Las telecomunicaciones se realizan mediante radiación electromagnética, el mismo tipo de radiación incluye: la luz el infrarrojo, ultravioleta, microondas, etc. La diferencia entre estos tipos de radiación electromagnética radica en su frecuencia. Y cada frecuencia tiene asociada una única cantidad energía por fotón.
Las telecomunicaciones se realizan con frecuencias que llegan hasta las microondas (3GHz-300GHz). La máxima energía de un fotón de microondas es de 0,001 eV. Para poder producir una ionización, el fotón que choca con los átomos debe tener varios eV de energía (en ese caso se llama radiación ionizante).
La radiación electromagnética empleada en las telecomunicaciones se denomina radiación no ionizante porque los fotones no llegan a tener la suficiente energía para alterar la materia. No importa la potencia de la transmisión (porque ésta está determinada por la cantidad de fotones). Aunque es un concepto que parece anti-intuitivo, puede entenderse bien con un simple paralelismo:
Los fotones son piedras; la energía de cada fotón es la fuerza con al que tiramos la piedra. Si una piedra no llega a cruzar la orilla, por más que tiremos millones de piedras idénticas con la misma fuerza, no llegarán a la otra orilla.
Entones, la única forma que tiene este tipo de radiación de interactuar con la materia, es entregándole calor.3