Al frente el desierto, incógnito, metafísico de puro real; reverberación alucinante; rocas que toman vida, naciendo, disolviéndose; las dunas, esas mujeres lascivas que se arrastran, que se retuercen llamándolo, como sirenas de escamas minerales subyugándolo con su serpenteante siseo, chapoteando en las arenas refulgentes. Pero peor era la noche, con su habitado silencio. La noche inacabable del desierto, desierto ella misma, cuajada de estrellas y de recuerdos.
Ellos, los otros, estaban allí, diseñando estrategias fulminantes, mil veces preferibles a esa lento, corrosivo morir que es vivir frente al desierto, en ese no vivir crispado, la mano prolongada en un fusil que nunca pronunciará ninguna sentencia de muerte. Pero los otros sí las pronunciaban. Porque él, el joven soldado que nunca habitó otras tierras que no fueran tierras verdes, descendiente involuntario de lansquenetes y herreruelos, hoy soñaba paisajes que no eran el estado de su alma.
Y es que aquello que tenía enfrente, aquella irrealidad cotidiana, no podía ser más que un sueño, un inacabable requiem entonado por los vientos y el silencio de aquellas tierras en las que la cinemática había desaparecido de sus ciencias físicas.
Las pesadillas eran vívidas como relámpagos que separan con su luz dos mundos de oscuridad. Y en ese fugaz instante el desierto como lastre, como lima corrosiva del sueño reparador, el que permitiría al soldado extranjero solventar sus incertidumbres de un nuevo amanecer. Dormir. Olvidar. Soñar con su país que ahora era un sueño.
Solo, en su rudimentaria casamata, el miedo exacerbado, el terror como único compañero, se sabía rodeado por la muerte: tierras muertas, hombres muertos, muerta también aquella ancestral cultura de la que lo ignoraba todo, como todos los que se suponía que estaban allí para defenderla. Él, que desde su juventud enamorada amaba la vida sobre todas las cosas, él, que ahora soñaba y soñaba aquellas sus otras certezas, en las que siempre encontró consuelo para esta gran pesadilla que es la vida.
Las ralas nubes en el cielo del desierto, tan diferentes a aquellas otras nubes, densas y ubérrimas, sobre los campos verdes de su tierra, eran una especie de alfabeto desconocido, pero que él, el soldado intruso, intuía que estaba siendo utilizado por los dioses autóctonos para describir -sabiendo ellos, los dioses, la ignorante desesperación de sus improbables lectores- las próximas ordalías a las que deberían someterse aquellos hombres extraños para que los injuriosos baldones que ahora ensuciaban sus pendones extranjeros volviesen de nuevo prístinos y ennoblecidos a sus nativas tierras verdes, donde el desierto, a su vez, fuese un sueño aferrado a noches desveladas.
Como sueño era ahora era aquel suculento plato de bacalao a la vizcaína y un par de docenas de ancas de ranas con salsa de tomate, y el blanco pan de hogaza que cocían en el horno de su pueblo.
Porque como ya dejó patente en sus cuadros el Viejo Brueghel, también las delicias del paraíso pueden aparecer bajo formas monstruosas.
Josefa Adam Castelló
24-06-2014 19:49
Mi sintetica, que se me olvidaba.
La lima, con su cinemática perseverante, era la estrategia del pobre preso para solventar aquel requiem que atravesaba, lastre de su libertad. Pronto podría chapotear en las aguas que rodeaban el penal.
Jose Jesus Morales
24-06-2014 18:08
La Sintética
Ya tocaban el réquiem cuando definió la estrategia cinemática de chapotear, para solventar los problemas de lima y lastre que lo sujetaban.
caizán
23-06-2014 22:00
Chapotear en el mar es una acción cinemática, una estrategia para quitarnos el lastre de nuestros problemas; de a poco los lima y de esta forma podemos solventar una misa de réquiem para dichos problemas.
Rodrigodeacevedo
23-06-2014 01:14
Palabras propuestas para la semana que entra (sólo han llegado seis -dos de J.J.- así que añado la que falta.)
Feliz comienzo de verano ó invierno, según se mire, y a ver si os estiráis un poquito más en mandar relatos. Vale.
CINEMÁTICA
ESTRATEGIA
LASTRE
LIMA
REQUIEM
SOLVENTAR.
Añado (para quienes empezamos a disfrutar del verano, mar, piscinas y todo eso...)
CHAPOTEAR
(Voz onomat.).
1. tr. Humedecer repetidas veces algo con una esponja o un paño empapado en agua o en otro líquido, sin estregarlo.
