Apunta uno más en la lista, amiga Era.
Me tocará escribir detrás de nuestro insigne letrista, ganador de muchos concursos de juegos florales, Don Rodrigo de Azevedo. Espero no desmerecer demasiado y que Rodrigo me acepte la broma floral.Broma que me permito por escribir los dos de tan diferente guisa.
" La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño ": Nietzsche.
Rodrigodeacevedo
02-02-2015 12:50
Dignísima proponedora: Naturalmente me apunto a la iniciativa; no hay nada que me entusiasme más que la resurrección de la carne. Y además alabo su elegancia de proponer el orden de inscripción como método para enviar los cachos (Pessoa diría "los trechos") Con los que somos hasta usted misma podría asignar los números, como en Carrefour.
Jose Jesus Morales
02-02-2015 05:46
Según la lista voy de segundo en los apuntados
Gregorio Tienda Delgado
01-02-2015 15:02
Me apuntooooooooooo
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Eratalia
01-02-2015 14:26
Queridos rayueleros y rayueleras.
Como estamos en en plena faena de resurrección del portal, me he acercado hasta esta sección para decirle a nuestro Cadaver exquisito: "Levántate y anda"
¿Vamos a por otro?
Ruego a los ínclitos participantes que tengan a bien pasarse por aquí y registrarse (de paso, a lo mejor, encuentrar una moneda olvidada en el fondo de sus bolsillos y eso que tienen)
Yo, obviamente, me apunto.
La técnica sería la misma que usamos la última vez. Por orden riguroso de la lista de los apuntados irán mandado sus, más o menos, cien palabritas a mi correo privado y yo, al final, sin afeites ni retoques, publicaré el cadaver tal y como se forjó.
Para poder participar y no estar en el meollo de lo que se va escribiendo, el que se encarga de recoger los pedazos (esta vez yo misma) comienza el relato y expone la última línea.
Cuando tenga la lista comenzaré, por si acaso no se apunta ni un alma.
Con rimas y a lo loco
Gregorio Tienda Delgado
13-11-2013 17:08
Si bien la idea del cadáver exquisito, es, ver la capacidad de continuar el tema, solo con un trocito de lo que escribió el anterior, y ver el resultado final, por la parte que me toca, como lo has modificado con la mejor intención, con tu explicación me basta, JJ.
Y, se me ocurre que sería bueno, publicarlo tal como quedó de origen, pera comparar las dos versiones. Así veríamos la diferencia.
Me gusta soñar despierto... dormido tengo pesadillas.
Jose Jesus Morales
13-11-2013 14:48
Mis queridos amigos: la verdad, es que no sé hasta donde debía llegar con eso de cortar y pegar, es mi primera vez, y pudo más el voluntarismo de querer hacer, que el conocimiento de la materia.
Le escribí a la responsable del hilo y le plantee la posibilidad de hacerle llegar a los participantes de este trabajo colectivo todos los pedazos en bruto, tal cual como se escribieron, de esta manera cada uno podría sacar más provecho del ejercicio y darnos la oportunidad de hacer mejor nuestro oficio.
Me comentó que estaba bien y en sus correos personales encontraran todos los pedazos.
Rodrigodeacevedo
13-11-2013 13:34
Pues a mí pasa lo mismo que a Caizán. Esta bien eso de "darle una manita" al cadáver para adecentarlo, pero mayores cosméticas me parece que es desvirtuar la esencia del juego. Digo yo. No es que sean muy gordos los estiramientos, pero creo que merecen su explicación al respetable.
En cualquier caso el cadáver ha quedado muy bien, el juego sigue siendo interesante y creo que debería proseguirse hasta que seamos verdaderos taxidermistas o embalsamadores, según parezca.
Enhorabuena a todos.
juan fozara
13-11-2013 11:36
Buenas, quizás para mejor pero me han cambiado el texto.
¿Eso vale? ¿El cadáver exquisito debe ceñirse exactamente a lo escrito por cada uno o el encargado de recoger los textos puede darle un mayor sentido retocando frases?
En todo caso casi doy las gracias por haber pulido para mejor mi texto.
Saludos.
" La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño ": Nietzsche.
Jose Jesus Morales
13-11-2013 06:13
Quiero dejar constancia que esta tarea de asesinar en conjunto y hacerme responsable de su exposición me sobrepasó, el cadáver se me estaba desmembrando y no sabia como recomponerlo, tuve que pedir ayuda y otro de ustedes, un asesino de sangre fría vino a socorrerme y logró finalmente este resultado, con el que particularmente estoy absolutamente de acuerdo.
