Anónima y estrafalaria, nuestra luciérnaga encendía los candelabros cada noche, con un improbable y amarillo encendedor digital.
Jose Jesus Morales
27-10-2014 06:10
Con extraordinarias colaboraciones completamos siete magnificas palabras, para nuestros ejercicios semanales de imaginación.
Amarillo
Anónimas
Candelabros
Digital
Estrafalaria
Improbable
Luciérnagas
Jose Jesus Morales
27-10-2014 06:06
Gracias Despistes.Llegas para iluminarnos con el amarillo del sol y la luz de las luciérnagas. Tomaré ademas la palabra del muro para el taller de Micros
Despistes
26-10-2014 23:27
Si no he contado mal creo que faltan dos palabras.
Amarillo.
Luciérnaga .
Jose Jesus Morales
26-10-2014 05:20
Gracias Estela.
Extraordinarias palabras para componer y recomponer el mundo. Toma el tiempo que sea necesario, aquí en el ruedo todos somos toros viejos y apenas te sentimos se endurecen las astas en la mollera y agradecemos de mil maneras tu visita, no pasas desapercibida ni siquiera en medio del tinglao que hemos montao para repartirnos unos besos que nos dejo Eratalia, por montones, por puños, por doquier. Ella siempre tan cuidadosa, se nota que nos conoce, porque nos dejó claro, que por detrás nada.
Estela
25-10-2014 18:26
Estoy complicadaen este momento para participar activamente, pero las palabras son una muy placentera posib ilidad de cumplir.Ya veremos en pocos dias si puedo volver al ruedo
ANÓNIMAS
CANDELABRO/S
Hace tanto que los tengo abandonados que no logro recordar mi contraseña para entrar
OMAR
24-10-2014 18:25
Coronación
Bajo una pertinaz lluvia se iniciaba el solemne acto de colocación del Anillo Real que marcaba a la tercera princesa de Coltad.
Aquel fue un evento inesperado e inconcebible. Los equipos registradores de fenómenos cósmicos no habían señalado nada y solo unos pocos planetas alcanzaron a colocar el escudo magnético que los protegería de las radiaciones y de los impactos de meteoros provocados por el choque.
A pesar de todo millones fueron las muertes. Lo que no impidió el festejo de los sobrevivientes, combinado con la tristeza de saber que planetas enteros habían desaparecido.
La desalentadora actitud de muchos no impidió a los más optimistas iniciar el intento de contacto con habitantes de otros planetas que pudieran haber escapado como ellos. Sin llegar a convertirse en material cósmico, y poco a poco se fue unificando, mediante satélites, un grupo bastante amplio. De cada lugar llegaban las imágenes: devastación total. Descripciones y fotos se lograron acaparar en uno de los satélites menos dañados para una valoración más clara.
Nadie se decidía por una solución clara, ni la veían. Y la energía que mantenía el contacto entre todos se terminaba.
—¡Unámonos en una caravana compacta y marchemos al universo!
Ese era el criterio que reinaba en el mayor por ciento de opiniones; y así fue hecho. Era necesario dejar atrás el área de la colisión, al menos en el espacio físico, porque la presencia del evento en las mentes de todo el que logró sobrevivirlo podría ser infinita. Como lo fue el tiempo que vagaron en el cosmos, perdiendo vidas y esperanzas.
Como náufragos espaciales fueron recibidos en Coltad. Atendidos, e incorporados a la vida de ese planeta los casi mil nautas que aún sobrevivían. La vida era allí casi primitiva pero no tuvieron otro remedio que retornar decenas de miles de años para sobrevivir.
La joven se veía muy hermosa y fue ella quien solicitó la presencia de los llegados del cielo a su coronación.
—Debemos incorporarlos completamente —le pidió a su padre, el rey.
—Pero no sabemos…
—Mantenerlos aislados aumenta la tentación en ellos por saber, por investigar, preguntar —era un razonamiento muy lógico que la futura princesa hizo entender a su padre—, y como no sabemos es mejor evitar eso.
Ideas que tenía la joven después de los intercambios de apenas frases cortas que le habían permitido con algunos de los acogidos. Ella había escuchado especialmente a uno de ellos: un físico-astrónomo que hacía lo indecible por hacerla entender la posible conformación del infinito universo.
Al parecer esa tercera princesa que sería coronada tenía más capacidades de reina que sus anteriores hermanas coronadas ya. Por supuesto: quién sería la reina era una decisión del rey, solo del rey; como siempre había sido. Claro, ningún monarca había enfrentado a la hora de disponer la presencia de entes extra planetarios y desconocidos.
Dispuestos a cambiarle completamente su mundo.
«...solo el amor convierte en milagro el barro...»
