Tras salir del asombro de ver lo que el semidios puede hacer con un poco de fuego,escuché atentamente las palabras de Eowriand sin demasiada ilusión: nunca me ha gustado el combate cuerpo a cuerpo, iba en contra de mi estilo y el de mi raza. Al viejo mago tampoco lo veo muy capacitado para ello...a ver qué pasa al final.

Me quedo esperando paciente a ver si mis nuevos compañeros de viaje dicen algo al respecto.

*Rugh emite un sonido de emoción al ver los pequeños pajarillos de la llama y se queda observándolos durante largo rato*

- ¿Pues a qué esperamos? Dinos que hay que hacer y nos pondremos manos a la obra cuanto antes.

-Bien... aquí tenéis. Peter, tu restante energía vital tal vez no sea suficiente, por eso te doy estos brazaletes. Te conferirán fuerza, agilidad y resistencia cuando las necesites. Kouri, tienes una gran ventaja que no usas lo suficiente. Tal vez este broche te ayude. Y finalmente, Gorvan, te fías demasiado en que puedes vencer a cualquier oponente, cuando a veces la prudencia es más razonable. Por eso te doy esto.

Mientras hablaba aparecían en vuestras manos unos curiosos objetos: un par de pulseras hechas con algo que se asemejaba bastante al oro con unas extrañas marcas en una parte plana, un broche con dos alas de plata que salían de una pequeña esmeralda, y una especie de bastón gordo y corto, con rugosidades, y que parecía haber sido carbonizado hace poco.
-Usadlos bien.

Cojo el bastón, le doy la vuelta, lo miro por un lado, le doy otra vuelta, lo miro por otro lado...

- ¿Qué se supone que es esto?

Más vale que no sea un palo normal y corriente, estaría insultándome... ¬.¬

Tras observar con admiración el destelleo de la esmeralda del broche, me lo coloco en la toga, justo en la parte izquierda a la altura del corazón. Aún no sé qué poder oculta en su interior, así que le pregunto al semidios:

-¿Qué se supone que hace este broche? Quiero decir...gracias, pero no se en qué nos puede ayudar, aunque noto algo especial al tocarlo...

En cuanto Kouri termina su frase, nota como si viese el mundo de otra perspectiva, sin haberse movido lo más mínimo. Empieza a sentir algo más, algo nuevo, como un sexto sentido: agradecimiento en Peter, suspicacia en Gorvan, y un vacío extraño que parece provenir del semidiós. Se siente un poco mareado.

Eowriand os mira y, uno por uno os explica que son los objetos mágicos que os acaba de entregar. Aunque entendéis cómo funcionan y para qué sirven, os explica claramente que no sois conscientes de todo lo que podéis llegar a hacer con ellos. Luego se acerca al fuego, lo apaga con un movimiento de la mano y dice:
-Creo que es hora de irse.