El Cadáver Exquisito
Hoy es día de todos los muertos y estoy a las puertas del miedo. Los últimos acontecimientos, y un mañana incierto, me obligan con urgencia a hacer un balance de mi paso por esta vida que en apariencias ha sido totalmente inútil. Puedo asegurar que debo hasta el aire que respiro; cada uno de mis pasos me conduce inexorablemente a un desastre. Pareciera que mi vida esta signada por derrotas y naufragios, una desgracia tras otra. A pesar de las incontables rupturas, intento seguir adelante pero, inevitablemente, una cadena de fracasos me asfixia. Síntomas perturbadores me anuncian situaciones todavía más dramáticas: durante las últimas noches, una curiosa y recurrente visión accede a mi sueño aunque de una manera tranquila. Sin producirme angustias. Suelo despertar de modo natural, extrañado de no encontrarme en aquel ambiente extraordinario en el que están transcurriendo los sucesos; aunque en la vigilia parece que la visión continuase. Veo mi dormitorio a oscuras y reconozco los perfiles de los muebles, los matices de color de los cortinados y tapicerías, diluidos en la negrura de la noche. Pero todo ha sido transformado; son como las variaciones que la luminotecnia produce en un escenario a lo largo de la representación. Los cambios de intensidad en la luz, proyectados sobre la pared del fondo, forman figuras fantasmagóricas que contribuyen a aumentar el miedo. De pronto, la luz se apaga.
La dama escucha en la oscuridad y le parece oír pasos. Un destello en el suelo polvoriento. Su nombre es Marta y, en contra de toda lógica, en lugar de escapar de aquel lugar se dirige corriendo hacia el fondo del salón. Inesperadamente, el piso se hunde. Siente que cae en un pozo profundo… profundo… y, sobresaltada emerge para volver al mundo en un escenario construido para ella y yo como único espectador. Este juego de sueño y vigilia constituyen síntomas perturbadores, premoniciones, o acaso se combinan las variaciones de la luz con mis desastres y obligan a estas visiones.
Salgo de mi estado cataléptico, pero ya han preparado mi entierro, es tarde para echarse atrás me dicen sin remordimientos y atino a ver una sonrisa en sus labios. Me entierran vivo, protesto, o creo protestar a los gritos, a viva voz, pero el cura y los familiares no me hacen el mínimo caso.
Nuevamente un sueño que entronca con mi mayor terror; quizás la cadena de fracasos que me asfixia me obliga a recorrer con estos pasos lentos, vacilantes y de memoria este cementerio que conozco y al que debo llegar un día. Me fijo en las sepulturas, las fechas grabadas contra el olvido, hago cuentas de su edad y me pregunto si hay un libro escrito de antemano. ¿Cuál será mi día? ¡Qué bello es estar vivo!
Esta vez no habrá fechas, no tengo la menor idea de lo que va a pasar después. Soy libre, estoy a tiempo de rescatar del pasado la llave que me servirá para avanzar. ¿Qué me está pasando? Un cielo sin despedidas, un mar vacío de olas, un nuevo lugar, una nueva historia. Es todo lo que ansío, todo lo que necesito aquí y ahora. Me doy cuenta de que cada fracaso ha sido una puerta abierta, una oportunidad. Ya no me siento asfixiado, me siento libre. La pesadilla, de pronto, se convierte en un placentero sueño: hoy, mañana, más tarde, dejaré de existir, pero mientras tanto disfrutaré serenamente de la vida. Todo adquiere sentido. Miro mis manos, sarmentosas y artríticas y me digo: he trabajado duro; aliso mi traje un poco arrugado y pienso que casualmente es el que ha usado cada vez que un amigo murió. Estoy llorando.
Vestido para la ocasión, y tras tanto meditar sobre mi vida camino cada vez más lentamente hasta detenerme. La decisión final está cerca. Un mal día para repasar lo vivido, o quizás uno bueno para correr junto a la pléyade de difuntos cuyas almas habitan en esa zona intangible que no sé muy bien dónde está situada. Vuelvo a alisar mi traje arrugado y pienso que él ha sido siempre mi mejor y único amigo, el que nunca le abandonó, aquel en el que siempre pudo confiar. Sé que voy correctamente vestido para asistir a la última cita.
Con paso cansino reanudo la marcha. A lo lejos, la silueta del fornido puente elevado sobre la autopista me espera. Sin dudarlo me dirijo hacia él. Lento y tranquilo me despido.