PROSA LIBRE |
 |
arturo |
|
|
Por cierto queridos apañer@s, pido (si no es mucho pedir)que por favor se abstengan de "compartir" ninguno de mis textos en facebook ni en el tiwiter ese, ni en ningún otro gallinero/red social. No me gustan tales redes, ni soy miembro de ninguna (ya me costó dios y milagro borrarme del dichoso facebook). Quiero compartir y comentar aquí en Rayuela, pero no -repito- en facebook. Ya sé que quizá ello no sea posible dadas las circunstancias. pero quiero dejar mis preferencias al respecto bien claras.
Senquiu veri mach a tod@s.
Un abrazo |
|
|
|
 |
arturo |
|
|
LA PERRITA MARILÍN.
Cuando éramos chiquitillos, al ir hacia el colegio, o al salir de este, empezaba la aventura. Ningún padre o madre nos acompañaba al cole a pesar de los ocho o nueve años escasos que ostentábamos.
Todavía había charcas con ranas, sapos y renacuajos, y el verdín que salía flotante en la superficie se atisbaba en las paredes naciendo de sus cuevecillas en aquellas limpias balsas de agua buena, que eran como un chorro de oxígeno para los ojos.
Con una cuchilla de afeitar de las de antes, a manera de premonitorio cutter, seccionaba limpiamente, con un calculado corte, el abdomen de una rana-cobaya que me servía para mis observaciones anatómicas.
Ahí tenía siempre presta, pegada a mi culo para ayudarme en aquellos menesteres, a Juanita, una nenita del barrio, más pequeña que yo, pero que estaba pendiente de mi todo el rato, como una enfermera fiel, y la misma que luego de la operación, y en caso de fallecimiento del batracio, transportaba en una caja de cartón su cadáver hacia una tumba pequeñita, hecha al pié de una gran higuera que había junto al bosque de olmos negros... ¡Valor Juanita! No llores. La operación ha salido mal, pero la ranita se ha ido al cielo de las ranas buenas, le decía yo, abrazándola en el follaje, -estrecha, pero castamente- (como correspondía a tan tiernas edades).
Luego estaba la perra. Había una perrilla Marilín, pequeña, orejuda, tipo borreguilla, blanca preciosa, joven, limpia y bien alimentada por los vecinos de la zona, que me acompañaba casi todos los días al ir al cole (a veces incluso estaba en la puerta esperándome también cuando salía de clase). Se hizo muy amiga mía, y tanto me gustaba, que sentados cerca del río, en los últimos días de la primavera, antes del final de aquel curso, había tardes en las que tan lindo y agradecido animal, me sirvió para iniciarme en ciertas artes amatorias de las que uno ya barruntaba cosillas… Me gustaba aquella perrita, y la acariciaba demasiado. Le pasaba alguna vez que otra un dedo por su entrepierna, mientras ella lamía mi otra mano con aquella lenguaza grandona áspera y calentorra. Le olía bien su pequeña vulva perruna, y secretaba un flujo caliente que no era tan desagradable.
También a veces nos peleábamos a pedrada limpia, grupos de niños de diferentes calles del mismo barrio. Aquello iba en serio y era peligroso, pero había que tener redaños y ser valiente; aguantar la posibilidad de recibir una pedrada y punto.
Otras veces (mas bien pocas), sobre todo en verano, nos la pelábamos todos los chavales de la pandilla en grupo en algún local bajo o garaje abandonado...
Y así, con tan inocentes aficiones fue pasando mi infancia, sin apenas duelo, ni grandes alegrías. Casi como una película en blanco y negro, rodada a cámara demasiado ligera en muchas ocasiones, o demasiado lenta en otras...
Mientras tanto, las otras películas, las películas de Walt Disney, se consolidaban en todas las salas de Cinematógrafo y en las incipientes y primarias televisiones de nuestra Amada Patria Spain...
|
|
|
|
 |
Ana |
|
|
Este texto ya lo había leído (y votado) en GB. Me parece precioso como está contado, y me identifico en muchas cosas con las vivencias de la protagonista, y aunque así no fuera, Estela nos cuenta la historia de un modo que hace que la vivamos como algo personal. Me encantó la primera vez que lo leí, y me sigue gustando mucho. Especial para quienes descubrimos que un libro nos abría las puertas a otras vidas a una edad muy temprana. |
|
|
|
 |
Castelo |
|
|
Recuerdos entrañables - Estela
...claro, claro....y luego llegaste a maestra de escuela,amiga...así cualquiera, eh??