2. intr. Dicho del agua: Sonar batida por los pies o las manos.
3. intr. Producir ruido al mover las manos o los pies en el agua o el lodo, o al pisar estos. U. t. c. tr.
Para Rodrigo.
Quien conoce las aberraciones arquitectónicas de la economía de mercado.
La Dinámica de los Jerarcas
Miró el cielo encapotado y tuvo la certeza que la tempestad lo alcanzaría antes de poder guarecerse, hincó las espuelas al caballo a pesar de los riesgos de una carrera sobre esta pradera pedregosa.
Luminoso cruzó sobre este cielo de plomo pesado el rayo y reventó a lo lejos el trueno, tenía encima el temporal y se entregó con todas sus frustraciones a esta nueva confabulación, no podía escapar de los designios de la naturaleza, ni de su condición.
Estaba huyendo de sus propias bajezas y de la abyección de sus congéneres, atrás había dejado sin lamentaciones, sin una queja, el título universitario, el traje, la corbata y hasta una novia ocasional. Con emoción cambió el carro por el caballo, todo lo que tuvo en la ciudad lo abandonó con la alegría de quien se quita un peso de encima.
En un arranque desesperado huyó al campo, no podía mirar a nadie a los ojos sin sentir una vergüenza mundial, por actos que hoy consideraba imperdonables y para expiar sus culpas prefirió vivir entre animales, pensaba que eran más considerados y agradecidos que los hombres.
Era un alto ejecutivo de un importante Banco de la ciudad y creía en la lógica del mercado, las teorías de la perdida y la ganancia, el riesgo y la oportunidad, pero La última acción que se vio obligado a realizar lo llevó a dudar de todo cuanto había aprendido.
En esta carrera desesperada contra la lluvia inminente, revivió aquellos momentos de angustia, de impotencia ante la descarnada realidad de su trabajo, era un instrumento, una pieza reemplazable de una maquinaria construida eficazmente para crear una necesidad, un sueño posible al alcance de la mano, para arrebatarlo después, tomando en consideración las cifras, los estudios de la máxima ganancia, sin importar la asfixia, el daño que se le ocasione a un semejante generalmente indefenso.
El shock emocional que lo obligó a huir de la ciudad lo produjo aquella señora de setenta años, que había logrado burlar todas las alcabalas previas a su Oficina y con dulzura y calma exponía su situación:
El Banco la había demandado por una deuda que ella desconocía, nunca recibió una carta, o una llamada telefónica y la policía la desalojó de su casa, casa que había pagado religiosamente, íntegramente, hacía dos años.
Una historia que se repite con frecuencia, hipotecan las casas para pagar generalmente deudas de salud, ante los números inflexibles de los administradores de las clínicas y luego no pueden pagar y terminan en la calle.
Quizás los ojos de desamparo de la anciana, la voz dulce, la dignidad entera de no soltar una lágrima, lo obligó a conocer el caso. Preguntó cuánto debía y no podía creerlo. La anciana perdería la casa por menos de lo que él gasta en una cena, quiso ayudarla e intentó pagar la deuda y no pudo, un cerro de inconvenientes legales se oponían. Finalmente su jefe le explicó, que el terreno lo necesitaba un cliente para construir un edificio.
No regresó al Banco y al otro día se vino al campo y hoy se empapa bajo esta lluvia que comenzó a lavarlo, a limpiarlo, a convertirlo en otro. Una lluvia sanadora.
Intentó frenar el caballo y cayó de la montura, la sangre corría desde su pierna abriendo un surco rojo sobre la pierna al igual que el agua abría surcos sobre la tierra.
Con la camisa se hizo un torniquete, subió de nuevo al caballo y disfrutó agradecido de esta lluvia intempestiva, capaz de lavar hasta los colores del mañana.
Ana Alonso
21-06-2014 16:22
RÉQUIEM
Josefa Adam Castelló
21-06-2014 15:11
Junto a mi recuerdo de cariño y amistad, otro recuerdo, más prosaico y funcional: faltan palabras para cerrar el saco. ¿Quien se anima a tan grata faena?
Sorteamos un jamón de Jabugo (virtual, of course) entre los participantes.
Se acompaña tangazo canyengue y compadrito pa animar al personal
Des
20-06-2014 12:49
Cinemática.
caizán
20-06-2014 12:15
SOLVENTAR
1)Arreglar cuentas, pagando la deuda a que se refieren.
2)Dar solución a un asunto difícil.