la rodilla, de Calvin Klein. El perfume CH de Carolina Herrera, la cartera Chanel y lo más difícil, los zapatos. Finalmente se decidió por unos de Dior de tacón alto y todo en ofertas de remate.
Con anticipación, para el domingo día del cumpleaños, reservó un espacio en la peluquería de la China. Allí le hicieron un peinado, arreglaron y pintaron las uñas. Vestida, entaconada, envuelta en Carolina Herrera y maquillada, la Cenicienta se convirtió en princesa, una estrella que esa noche brilla en el salón de fiestas.
Victoria no baila, le gusta el ambiente de las fiestas, las luces encendidas, esa alegría que desborda la hora, la elegancia de todos, esa formalidad distinta a sus días de trabajo. Ella se convierte esa noche en el centro de muchas miradas. Animada, habla y se divierte compartiendo una mesa con otras personas que no conoce. Sobre la mesa, un hermoso adorno de flores. Todos hablan de la enorme torta que adorna el centro del salón de fiestas.
En el momento de entregarle su parte del pastel, la tía Prudencia le pide que se quede al final de la fiesta para limpiar el local. Le explica que cuesta mucho menos el alquiler si lo entregan limpio. Victoria guarda silencio siguiendo una de sus reglas de vida y, antes de las doce de la noche, se quita los zapatos y los sostiene en una mano, toma el arreglo floral de la mesa en la otra mano y sale a la carrera de la fiesta.
Victoria no trabaja los domingos.
jota jota
19-08-2025 19:03
Variaciones de Tinta y Tono CC
6
Libre y sin margen
la palabra crece desmesurada:
torbellino de ideas.
Silencioso cuchillo.
Disparo, rayo, amenaza.
La palabra escandaliza
incluso a los audaces.
jota jota
18-08-2025 19:31
Variaciones de Tinta y Tono CC
5
Plena de acentos esdrújulos
la palabra nombra lo desconocido
y desnuda sobre el pálido papel
la norma oculta.
jota jota
18-08-2025 19:31
Un abrazo mi querido Rodrigo. Otros nos gobiernan, son otros los dueños de nuestro tiempo, y tenemos que cumplir con esas obligaciones, no podemos escaparnos. Pero aquí regresamos y siempre es una alegría saber que estás presente. Espero que la pases bien, es lo único que cuenta a estas alturas de nuestra vida.
Rodrigodeacevedo
17-08-2025 21:16
Mi querido amigo y compañero en esta aventura a través del desierto vacío y sin posibilidad de eco. Veo que cambias tu estilo poético, tendiendo al aforismo, pero siempre lleno de emoción y enjundia. Sí me gusta tu nueva forma de hacer poesía. Te felicito por ella y te animo a proseguirla.
Es muy probable que tenga que ausentarme durante un período posiblemente largo, de este querido foro. Trataré de seguir en contacto con él pero inexcusables razones familiares me obligan a esta nueva y dolorosa separación.
Como te digo trataré de dejar alguna huella de mi presencia y de volver en cuanto las circunstancias me lo permitan. Dejo el foro en tus manos y se que estará bien cuidado; nuestro fiel Adolfo te ayudará.
Un abrazo fuerte y emocionado.
Hasta pronto
jota jota
17-08-2025 18:32
Variaciones de Tinta y Tono CC
4
Franca y genuina
la palabra cambia el tono.
Singular en el detalle
se perfila de costado.
Triunfa el trazo entre líneas.
jota jota
16-08-2025 19:14
Variaciones de Tinta y Tono CC
3
Un rastro de tinta
es huella personal.
La palabra ocupa
un brevísimo lugar
y la página toda
se ilumina.
jota jota
15-08-2025 18:04
Yo también admiro tu dedicación, y tu resistencia a todo aquello que atente con nuestros valores, resistir es una forma de lucha y tu resistes con la firmeza de las convicciones, ambos vamos pateando piedras.
Va a tomarme un tiempo leer el relato. Tengo que cumplir con mis tareas. Recuerdo aquella época y la herida que abrió en muchos y la huida. En fin la vida.
Por ahora sigo con estas variaciones que espero te gusten y abran una ventana.