Gracias, como dice Luis, por seguir impertiendo clases, amiga...de humanidad, humildad y cultura. |
|
|
|
 |
Luis García |
|
|
Gracias por compartir esos "Recuerdos entrañables", Estela. Con 8 años!!!! Gran lectora y escritora que estás hecha, amiga. |
|
|
|
 |
Toñi Salor Jiménez |
|
|
Entrañable texto, Estela, me ha gustado mucho. Eso sí que es amor a los libros desde una temprana edad!
Y es que a muchos, o a casi todos, nos ha pasado que cuando un libro nos gusta, aunque los ojos nos escuezan de tanto leer, incluso a la luz de una pequeña linterna, el afán de seguir leyendo y querer saber qué más va a ocurrir, puede con todo, y así hasta que nos vence el sueño y ya se cierran los ojos hasta el siguiente día...
Un saludo! |
|
| "-No me mires, suéñame..., es más bonito". |  |
|
|
|
 |
Estela |
|
|
RECUERDOS ENTRAÑABLES
Cuando tenía solo cuatro años, volví loca a mi madre, que era modista, para que me enseñara a leer y escribir; de modo que lo hizo mientras cosía, en largas tardes veraniegas, en una galería umbrosa, fragante,; mientras ella cosìa, yo hacía los “deberes” en un cuaderno; sus enseñanzas fueron para mì maravillosas,aunque también lo fueron cuando era adolescente; mi madre fue una mujer muy sabia, aunque solo había ido dos años a la escuela, era brillante.
La pobre no daba abasto con mis requerimientos constantes de ”Poneme mas deberes, poneme mas deberes”; a ese paso aprendí en dos meses a leer y escribir, claro que despuès eso no me era suficiente; ya no me bastò con el libro con que había aprendido a leer, y mi padre comenzò a traerme algunos textos acordes a mi edad, pero no me gustaban mucho y le decìa: “tienen muchos dibujos y muy pocas palabras, papi”; asì comenzò a traerme libros infantiles para niños un poco mas grandes; me empecè a sentir mas conforme, porque tenìan MUCHAS palabras.
Poco tiempo despuès, a los 5 a los 6 años, andaba siempre robàndoles los libros que tenìan en sus mesas de luz a mi padre o a mi madre; aunque ella siempre se fijaba si era algo que yo podìa leer y entender, hubo una ocasiòn en que sucediò lo siguiente.
Lo recuerdo muy claramente.Yo estaba leyendo tirada de “panza” en el suelo de la galerìa muy entretenida, y llegò mi padre uno de sus trabajos, alrededor de las 16 hs..
Se acercò a saludarme y dijo: “¿a ver que estàs leyendo?”
Cuando viò el tìtulo se quedò de una pieza; era una novela del Sèptimo Cìrculo (policiales) que estaba leyendo èl, y que yo habìa “sustraido” de su mesita de luz; por supuesto, habìa muertos, asesinatos, sangre,etc,etc.
Me dijo:“ !esto no es para vos!” pero inmediatamente me preguntò: “ ¿por qué página vas?” cuando le contesté: “lo estoy por terminar, me faltan diez páginas” me dijo: “¿ te gusta? ¿Te interesa?” Bueno, al fin y al cabo, si lo entendiste... y lo disfrutaste, està bien"
Al dìa siguiente se sentò conmigo(èl tambièn había terminado de leerlo) y comentamos el libro juntos(tenìa casi 8 años entonces).
Esta pasiòn siguiò en toda mi adolescencia, en que bajo su guìa aprendì a conocer a los grandes: Victor Hugo, Alejandro Dumas, Selma Lagerloff, Chejov, Dostowiesky, Dickens,Mark Twain, Emilio Salgari, Emilio Zolà,Alejandro Casona, Shakespeare, Conrado Nalè Roxlo, etc,etc,etc.
Hoy sigo siendo una lectora compulsiva, soy capaz de no dormir,de leer mientras voy caminando(es mas fuerte que yo) hasta que no me "bajo" el libro no lo dejo-siempre y cuando me interese, claro.
Recuerdo cuando iba a la escuela secundaria, en que leìa muchìsimo, y que mi madre,cuando ya eran la 1 de la mañana, me decía desde su pieza :
- “Estela, apagá esa luz de una vez! Que mañana te darà muchìsimo trabajo levantarte!”
Como absolutamente siempre estaba en lo mejor, a toda hora, a todo momento,ESA era la parte mas interesante, me comprè una linternita microscòpica, y cuando escuchaba su “Estela, apagà la luz!” me metìa bajo la frazada para leer.
Es de suponer como me quedaban los ojos, pero un rato mas leìa, y como ven, nunca me asfixiè.
|
|
|
|
|
|