S.Rguez
Rodrigodeacevedo
24-10-2014 14:12
Pues sí, J.J.: antes que este viernes se diluya en las plácidas aguas de un fin de semana propicias al ocio y al desparrame dejemos nuestra aportación palabreril. Y, por cierto, habrá que dar un toque de atención a la tropa en franco repliegue. Señalar, si es preciso con el dedo, las ausencias clamorosas de los que hasta no hace mucho fueron y deberían seguir siendo colaboradores imprescindibles en la vida de este foro. A tal fin propongo el vocablo que, por afinidad, viene al caso:
DIGITAL (Del lat. digitālis).
1. adj. Perteneciente o relativo a los dedos.
2. adj. Referente a los números dígitos y en particular a los instrumentos de medida que la expresan con ellos. Reloj digital.
3. f. Planta herbácea de la familia de las Escrofulariáceas, cuyas hojas se usan en medicina.
4. f. Flor de esta planta.
□ V. firma digital
impresión digital
Feliz finde a tod@s.
Jose Jesus Morales
24-10-2014 05:52
El viernes me toma por sorpresa en este mes que se acabará la semana próxima con una fiesta estrafalaria y por eso la propuesta.
Estrafalaria
Por si hace falta algún otro termino para construir una historia agrego:
En presencia de dudosos imprevistos, siempre repentinos y desagradablemente inesperados, generalmente tomo una actitud que raya en lo absurdo, es radicalmente opuesta a enfrentar la situación y resolver con éxito el contratiempo momentáneo, la verdad es que ante impensados y azarosos eventos me paralizo. Una desalentadora brisa me envuelve inmediatamente, se nubla el pensamiento, congela las ideas y sin ninguna opción me quedo a observar el panorama, me abstraigo de tal manera que la tentación de actuar, de dar un mínimo paso se esfuma, la sorpresa me inmoviliza. Tomadas de la mano aparecen: lo inesperado y mi estática respuesta desesperada.
En contra de todos los pronósticos llueve, el agua nos cae de sorpresa y nos toma a todos desprevenidos. No se abre ni un paraguas y la calle se llena de pasos a la carrera sin dirección, lo que parecía una lluvia pasajera, se convierte en un aguacero, en una tempestad de una intensidad inusitada con vientos encontrados, parece que no va a escampar más nunca y estoy varado en mitad del camino a mi cita impostergable. Los taxis desaparecen, cumplen estrictamente con ese principio que todos conocemos: Cuando necesitas un taxi, no lo encuentras.
Entro a un Bar, tomo un asiento pegado a la ventana y las calles acaparan mi atención, en un salto se inundan, el agua y la basura en gruesas chorreras han rebasado las aceras y no hay manera de escapar, de salir sin encontrarse literalmente con el agua al cuello. Pido un Ron en vaso corto y de a sorbos voy bebiéndome el tiempo que no tengo, juego a intentar resignarme.
Un anillo de ideas me cerca, se encadenan unas con otras, lo imprevisto de esta lluvia y mi imposibilidad de seguir adelante a cumplir mi deber de hijo, de hermano mayor se convierten en el eje del pensamiento frente a este vaso de ron que con ciertas prisas se va vaciando.
El temporal es el dueño de las calles, su único habitante, apenas le tomó un instante hacernos desaparecer a todos y se dedica a destrozar lo que encuentra a su paso sin resistencia.
No debo cruzarme bajo este inconcebible manto de agua, el traje que llevo puesto irremediablemente quedará en la miseria, no hay tintorería, lavandería, que pueda rescatar sus colores y con estas incógnitas sobre lo que me pueda deparar el futuro de aquí en adelante no puedo darme el lujo de perderlo. Hoy ya he perdido suficiente.
Salir a la calle y exponerme a una pulmonía bajo el rigor de esta inclemente tormenta no es una opción, me esperan, de eso estoy seguro, no debo faltar a esta cita, no quiero defraudar a nadie, pero no a costa de mi propia salud.
En medio de esta ventolera no hay ningún medio de transporte disponible.
Sí logro salir de aquí, sí por un acaso, por un milagro memorable escampa de golpe y el sol revienta con la intensidad necesaria para secar las calles en este momento, aun así no llegaría a tiempo.
Reconozco que intento justificarme ante mí mismo para no enfrentar la verdad de una actitud cobarde ante los eventuales contratiempos, pero la verdad es que es imposible para mí dar un paso.
Mi ausencia es imperdonable, el rechazo y la condena de toda la familia, mis propios reproches tendré que aguantarlos de aquí en adelante hasta mi propia muerte y quizás como yo hago hoy, quienes me quieran dejen mis restos solos a la buena de Dios. Estoy convencido que soy el único ausente en el entierro de mi padre.